Nunca había ido a un baño turco

Esta caliente y necesitaba hacer el amor con un señor muy mayor y lo fui a buscar a los baños turcos.

Nunca había ido a un baño turco, pero estaba pasando por una temporada de mucha excitación y ningún contacto carnal, por lo cual teniá la pija al rojo vivo de tanta paja.

En verdad solo me gustan los hombres maduros, cuanto mas viejos mejor, no me importa si se les para o no, me encanta chupar pijas flácidas y ellos cuantan con todo sus dedos para ingresar en mi culo, por eso digo que un viejo para mi es placer asegurado.

Pero les cuento que no podía encontrar a nadie, ni en los baños, ni en los cines, ni en internet, o yo estaba loco por encontrar al abuelito que me hiciera gozar.

Por eso decidí hacer lo que nunca habia hecho y como último recurso para que me rompan el culo, decidí ir al baño turco.

Yo sabía que había baños gay, pero no se porque decidí a uno que estaba en un hotel muy importante de la ciudad y no estaba catalogado como un lugar de encuentro gay. El dia estaba frio y lluvioso, así que el calor del lugar me resultó algo muy confortable, pagué el arancel y me dieron el toallón y una llave de casillero, cuando entré al vestuario vi con desilución que estaba completamente vacío y lamenté el haberme equivocado de lugar o de día, ya que era un lunes temprano por la tarde, me desnudé y al mirar mi cuerpo advertí que se me notaban algunos kilos de mas en la cintura, pero estaba conforme con mi cuerpo por la forma redondeada de mi cola, y el servicio que me había hecho mi gordura de niño, al dejarme una cantidad de adiposidad en las tetillas que nunca pude reducir y que no he podido evitar que aumentara lo que, al cabo del tiempo, me dotaba de dos prominentes tetas, que a los viejos les enloquecía chupar.

Asi que, decepcionado, denudo y envuelto en mi toallón, me dirigí a las salas de vapor. Dada mi poca experiencia elegí la primera de todas, por ser la de menor temperatura. Cuando entré una ola de vapor me impedía ver con claridad y de inmediato empecé a transpirar a lo loco.

Elegí un rincón y subí a la parte mas altas de las gradas, a los pocos minutos pude adaptar mi vista al recinto y advertir que no estaba solo. Habia dos hombres en la sala, para mi sorpresa muy mayores, uno pelado y muy lampiño, descansaba desnudo sentado sobre su toalla y al verlo advertí que tenía sus ojos fijos en mi y se acariciaba descaradamente los huevos, la transpiración rodaba por mi cuerpo que comenzó a excitarse y sentí como las gostas rodaban hacia mi ano, que comenzó inmediatamente a palpitar.

Cuando giré mi cabeza me di cuenta que en el sector opuesto de la sala habia otro señor, el que al mirarlo abrió su toallón mostrandomes su cuerpo desnudo, en este caso muy peludo, bastante gordo y muy panzón y por lo que no podía dejar de ver, con un soberano aparato totalmente flacido. Volví mi vista al primero de los señores y este ya se pajeaba furibundamente, por lo tanto me paré y dejé caer mi toallón para que ambos me miraran desnudo, estuve así un para de minutos mrandolos alternativamente y relamiendo mi lengua, mientras mi pija comenzaba a pararse.

En ese instante advertí que ambos se paraban y se acercaban a mí, sin decir palabra comenzaron a acariciarme y el lampiño comenzó a besarme metiendo la lengua en mi boca casi con desesperación, mientras el otro comenzo a chuparme las tetas y acariciarme todo el cuerpo, deleitandose con sus dedos en el agujero de mi culo. Esta situación me volvía loca de placer y ya quería sus pijas dentro mio, pero al buscarlas con mi mano encontré dos considerables miembros y ambos muertos.

Ante esta situación, estos hermosos señores de 64 (lampiño) y 67 (peludo) años respectivamente, me aclararon "mirá puta sin dudas te vamos a coger pero deberás chupar un buen rato para despertar a nuestros amigos", dicho esto me metía ambas pijas en la boca.

Lo que pasó a partir de allí con mis abuelitos seguirá en otro relato.

Si te gusta el relato y tenés mas de 60 años, escribime a placermio@hotmail.com