Nunca jugaron al caballito sobre un pie femenino?
Cómo comencé mis experiencias con los pies femeninos jugando al caballito.
Hola fetichistas, varones y mujeres:
Leí la cartita de Carmen, y la verdad es que me gustaría encontrarme alguna vez con una mujer fetichista de los pies, aunque sea de otras mujeres. Debe ser muy calentante ver a dos mujeres gozando de sus pies.
Supongo que si son lesbianas no me darían ni cinco de bola, pero si tal vez besarles y chuparles los deditos.
Les quiero contar algo sobre mío y que tal vez arroje algo de luz sobre los orígenes del fetichismo de los pies en algunos varones, complementando los magníficos y sesudos análisis de Adrián.
Lo que más me atrae son las mujeres de piernas cruzadas, balanceando un pie en el aire, y de ojotas (o hawaianas, o flip flops), descalzas o con sandalias de tiritas muy finitas, de esas que contienen el pie, pero lo muestran en todo su esplendor. En ese orden, y el calzado balanceándose en la puntita de los dedos, o las sandalias con la pulsera desprendida y llamándonos a meternos entre el espacio que hay entre el pie y la plantilla. Deditos graciosos tratando de impedir que se caiga el calzado: ¿hay un espectáculo mayor que ese?. He llegado a estar horas en las plazas, salas de espera de clínicas, hasta en los velorios!!!, hipnotizado con un pie femenino balanceándose con elegancia, como invitando a subir a caballito y salir a dar una vuelta.
¡Jugar al caballito!, eso es lo que yo hacía cuando era chico.
Recapitulemos, obviamente que mi primera experiencia placentera con un pie, tanto visual como táctil fue con una mujer de piernas cruzadas, con mucho de su pie al descubierto y seguramente hawaianas. Repensando mi vida, tengo varias experiencias de ese tipo, mujer que veía en esa posición, me le subía a caballito del pie. Digamos que eso, hasta los 7, 8 a lo sumo diez años, casi no hay problema, pero a los 15 o 17, ya las mujeres calculo que entran a sospechar.
Creo que tomé conciencia de mi fenomenal atracción por los pies femeninos con una nana, una morocha trigueña a la que le decía cariñosamente "Baión". Me acuerdo de ella cuidándome mientras mis padres trabajaban. Veo en mi mente días de lluvia y los pies de mi nana, ella siempre andaba de ojotas, y no se pintaba las uñas, pero me acuerdo de pies delgados con dedos largos y bien formados, uñas grandes y bien adheridas a la piel, suaves y muy limpios, y sus piernas cruzadas y balanceando un pie en el aire. Ese pie colgando y subiendo y bajando delante mío era un misterio profundamente atractivo para mí. Y allí iba yo, con algunos añitos, a montarme a caballito en su pie.
Obviamente que a esa edad, sólo tengo recuerdos borrosos. Pero yo me subía a caballito porque intuía que era lindo. Ella estuvo con nosotros hasta que yo cumplí ocho años, y siempre jugué al caballito cada vez que me quedaba solo con ella. Me daba vergüenza si estaban mis padres. De esa edad, me acuerdo de recortar pies de las revistas de modas, y guardarlos celosamente en un sobre. Además de una agradable sensación en la entrepierna cuando el pie de Baión se apretaba contra mi pubis cuando jugaba al caballito con ella. Me puse muy triste cuando ella se fue de mi casa. Y nunca más la volví a ver, pero entre sus maravillosos piececitos y los de una tía mía, Olga, transcurrieron mis primeros años de adorador del pie femenino.
Piensen, si no se acuerdan de alguna vez de haber jugado al caballito con el pie de alguna amiga de la familia, vecina, tía, hermana, prima, mucama o simple desconocida. Aún veo a algunos nenitos haciendo ese inocente jueguito y los miro pensando en intercambiar cuerpos, para estar allí, disfrutando de ese pie movedizo y seductor, cabalgando hacia las alturas del placer que sólo los fetichistas de los bellos pies femeninos podemos sentir.
Enseguida nomás les cuento mi primera experiencia orgásmica con mi tía Olga, que fue como de casualidad (para ella)...pero inolvidable para mí. Nunca se repitió...pero para mis trece años fue como una bomba atómica en mi vida de adorador de los pies femeninos.
deditos