Nunca imaginado
Mi "calor hormonal" ha sido mi distintivo, pero en un viaje acaba de pasarme algo nunca imaginado.... Agradezco infinitamente a quienes valoran y comentan mis relatos.
NUNCA IMAGINADO
Esta vez les comentaré algo que no me había ocurrido ni en mis años mozos.
Resulta que hice un viaje de trabajo reconociendo la nueva ruta que me asignaron y no sé si tengo hormonas de chango o me inyectaron chango en las hormonas, pero vivo caliente. Apenas veo nalgas o un bulto apetecible y mi verga se endurece.
Llegué a la oficina de un gerente que sería mi anfitrión durante dos los días de mi estancia en esa ciudad y apenas lo ví, observé unas nalgas redondas, levantadas, apetecibles, mi "cosa" empezó a dar visos de vida propia. El acabóse fue cuando Alfredo, el gerente, al sentarse frente a mí estiró su pantalón y se le marcó un paquetón enorme, se advertía grueso, largo, cabezón, notoriamente se dibujaba el bulto bajo la tela.
Ya no me pude contener, muy despistadamente mi vista iba de su rostro a la oficina y terminaba irremediablemente en aquel paquete que, a decir verdad, no sé si era fantasía óptica o realidad, notaba que se endurecía. Eso me sobrecalentó.
Seguimos tratando el tema, me levanté por una carpeta que había colocado sobre la mesa de trabajo y aproveché para acomodar mi verga entre mis muslos. Junté las piernas al sentarme y sentí palpitar mi armamento, sumamente caliente.
Mi interlocutor se arrellanó en su sillón y procuró cubrir su abultada entrepierna con unos papeles; seguimos tratando el asunto que me llevó a la entrevista y yo me arremolinaba "discretamente" en mi asiento, sintiendo que la cabeza de mi verga empezaba a soltar líquido preeyaculatorio, estaba ya en el máximo de calentura.
Mientras tanto, me di cuenta que Alfredo sudaba y se reacomodaba en su sillón, como que no hallaba la posición adecuada cuando se distraía leyendo el documento que le presenté, yo aprovechaba para frotar mis muslos y sentir la dureza de mi garrote que ya no daba más .
Alfredo se revolvía en su asiento y me pareció escuchar un suspiro orgásmico. Al fin, sonrió, estuvo de acuerdo con la propuesta y me firmó el documento. Yo me sentí feliz de haber logrado mi propósito, pero cuando guardé la carpeta dentro de mi maletín de trabajo, tuve qué cubrirme para no delatar la enorme mancha de semen que mojaba mi pantalón. ¡Me había venido mientras hablaba con Alfredo!.
Él no se levantó para nada, ni dejó de cubrirse con los papeles. Estoy seguro que también vació sus huevos con sólo vernos.
Por la noche me sorprendí cuando me llamó a mi celular invitándome a "echarnos algo". Acepté y concertamos la cita en un bar conocido de los dos.
Platicando y al calor de las copas (que para mí no eran necesarias porque mi verga ya estaba dura de nuevo con sólo ver su cara de macho, su bigote espeso y bien recortado, sus ojos expresivos y el vello abundante que salía por la abertura del cuello de su camisa), me preguntó si me había dado cuenta lo que ocurrió durante nuestra entrevista.
Le dije que sí, que me había percatado y que yo también le confesaba que a mí me ocurrió algo nunca imaginado.
Alfredo se sinceró conmigo y me dijo que los hombres de mi tipo: morenos, bigototes, nalgones y peludos son su perdición, que andaba muy caliente porque su pareja a quien ve muy esporádicamente no se había reportado.
No hizo falta más, lo invité a mi hotel. Nos fuimos. Al llegar, él quiso desnudarme paso a paso, recorriendo mi cuerpo con su lengua, luego yo le devolví el favor y cuando estuvimos sin una prenda encima, nos "prendimos" en un delicioso 69, nuestras vergas jugaban en nuestras bocas, nuestros dedos hacían de las suyas en nuestros respectivos culos, hasta que se decidió a pedirme que lo penetrara.
Lo coloqué en posición de "perrito", abrí sus nalgas y jugué un rato con mi lengua en su orificio anal, lo ensalivé, lo dilaté con tres dedos y finalmente le ensarté mi verga de un solo empujón. Alfredo gemía y gritaba de placer . Yo no quería acabar en ese momento y me retiré.
Me fui a mamar su riquísima verga que era como la había imaginado: no menos de 22 cm. gruesa, recta, cabezona .. la lamí por los costados, le acaricié el glande con mi lengua y finalmente le rogué que me penetrara Me acosté de espaldas a la cama y me levantó las piernas, fue una cogida dolorosa pero placentera . Tuvo buen cuidado de no dañarme y lo hizo despacio, primero entró la cabezota que me causó un dolor-placer que no he vuelto a sentir, empujaba un poco y la sacaba, así estuvo hasta que me la dejó ir completota .. ¡Cabrón!, ¡Qué cogida más maravillosa, magistral!.
Se movió diestramente dentro de mi culo, estimuló mi próstata y de pronto sentí que ríos de algo caliente y espeso escurría por mi recto .. tuvo una venida abundantísima ..
Me sacó tremenda tranca, por mi culo escurría su semen y él se fue a mi verga, me la mamó tan magistralmente como me había cogido y cuando solté mi leche la tragó con avidez.
Díganme si esto no es algo NUNCA IMAGINADO.