Nunca había deseado tanto follar

El día comenzó fatal, y terminó increíble.

Hoy me toca pasar el día con unos miembros lejanos de mi familia, la mujer y la niña son súper pesadas y no las aguanto, el hermano es agradable, y el padre me encanta físicamente, aunque hasta ahora no he hablado con él más que "hola" y "adiós". El padre es un cincuentón bajito, más o menos de mi misma altura, tiene una voz muy atractiva y un cuerpo bastante cuidado, lleva unas gafas bonitas y su barba incipiente me encanta.

Tras pasar una mañana agotadora pendiente de la mujer y de la hija, por la tarde por fin puedo prestarle atención. Nos sentamos juntos a tomar un café, al principio me parece un poco tostón escucharle, pero poco a poco me voy encandilando con sus bromas y su voz. Cuando me quiero dar cuenta estoy muy cachonda y estoy deseando pasar mi mano por sus piernas e ir subiendo hasta llegar a su paquete.

Salimos a dar un paseo y consigo estar todo el rato a su lado, le acaricio de vez en cuando con la excusa de que me encanta su chaqueta. Cada vez estoy más y más cachonda. En un momento dado decidimos ir a una librería. Mientras él mira los libros yo le voy alagando y en algunos momentos rozo su mano suavemente. Continuamente me dice lo que le encanta estar conmigo.

Luego vamos a un bar para descansar un rato, y cuando estamos sentados en un sofá voy acercándome más a él lentamente, le tengo cada vez más ganas. Con la excusa de que hay mucho ruido me acerco para decirle algo al oído y al retirarme voy besando lentamente su barba mientras recorro su mejilla y me aparto junto antes de llegar a sus labios. Me sigue diciendo lo cómodo que está conmigo. Me humedezco los labios y me los muerdo y vuelvo a acercarme a él para susurrarle al oído.

-Voy a ir al baño, ahora vuelvo.

-Espera, te acompaño, que yo también tengo qur ir.

Nos levantamos y vamos hacia el baño, el de chicas está lleno. Él entra en el baño y cuando sale ve que sigo esperando.

-El de caballeros está libre, no hay nadie, puedes pasar si quieres.

-No sé, es que a lo mejor entra alguien y me resultaría muy incómodo.

-No te precupes por eso, yo entro contigo para vigilar que nadie te moleste.

-¿De verdad? Pues muchísimas gracias en serio.

Esbozo una gran sonrisa y entro al baño de chicos, él entra conmigo, pienso que se va a quedar esperando a que haga pis, pero entra conmigo al cubículo donde se encuentra el váter. Ve que no sé cómo comportarme con él ahí dentro.

-Si te da vergüenza hacer pis estando yo delante me doy la vuelta eh, no tienes más que pedírmelo.

-No te preocupes, no me da vergüenza.

-¿Entonces qué te ocurre? ¿Te encuentras bien?

-Sí, sí, es sólo que...realmente no quiero hacer pis.

-¿Entonces?

Le miro a los ojos, después miro sus labios, me chupo los labios y me los muerdo. Me lanzo a besarle. Le beso con pasión, juntando su cuerpo con el mío y empujándole contra la pared. Pone sus manos en mi cintura y me aprieta aún más contra él. Los dos estamos cada vez más cachondos y noto como su pene erecto choca con el pantalón deseando salir. Dejo de besarle por momento para susurrarle al oído.

-Tengo ganas de que follemos desde el primer momento en que te vi.

-Yo también, tengo muchas ganas de follarte.

-Yo tengo aún más ganas de follarte a ti.

-Pues fóllame.

-No, fóllame tú a mí, duro, por detrás, y contra la pared.

No hace falta decir más. Se baja los pantalones y los calzoncillos y saca su hermosa y preciosa polla erecta.

-¿Es toda para mí? —le pregunto con inocencia.

-Exacto, hasta que ambos nos corramos una y otra vez.

Me pongo de rodillas y se la chupo hasta dejársela bien lubricada, cuando lo está lo suficiente me levanto. Nos quitamos toda la ropa sobrante y nos quedamos los dos totalmente desnudos. Me manosea las tetas, me las aprieta, las lame suavemente y las chupa con fuerza. Va dándome besos por todo el cuerpo hasta que me realiza una comida de coño espectacular en la que me corro con facilidad. Veo que su polla está a punto de explotar y vuelvo a chupársela hasta que se corre en mi boca.

-Me encanta tu sabor —le digo tras tragarme toda su corrida.

-Y a mí el tuyo, por eso quiero que te corras una vez más.

-Y así lo haré, pero sólo si me follas y tú también te corres, esta vez dentro de mi coño.

Vuelvo a besarle con pasión mientras me aprieta contra él agarrándome el culo. Me coge a horcajadas y me empuja contra la pared mientras comienza a acariciarme el clítoris. Siento que voy a correrme de nuevo y le digo que pare, su polla ya está lo suficientemente erecta.

-Ahora me vas a follar como me merezco —le digo tras ponerme a cuatro patas.

-¿Segura?

-Por supuesto.

En ese instante mete su polla dentro de mí y suelto un gran gemido. Empieza a follarme poco a poco y va aumentando el ritmo. Sus embestidas me están matando de placer. Me sigue empotrando hasta que se corre dentro de mí, un instante después yo también me corro.

Los dos acabamos exhaustos, nos vestimos y nos besamos de nuevo.

-He disfrutado como nunca, tenemos que repetir esto —le digo jadeando.

-Lo mismo te digo, cuando tú quieras vuelvo a follarte.

-Después de esto sólo quiero que me folles tú, has sido el mejor polvo de mi vida.

-Igualmente.

Nos damos otro beso apasionado y salimos del baño.

-Gracias por esto —le digo con total sinceridad.

-A ti, ha sido un verdadero placer.

Se humedece los labios, se los muerde, yo no puedo evitar hacer lo mismo. Y nos besamos de nuevo, esta vez de un modo menos sexual, más cariñoso.

Salimos del bar dándonos la mano y tras dar un paseo nos despedimos con otro beso cariñoso y decidimos sin ninguna duda que volveremos a vernos pronto.