Nunca es tarde

Relato lesbico-erotico de 4.500 palabras que concurso en una revista española para su publicacion en fisico. Si quieres leer mas te invito a @literaturalesbicave

Ella tiene 26 años de edad, cursa 6to semestre de Publicidad en una de las mejores universidades del país en horario nocturno y durante el día trabaja como asistente para una vedette. Quizás se preguntaran, ¿qué tipo de trabajo puede ser ese si la mujer solo llega a desnudarse?, pero aunque no lo crean si hay mucho que hacer. Últimamente su carrera ha dado un giro importante, su público se ha multiplicado gracias a las redes sociales y a su talento para mover las caderas, la solicitan en eventos variados, a veces no solo a bailar sino también por su presencia, sus relaciones publicas están en su pico más alto, y pues el trabajo de Daniela es distribuir su tiempo entre los entrenamientos, sesiones de fotos, clases de bailes, tratamientos de belleza, horas con sus estilistas, eventos, grabaciones, y además garantizar la seguridad del lugar del evento para ella y encargarse del cobro y cotizaciones por el trabajo realizado.

-¿No crees que estas llegando muy temprano, Daniela? –Dijo Christina en tono sarcástico  colgada de cabeza, sostenida solo por sus piernas desde lo más alto del pole.

-Eeehh si Chris, disculpa, yo pensé que… -Dijo Daniela casi balbuceando al quedar hipnotizada al ver a Christina.

-¿Yo pensé que? –Le refutó Christina mientras descendía del pole..

-Yo no sabía que… No pensé… Digo… No sé porqué no se me ocurrió que vendrías hoy.

-Tengo nueve meses viniendo todos los miércoles a la misma hora, Daniela. ¿Por qué hoy sería distinto?

-ok, ok. Dijo Daniela con pena. – No tengo excusa. Me quedé dormida.

-Que no se repita, Daniela. –Le respondió Christina dejando claro quién era la autoridad. Daniela se limitó a callar mientras admiraba el hermoso, esbelto y tonificado cuerpo que le desfilaba frente a sus ojos.

Christina tiene la misma edad de Daniela, 26 años, blanca como la leche, cabello negro muy largo, unos grandes y cautivadores ojos color miel, 1,72cm de estura, cada musculo tonificado, definido pero sin dejar a un lado la figura femenina, pechos perfectamente posicionados gracias a una cirugía plástica. La feminidad, sensualidad y elegancia son sus cualidades.

-Son ideas mías o Daniela me estaba viendo… como ¿diferente? –Pensó Christina aun dando giros en el tubo al percibir la mirada de Daniela por su cuerpo. –No… No puede ser. Tiene nueve meses trabajando para mí, ¿Qué puede tener de diferente hoy?, aunque su mirada era… ¿De deseo?, con una sonrisa en sus labios continuó pensando. –Definitivamente son ideas mías. Digo, todo el mundo me mira, me admira, me desea… Pero si bien lo pienso, nunca la he visto con novio o algún chico. ¿Será que le gustan las chicas?, ¿Por eso me mirará de esa forma? -Daniela no está mal, tiene lindo cuerpo, un cabello rulo envidiable, brillantes ojos negros, hasta me podría hacer competencia si así se lo propusiera. -¿Qué hombre no le gustaría ver a esa hermosa morena desnudarse? -¿PERO QUE ESTOY PENSANDO?!!!! … Ahora si estoy perdiendo la cabeza… ¡¡¡Christina para!!! ¿Qué te está pasando?

-Chis, ¿Todo bien? –Le preguntó Daniela al verla pensativa.

-Eeehh si, si. Todo bien. Responde Chistina reaccionando. –Aunque en realidad no recuerdo que tengo para hoy.- Daniela se dio media vuelta para dirigirse al computador y la bailarina se fue tras ella. La asistente se sienta en su lugar tras el escritorio mientras Christina queda frente a ella.

Enseguida Daniela toma el mouse y comienza a dar “clicks” por toda la pantalla. Levanta la mirada para dar el itinerario del día mientras Christina se inclina sobre el escritorio dejando sus senos casi al descubierto y delante de la otra chica.

¿Qué sucede?, ¿No abre el calendario? –Le pregunta Christina con tono pícaro y una media sonrisa de seducción. Mientras Daniela responde con un hilo inseguro  al darse cuenta del extraño comportamiento de su jefa. -No, no, no es eso, ¿Te pasa algo Chris?– Porque si hay algo que le gusta a Daniela es siempre mantener las cosas claras.

Christina no dijo nada. Se apartó del escritorio para dirigirse al frente de Daniela.  -No sé a qué te refieres, ¿Te molesta algo?- le preguntó sentándose a ahorcajadas sobre ella en la silla del escritorio – ¿No te gusta?- Le susurró al oído muy sensualmente.

Daniela no pudo contener el deseo y llevó sus dos manos hacia la cara de Christina para atraerla a ella y besarla… Para sorpresa de ambas el beso fue correspondido. Fue un beso poco sutil, fue salvaje, lleno de deseo y lujuria por parte de ambas, fue como si hubiesen reprimido las ganas por mucho tiempo, pero un beso que no duró mucho.

RING-RING- Las dos chicas se sobresaltaron.

RING-RING- la vedette se levanto de la silla para que su asistente pudiese contestar la llamada entrante.

RING-RING…

-Oficina de Chistina Cruz, diga… Lo siento, no tenemos disponibilidad para la fecha… ok… A la orden- Corta la llamada y se queda paralizada sin saber qué hacer, ni decir.

-¿Quién era?- Preguntó Christina muy tranquila y satisfecha por que obtuvo lo que quiso.

–Era un interesado en una presentación privada pero ya tienes show para esa fecha- La asistente se levantó tomando sus cosas con rapidez. –Debo salir.

-Daniela, espera… -pero esta no detuvo su paso. –Quizás fui demasiado lejos con ella- pensó Christina.


Daniela

Daniela salió del local sin frenos, sin mirar atrás. Caminó unas seis cuadras con la mente en blanco, sin saber que pensar, hasta que llegó a un bar. Entró, se acercó a la barra y pidió una cerveza para luego dirigirse a la mesa más apartada y oscura del lugar.

-¿Que quería conseguir Christina con todo esto? ¿A que estaba jugando? O mejor dicho, ¿a qué juega?... que débil fui. Pero es que, ¿cómo le decía que no? Si tengo tiempo fantaseando con ella… ¿Será que fue un sueño?... ¡Imposible! Aun siento el sabor de sus labios, fue real… pero es que acaso yo… ¿yo le gusto? O, ¿quizás quiso probarme? Es que, me atrevería a decir que es una de las mujeres más deseadas de esta ciudad, puede tener a cualquier hombre… ¿Por qué yo?... es que algo me decía que esta mujer me traería problemas- Pensó tratando de entender lo que había ocurrido, su cabeza daba vuelta, suena su teléfono y al ver la pantalla puede leer claramente “Sophia”.

-¿Si?- Contesta Daniela

-Hola amor, ¿cómo estás? No me has escrito en todo el día- respondió Sophia al otro lado del teléfono.

-Eeh, si, disculpa. He estado muy ocupada y me he distraído- le indicó Daniela.

-Mmm… ¿Todo bien, cielo? Te siento rara- le comenta Sophia quien notó su indiferencia al responder

-No, todo bien. Me duele un poco la cabeza, es todo.- se excusó.

-Ok amor, ¿nos vemos para cenar?-Le insistió Sophia para verse.

-Seguro. Paso por ti a las 8 pm- Dijo Daniela sin mucho ánimo.

-Bien amor, hasta entonces. Un beso- se despide Sophia alegre.

-Beso, bye- cortando Daniela la llamada.

Sophia Thompson, novia de Daniela, motivo por el cual había llegado tarde al trabajo ese día. Tienen cinco meses de relación. Es una chica dulce,  muy centrada, rubia, ojos azules, cabello en capas y flequillo. Tiene 24 años, un poco más baja que su novia y locamente enamorada de ella.

Al trancar la llamada con Sophia, una alarma suena en el teléfono de Daniela. Es un recordatorio que debía pasar por el traje de Christina para el show del viernes. Tarea que no podía dejar para después debido a que debía medírselo por si necesitaba algún ajuste. Sin pensarlo mucho, se levanto y se dirigió a buscar el traje.

Ya con el traje en mano, va de regreso a la oficina para dárselo. Aun no sabía qué hacer ni que decirle, pero no podía pasar la vida huyendo. Quizás habría sido algo sin importancia- intento convencerse Daniela.

Al llegar a la oficina, con el corazón a mil por segundo, entró tratando de actuar como si nada hubiese pasado.

-¿Christina? ¿Estás?- Gritó Daniela esperando una respuesta. –Aquí está el traje para el viernes, lo dejaré en la silla- gritando nuevamente. ¿A dónde habrá ido?... ¿y eso a mí que me importa? Pensó luego. –Le enviaré un mensaje para que sepa, no puedo esperarla, se me hará tarde para verme con Sophi.

“Te dejé el traje en la oficina, necesito te lo pruebes por si requiere alguna modificación, de lo contrario no estará listo para el show”.

Luego de enviado el mensaje, Daniela prosiguió  a cerrar la oficina y partió a la cita con su novia.


Christina

Luego de que Daniela saliera de la oficina, después del beso, la vedette se quedó un rato mas allí, sin hacer nada más que rebobinar lo que acababa de pasar y lo que ella sentía.

Sentada en la silla pensó –Definitivamente le gustan las chicas, o por lo menos yo si le gusto. Ese beso no fue cualquier beso. Sé que lo disfrutó tanto como yo, ¿Tanto como yo?, ¿Qué se supone que significa eso?… Y es que, ¿Por qué le doy tanta importancia?, no debe ser la única mujer que se sienta atraída por mí… Pero, ¿y mi atracción por ella? O sea, tampoco puedo negar que no me gustó lo que sentí con ese beso, ¡¡¡¡DIIOOSS!!!! ¿Qué estoy pensando?- Suspiró profundamente tratando de aclarar su mente. –Ay Christina, quien juega con fuego, se quema. No quiero pensar más en ella-. Y se dispuso a continuar sus piruetas en el pole. Pero con cada una que intenta iba directo al suelo –Será mejor que continúe mañana, si sigo así, terminaré muerta-. Pensó.

Revisó su teléfono con la esperanza de ver una llamada o mensaje de su asistente para tener así cualquier excusa y hablar con ella antes de irse, pero no tuvo éxito, resignada se colocó un crop top holgado, tomó las llaves de su auto y decidió ir a distraerse con su pasatiempo favorito: comprar zapatos.


Daniela

Puntual, así era Daniela. Pasó por su novia quien llevaba puesta una minifalda dejando al descubierto unas piernas que ponen a babear a cualquiera y un escote que pronunciaba sus senos; si algo estaba claro era que Daniela mal gusto no tenía. Se la lleva a cenar a su pizzería favorita y durante la cena Sophi trata de indagar sobre un tema que nunca le había interesado, o por lo menos así creía Daniela. Ella quiso saber más sobre Christina y la relación laboral que mantiene con su novia, quien supo huir de las preguntas incomodas para no meter la pata, sin embargo lo hizo sin poder sacar de su mente la escena de esa misma tarde.

Al culminar la cena Dani lleva a su novia de vuelta a casa quien le insinúa que pase la noche con ella pero un mensaje le cambia los planes a la nueva asistente favorita de Chris.

“Quiero verte, estoy en Wings. Te espero.”

Dani al leer ese mensaje más que sacarle una excusa tonta a su novia para correr al encuentro con Chris, se preguntó porque ella estaría en un club lésbico, si nunca en 9 meses ella le dio un mínimo indicio de que le atraían las chicas.

Sale disparada a Wings, club reconocido por el significado de su nombre, alas, que más de uno lo relaciona con libertad, además por sus performance eróticos lésbicos y también por ser anfitrión de unas cuantas fiestas swinger y  demás juegos BDSM en la ciudad.

Para suerte de Christina, Daniela llegó justo a tiempo para apartar a unas chicas que pretendían con su jefa, la tomó de la mano y la llevó a su carro.

-¿Estás bien, Chris?- Le preguntó Daniela entrando al carro preocupada por lo ocurrido en el club mientras cerraba la puerta. Envuelta en una nube de Dom Pérignon Rosé Christina presenta el síntoma de toda persona embriagada: la sinceridad. No pudo contenerse y se dejó llevar por el apetito que tenía reprimido desde hace tiempo en secreto. Justo cuando escuchó el golpe de la puerta al cerrar se fue encima de Daniela buscando sus labios, ésta última sintió como el deseo se apoderaba de ella, no tuvo tiempo de pensar en lo que estaba por suceder. Pasó su lengua por encima de los labios de la vedette para luego morder el inferior, Christina dejó escapar un pequeño gemido donde todas las fibras de deseo que en ellas pudiese existir comenzaron a arder.

Loca de deseo por su empleada, tomó la mano de su asistente y la llevó a su pecho para darle libertad a que la tocara, quería que cada centímetro de su cuerpo sintiera su roce; ésta no dudó en acariciarla toda, sus senos, su piel. Al sentir sus pezones erectos tras su brasier se inclinó para mover la palanca y así recostar el asiento de la mujer que apetecía de ella. Apoyada comenzó a besarle el cuello mientras ella dejaba escapar pequeños gemidos, descendió en su recorrido e intentó subir su top holgado, para descubrir sus senos, ansiaba saborearlos pero justo en ese momento reaccionó.

-No Chris, aquí no, vamos a mi casa- Le sugirió Daniela mientras ambas retomaban el aliento. –Te deseo- confesaba la bailarina. Dani recompuso el asiento y colocó el auto en marcha; con un trayecto veloz, silencioso, y con lujuriosos besos en cada semáforo para no perder la sintonía del momento. La emoción superaba todo.


Entran al apartamento 3B, Chris se queda en la sala mientras Dani va a la cocina por una botella de vino y dos copas, se sientan en el mismo sofá, descorcha el Malbec y sirve ambas copas. Se limitaban a regalarse miradas de deseo. Chris terminó su copa e inmediatamente Dani toma la botella de vino y vuelve a llenársela. Ella no era tonta, tenía muy claros los planes de su asistente, pero para eso no era necesario perder la cabeza nuevamente en el alcohol. La hermosa bailarina extiende su mano indicando que no le sirva más; ante tal gesto Dani alza la mirada pretendiendo descifrar la intención de aquella mujer, la cual le concede una sonrisa; sin darse cuenta, fue el indicativo que autorizó a Daniela ser su dueña por primera vez, tal vez por única vez. Ésta se abalanza sobre su jefa y la besa. Un beso largo, intenso, que deja al descubierto una vez más el deseo que sentía la una por la otra. Hábil por su experiencia  la despoja de su croptop y descubre una piel suave con un tenue olor a vainilla y coconut, la misma piel de terciopelo que ha acariciado infinitas veces en sus húmedos sueños. Además de aquello, revela un cuerpo tibio, tembloroso, vivo y a su entera disposición que subleva aun más a Daniela, que sin importar la larga lista de mujeres que tenía en su haber, nunca antes había deseado tanto alguna, pues siempre tuvo la dicha de llevárselas a su cama sin problemas, aquella divinidad de mujer, deseada por muchos, en ese momento era solo suya, suya para siempre.

A diferencia de Daniela, todo aquello era nuevo para Chris. No era una santa, pero hasta el momento su cama solo se olfateaba testosterona. Es allí cuando Chris se percata que aquel nivel de lujuria nunca antes lo había vivido. Decide soltar cada uno de los botones de la camisa Thom Browne de Daniela mientras sentía como sus labios recorrían su cuello. Al retirársela, la vedette se puso de pie, frente a Dani, mientras ésta continuaba sentada en el sofá, colocó sus senos a su alcance y comenzó a deleitarse haciendo círculos con su lengua en sus pezones, los acariciaba, los besaba, mientras ellos endurecían mas y mas; sus manos recorrieron su abdomen, su espalda, sus glúteos; justo allí bajando su pantalón le indica a Chris que vuelva a recostarse en el sofá, y así la experimentada mujer se arrodilló ante su centro y al maravillarse con su terso pubis y dulce olor comió de su néctar; tanto como quiso, tanto como Chris lo deseó.

Luego de un par de finales felices Daniela prosiguió a penetrarla, con calma, con dulzura, con un ritmo pausado entraba y salía de ella, pero los gemidos y el vaivén de Chris exigían algo más. La asistente al colocarse de pie y  retirarse la poca ropa que le quedaba remontó sobre la hermosa vedette dejando en contacto sus entrepiernas. Para Chris sentir el peso de Dani y como sus clítoris resbalaban en una sensual tijera, fue glorioso, los movimientos circulares que le regalaba su asistente avivaba cada vez mas aquel anhelado momento. Las dos chicas, perdidas por la entrega se corrieron al mismo tiempo sintiendo el mejor orgasmo de sus vidas. Con una paz invadiendo sus almas, las nuevas amantes se rindieron abrazadas en un sueño profundo.

Al salir el sol, Daniela se levantó de la cama con cuidado para no despertar a su doncella; se dirigió al baño por una ducha para luego ir a la cocina a preparar el desayuno. La felicidad que sentía era tan grande que en su ser no cabía el mínimo remordimiento por Sophia, en ese momento no existía nada más que Christina Cruz en su vida.

Cuando estuvo listo el desayuno, preparó todo sobre la bandeja para llevarle la comida a la cama a su jefa. Al entrar al cuarto, Christina se encontraba acostada boca abajo con su espalda descubierta. Dani dejo la bandeja sobre la mesa de noche para abrir las cortinas de su ventana y la luz del sol alumbrara la habitación. Chris al sentir la luz sobre ella comenzó a moverse.

-Despierta- le sugiere Daniela acercándose a ella para darle un beso de buenos días.

-Mmm, es muy temprano- se quejó la vedette

-Anda, te prepare el desayuno. Toma- acercándole la bandeja con la comida

-¿Lo preparaste tu?- le pregunta Chris con cierta duda

-Claro. Disculpa si el cereal no es mi especialidad- Bromeó Daniela

Ambas se rieron y comenzaron a desayunar y un silencio invadió la habitación, pero ya la cabeza de Daniela era un torbellino de pensamientos y necesitaba aclarar todo de una vez.

-Chris?- Pregunta Daniela poniendo pausa al silencio que había entre ellas- Quiero preguntarte algo- Chris no pronunció palabra esperando que su asistente terminara de hablar- Yo…-suspira tratando de poner las palabras en orden- tu… ¿recuerdas lo que paso anoche?

-Recuerdo que llegue a Wings, que comencé a tomar y que una necesidad de ti recorrió todo mi ser- confesó Chris sin saber a donde quería llegar- Recuerdo que te pase un mensaje pero la verdad no esperaba que me respondieras y llegaras… Recuerdo también que subí a tu auto, que nos vinimos a tu apartamento y pase la mejor noche de mi vida.- La cabeza de Daniela daba más vueltas aun.

-Christina, ¿A dónde quieres llegar con todo esto? ¿Que estas dispuesta a hacer por esto?- pregunto Daniela con la necesidad de saber que iba a pasar entre ellas, pero antes de que la Vedette pudiera responder el teléfono de la asistente comenzó a sonar poniendo en pausa la conversación entre ellas, quizás, mas importante de sus vidas.- Es el Sr Owen. El que te contrató para el show del viernes. ¡Qué raro! ¿Habrá pasado algo?- pensó Daniela en voz alta para explicarle a Chris quien era. A la asistente no le dio tiempo contestar pero su teléfono volvió a repicar.- ¿Sr Owen, como esta? ¿En qué puedo ayudarle?- Contestó Daniela con mucha amabilidad- Si claro, estoy con ella en este momento, ya se la paso.- El Sr Owen estaba interesado en hablar con Chris pero Daniela fue más rápida y coloco el teléfono en altavoz. Si el Sr Owen tenía algo que consultar, eso era con Daniela, no con Christina.

  • ¿Alo? Habla Christina Cruz, un placer. En que puedo…- Chris fue interrumpida

-No, no, no. No necesito cordialidades ni amabilidades de una marica.- Las dos chicas quedaron paralizadas ¿a qué se refería el Sr Owen? Pensaron.- Solo llamo para cancelar el show, no voy a permitir que una lesbiana doble cara le venga a mentir a mi público con su baile provocativo.

-Pero Sr Owen, ¿de qué habla? Mi show siempre ha sido para caballeros por…-trató de explicarle la vedette pero él no se dejo.

-Ay muchachita, por favor. Ya todo el país sabe de tu escapadita de anoche con tu asistente. Está en todas las redes, videos, fotos.

-Pero usted no puede cancelar el show solo por…

-¡Ya dije que no!- le grito el caballero al otro lado del teléfono- llámalo discriminación, injusticia, lo que te dé la gana, pero aun sabiendo que hay hombres que puedan excitarse más con la idea de que seas lesbiana, yo no te quiero en mi club. Aquí no entran maricas.- colgando la llamada.

Las dos chicas no lo podían creer. Christina sintió que todo por lo que había trabajado tanto tiempo se le había derrumbado, desboronado. Daniela tomó su teléfono para verificar si lo que decía el Sr Owen era cierto, pero antes se encontró un mensaje de Sophia que decía: “Ya entiendo tus excusas de anoche. Tenias otros planes”. Daniela seguía sin entender pero ya era la segunda persona que se lo mencionaba. “No entiendo. ¿A qué te refieres?”- pregunto la asistente haciéndose la inocente. Sophia le envió una imagen de un reportaje de la prensa digital donde se leia: “Vedette Christina Cruz es vista en una Disco de Lesbianas de la mano de su asistente” y en la foto se apreciaba perfectamente a Daniela llevando de la mano a su jefa hacia su auto. Daniela quedó petrificada en la cama.

-¿Qué Daniela? ¿Qué pasa?- pregunto Christina desesperada. Su asistente no tenía palabras para explicar lo que había visto asi que se limito a entregarle su teléfono para que lo viera ella misma. En seguida la vedette leyó el mensaje las lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

-Ahora si es el fin de mi carrera. Lo perdí todo- se lamentó Chris.

-No Chris. No todo está perdido. Yo te voy a ayudar a salir de esto- tratando su asistente de darle ánimo

-No quiero saber nada Daniela. Quiero irme a mi casa- Le dijo Christina sin ánimo, levantándose de la cama para vestirse e irse.

-Pero Chris, no puedes irte así. Puedo entender todo lo que tienes en juego pero, ¿Dónde quedo yo en todo esto? ¿Dónde queda lo que paso anoche?- le reprochaba Daniela por su actitud.

-Olvídate de todo, Daniela… Ah, ya no tendré como pagarte así que ya no trabajas para mí- Finalizo la vedette saliendo del apartamento de su ahora ex-asistente.


Christina

Dos días luego de la noticia y la vedette no ha salido de su habitación. La prensa regional y nacional acechan su casa pero aun la bailarina no sabe qué explicación dar para calmar los rumores y tratar de retomar su carrera.

En un momento de desesperación y buscando que la dejen tranquila, publica por sus redes y por su página personal que dará mañana una rueda de prensa para aclarar lo ocurrido y así la pesadilla pase. Los reporteros, al enterarse de la rueda de prensa del día siguiente deciden abandonar la casa de la vedette.

-¿Qué hice? No tengo ni la menor idea de lo que voy a decirles. ¿Cómo los convenzo de algo para que me dejen en paz?... ¿Qué voy a hacer? ¿Qué va a pasar con Daniela? ¿Y mi carrera?- Muchas preguntas tenia Christina que responder. Pero antes, decidió ir a su cocina, abrió su reserva de vino y esa fue la señal. Selecciono la misma botella de vino que había tomado con Daniela y no necesito nada más. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer el día siguiente.


Daniela

-No solo el mundo se le derrumbo a Chris- pensó Daniela hecha pedazos en el sofá de su apartamento-No solo fui culpable de la destrucción publica de Christina, sino también fui capaz de jugar con los sentimientos de Sophia por no tener el valor de ser sincera con ninguna de las dos… o bueno… ser sincera conmigo misma.- Los pensamientos de Daniela fueron interrumpidos por una notificación de su teléfono “Christina Cruz ha publicado contenido nuevo en su página”- ¿Qué podría publicar Chris en un momento así?- Al abrir la pagina se dio cuenta que era un llamado a toda la prensa para explicar lo ocurrido dos noches atrás.- ¿Qué trama Christina?- pensó Daniela- ¿Qué ira a decir? ¿Me involucrará a mi?- La asistente no podía aguantar la incertidumbre y decidió enviarle un mensaje

-¿Estás segura de lo que vas a hacer?- le preguntó Daniela a la Vedette

-No faltes. Espero verte mañana- fue lo único que respondió Christina.


El día esperado llegó. Temprano en la mañana la prensa ya estaba fuera de la casa de la vedette a la espera de su aparición. AL ver por la ventana que ya Daniela estaba allí, decidió salir.

-Primero quiero agradecerle a todos por estar aquí ésta mañana. Sé que muchos están a la expectativa de lo que confesaré. Desde que recuerdo he tratado de reprimir mis sentimientos a través del baile. Después de años de esfuerzo, de odio y repugnancia a mí misma, he aceptado lo que soy, una mujer orgullosamente gay. Soy lesbiana y eso no es lo único que me define, me he esforzado, educado y trabajado para ser quien soy en el medio.

No voy a vivir encerrada, no tengo miedo de mostrar quien de verdad soy y lo que siento. Siempre he sido lesbiana, y aun así he podido mantener mi papel y entretener a mi público. Esto no me hace menos profesional, como tampoco hace menos profesional a un medico por ser gay. Ayer hablaba con un artista venezolano, y él me decía: “a una persona no la hace su sexualidad, la hace su corazón”, y yo pienso, que bonito seria el mundo si todos entendiéramos esa frase, donde no predominaran las etiquetas sino lo que cada uno como ser humano puede ofrecer al mundo.

Siempre he vivido atrapada en el miedo; miedo a las ataduras del pasado, miedo de lo que me ata al presente y sobre todo miedo a lo que pueda detener mi crecimiento en el futuro. Me da miedo no avanzar, no crecer. Por años mi sexualidad era la cualidad que más me avergonzaba, pero en la última semana, una persona que no me había tomado la tarea de determinar, sin ella saberlo, me ayudó a responderme tantas preguntas que por mucho tiempo no quise enfrentar, y aquí públicamente le doy las gracias y quisiera… Daniela, acércate.– La asistente llena de nervios, sin saber que pretendía su jefa, comenzó a caminar desde el fondo de la multitud de periodistas hacia donde se encontraba Chris, y al estar freta a ella, -Daniela, todo fue muy rápido pero hay circunstancias… hay corazones y miradas que uno se cruza en la vida que no podemos darnos el lujo de dejarlas ir… por eso quiero preguntarte, quiero saber, si te gustaría comenzar esta nueva etapa de mi vida… ¿Quieres ser mi novia?- Daniela dio su respuesta con un beso profundo y lleno de amor, a lo que los flash de las cámaras no dejaron de hacerse notar.