Nunca lo imagine así 3
Nunca nadie me había hecho sentir así tocando el piano
Siempre he sido una mujer ambiciosa, que busca el éxito y el elogio de los espectadores, crecí siendo una niña mimada, a la que por la excesiva cantidad de recursos nunca le falto nada y siempre fue aceptada, mi padre es de profesión médico y esta especializado en biomedicina, mi madre es Propietaria de un hospital muy prestigioso en la ciudad, por lo que no es nada extraño que mi padre y ella se hayan conocido, mi hermano Carlos siempre quiso jugar a ser independiente y rebelde y decidió irse de la casa para trabajar los fines de semana y poder costear su apartamento que después me entere es una casa compartida, también paga sus gastos de la matrícula en la universidad, aunque yo sé muy bien que mis padres le dan una mensualidad muy buena, al igual que a mí en un principio, mensualidad que hace poco más de 5 años no he necesitado porque me he convertido como fruto de mi gran trabajo y dedicación en una asesora financiera muy buena y despiadada en lo que al negocio se refiere, siempre previendo las catástrofes económicas que se le avecinan a mis clientes o bien limpiando y rearmando lo que ellos destruyen de su muy bien amasada economía.
Al ser una niña con padres exitosos, era muy obvio que yo gozara de la misma suerte, nací rodeada de buena música y buen arte, el buen gusto por cualquier cosa me sale por los poros y no solo por las cosas sino también por las personas. Cuando entre en la adolescencia comencé a desarrollar la capacidad de ocultar mis sentimientos y suprimir mis gestos algo que no solo me ha ayudado con mi trabajo sino que me ha facilitado mucho las relaciones humanas y una que otra partida de póker.
Comprometida desde que nací y con anillo desde hace unos pocos días, los matrimonios arreglados pasaron de moda hace mucho tiempo pero afortunadamente mi prometido y yo nos conocemos desde niños y hemos estudiado juntos casi toda la vida que llevamos, no la misma carrera, por supuesto, pero, si en las mismas instituciones educativas, él Administra el hospital de mi madre.
Comenzamos a salir oficialmente y a estar como una pareja desde que entramos a la universidad, tenemos la misma edad y por supuesto el mismo buen gusto, pero a una pareja que lleva junta mucho tiempo le puede resultar un poco tedioso el hecho de tener una relación que empieza a volverse monótona así que, ¿Por qué no encontrar a alguien que se vuelva la sal de nuestro mundo Por lo menos por un corto tiempo? Y parecía que había alguien un poco interesante que podría entretenernos.
Al principio no me parecía para nada llamativa ni interesante, aunque físicamente muy hermosa no logro captar mi atención hasta que hable con ella una noche, la invite a cenar para disculparme por no llegar a un compromiso que teníamos, me resulto encantadora por su buena dicción para charlar y porque tiene unas manos preciosas con dedos largos, y mi interés fue en aumento cuando me dijo que tocaba el piano, siempre he sido aficionada y amante de la música clásica, específicamente el piano, con notas tan cálidas y reconfortantes, después de nuestra charla, me di cuenta de que su inocencia y casi nula malicia es lo que la hace tan endiabladamente atractiva para mí, es una chica tierna y tiene un olor dulce, un aroma tan apetecible.
Pude notar aquella noche que se siente atraída por mí, transpira intensas ganas de acercarse, pero su encantadora timidez la limita, no voy a negar que eso me resulta muy dulce.
-Hola puedo pasar-
-Claro adelante, creí que vendrías más tarde-
-Si bueno, Salí más temprano- mentí, quería verla pronto.
-¿Quieres tomar algo? té, café, cerveza, soda, ah y también hay whisky de Carlos-
-Solamente un vaso con agua-
-Vamos, la habitación está arriba-
Llegamos a su habitación y efectivamente tenía un piano apretujado entre un librero, la cama y otras cosas no tan interesantes.
-¿Qué te gustaría que tocara?-
-Sorpréndeme, quiero ver si eres buena-
-Claro que lo soy-
Ella me absorbió en ese momento, a media melodía me di cuenta de que esta chica no era tan ordinaria como lo suponía, me envolvió como una constrictora, su delicada silueta frente al piano, sus dedos que apenas veía por la poca luz de las velas con las que alumbraba su habitación, sus delicados movimientos corporales al tocar las teclas, la miraba estupefacta, como cuando miras algo extraño, algo que nunca habías conocido antes pero que te atrae y te deslumbra inmediatamente aunque pueda ser corrosivo, toxico, infeccioso, pero no puedes evitar que te guste nunca sentí nada igual al escuchar a alguien tocar Spring Waltz de Chopin.
Yo solo estaba anonadada por aquella criatura tan poco interesante en un principio pero que me sujetaba con una fuerza de atracción impresionante, terminó de tocar aquella gloriosa pieza y me miró.
-Vaya- dije.
No sabía que más decir y solo guarde silencio mientras la miraba, tratando de descifrar que había detrás de esos ojos marrones. Se sentó de nuevo. Son pocas las veces que a una mujer como yo la dejan tan impresionada a tal punto de no saber que decir.
-Tocare algo más- Dijo sonriendo, un poco sonrojada.
Comenzó a tocar Nocturne Opus 9 No. 2 de Chopin y después de eso Clair de Lune de Debussy, terminó y caminó hacia mí y se sentó a mi lado, yo estaba afectada por lo que acababa de ocurrirme, un revelación, una sensación de que algo en mi vida se desestabilizaría, que algo grande se venía.
-¿Estas bien?-
-Eh, si yo solo, me sorprendiste, no me imagine que serias así de buena-
-No soy tan buena, hay mejores-
-Sí y créeme que si te dedicaras a esto y supieran que existes estarías entre esos mejores-
-No es para tanto-
-Cuéntame más de ti-
-No sé, ¿Qué quieres saber?-
-¿De dónde eres?-
-Vivo al norte de aquí en una ciudad pequeña llamada Second city, visito a mis padres algunos fines de semana, pero ahora quiero encontrar un trabajo a medio tiempo o los fines de semana, el dinero que me envían no es suficiente y bueno no me atrevería a pedirles más de lo que ellos pueden darme-
-Has pensado dar clases de piano… para niños seria genial-
-Si he pensado en ello, pero aquí el espacio es muy pequeño y si entra el piano no entran los niños y viceversa- dijo riéndose.
-Déjame ver qué puedo hacer, me gustaría ayudarte con esto, creo que eres brillante para el piano-
-De verdad no tienes que hacer esto, me siento apenada por las molestias que te has tomado hasta ahora-
-No, No, no es para nada una molestia, yo quiero hacerlo, creo que mereces apoyo, tienes mucho talento-
-No olvides que estudio biología, no música-
-Lo sé, pero podrías estudiar las dos cosas-
-No lo sé, la música es más un pasatiempo para mí, aunque sí puedo hacer un extra de dinero con lo que se hasta ahora, está bien-
-Entiendo, me tengo que ir pero, te llamare en cuanto vea que puedo hacer para que puedas hacer esto-
-Está bien, te agradezco la ayuda-
-Siempre y cuando me dejes venir a escucharte tocar cuando tengas tiempo libre me siento satisfecha-
-Claro, cuando quieras solo llámame y quedamos-
-Hecho-
Me despedí de ella y Salí hacia mi apartamento, en el camino le hable a mi padre y lo puse en altavoz.
-Hola papa, ¿cómo estás?-
-¿Qué necesitas Sophie?-
-Me preguntaba si actualmente ya está en uso la bodega que esta frente al hospital-
-No, sabes que apenas la desocupamos-
-Necesito saber si yo podría usarla-
-No me interesa para qué, pero sabes que no te puedo dejar usarla sin pagar una renta, ese es el dinero de la mensualidad de tu hermano-
-Está bien, la pagare-
-Entonces ya que tu vez más seguido a tu revelador hermano, puedes darle el dinero directamente a el-
-No, preferiría que tú te encargues de eso, yo no tengo tiempo-
-Y crees que yo sí, ahora que tienes tu propio dinero, crees que eres la única a la que el tiempo le cuesta oro-
-No quise decir eso papa, no quiero discutir, yo le daré el dinero a Carlos, no te preocupes, y no te molestes en avisarle le notificare ahora mismo-
-Bien, hasta pronto- colgó.
Tendría que pensar en un modo de Carlos reciba el dinero pensando que es mi padre, no quería que supieran que haría con la bodega, llegue a casa.
-Héctor, ¿estás en casa?-
-Si amor, estoy dándome un baño, compre la cena, está en la cocina, ¿pones la mesa?-
-Claro-
Pusimos la mesa y comenzamos a cenar, Héctor es un hombre muy agradable y lo quiero muchísimo, tenemos muchas cosas en común y somos muy compatibles a la hora del sexo.
-Tu padre me dijo que hablaste hace poco con él, también me dijo lo de la bodega, ¿para que la quieres?-
-¿Qué? Amm, es solo para un cliente que estoy ayudando, cosas del trabajo-
-Nunca habías hecho algo así antes y menos pagar para alguien-
-Es solo como un pequeño préstamo, te importaría si hablamos de otra cosa, no quiero hablar más de trabajo, hoy fue un día muy estresante para mí en la oficina-
-Bien, te daré un masaje antes de ir a la cama y ya veremos cómo termina-
-Eres un encanto ¿sabías?-
-Lo sé, igual que Héctor de Troya-
-Y te pareces mucho a él también-
-¿Cómo vas con la búsqueda de nuestro entretenimiento?
-Te lo contare en otro momento, llévame a la cama-
Esa noche hicimos el amor, por supuesto.
Al día siguiente, no le llame sino que fui personalmente a verla y Mirel me abrió la puerta.
-Sophie, Carlos no está-
-No te preocupes vine a ver a Katherine, ¿ella está?-
Al día siguiente, no le llame sino que fui personalmente a verla y Mirel me abrió la puerta.
-Sophie, Carlos no está-
-No te preocupes vine a ver a Katherine, ¿ella está?-
Al día siguiente, no le llame sino que fui personalmente a verla y Mirel me abrió la puerta.
-Sophie, Carlos no está-
-No te preocupes vine a ver a Katherine, ¿ella está?-
-Katherine!!!-
-Deja de gritar así- dijo ella bajando las escaleras.
-Hola, ¿puedo hablarte un momento?-
-Si por supuesto, que sucede--Tengo una bodega frente al hospital de mamá, y creo que es perfecta para las clases-
-En serio, gracias, yo te pagare en cuanto empiece a generar dinero con esto-
-No es necesario, puedes usarla, solo me gustaría pasar de vez en cuando a oírte tocar y ver una que otra clase-
-¿Quisieras aprender también?-
-¿Porque no? aunque no tengo mucho tiempo libre, por el trabajo ya sabes, y no podré ir tan seguido-
-No importa veremos que podremos hacer con ese poco tiempo, aunque no me siento muy cómoda-
-Está bien, solo quiero oírte tocar de vez en cuando con eso basta, solo te pido que no le comentes nada a Carlos ¿Si?-
-Si quieres pero ¿Por qué?-
-Solo me sentiré más a gusto así-
-Sophie ¿porque lo haces?-
¿Hacer que?-
-¿Por qué me ayudas así? si ni siquiera nos conocemos tanto, yo solo creo que es un poco, demasiado y no quiero parecer atrevida al aceptar-
-Y ¿no crees que yo soy la atrevida por ofrecerte esta ayuda?
-Bueno, me siento peor yo por ser tan fácil de aceptar-
-¿Aceptas fácilmente cualquier proposición- Solté sin pensar.
-¿A qué te refieres?-
-No es nada, olvídalo, me tengo ir o llegare tarde al trabajo, hablaremos después para el traslado del piano y alguna otra cosa que quieras llevar, saluda a Carlos de mi parte-
Y Salí casi corriendo de ahí, no sé porque pregunte eso, no sé cómo puedo perder la compostura con ella.