Nunca más estarás sola 10

Guadalupe Rilvers, esta es la cuenta regresiva de un enamoramiento inevitable.

Capítulo 10

Cuando mi hija mía de mí me delato de la peor manera delante de la mujer que últimamente me estaba gustando mas de lo usual. Tuve que resignarme a que nada peor podría ocurrir, pero eso quedó en el olvido cuando Lupita cayo a la piscina, golpeando su frente con el borde de cerámica.

  • Ayúdenla -mi grito fue estúpido porque entre la música y los tontos que jugaban en el tobogán, ella se ahogaría pronto-

Resignada a tirar la chuleta, por la cual casi perdía la mano tras discutir con Aristóteles, deje caer el plato al suelo y me lance a socorrerla. Nade tan rápido como la braga me lo permitió, tome su mano que ya se desvanecía unos tres metros y medio bajo el agua, con su peso muerto nade nuevamente a la superficie, para encontrarme con Aristóteles.

  • Dámela. -la levantó llevándola para su departamento que estaba abierto en planta- ¿cómo se te ocurre hacer esto? -lo escuche murmurar-

  • ¡¡¡Mamá!!! -grite saliendo de la piscina y corriendo tras mi hermano mayor- ¡mamá!

Mamá apareció con una cuchara llena de crema pastelera en la mano.

  • ¿Qué ocurre? -se veía alterada, ella sufría de los nervios-

  • Lupita se desmayo y cayo a la piscina esta en el departamento de Aris -me quite las botas de seguridad antes de entrar para verlo a él llevando alcohol y gasas a la habitación de invitados-

  • Se golpeo la cabeza, quizás cuando cayo, idiota -dijo curando su herida-

  • ¿Quién diría que tendrías corazón después de todo? -Sonreí con un hilo de preocupación convirtiéndose en un bojote-

  • Cállate y quítale los patines. -él termino con su herida-Desvístela, corre riesgo con esa ropa mojada, veré porque tarda tanto nuestra madre.

Él se perdió y yo quede nerviosa frente a ella. El agua escurría por mi cuerpo como una fuente ya había hecho un pozo en el lugar que estaba parada. Con el pulso nervioso la desvestí. No pude darme el lujo de detallarla porque definitivamente estaba muy nervisosa como para pensar en eso. En ese momento llego mamá con una toalla que olía desagradable, ella tenia sus remedios caseros.

  • Esto la ayudara. -me observo detenidamente- ve a cambiarte, yo me encargo de ella. - mamá cubrió a la profesora con un edredón y le coloco la toalla en el pecho. Olía asqueroso. -

Salí del departamento y afuera estaban Lucas, Venezuela y Aristóteles.

  • ¿Como esta? -Pregunto un preocupado Aris, eso era nuevo en él-

  • Mamá le esta poniendo una compresa que huele asqueroso.

  • ¿Deberíamos llamar a un doctor? -negué-

  • Seria bueno esperar, mamá sabe lo que hace. No por nada tuvo 5 tremenduras -acotó Lucas, Venezuela tomo mi mano-

  • ¿Como estas? -esa pregunta me tomo desprevenida, obviamente me sentía alterada, la había visto caer, golpearse, casi ahogarse y desnuda. Muchas cosas en un solo tiempo, debía digerir todo-

  • Vaya, que suerte para la desgracia, hoy que la vamos a conocer ve lo que pasa. -Lucas, aunque gracioso se mantuvo a raya-

  • Estará bien, fue solo un desmayo. -Aris intento sonar tranquilo, pero él como yo también se había asustado, suspire profundamente- no puede ser tan estúpida como para venir a morirse en casa de la imbécil que la quiere.

  • ¡Que alguien me explique como toda la familia llego a la conclusión que me gusta la profesora!

  • Fue muy fácil, Venezuela nos dijo. -ese fue el cumpleañero- es mala guardando secretos.

  • Yo no les dije que a ti te gusta mi profesora, mami -dijo ella ganándose mi mirada de reclamo- yo solo hablé con mi abuelita. -se tapó la boca- ella no es buena guardando secretos.

  • Y por lo que veo tu tampoco. -suspire- iré a cambiarme. No pasen esta… ¿saben qué? Solo no pasen.

  • Upa, ¿la viste en paños menores? -todos sonrieron-

  • Idiotas. -me hice paso entre ellos y me fui a cambiar-

A los treinta minutos llegue con una toalla secando mis cabellos plateados, como la vez anterior la profesora hablaba con alguien, gracias a Dios ya había despertado.

  • No tienen que preocuparse, estoy de maravillas.

  • Veamos Rilvers, no lo estas, ese desmayo fue a causa de una descompensación, debe alimentarse muy bien. Ya sabe lo que dijo el doctor.

  • Pero no tienen que tomarse tantas molestias.

  • Esto es entre nosotras -Venezuela bajo su voz- me caes bien, ¡listo! Lo dije -Sonreí- por eso debes cuidarte, es más buscaré una chuleta de las que esta preparando mi tío. Te encantarán.

  • Venezuela, espera -la detuvo ella- soy vegetariana.

  • Oh -en ese momento decidí entrar- mami, ella no le gusta la carne. ¡Que pecado!

  • Tranquila mi amor, ve con tu abuela, anda ayúdale con la comida.

  • Mami, si quieres estar sola con mi profesora solo dímelo. -la niña observo a Guadalupe que se cubría su rostro con las manos-

  • Miranda -le di una mirada para que entendiera que ya era momento de irse. -

  • Me fui -y salió corriendo en su traje de baño, suspiré y me senté en un mueble frente a la cama-

Lupe me observaba atenta. Yo igual lo hacía, estaba nerviosa deje la toalla sobre mi regazo y ella suspiro, alguna debía comenzar hablar.

  • y, ¿como puedes vivir sin comer carne? -yo comencé hablar con el tema más creativo que se me ocurrió. -

  • Existen otros alimentos que proporcionan los mismos nutrientes. No es un trabajo tan difícil, cosas de cada quien.

  • Tal vez, ¿cual es tu comida favorita? -ella levanto una ceja-

  • La verdad no tengo una, pero me gusta mucho la pasta en crema de limón -mi expresión de desagrado hablo por si misma- no, no es tan horrible como suena -ambas sonreímos- es bastante buena, con queso azul tiene un toque diferente.

  • Ese queso es el fuerte, con gusanitos, ¿no?

  • En efecto, pero no te dejes llevar por lo que dice. Cada paladar no percibe igual los sabores. -ella se acomodo sobre la cama, ya estaba vestida pero obviamente no con su ropa, sino con una playera de Aris-

  • Tal vez en algún momento me determine a probarlo, por ahora el queso Filadelfia seguirá siendo el primero en mi menú de quesos... ¿Te gusta la música?

  • Oh, claro, ¿como podría NO gustarme?, ¿género? -asentí- bien hablemos de música contemporánea, También tengo pop, y... -tapó nuevamente su rostro con la almohada, tuve que contener la ternura que sentí- no puedo decirte.

  • Ya va. Eso no es justo. -ella me observo un poco, se veía adorablemente sonrojada. - si me preguntaran a mí, tuviésemos que irnos a lo global... Todo lo escucho, vayamos desde el género mas viejo hasta la actualidad, aunque hagamos una pausa, no apoyo el reggaetón. Incluso, hasta la música que suele colocar Emiliano la escuchó -ella se removió un poco en cama- si ya sabes, esa que es en un español muy desperfecto, es natal de su país. Llaneras, esas.

  • Joropo -acoto ella, corrigiéndome- es interesante esa música, aunque no de mis favoritas.

  • El género faltante es... -la presione, ella acomodo su cabello para que cayera por su hombro izquierdo deslizándose por el torso, solo hasta ese momento lo detalle aun más ya que siempre lo tenía recogido-

  • -se removió un poco más en la cama- las canciones infantiles. -hablo seria, y con orgullo-

  • Rayos, esa no la veía venir. Pensé te gustaría cosas como GOT.

  • ¿Disculpa? -preguntó descolocada-

  • Si, ya sabes... Juegos del Trono, Game Of Trone.

  • No se que es, y si es alguna serie televisada ahórrate los detalles.

  • ¿Por qué?

  • Si en algún momento la llego a ver, cosa poco probable, pero si pasa quiero disfrutar cada capitulo y no los detalles perversos de un fan.

  • ¿Fan? -reí dando una palmada a mi pierna derecha-

  • La camisa lo explica todo. -ella señalo mi camisa negra que tenía el sello de juego de tronos-

  • Mi pequeño secreto quedo expuesto, lo admito. Fui de hecho una que creo planos enteros explicando teorías ficticias sobre hechos insólitos que jamás pasarían. -ella me sonrió- pero eso no te libra de ser infantil.

  • Oye -dijo reprochando- no lo soy. Es solo que siento mi carrera. Me gustan las canciones, mis favoritas son las de Disney Princesas. Tienes prohibido hacer un comentario irritante que perturbe mi humor.

  • De acuerdo. Me reservare las bromas.

  • Perfecto. -quedamos en un silencio cómplice, yo la veía y ella me sostenía la mirada-

  • ¿Que edad tienes? -levantó la jodida ceja, luego la bajo y levanto la otra. Yo no podía ni levantar una-

  • 25 años.

  • ¿Y, ya?

  • Me preguntaste mi edad no los papeles de mi registro.

  • Soy ingeniera mecánica -comencé hablar, ella estaba quisquillosa, lo sabía, no puedes esperar que alguien te reciba tan bien cuando su primera plática decente es un glosario de preguntas- tengo 30 años, signo cáncer, 23de julio, una hija de 8, única hembra ante cuatro varones, todos vivimos en el mismo edificio. -hice una pausa-

  • ¿Ah? Prosigue por favor. Estoy atenta -ella no parpadeaba, sus ojos marrones me observaban de manera fija, como un conjuro de petrificación-

  • Manejo una gandola que se llama copita, laboro en la petrolera del estado que pertenece a mi familia, nací en el seno de una familia católica. Religiosamente voy a misa cada domingo.

  • -ella suspiro al reírse- disculpa, país de libre credo y opinión social. Continúa.

  • Domino seis idiomas -Lupe levantó sus cejas de manera graciosa, Sonreí- English, español, Francais, italiano, Português y Alearabi -ella hizo una mueca, el mencionar cada idioma en su forma original fue una excelente idea-

  • Esto es algo que no esperaba. -acaricio su mejilla- una caja de novedades.

  • Poseo una maestría en ingeniería y gestión de sistema de fabricación.

  • Pero es que eres toda una Máster, congratulaciones.

  • Gracias -dije algo apenada- manejo cualquier cosa con ruedas, vivo en el departamento de en frente, no me gusta bañarme, -sonreí por esa confesión- me da flojera depilarme, estoy soltera -dejé de jugar con mis manos y la vi a los ojos- color favorito verde, le voy al Madrid, prefiero el calor, no me gusta la sopa y me gustas tú, me gusta bailar hasta el himno nacional. Me gusta tu sonrisa -Sonreí mientras ella me observaba atenta- me gusta la playa, tome como deporte nadar, los perros son mis mascotas favoritas detesto los gatos, no soy buena en la cocina y ya. -me sacudí las manos-

  • Vaya introducción -creo que ni siquiera había notado lo que dije, ella había ignorado mi declaración- a eso llamo un libro a disposición.

  • Para pedir tengo que dar.

  • Me gusta... -¿yo? ¿Le gustare yo? - el azul, tengo una estrecha e íntima relación -aush, y así se van tus esperanzas a la Basura- con Bernardo -y era hombre- mi cachorro de hace muchos años -Y era un perro, que genial- soy Licenciada en educación integral con posgrado en Arte gótico, posgrado en letras y uno en arte moderno. Especializada en Literatura, Oratoria, Dicción, Lenguaje de señas, Idiomas y Expresión corporal - me sorprendí, ¿Quién mierda a los 25 años tenía tantas especializaciones? En definitiva, ella. Se acomodo mas en la cama y tomo agua, asumo se la habían traído mientras estaba desmayada- domino siete idiomas. -espere paciente los nombrara- español, inglés, mandarín -logro impresionarme- italiano, latín, sueco y polaco.

  • Ya va, ¿polaco? ¿En serio? -asintió sonrojada-

  • Mi familia es una mezcla extraña entre muchas razas, aparte que mis padres eran sumamente exigentes a la hora de perfección,

  • Vaya, deléitame, te escucho.

  • Oh, no, no quisieras escuchar eso.

  • Vaya que quiero -me acomode en mi asiento- vamos.

  • Pamięć jest kluczem, który powstrzymuje cię przed odpuszczeniem tego, co kochasz, więc walcz.

  • Demonios. Eso sonó tan bien, tradúcelo.

  • La memoria es la clave que te impide dejar ir lo que amas, así que lucha.

  • Excelente consejo. Lo tendré presente cada día. -Sonreí ampliamente, una esperanza se había implantado en mí-

  • No aprendí más quizás porque me fui de casa. -eso ultimo lo dijo con dolor-

  • No tienes que hablar de eso, claro esta me gustaría escucharlo, por favor -dije en un gesto exagerado- quiero escucharlo.

  • Vengo de una familia conservadora de sus creencias y principios, mujeres abogadas. hombres doctores. -suspiro- rompí la leyenda.

  • Oh, después de todo si eres atrevida.

  • Cuando fue la hora de comenzar la universidad papá tenía para mi una beca lista en Harvard

  • ¿Es posible entrar ahí?

  • -ella río- muy posible si vienes de una dinastía excepcional y tus recomendaciones son ridículamente buenas, el dinero también influye.

  • Pero... ¿Que paso? -su historia no se en que momento se volvió tan interesante para mí-

  • Renuncie a mi herencia, dinastía, familia por mi carrera -se encogió de hombros y desvío la mirada a los patines- las cosas eran fáciles, mi felicidad o la de ellos.

  • Has hecho feliz a muchas personas.

  • Eso no lo sabes.

  • Por favor, ¿has visto a la mocosa? Esa niña vive por lo que le has enseñado. Mi mamá se siente feliz de tenerte por aquí y Lucas quiere cogerte. Antes de nosotros seguramente hubo otros que hiciste muy feliz -sus ojos se inundaron de lágrimas, guarde distancia porque ella estaba siendo fuerte. Si ella no doblegaba, yo no la doblegaría-

  • Quizás si -tomo mas agua- doy clases los fines de semana en la universidad, colaboro con la ONG de Emiliano. Mi vida es bastante simple.

  • ¿Respecto a tu familia?

  • Tres hermanos, mas un gemelo el cual también me dio la espalda y se casara en poco tiempo. Mi madre era atea -suspiro, pero se veía igual de seria que siempre-

  • ¿Era? -me golpee la frente después de preguntar-

  • Murió hace tres años, por causa de un infarto. No fue la gran cosa -ella sonrió, pero se veía triste- no asistí a su funeral. Jamás sería bienvenida nuevamente.

  • Puedes ser débil, todos podemos.

  • Ya eso no es un lujo que yo podría darme... -suspiro, rayos, si los suspiros fuesen comida esa mujer viviera rodando, observe sus patines y reí-

  • Disculpa, no quería -contuve mi risa- incomodar, cuéntame más.

  • Mi padre agnóstico.

  • Ya veo de donde viene tu falta de creencia. -sonreímos mirándonos fijamente, sentí una sensación extraña recorrer mi cuerpo, procuré mantener la compostura-

  • Mamá era abogada, papá cirujano y abogado. -río- es doblemente doctor.

  • No te sientas mal. Tu eres tan increíble. No los necesitas -le dije en forma de apoyo-

  • Vivo en una cómoda casa que me alquila la directora de la universidad. Procuro estar lo mas ocupada posible. Adaptarme a cualquier espacio sin acostumbrarme, no me gusta la idea de hacer un hogar y luego dejarlo. -en sus ojos detalle que era nómada de emociones-

  • ¿Cuanto tiempo llevas en la ciudad?

  • Cuatro años. Después de graduarme decidí comenzar de cero. -hizo una pausa y prosiguió- no se bailar -y sus mejillas se volvieron rojas- no puedes hacer comentarios.

  • Ya me cortaste la charanga.

  • ¿La qué?

  • La escena. La trayectoria de lo que quería decir.

  • Que bueno -su rostro estaba tensó- soy neurótica, prepotente y temperamental. Muchas de tus bromas, no las toleró -mis muecas de risa, desaparecieron- herencia genética. Mamá vivió toda su vida asistiendo a terapias a raíz de su mal carácter.

  • Que horrible, vaya herencia. -mantuvimos un silencio algo incómodo- y... ¿En cuestiones del corazón?

  • Ese tema -acaricio su cabello- veras yo no...

  • Venecia...

  • Carajo -dije en un susurro- aquí ando.

  • ¿Como sigue? -el puto esteroide con Patas haciendo acto de presencia- tu madre me dijo lo que paso.

  • Claro, pero de seguro nadie te ha dicho lo oportuno que eres. -observe a Lupe que extrañamente estaba entretenida en su vaso con agua. -

  • Creo que debería irme -esa fue ella-

  • Ay, ¿tan pronto? -Venezuela igual que el oportuno de su padre llego- aun no pican la torta.

  • ¿Como sigue la conquista? -Ahora Lucas-

  • ¿Ya despertó la clavadista? -Aristóteles, y mi ojo izquierdo estaba apunto de salir-

  • Muy bien -se escuchó la voz de mamá por los pasillos- ayuden a la señorita a ir hacia la piscina, el almuerzo esta listo.

  • ¿Qué pasa aquí? -ese fue Melquiades- ¿a qué se debe la reunión familiar? ¿Ya van a repartir herencia?

  • ¡Demonios! ¿Donde esta Euclides y papá? Son los únicos que faltan aquí.

  • ¿Yo qué? -entro al departamento papá mordiendo un trozo de chuleta-

  • Esto debe ser una jodida broma. -me levanté exasperada de la silla y molesta los comencé a empujar a todos para que salieran de mi camino.

  • ¿Qué te pasa? -Ese fue Lío-

  • ¿Ibas a coger y te Interrumpimos? -Melquiades hablo- mierda, como están esas bolas? -se agarró sus genitales e hizo una mueca de dolor- la cojonera puede ser peligrosa.

  • ¿Qué están hablando? -ese fue papá- y, ¿quién está aquí? -se hizo paso entre mis hermanos y los músculos de Lio para ver a un tomate llamado Guadalupe- oh, jovencita, ¿así que usted es quien tiene todo este revuelo armado?

  • Vera... -intento hablar ella-

  • Tiene el nombre de una virgen no sé qué demonios Rilvers -Aristóteles con su gran tolerancia a la vida-

  • ¿Te ibas a coger a una virgen? -Melquiades estaba firmando su sello a la tumba-

  • Abuelito. Ella es mi profesora, y la invitamos hoy a compartir con nosotros.

  • Si, viejo, lo que pasa es que Venecia le gusta y queríamos darle una mano... -Lucas tan colaborador como ninguno-

  • Oh, ya... ¡Cierren la boca! -dije saliendo fúrica del lugar. Tomándome en la puerta a Euclides - ¿ahora tú?

  • Si yo...

  • Dime de una vez lo que sea que vayas a decirme... -mi tono se escuchaba sumamente molesto-

  • Venia a pedirte la aspiradora para el auto, pero mejor paso, ¿vamos a la piscina? -suspire- estas bien?

  • No, definitivamente no estoy nada bien. -me Hale los pocos cabellos largos que tenía- están dementes todos. Creen que porque alguien me guste -grite antes de culminar la oración-

Desesperada en medio de mis emociones incontrolables, caminaba de un lado al otro. De pronto Guadalupe salió usando la ropa de Aristóteles acompañada de Emiliano.

  • Hasta pronto -dijo seria, mientras el bobo de Lío la abrazaba fuerte acurrucándola en su pecho- gracias.

  • Pero... Pero... -me quede como una idiota parada ahí, observando la escena. -

  • Ella nos saco de la habitación y se quedo con Emiliano. -ese fue Lucas-

  • Si él estúpido ese no fuese gay, tuviera celos de él.

  • Esta lista la comida. -mamá que se había escurrido del cuarto hacia bastante tiempo, ya estaba en la mesa-

  • Comeré en casa, no tengo ganas de lidiar con ninguno de ustedes -tomé mi mal genio y me fui a casa-

Estando en mi cama, observe mi pierna con nostalgia y deje que un largo suspiro se fuera de mi cuerpo. Para evitar caer en depresión me dedique a buscar información sobre Guadalupe en internet.

Y para mi sorpresa, la mujer parecía inexistente, no había una página web, blog o algo parecido. No existía nada. O sea, ella fácilmente podría no existir. Me sorprendí al notar que ella no tenia un espacio en ninguna red social, eso era extraño visto su edad, aún con mi sorpresa me dedique a pensar en ella y en las cosas absurdas que causaba en mí.

Al poco rato escuche unos pasos, fatigada del inconveniente del día, pedí a Dios solo fuese un gato callejero, pero ahí estaba mi hija.

  • Mami, ¿puedo pasar? -traía en su mano un plato bastante compuesto por diferentes cosas-

-  Adelante...

  • Quiero disculparme, -se sentó a la orilla de la cama. Mientras yo me preparaba para comer- nada de esto fuese pasado si no fuese abierto mi boca.

  • Eres mi única hija, por ende, mi única amiga, yo confíe en ti.

  • Y yo te defraudé hablando con la abuela, jamás pensé que las cosas se fuesen a salir de control. -suspiro, al borde del llanto- yo solo quería que tu fueses feliz.

  • Y lo seré mi amor, tarde o temprano lo seré. No es necesario hagas estas cosas.

  • Pero mami -ella sin soportarlo más comenzó a llorar- Guadalupe dijo que no le gustan las mujeres. -su llanto se intensificó, con dolor observe mi comida y la deje aun lado para abrazar a mi hija. Tragando grueso por lo que recién me había dicho-

  • Tranquila mi amor, eso no es un problema.

  • Claro que si... Mamá, ella... No es... -sus lágrimas ya estaban empapando mi playera- yo lo siento tanto.

  • Ya, ya -la tome en brazos y deje reposar sobre mi pierna buena- basta, no te condenes, si no es Guadalupe alguien mas será, pero siempre estaremos tú y yo juntas. Pasé lo que pasé, ¿de acuerdo? -ella asintió- tranquila. -su llanto fue mermando, hasta quedar en silencio, se había dormido-

Yo no quería admitirlo, pero esa confesión me había desanimado, obviamente no esperaba la profesora me correspondiera de buenas a primeras, pero tampoco contaba que me bajaría de un solo tajo de una nube a la cual me había costado tanto subir. Me pareció cruel. Pero justo, porque necesitaba saber que terreno estaba pisando. Que tierras andaba visitando y a que debía atenerme cada día. Porque si. Yo no renunciaría tan fácilmente al sentimiento de complacencia que comenzaba a sentir.

  • Guadalupe Rilvers, esta es la cuenta regresiva de un enamoramiento inevitable. -

Sonreí dejando a mi hija dormir en mi cama, mientas yo, solo terminaba de comer aquel banquete con un extraño nuevo ánimo-


Hola!!!! ¿Cómo están? les tengo que confesar algo...

Vamos a la mitad de la historia. Las respuestas a todas las incógnitas vienen pronto; me estoy esmerando tanto para que en los próximos 10 capítulos tengan todo lo que esperan.

ESTOY FELIZ, el capitulo 12 será especial, MUY revelador.

¿Qué creen que pasara? una lectora me pidió encarecidamente que no matara a nadie, y eso intento.

Les quiero, les envió un fuerte abrazo, Dios les bendiga.