Nunca lo habia hecho
Mi primera vez, apenas una niña
Todavia lo recuerdo, apenas había cumplido 14 años pero estaba perdidamente enamorada de aquel chico tan guapo del colegio, Angel; estaba en un curso mas que yo y claro, ni me miraba. Me ponía la falda del uniforme lo mas corta posible, de hecho las monjas una vez me mandaron para casa a cambiarme, con una nota para mis padres claro. Todo era inutil, incluso fumaba delante de el queriendo parecer mayor; todas las chicas de mi clase sabían que estaba colgada; seguro que ya se lo habían dicho mil veces, pero ni me miraba.
A finales de junio celebrabamos la fiesta de despedida del curso; nuestros padres nos dejaban salir toda la noche y nos poniamos las mejores y mas sexis galas; yo ya no pensaba en el, de hecho salía al parecer con otra chica, aun así me puse la falda vaquera supercorta y unos taconazos de no te menees, era muy alta y formada para mi edad y encima con los taconazos, ni os cuento.
Estubimos bailando casi todo el colegio en la discoteca mas grande de la ciudad, pero claro, por grupos, por edades. Yo tube una noche de alucine, casi todos los chicos mayores o no, querían bailar y charlar conmigo, fué genial y por primera vez notaba que despertaba pasiones, que luego supe se llaman hormonales.
Pero la gran sorpresa llego sobre las cinco de la mañana; Angel, mi Angel, se me acercó y me preguntó si queria ir con ellos (con los mayores) a dar una vuelta. No me lo podía creer y mis amigas alucinaban. Salimos de la discoteca cuatro chicos y dos chicas, yo era la pequeña (aunque no lo parecia); Angel dijo de ir a su casa, sus padres no estaban, solo su hermana mayor. Nos metimos en su habitación para oir múcica y gastar bromas; las bromas cada vez eran mas calientes y los roces también; en uno de ellos, ya sin disimulo practicamente recorrió mis sensibles tetitas. Yo estaba como una perra, me lo hubiera comido allí mismo a bocados; nunca había llegado ni siquiera a eso con un chico, pero estaba ardiendo, era feliz y el estomago me chispeaba, noté en el como se le subía el paquete aunque intentaba taparlo por verguenza. Era una noche maravillosa y me dijo que por que no ibamos a la terraza, me cojió de la mano y fuimos. Los dos solos; me beso, nos comimos, acaricié su cuerpo, era maravilloso y perfecto; subió mi falda, me amasó las nalgas, acarició mis pechos, bajo mis bragas y por primera vez noté unas manos extrañas entre mis piernas; temblaba, mis piernas no me sujetaban, estaba mareada; acarició mi vagina con sus llemas, mis muslos, yo no sabía donde estaba. Me dejó caer en una hamaca de tomar el sol, yo no hacía nada, simplemente me dejaba llevar; desabrochó mi blusa y mi sujetador, sacó mis tetitas y las chupó; yo cerré los ojos y le dejé hacer.
Tumbada, con las braguitas en las rodillas y mi sexo al aire, se colocó sobre mi; se desabrocho el pantalón y puso su enorme pene en mi cara, casi en mis labios; lo cogió y yo abrí la boca, chupé su puntita, nunca lo había hecho ni tocado, fué extraño, pero seguí; poco a poco la fuí chupando más, me gustaba, aquello entraba y salía de mí, era enorme, fuerte y caliente, la cogí y empece a frotarla, el me decía "sigue, sigue"; me encantaba, sentí el poder, tenía su pene en mi mano y la mitad en mi boca; por primera vez sentí que yo dominaba, el gemia; esta sensación la sigo teníendo hoy dia cada vez que hago una felación; respiraba por la nariz para no hacer ruido y se retorcia; mis pechos estaban rojos y los pezones me escocían de sus caricias, aquel pene cada vez estaba mas cerca de mi garganta y los dos empezamos a retorcernos hasta que hechó su semén en mi boca, era caliente y amargo, yo no sabía que hacer y me dijo que me lo tragará para no manchar; lo hice. El se levanto se abrocho el pantalón y empezó a chupar mi rajita peludita, levante mis rodillas para facilitar todo, note su lengua caliente en mi chochito, era delicioso, mas aun cuando comenzó a tocarme el clitorís con su llema de los dedos; electrizante, mi primer orgasmo fué electrizante, mi cuerpo convulsionó y por unos segundos no me importó él, sino yo. Subí mis braguitas y coloqué mi falda, nos besamos, todavía en mi boca notaba la sensación de su semén; ese día crecí, nunca las cosas ya fueron iguales.
Siempre que hago una chupada (osea casi todos los días), no puedo dejar de pensar en Angel, posiblemente lo más bonito que me ha pasado en mi vida.