Nunca es tarde (7)

Aparece el último miembro de la famiia, Raúl

Nota previa:

Está claro que la persona que acaba de entrar en la casa es el hermano mayor de Pedro. Se veía venir. Ya tenía parte del capítulo escrito, pero no me gustaba. En la primera versión el hermano no entiende la situación. Se escandaliza por el incesto. Insulta a su hermano y a su tía. Luego su madre y su tía lo convencían. Pero era forzado.  Además, la situación con tres hombres y dos mujeres, aunque puede dar mucho juego en otro tipo de relatos, no me convencía para este. Creo que con los cuatro personajes principales ya está bien. Sólo cabría, quizás, una novia para Pedro. Pero no creo.

Así que reescribí el relato para que la situación fuera creíble y la historia pudiese seguir a su ritmo. Espero que les guste así.

Ah, jeje, no se preocupen, que no mato al hermano.

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Raúl, el hermano mayor de Pedro, que venía con un amigo, entró, con su llave, en la casa. Quería darle una sorpresa a todos, pero parecía que no había nadie. Siendo domingo a lo mejor habían salido a dar una vuelta.

-HOLA? No hay nadie en casa?

Juanita se sobresaltó.

-No son tus padres!! ¿Quién es?

-Coño, creo que es Raúl

-¿Raúl? ¿Pero no estaba en la universidad?

-Estaba... Espera

Se puso rápido los gayumbos y fue al salón.

-Raúl!! ¿Qué haces en casa, macho?

-Hey, little brother.

Se dieron un fuerte abrazo. Pedro adoraba a su hermano mayor. Y Raúl a él. Era su sacrificio lo que le permitía a él estudiar. Siempre se habían llevado bien. Quitando las clásicas peleas de niños.

-Te presento a Carlos, un amigo.

-Hola Carlos, encantado.

-Encantado. Tu hermano me ha hablado mucho de ti.

Cuando Raúl se dio cuenta de que Pedro estaba en calzoncillos, con el pelo revuelto, en casa un domingo por la tarde, fue atando cabos.

-Hey, Pedrito. No me digas que tienes una pibita en la habitación. Jeje

Sí, Raúl también lo llamaba Pedrito. Lo sacaba de sus casillas. Y el muy cabrito lo sabía.

-No...Sí, sí..

-Ese es mi hermano. Me la presentas, no?

Raúl se dirigió a su cuarto, dispuesto a echarle un vistazo a la chica de su hermano.

-No, Raúl..espera, no entres

-¿Tienes miedo de yo le guste más, hermanito?, jajaja

Abrió la puerta de golpe.

-Hola, soy Raúl, el herman..... TÍA JUANITA!!!!!

-Hola, Raúl.

Juanita estaba en la cama, tapada hasta la nariz. Raúl miró a su hermano con la boca abierta. Luego miró otra vez a su tía.

-Pero qué pasa aquí!!

Pedro se llevó a su hermano al salón. Le dijo a Juanita que se vistiera.

Se sentaron en el sofá.

-¿Te estás tirando tía Juanita?

-Bueno, es algo..complicado, Raúl.

-Ni complicado ni nada. Te estás follando a Juanita. - su gesto era serio.

-Sí.

-No te da vergüenza? Es tu tía, por el amor de dios

-A parte de mi tía es una mujer. Una mujer preciosa.

-Pero eso es incesto Pedro. ¿Estás loco?

Entonces Carlos, el amigo, habló.

-Raúl, parece mentira que esos estúpidos prejuicios que tanto te han hecho sufrir a ti y a mi ahora tú vayas y se los tires a la cara a tu hermano. Creo que ya es mayorcito para hacer lo que le dé la real gana con otra persona adulta, ¿NO CREES?

Raúl se quedó mirando a Carlos con la boca abierta. Luego la cerró. La volvió a abrir para hablar.

-Joder. Si es que soy un...estúpido. Perdona, Pedro. Carlos tiene razón. Esta sociedad hipócrita ya me ha hecho sufrir a mí bastante como para que yo encima repita lo mismo.

-No pasa nada. Así de sopetón la cosa.. sorprende. jeje.

-Uf, ya lo creo, hermanito. Ya lo creo.

Juanita apareció, ya vestida. Raúl se levantó y le dio un fuerte abrazo y un beso.

-¿Cómo está mi tía preferida?

-Soy la única, así que a la fuerza tengo que ser la preferida. Estoy muy bien.

-Jejeje, ya lo veo - le dijo mirándola y luego a Pedro. Juanita se ruborizó un poco.

-¿No me presentas?

-Ah! O sí. Tía Juanita, este es Carlos, mi amigo...Mi..pareja

-Encantada, Carlos.

-¿Tú pareja? - preguntó Pedro.

-Sí. Ya ves, yo sermoneándote y repitiendo los mismos esquemas que sufro yo.

Juanita, la mujer que había vivido casi toda su vida en un pueblito pequeño, reaccionó como si fuera lo más normal del mundo. Había aprendido en los últimos días a respetar a los demás. A Pedro le costó un momento, pero enseguida lo aceptó también.

-Al fin me he decidido a salir del armario. Ya era hora. Y he traído a Carlos para que lo conocierais. ¿Y los papás?

-Han salido con unos amigos. No creo que tarden.

-Joder. Estoy nervioso. Siempre han sido personas de mente abierta, pero no sé cómo se lo van a tomar.

Juanita los cogió a los dos del brazo, a Raúl y Carlos, y los llevó al sofá.

-Bueno, Raúl. Tu padre no sé. Creo que lo aceptará. Pero te aseguro que tu madre no te pondrá ni una pega. Además, las madres siempre saben esas cosas. Unas lo aceptarán y otras no. Ana lo aceptará. Estoy segura. Y ahora, contádmelo todo.

Los cuatro estuvieron hablando largo rato. Carlos parecía un chico estupendo. Extrovertido, simpático. De vez en cuando cogía la mano de Raúl.

Cuando Ana llegó y vio a su hijo mayor, su corazón se llenó de alegría y fue corriendo a abrazarlo.

-Mi niño!! Qué sorpresa!!!

-Hola mami.

También abrazó a su padre. Luego les presentó a Carlos.

-Papá, mamá, les presento a Carlos. Es...

-Tú pareja - le dijo Ana.

Ana le dio un abrazo a Carlos.

-Al fin te conozco.

-Mami, tu...lo sabías?

-Hay cosas que a una madre no se le escapan. Ya era hora de que te decidieras a hacernos partícipes a los demás de tu vida.

Alberto estrechó con fuerza la mano de Carlos.

Raúl estaba encantado. Se esperaba una situación más..embarazosa. Pero su familia había aceptado sin problemas su condición. Al fin se quitaba de encima un gran peso.

Y ahora, los seis hablaron. Conocieron mejor a Carlos. Las mujeres fueron a preparar la cena mientras los hombres se quedaron hablando. Al rato Raúl fue a la cocina. Se acercó a su madre y la abrazó.

-Te quiero, mami. Eres maravillosa. Soy tan feliz.

-Verte feliz me hace feliz a mí. ¿Le quieres mucho, verdad?

-Con locura. Fue él el que me convenció para venir y de una vez dejar las cosas claras. Me veía sufrir al tratar de ocultar lo que soy. Me enseñó que no hay nada que ocultar.

-Parece un chico estupendo. Y además, es muy guapo.

-Sí que lo es. Pero lo que me atrajo de él es su personalidad. Y su culito!! Jaja.

Los otros tres hombres entraron en la cocina. Alberto llevaba la voz cantante.

-Bueno, cuándo se cena en esta casa? Tengo un hambre de lobo.

-Pues si quieres comer. vete preparando la mesa.

Después de cenar, fueron al salón.

-¿Cuánto tiempo os pensáis quedar? - preguntó Ana

-Unos días. Después nos vamos a Francia con un grupo de amigos.

-Estupendo. El problema será el cómo dormiréis. El sofá no es muy grande.

-Bah, no te preocupes, mami. Dormiremos ...bien abrazaditos

-Podríamos comprar una colchoneta, para que estéis más cómodos.

-No te preocupes, Ana. Estaremos bien - dijo Carlos.

-Bueno, chicos, yo mañana trabajo. Me voy pal' catre. - comentó Alberto - Buenas noches.

-Buenas noches, papá.

-Bienvenido a casa, hijo. Bienvenido a casa, Carlos.

-Nosotros también nos vamos - dijo Juanita - Buenas noches.

-Bueno, pues entonces yo también. Hasta mañana. – se despidió Ana.

Las dos parejas se fueron, cada una a su cuarto. Raúl y Carlos se quedaron preparando el sofá. Luego se acostaron. El sofá les obligaba a estar pegados. Por supuesto, no les importaba.

-Tu familia es estupenda, Raúl.

-Bueno, sí que lo son. Más de lo que yo esperaba. Me han sorprendido. Te han aceptado sin la más mímina pega.

-Cuando una familia se quiere de verdad, las preferencias sexuales no tienen ninguna importancia. Tú eres el mismo Raúl de antes.

Se dieron un beso en los labios, se abrazaron fuerte, y se durmieron.

En la habitación,  Pedro estaba acostado en la misma cama que Juanita.

-Vaya, tu hermano se ha vuelto un buen mozo. Y Carlos, aparte de majo, es muy...guapo.

-Tía, es que no tienes bastante conmigo?

-jajaja, si tonto

Juanita llevó su mano a la polla de Pedro. En un momento estaba dura como una piedra.

-Ummm, cómo me gusta tu polla, Pedrito.

-Coño, que no me llames Pedrito.

-jajaja. Tienes razón. Debería ser Pedrote. ¿Qué le vas a hacer a tu tía esta noche?

Pedro llevó su mano a su coñito. Ya estaba listo.

-Me encanta tocarte el coño cuando lo tienes así, bien mojadito..tan babosito. Te haré lo que me pidas.

-Ummm, no sé..todo lo que me haces me vuelve loca. ¿Por qué no simplemente me haces el amor? Te necesito dentro de mí.

Pedro se subió encima de Juanita, pero no la penetró. Su polla quedó sobre su pubis. Se besaron con pasión.

-Aggg, eres malo

-¿Por qué?

-Por favor...házmelo ..te deseo..

-¿Qué deseas?

-Ya lo sabes, mi amor..

-Pues dímelo.

-Deseo que..que me folles

Pedro bajó un poco y su polla se clavó hasta el fondo dentro de aquel acogedor, caliente y mojado coñito.

-Aggggggggg..eso...eso es lo que quería.

Lentamente, Pedro empezó a entrar y salir de su querida tía. Sentía sus manos acariciando su cabello. Él la besaba. En sus labios, en su frente. También lamía el lóbulo de sus orejitas. Ella giraba su cabeza y ofrecía su cuello.

Alguien entró sigilosamente en el cuarto y cerró la puerta.

-Hola, soy Ana.

Pedro paró un momento y ambos la miraron.

-Os importa que me quede? El pobre Alberto está rendido y se ha dormido. No he querido despertarlo. Os prometo no..molestar.

Se acostó en la otra cama, mirando a la pareja que se amaba delante de ella. Pedro había empezado otra vez a moverse. Ana oía los suaves gemidos de su hermana, que sentía entrar y salir de ella la polla de su hijo. Era muy bonito verlos amarse. Bonito y excitante. Llevó su mano a su coño y empezó a masturbarse.

Cuando Juanita giraba la cabeza en su dirección para que Pedro besara su cuello, las dos hermanas se miraban. En las caras de las dos se reflejaba el intenso placer que estaban sintiendo.

Pedro había aumentado la cadencia de su penetración. Los gemidos y jadeos de Juanita aumentaron en consonancia.

-Agggg Pedro....me voy a correr...mi vida..que placer me das...

Juanita miró a Ana. Estiró su mano hacia ella. Ana hizo lo mismo. Las dos mujeres se cogieron de la mano mientras el cuerpo de Juanita estalla por el orgasmo provocado por Pedro. No dejó de mirar a los ojos de Ana. La cara de Juanita en pleno orgasmo fascinó a Ana. Era la viva imagen del placer. Tenía el cuerpo tenso, recorrido por fuertes espasmos. Y Pedro no dejaba de penetrarla.

-Pedro...aggggg....espera...para un poco mi vida...

Él aminoró sus embestidas, hasta que simplemente estaba dentro de ella.

-Tu madre te necesita. Ámala a ella.

Cuando Pedro miró a Ana, ella también lo miraba

-Me deseas, mami?

-Si mi vida. Hazme tuya. Te deseo.

Pedro se salió de Juanita y fue hacia su madre. Lo esperaba tumbada en  la cama con las piernas abiertas, anhelantes, invitándolo.

No hubo preliminares. Pedro la penetró en el acto.

-Aggggggggg mi niño...

La dura polla de Pedro penetró aquel maternal coño como si fuera de mantequilla y la polla una barra al rojo vivo. Ahora era Ana la que lo acariciaba. Era a Ana a la que besaba. Y era Juanita la que los miraba. Los restos de su reciente orgasmo aún se notaban en su cuerpo. Tenía aún leves espasmos. Entre sus piernas la humedad de su coñito mojaba sus muslos.

Juanita miró unos minutos como Pedro y Ana se amaban tan tiernamente. Ana tenía los ojos cerrados. Sólo los abría de vez en cuando para mirarla a ella. Le mandaba besos, pero el intenso placer que su hijo le estaba dando le hacía volver a cerrar los ojos. Cuando Juanita vio como la espalda de Ana se separaba de la cama, arqueándose. Cuando vio lo ojos de ella fuertemente cerrados, comprendió que Ana estaba siendo atravesada por un fuerte placer. Su querida hermana se estaba corriendo. Y Pedro, el maravilloso Pedro no dejaba de penetrarla.

Un minuto después, el cuerpo de Ana se calmó. Pedro dejó de moverse. La besaba con amor. Le decía palabras al oído que Juanita no oía. Palabras que la hacían sonreír llena de felicidad.

Pedro miró a Juanita. Ella le sonrió. Él se levantó. Su polla seguía dura. Estaba brillante por los jugos de Ana.  Aún no se había corrido.

Se acercó a Juanita, y como hiciera con su madre, se puso encima de ella y volvió a penetrarla.

-Agggggggggg, Pero..Pedro....es ...que...me quieres..matar..?

-De placer, Juanita, sólo de placer.

Ana también estaba asombrada. Su hijo les había hecho el amor a las dos. A las dos les había proporcionado intensos orgasmos, y volvía a por más.

Esta vez la penetración era más profunda, más pausada. Juanita rodeó con sus piernas a Pedro.

Él estaba encantado. Estaba con las dos mujeres que más quería en este mundo. Las estaba amando. Les estaba dando mucho placer. Y ellas a él. Estuvo a punto de correrse varias veces, pero se concentraba y lo evitaba. Se apoyó con las manos en la cama, levantando un poco su cuerpo. Ahora podía ver mejor a Juanita. Tenía los ojos cerrados, se mordía el labio inferior. Giraba la cabeza de un lado a otro.

Empezó un bombeo rápido, haciendo crujir la cama. Juanita no lo soportó más y le clavó las uñas en la espalda al correrse otra vez mientras aquel diablo de sobrino se la follaba profundamente. Esta vez, el orgasmo la dejó rota, sin fuerzas sobre la cama, sin poder hablar.

Pedro miró a Ana.

-¿Hay más para mí? - preguntó ella.

-Sí mami.

Y por segunda vez, Pedro volvió a amar a su madre. Sus bocas pegadas. Sus lenguas entrelazadas. Y su polla, su increíble polla, atravesándola y llenándola de placer.

-Agggg Pedro...eres...ere increíble...Nunca nadie me había dado tanto placer... Esta vez..Umm, esta vez....te correrás conmigo? Me llenarás de ti?

-Ummm, sí...Ya no puedo más...

Juanita, acurrucada, miraba los últimos momentos del maravilloso acto de amor y placer que los tres habían vivido.

-Mami....

-ummmm dime mi vida.

-Me voy a correr.

-Sí, Sí...dámelo todoooo

Tanto placer acumulado estalló de golpe. Pedro se empezó a correr en lo más profundo de su madre. Su semen era expulsado a presión, bañando con su calor las paredes de la vagina de su amada progenitora.

Los últimos chorros y los gemidos de su hijo provocaron el segundo y más placentero orgasmo de Ana. No emitió sonido alguno. Todos sus sentidos estaban enfocados en el placer que atravesaba su cuerpo.

Minutos después, Pedro y Ana estaban abrazados y se acariciaban. En la cama de al lado, Juanita dormía plácidamente. En su sereno rostro, se dibujaba una sonrisa.

-Bueno, mi amor. Me vuelvo con papá. Hasta mañana

-Hasta mañana, mami

Pedro se durmió enseguida. Tanto amor lo tenía agotado.

Por la mañana, Alberto de despertó el primero. El resto de la casa dormía. Fue al baño y en el salón Raúl y Carlos dormían plácidamente. Quería a su hijo. Su condición sexual no le importaba lo más mínimo. Sólo esperaba que esta hipócrita sociedad los dejase vivir felices. Fue a despertar a Pedro, no fuese que se hiciera tarde para el trabajo. Abrió la puerta con cautela, no los fuera a pillar infraganti. Pero no, los dos dormían como lirones. Despertó con suavidad a Pedro.

-Vamos machote, que hay que trabajar.

-Msvfsss

-Ni Msvfss ni nada. Vamos gandul.

Pedro se levantó de mala gana. Con gusto se hubiese quedado un buen rato más en la cama. Antes de irse, le dio un suave beso a Juanita. Ella, es su sueño, gimió.

Cuando Alberto y Pedro se marcharon, aún no se habían levantado ninguno de los demás.

Rato después, Juanita se despertó. Buscó a Pedro, pero ya no estaba. Recordó la maravillosa noche que les había regalado a ella y a su hermana y eso hizo que lo echara más de menos. Se levantó y fue al salón. Raúl y Carlos seguían durmiendo. Los miró un rato. "Qué bonito es el amor", pensó. Los dejó dormir. Entonces fue en busca de Ana.

La encontró durmiendo. Con cuidado, se acostó a su lado y la abrazó. En poco tiempo, se volvió a dormir.

Los siguientes en despertarse fueron Carlos y Raúl. Raúl le preparó el desayuno a su novio. Luego fue a buscar a su tía. Se extraño de no encontrarla. Al final la encontró. Estaba acostada con su madre. Las dos abrazadas, durmiendo. Cerró la puerta para dejarlas dormir. Volvió a la cocina.

-¿Y tu tía y tu madre?

-Están...durmiendo juntas - respondió. Estaba sorprendido

-Vaya, parece que no somos los únicos de la familia.

-Joer, pues no!! jaja Que pasada!!

-¿Que vamos a hacer hoy?

-Bueno, por la mañana vamos a dar una vuelta por ahí. Luego ya veremos.

El ruido de la puerta al salir despertó a Ana. Creyó que quien la abrazaba sería Alberto. Se dio cuenta de que era Juanita. Estuvo un rato mirándola. Le pasó su mano por el pelo. Acercó sus labios a los suyos y los rozó. Juanita abrió los ojos.

-Buenos días, mi amor.

-Ummmmm buenos días.

-¿Qué haces aquí?

-Me desperté y Pedro ya no estaba. Así que vine contigo.

-¿Qué tal has dormido?

-De maravilla. Ese hijo tuyo me dejó agotada.

-Ummm, y a mí. Como amante no tiene rival. Ni Alberto en sus buenos tiempos aguantaba tanto.

-Con él he hecho cosas que jamás pensé en hacer. Bueno, y cosas que no sabía que se pudiesen hacer. Pero es tan cariñoso, tan tierno, que todo lo que hacemos me da un inmenso placer.

-¿ah Sí? ¿Y qué cositas son esas que no sabías que se podían hacer?

-Uf...pues...joo, me da vergüenza.

-¿Vergüenza? jajajaja. Juanita!!! Pero si te tomaste el semen de Alberto de mi coñito.

-jajaja, tienes razón. Pues...ayer..Pedro..me ...me lamió el culito. Y luego me lo folló.

-¿Y qué tal?

-Me encantó. Ya te dije que todo lo que él me hace me gusta.

-¿Y no conocías el sexo anal?

-Pues no. Soy de pueblo, recuerdas?

-jajajajaja. Juanita. Pero mira que eres. ¿Es qué crees que en los pueblos no se follan el culito? jajaja. Además, ¿qué crees que hacen los gays?

-Coño, pues ahora que lo dices, nunca se me había ocurrido pensarlo. ¿Tú lo haces con Alberto?

-Pues claro. A él le encanta. Y a mí. Y cuando se entere de que ya lo tienes estrenado, ya verás cuánto tarda en calzártela! jajaja

Juanita se quedó callada, pensativa.

-¿En qué piensas, Juanita?

-Ummmm, estaba pensando....¿Has estado con dos hombres a la vez?

-Pues no.

-Ahora tienes la oportunidad. Ummm, si Pedro solo me vuelve loquita, con los dos...Me mojo sólo de pensarlo.

-JUANITA!! Pero si al final me has salido una viciosilla!

-Qué quieres. Llevaba 20 años sin catar. Tengo que resarcirme.

-¿Y si te resarces un poco ahora?

Se miraron a los ojos. Ana puso su mano en la nuca de Juanita y la atrajo hacia sí. Sus bocas se encontraron. Sus manos buscaron los pechos de la otra. Los acariciaron. Sus pezones se endurecieron bajo las suaves caricias de las dos mujeres. Ana estaba desnuda. Juanita llevaba un camisón. Se lo quitó.

Frotaron sus cuerpos el uno contra el otro. Pechos contra pechos. Cada una sintió lo duros pezones de la otra clavarse en su piel. Y las manos buscaron los húmedos sexos. Cuando los dedos recorrieron las rajitas y acariciaron los clítoris, cada una gimió de placer en la boca de la otra.

En la habitación sólo he oían los apagados gemidos. El suave ruido del roce de sus pieles. Ana metió su muslo entre las piernas de Juanita, y frotó su coño con ella. Sintió el calor y la humedad en su piel. Se fue moviendo hasta quedar enfrentadas. Cruzó una pierna por encima de Juanita y la otra por debajo. Los dos coñitos quedaron unidos.

Se miraban a los ojos mientras frotaban sus coños, la una contra la otra. Los jugos de las dos se mezclaron.

-Aggggg Anita..que rico...

-Ummm, si...me encanta...

Movían sus caderas para que el frotamiento llegara a los puntos más sensibles. Juanita llevó sus manos a sus propias tetas y se las acarició. Durante varios minutos se frotaron y frotaron.

-Juanita....

-Ahhhh qué?

-Me...co..rrooo.

El orgasmo de Ana, que la hizo tensarse y golpear más fuerte su coñito contra el de Juanita, provocó que también Juanita alcanzara su orgasmo. Los muslos estaban completamente empapados. Las dos mujeres agotadas por el esfuerzo.

Descansaron un rato.

-Juanita...así que quieres que nuestros dos hombre te follen a la vez, no?

-Sip.

-Bueno, no creo que pongan ningún inconveniente.

-Jajaja, no , no creo.

CONTINUARÁ.

Nota final: No insistan. Ni Raúl ni Carlos se van a quedar embarazados.  ;)