Nunca es tarde (9)

Amor a tres

Mientras Ana y Alberto hacían el amor en su cuarto, en el otro, Juanita y Pedro se hacían mimitos.

-Pedro, creo que tendríamos que comprar una cama más grande.

-¿Es que no te gusta tenerme pegado?

-Claro que sí, tonto. Pero para dormir sería más cómodo.

-O podríamos pegar estas dos.

-Ajá. Probaremos.

Estaban desnudos en una de las camas, de lado. Juanita le daba la espalda a Pedro, que pegado a ella la abrazaba.

-Pedro, ¿Cuál es tu fantasía sexual?

-Tú.

-jaja, mira que eres pillo. Me refiero a fantasía sexual no cumplida.

-Ummm, pues no sé. No hay así nada especial.

-No me digas que no hay nada que te gustaría hacer. O que te hiciesen.

-Bueno...quizás....sí, una mamada a dos bocas.

-Ajá. Ves como sí que había algo.

-¿Y la tuya?

-Tú! jajajaja

-Eso no vale

-Hacerlo...con dos hombres a la vez. Contigo y con tu padre.

-Ummm, tía Juanita. Y tú que parecías una moquita muerta. Nos has salido una viciosilla.

-¿Y no te gusto así?

-Me encantas así.

-Y también le gusto a tu amigo el largo. Se está poniendo en forma.

Meneó su culete contra la polla en crecimiento de Pedro. En pocos segundos estaba como una roca. Pedro la puso entre las piernas de Juanita, bien pegada a su ya mojada rajita, pero sin penetrarla. Ella juntó los muslos para atraparla.

-Te cogí. Ahora no puedes escapar.

-Juanita, no tengo intención de escaparme.

Pedro se movió hacia adelante y hacia atrás, haciendo que su polla fuera rozando el coñito de su tía. Cuando la polla estaba más hacia adentro, la punta rozaba justo en el clítoris.

-Ummm, que rico

Sintió como Pedro pasaba  una de sus manos bajo el brazo que estaba al aire y agarraba con su palma una de sus tetas. La acarició y la amasó entre sus dedos. La boca de Pedro estaba en su nuca, dándole besitos y tiernos mordisquitos. Movió su cara hacia él, pero no llegaba. Sólo recibió sus labios en la mejilla y en la oreja.

La polla de Pedro cada vez estaba más mojada por los jugos de Juanita. Ella notaba el placentero roce de la dura barra a lo largo de su coño, y especialmente en su clítoris.

-Aggg, Pedrito...que gustito me das...

-¿Te gusta cómo te follo sin follarte?

-Ummm sí...siento tu polla rozarme toda...Si sigues así harás que me corra.

Él no sólo siguió, sino que aumentó el ritmo. La mano que acariciaba las tetas las llevó al coñito. Apretó la polla que iba y venía contra la rajita, aumentando así el roce y el placer.

-Aggg.aggg. aggggggg

Cuando Pedro notó las primeras convulsiones del orgasmo de Juanita, se ayudó con la mano y en vez de seguir rozando, la penetró de un solo golpe hasta el fondo. La repentina invasión dejó sin aire a Juanita. El orgasmo que estaba sintiendo multiplicó su fuerza. De su coño manaron líquidos que bañaron sus muslos. Las paredes de su vagina se contraían alrededor del invasor.

Cuando el placer pasó, se quedó quieta. Respiraba por la boca para poder coger todo el aire que necesitaba. Los ojos cerrados. El corazón latiéndole con fuerza. Y dentro de su sensible coñito, la dura polla de Pedro. Quieta, clavada hasta el fondo. Cuando al fin pudo hablar, le dijo, entre suspiros.

-Eres...eres...terrible...Casi me desmayo de gusto..

Pedro no dijo nada. Sólo la besó en el hombro. Luego se salió de ella. Juanita se puso boca arriba. Miraba a Pedro, el hombre que tanto placer le daba. El hombre que tanto amaba. Él también la miraba a ella. Estaba preciosa. Con el pelo alborotado. Las mejillas coloradas. Agachó su cabeza y la besó. En su pecho se clavaron las dos preciosas tetas de su tía.

-Tía, aún no te he follado las tetas.

-¿QUEEEEEE? ¿también se pueden follar las tetas?

-Jajaja, Juanita. Pero mira que eres...

-De pueblo, mi'jito. De pueblo.

-Pero sin en los pueblos son más espabilados que en la ciudad.

-En el mío no. Bueno, no éramos muchos, así que no sé si habría mucho espabilado.

-Bueno, pues ahora te las voy a follar.

-Vale!

Pedro se arrodilló sobre Juanita. poniendo los pies a ambos lados de su cuerpo. Juanita lo miraba divertida. A este chiquillo se le ocurría cada cosa!

Pedro puso la polla en el canalillo que formaban las dos tetas de Juanita.

-Ahora, júntalas con las manos.

-¿Así?

-Perfecto...y ahora....

Empezó a moverse, haciendo que la polla se frotara entre las tetas..

-Ummm, que rico, tita.

-¿Te gusta mi amor? ¿Te gusta follarle las tetas a tu tía?

-Ya lo creo.

Cuando empujaba hacia adelante, la punta casi rozaba la barbilla de Juanita. Ésta no tuvo más que acercar la boca para que su lengua pudiera lamer la punta de la polla cuando se acercaba. De vez en cuando, Pedro la sacaba de entre las tetas y se le metía en la boca, hasta la mitad. Le follaba un poco la boca. Juanita ponía sus manos en las nalgas de él y lo empujaba hacia ella. Después volvía otra vez a las tetas.

-Que gustazo. Me encanta ver mi polla entre tus tetas...Y en tu boca...

Durante unos minutos, Pero estuvo gozando de las tetas y la boquita de Juanita. Aceleró lo movimientos. Notó que su orgasmo se acercaba..

-Ummm, me voy a correr..¿Donde quieres mi lechita? ¿En tu boca o en tu carita?

Juanita lo miró a los ojos.

-La quiero en mi coñito. Quiero sentirme llena de ti, mi amor.

Pedro estaba a punto de correrse, pero logró impedirlo. Esperó unos segundos... y después, despacio, se puso entre las piernas de ella. Juanita cogió la polla con una mano y la dirigió a la entrada de su vagina. Lentamente, se produjo la penetración. Durante los segundos que duró, los ojos de los amantes no perdieron contacto entre ellos. Los labios de Juanita se entreabrieron. Cuando la penetración se completó, sus ojos se entrecerraron.

-Ummmm, como te siento, Pedro...esto..es lo que más...me gusta..tenerte así, dentro de mí...

-Y a mí me gusta mucho estar dentro de ti.... Tu coñito cálido abraza mi polla.

Por más de un minuto no hubo movimiento. Sólo besos y caricias. Juanita fue besada en toda la cara. Eran besos llenos de ternura  amor. Y durante todo ese tiempo, sentía dentro de ella aquella dura barra. Llevó sus manos a la espalda de Pedro y la acarició.

-Pedro...te...quiero.

-Y yo a ti, Juanita.

-Házmelo despacito, mi amor...muy despacito.

Ofreció su cuello para ser besado. Pedro lo llenó de besos. Ella lo miró a los ojos. Sus labios entreabiertos. Pedro empujó y elle cerró los ojos, gimiendo de placer.

-Umm, te siento dentro de mí..

La besó. Metió su lengua en la boca de ella y empezó un suave bombeo. Apenas sacaba la polla del coñito. Sólo unos pocos centímetros, pero la metía hasta el fondo, haciendo que sus pubis se frotaran entre sí, moviéndose en círculos. Juanita sentía un inmenso placer. Los músculos de su vagina se contraían y relajaban alrededor de aquella dura polla, transmitiendo también un gran placer a Pedro.

Juanita cruzó los pies sobre la cintura de Pedro. Cuando él empujaba, ella también lo hacía, haciendo que la penetración fuese más profunda. Sentía como la cabeza la polla tocaba el fondo de su vagina.

Un suave orgasmo se fue formando en el cuerpo de ella, acorde con la suave penetración. Llegó despacito. Lo pudo sentir nacer y subir y subir hasta hacerla estallar. Fue suave pero muy placentero. Su cuerpo apenas se tensó. Todo el placer se concentró en su coño.

-Agggg, Pedro...mi vida...me he corrido..que rico.....más. por favor...más..

Él no paró ni un momento. Siguió penetrándola, una y otra vez, una y otra vez. Tras el orgasmo, el coñito estaba más mojado y más sensible. Los gemidos aumentaron, así como el ritmo que Pedro imprimía a sus caderas.

Los besos se hicieron más apasionados. Las caricias más intensas. Se oía de vez en cuando el ruido de chapoteo que hacía la polla al entrar y salir, cada vez más deprisa.

Un segundo orgasmo atravesó el cuerpo de Juanita. Más fuerte que el primero. Sus ojos se cerraron. Sus manos se agarrotaron. Luchó por no gritar su nombre.

-Aggggg Pe...dro.....mi...amor...

Ahora la penetración se hizo rápida. Pedro buscaba ahora su propio placer. Se apoyó en sus brazos y miró a Juanita mientras entraba y salía de ella.

-Umm. Juanita...no puedo más...

-Dámelo todo, mi niño...Lléname de tu caliente leche..

Con la polla en lo más profundo, Pedro empezó a correrse. Juanita sintió perfectamente la salida de semen, caliente, espero, en más hondo. Lo miraba a la cara. El placer que él sentía se reflejaba en ella. Los ojos cerrados. Cada chorro caliente era una embestida a fondo.

Después del fuerte orgasmo, sus brazos no pudieron sostener su cuerpo levantado y se dejó caer sobre ella, que lo abrazó entre sus brazos.

-Me quemas por dentro..que sensación más placentera.

-Juanita, me he vaciado todo dentro de ti. Parecía que tu coñito me iba a tragar.

-Jamás pensé que el sexo pudiera ser tan placentero. Gracias a ti lo he podido vivir.

Pedro acercó su boca a su orejita. Le susurró bajito:

-¿Quieres que te coma el coñito?

-Oh, Pedro, Pedro..es que quieres que me muera?

El tercer y último orgasmo de la noche, y el más fuerte de todos, que la dejó rota sobre la cama, lo tuvo contra la boca de su sobrino, que se tragó con placer la mezcla de semen y jugos vaginales que ella expulsó. Una vez más, durmieron abrazados.

Al día siguiente, después de comer, fue la despedida de Raúl y Carlos, que se iban a París. Las mujeres les dieron muchos besos a los dos, especialmente Ana a su hijo. Alguna lagrimilla se le escapó.

-Pasadlo bien. Carlos. Ya sabes en donde tienes tu casa. Cuida de mi niño.

-Descuida. Gracias por todo. Sois una familia estupenda.

Después Alberto y Pedro se fueron a trabajar. Se quedaron las chicas solas.

-Bueno, ya se fue Raúl. Lo he visto muy bien. Feliz.

-Sí, se le ve feliz. A los dos. Y a ti también, Juanita.

-Es que soy feliz, Ana. Vivo con la gente que más quiero..y..uf...me llenan de placer.

-Hablando de placer. Hablé con Alberto de tu deseo. Está encantado.

-Ummm, y yo hablé con Pedro.

-¿Y qué te dijo?

-No me dijo nada. Pero se puso como una moto. Uf, casi me desmayo del gusto que me dio.

-¿Cuando lo harás?

-¿Para qué esperar? Esta noche..

-jajaja. Estás ansiosa.

-¿Tú no?

Ana no contestó. Se echó hacia atrás en el sofá. Abrió sus piernas. No llevaba bragas. Su coño se notaba excitado. Húmedo.

-Mira como estoy sólo de pensarlo. - Se pasó los dedos a lo largo de la rajita, luego se los llevó a la boca - Ummmm, estoy ..caliente.

Juanita miraba como su hermana se masturbaba delante de ella. Acariciaba su clítoris, haciendo círculos con las yemas de los dedos a su alrededor. Luego metía dos dedos profundamente dentro de su coño.

-Juanita..

-¿Sí?

-Me dejarás ver cómo te follan, verdad?

-Claro que sí.

-Ummmm

-Ana...me estás poniendo cachonda.

-Tócate para mí....

Juanita se quitó las bragas e imitó a su hermana. Se echó hacia atrás, abrió sus piernas y se empezó a tocar. Cada una miraba como los dedos de la otra acariciaban las mojadas rajitas.

-¿Quién de los dos te follará el culito?

-Aggg, no lo sé..me da lo mismo.

-Umm, te vas a sentir bien llena de polla...

-Siiiii..me voy a morir de placer.

Durante varios minutos las dos hermanas se miraron mientras se masturbaban. Las dos gemían de placer. Se miraban los coñitos..Se miraban a los ojos..

-Ahhhhh Juanita..creo..que ....aggg me corroo.

El cuerpo de Ana se llenó de convulsiones. La mezcla de estar viendo a su hermana tocarse delante de ella y pensar en lo que harían esa noche fue explosiva. Se quedó arqueada y tensa. A su lado, el cuerpo de Juanita también fue recorrido por el placer.

Quedaron flojas, relajadas...felices..En espera de una gran noche de placer.

-Mañana los quiero para mi, Juanita.

-Es lo justo.

Pero Juanita tenía otra cosa en mente...

Prepararon una buena cena para los chicos. Cuando llegaron los besaron, cada una al suyo. Y mientras cenaban, les echaban miraditas. Ellos estaban...mosqueados.

Después de la cena, se fueron un rato a ver la tele al salón. Juanita apoyada su cabeza en el hombre de Pedro. Ana estaba abrazada a Alberto. Un rato después, en vista de que los hombres nos se animaban, Juanita se fue al cuarto. Cuando volvió venía con aquel camisón transparente que se había comprado para Pedro.

-Cuñadita!! Pero que buenorra que estás

-Wow, tía

Se sentó en medio de los dos. Ana se cambió de sofá. Miraba a los tres. Vio como Juanita, descaradamente, llevaba sus manos a las entrepiernas de los hombres.

-Creo que ustedes dos ya saben lo que quiero, no?

Alberto miró a Ana, como pidiendo permiso. Ella le sonrió.

-Nos quieres a los dos

-Sí. Quiero que me matéis de placer.

Empezó a acariciar las pollas sobre los pantalones. Las sintió endurecerse bajo sus manos. Pedro la besó en el cuello. Alberto llevó sus manos a sus tetas. Juanita sintió como todo su cuerpo se excitaba. Giró la cabeza y se encontró con los labios de Alberto. Los besó con pasión. Abrió las piernas al sentir como la mano de Pedro se adentraba entre ellas. Cuando Pedro tocó las bragas, las encontró empapadas.

-Ummm, como me estáis poniendo...

Miró a Ana con los ojos entornados por el placer. Ana se acariciaba mirándolos

Bajó las braguetas y metió las manos. Sacó las dos pollas. Las agarró una con cada mano. Empezó a masturbarlas. Tenía una boca besando cada mejilla. Se giraba a la derecha y la lengua de Pedro invadía su boca. Se giraba a la izquierda y la lengua de Alberto también la invadía.

-Ummmm, chicos..chicos...llevadme a la cama...

Casi en volandas los dos hombres la condujeron al dormitorio principal. Ana los siguió. Su coñito estaba tan mojado como el de Juanita.

Pedro y Alberto la sentaron en la cama. Ellos dos quedaron de pie a su lado. Volvió a llevar sus manos a las duras pollas. Esta vez también se las llevó a la boca. Mientras masturbaba una, chupaba la otra. Fue alternando entre las dos. Pedro y Alberto gemían.

Se fueron desnudando mientras Juanita los seguía chupando. Cuando estuvieron los dos desnudos, Juanita recordó que a Pedro le gustaba mirarla mientras lo mamaba. Se arrodilló entre los dos hombres. Tenía las dos pollas al alcance de la boca. Se las pasó las dos por la cara, sonriendo.. Se dio golpecitos en la mejilla con cada una de ellas. Pedro y Alberto le acariciaban el cabello. Suspiraban  y gemían gracias al placer que la mujer les daba.

La hicieron levantar. No soltó las pollas en ningún momento. Se la comieron a besos. Le metieron mano por todo el cuerpo. Sentía las cuatro manos acariciándola. Sus tetas, su espalda, su barriguita, su coñito, su culete. Unos dedos entraron en su vagina. Otro dedo en su culito.

-Agggg mis hombres...

Cayeron sobre la cama, riendo. Juanita les dijo algo al oído a cada uno. Los dos asintieron. Ana no supo que era. Pedro la besó mientras Alberto fue bajando por su cuerpo hasta llegar a su coño. Empezó a lamerlo y chuparlo. Se llenó de su rico sabor.

-Ummm , Juanita, que rica estás.

Ella cogió su cabeza y la volvió a llevar a su coño...

-Sigue comiéndome cuñad....

No pudo terminar la frase. Pedro le había metido la polla en la boca. Empezó a chupar con ganas mientras la lengua de Alberto hacía maravillas entre sus piernas.

Ana tenía su mano entre sus piernas. Los tres amantes disfrutando entre ellos la tenían muy excitada. Dos dedos enterrados en su vagina....En ese momento deseaba ser Juanita, que los dos hombres la estuviesen amando a ella. Pero era el momento de Juanita. Mañana le tocaría a ella...pero la espera iba a ser muy larga.

La lengua y los dedos de Alberto en su coñito y la polla de Pedro en su boca hicieron a Juanita alcanzar un gran orgasmo. La cara de Alberto de llenó de jugos. Juanita se sacó la polla de la boca para poder gemir..

-AGGGGGG que...me corro......

Los dos hombres estuvieron un rato acariciándola para que se recuperara un poco. Cuando le volvió el resuello, miró a los dos.

-Bueno chicos...ahora los quiero a los dos dentro de mí.

Pedro se tumbó boca arriba. Juanita lo montó. Se sentó sobre él. Se clavó en su duro mástil.

-Ummmm

Se echó sobre él. Se besaron. Alberto se puso detrás, arrodillado. Se mojó los dedos con saliva y acarició el ojete para lubrificarlos. Juanita lo miró.

-Hazlo...fóllame el culito.

Alberto empezó la penetración. Lenta, pero sin pausa, su polla fue entrando en el apretado culito de su cuñada. La enterró hasta el fondo.

Juanita nunca se había sentido tan llena como ahora. Sentía las dos pollas bien clavadas en ella.

-Ana...esto..es...maravilloso.....

Alberto puso sus manos en sus caderas y lentamente y con cuidado empezó a moverse...Su polla entraba y salía. Luego acarició su espalda. Juanita besaba a Pedro, que movía sus caderas también. Al principio iba sin compás, pero al poco tiempo la doble y placentera penetración cogió ritmo. Mientras Pedro empujaba hacia adentro, Alberto salía. Y mientras Alberto empujaba, Pedro salía.

El doble placer que sentía Juanita la hizo alcanzar un primer orgasmo. Su cabeza se echó hacia atrás. Pedro y Alberto, lejos de disminuir su cadencia, arreciaron sus acometidas.

-Agggggg me corro....me corrroooo

El orgasmo no había terminado cuando otro empezó, más fuerte que el otro. Y esto fue seguido de otro más. Cada uno iba aumentando en intensidad. El último y más fuerte fue definitivo. El grito que su garganta dio se oyó en toda la casa. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su cuerpo quedó desmadejado...no podía resistir más placer...

-Parad... por favor..no ...no puedo más.

Con cuidado, salieron de ella. Se quedó en una esquina, acurrucada. Su cuerpo era recorrido por pequeños espasmos.

-Ahora amadla a ella - les susurró.

Ellos tendieron su mano a Ana. Ana se emocionó. No se lo esperaba. No era su turno. Miró a Juanita, que le sonrió.

-Disfruta de tus hombres...son maravillosos.

-Ven mami.

Se acercó a ellos. La tomaron en sus brazos. Su cuerpo se llenó de caricias, de besos. Uno acariciaba sus pechos mientras besaba su cuello. Otro besaba su boca mientras acariciaba sus brazos. Sintió su cuerpo temblar bajo aquellas carias, bajo aquellos besos.

-Mi amor...- dijo antes de besar a Pedro.

-Mi vida- dijo antes de besar a Alberto.

La hicieron tumbar en la cama. Pedro y Alberto se pusieron a ambos lados. Con las yemas de sus dedos rozaron su piel. Acariciaron sus tetas, sus duros pezones. Siguieron bajando...su pubis. Alberto bajó más y acarició la raja de su coñito. Pedro la besó

-Agggggg mis amores....

Alberto la cogió y la hizo subirse sobre él. Ella se sentó y la polla de su marido desapareció dentro de ella. Él la atrajo hacia él. Pedro, como antes hiciera Alberto con Juanita, se puso detrás y con mimo la penetró por su culito. Juanita vio la cara de placer que puso Ana cuando sintió la doble penetración. La misma cara de placer que puso ella hacía unos minutos. Observó como los dos hombres se movían lentamente. Los tres cuerpos parecían uno sólo, moviéndose acompasadamente.

Pedro penetraba a su madre profundamente, sintiendo un gran placer al hacerlo. Tenía sus manos en sus caderas, en su cintura. Ana gemía. Las manos de su padre acariciaban la espalda de ella. Se besaban.

Juanita vio en la cara de Alberto que éste estaba a punto. Notó como se tensaba. El primer orgasmo de Ana le atravesó el cuerpo cuando sintió como su marido le llenaba el coñito con su caliente semen. El segundo lo sintió cuando Pedro la regó por dentro con el suyo.

Durante un rato quedaron así. Los tres quietos. Pedro y Alberto sentían las contracciones de la vagina y de los músculos de culito. Ana no decía nada. Tenía los ojos cerrados. Su respiración, agitada.

Cuando abrió los ojos, miró a Juanita. Los labios de Ana formaron la palabra gracias, sin emitir sonido alguno,

CONTINUARÁ.