Nunca es tarde (3)

Consuman su amor. Conocemos un poco más a los otros miembros de la familia.

La hizo levantar. Ella lo miraba. Siempre con la sonrisa en los labios. Tener aquella madurita desnuda delante de él, con la cara llena de su semen era algo increíble. Tenía ganas de abalanzarse sobre ella, pero su padre estaba a punto de levantarse. -Será mejor que te duches. Mi padre está a punto de levantarse -Jiji, ¿Qué pensaría si me viera así? -Jaja, le daba algo. Le dio un beso y se fue a su cuarto. Ella se duchó. Justo cuando volvía al dormitorio se levantaba Alberto, su cuñado. -Buenos días, Juanita. -Buenos días, Alberto. Entró en la habitación y cerró la puerta. -Casi nos pilla tu padre. Pedro estaba tumbado en su cama -¿De verdad te gusto? ¿Aunque sea vieja y esté gorda? -Ya te dije que no estás gorda. Y de vieja nada. -Así es como me siento. Pedro se incorporó y la abrazó. -Eres guapa. No tienes el cuerpo de modelo, es verdad. Pero no creas que a los hombres sólo nos gustan las chicas 90-60-90. A muchos nos gustan más..normales. Incluso a muchos nos gustan maduritas. A mí me gustan maduritas, como tú. A mí me gustas tú. Juanita se sintió emocionada. Lo abrazó fuerte. Su marido había sido un chico del pueble de toda la vida. Con tan poca población no había mucho en donde elegir. Le tenía cariño, sí, pero no se casó enamorada. Esperaba que el amor naciera con el tiempo. Pero no tuvo tiempo. La vida se lo arrebató. Y en pocos días estaban naciendo en ella sentimientos desconocidos. Su sobrino le estaba enseñando cosas que no sabía que existieran. Cosas que le gustaban. El la besó en el cuello. Luego en la oreja. Sintió unas agradables cosquillitas. También llevó una de sus manos a sus tetas y se las acarició suavemente. De nuevo su coñito se empezó a mojar. -Tienes que irte a trabajar. -Tócame. -Pero....es tarde. -Tócame.... Ella llevó su mano a la polla. -Ummmm, la tienes muy dura otra vez -Es por ti. -Pedro, llegaremos tarde  - gritó su padre desde fuera. Él se levantó corriendo y empezó a vestirse. Juanita lo miraba, sonriendo. Y frotaba ligeramente sus muslos. Antes de salir, él la besó en los labios y le dijo al oído. -Juanita, esta noche te voy a follar. Y se marchó, dejándola allí sentada, con la boca abierta y el corazón a mil por hora. Su coñito era un lago. Se fue a desayunar y su hermana estaba allí. -Buenos días, Juanita. -Buenos días, Ana. -Parece que las cosas entre tú y Pedro van bien -¿Eh? - casi se le para el corazón. -Ya no parece enfadado. Parece que os lleváis bien. -Oh, sí, sí. Es un gran chico. Muy respetuoso. -¿No tenéis problemas de intimidad? -No, no. Estamos bien. Cada uno tiene su espacio. -Me alegro. Y gracias por permitir que durmiera en la habitación contigo. Mucho tiempo en el sofá hubiese sido terrible. -Gracias a vosotros por recogerme. Y gracias a él por permitirme a mi dormir en su cuarto. -No tienes nada que agradecer, Juanita. Tú sacrificaste casi toda tu vida por los papás. Eres mi hermana. Y esta es ahora tu casa. Cuanto haga falta...Como si es para siempre. Juanita se echó a llorar. Ana la abrazó. -No quiero ser una carga. ¿Qué dirá tu marido? -Alberto está de acuerdo. Gracias a ti nosotros pudimos abandonar el pueblo. Gracias a ti tenemos esta vida, sencilla, pero feliz. Aunque no te lo exprese, Alberto te aprecia mucho. -Buscaré un trabajo. Habrá algo que alguien como yo pueda hacer. Así contribuiré en la casa. Tengo unos ahorrillos. Son vuestros. -No hay prisa. Tiempo al tiempo. -Al menos te echaré una mano en la casa mientras tanto. -Ya tú ves!!! A eso no te voy a decir que no! jajaja -jajaja. -Siempre fuiste buena cocinera. -No se hable más. Oído cocina. -Vístete. Te enseñaré el barrio, las tiendas, el super. Así compraremos algo para comer hoy. En casa siempre se habla de tu guiso de carne. -Pues guiso de carne comeremos. Cuando caminaban por la calle, de repente Juanita se acordó de Raúl, el hermano mayor de Pedro. -Ana, ¿Y cuando venga Raúl? -Ah, no me preocupa. Siempre ha sido más aventurero. Solía ir mucho de acampada con sus amigos, así que el sofá seguro que es más cómodo que el suelo del campo. Además, suele estar poco en casa. Sólo en Navidad y en verano. Y en verano sólo unos días. Siempre está de aquí para allá. -Pero es su cama. -Ahora es tu cama. Hicieron algunas compras y regresaron a casa. El resto de la mañana Juanita se dedicó a cocinar. En su mente resonaban las últimas palabras de Pedro :"Esta noche te voy a follar". Estaba nerviosa. Y muy excitada. -Juanita, voy al centro a mirar unas cosas. Hasta luego. -Chao. Terminó su guiso. Lo probó. Le había salido riquísimo ."Esta noche te voy a follar". Se estaba mojando sólo de pensarlo. Juntó sus muslos y sintió su calor y humedad. Llevó una mano a sus pechos. Los acarició..."Esta noche te voy a follar". Esa frase no se la podía quitar de la cabeza. Fue a su cuarto. Se puso delante del espejo y se desnudó. Miró su cuerpo. Sus tetas grandes. Se giró. Su culete redondo. Tenía michelines. Estaba rolliza. Pero...pero a él le gustaba. "Esta noche te voy a follar". Y esta noche..o dios mío, esta noche se la iba a follar. Llevó su mano a su coñito. Pasó los dedos a lo largo de su encharcada rajita y acarició su inflamado clítoris. Miraba en el espejo como su mano se movía entre sus piernas. Con la otra mano se acarició los pezones. Estaban duritos. Los pellizcó. Sus dedos índice y corazón atrapaban su pepitilla entre ellos. Los movía, arriba y abajo. Sentía mucho placer. Su cara reflejada en el espero era puro placer. Un leve rubor en sus mejillas. Sola en casa, no tenía que reprimir sus gemidos. Recordó como la había tocado en la ducha. Cómo la hizo correr y sobre todo lo que sintió cuando su caliente semen le cubrió la cara. Se pasó la lengua por los labios como queriendo recoger un semen que ya no estaba allí. Pensaba en que sentiría cuando Pedro metiera esa enorme polla en su coñito. Se iba a correr...Movió sus dedos con rapidez, frotando cada vez más fuerte hasta que estalló, gritando de placer, frente al espejo. Y mientras se corría, mientras su cuerpo era atravesado por espasmos de placer, en su cabeza resonaba :"Esta noche te voy a follar". Se tuvo que tumbar en la cama a reponerse de tanto placer. Después se vistió y fue al salón a ver la tele y esperar a los demás. Al rato, Ana volvió. Venía con unas bolsas. -Juanita, te he comprado unas cosas. Espero que sean de tu talla. -¿Cómo? -Ya no estás en el pueblo, Juanita. La ropa que llevas es de abuela. Y no eres ninguna abuela. Vamos a probar como te quedan. Le había comprado un par de pantalones, dos blusas y un traje. Había acertado con la talla. Todo le quedó perfecto. -Esto ya es otra cosa, Juanita. Juanita estaba asombrada. Se miraba al espejo y casi no se reconocía. Aquella ropa..aquella ropa le sentaba bien. Se dio cuenta de que no era tan vieja. De que no estaba tan gorda. Se miró. Y se gustó. Y otra vez, frente a su hermana, las lágrimas aparecieron. Esta vez de felicidad. -Gracias Ana..gracias, gracias.. -No hay de qué. Poco a poco iremos renovando tu vestuario. Jajaja, Si al final hasta vas a conseguir novio y todo. -Jajaja. No creo. -Buenooooo. Una madurita de buen ver como tú, en una gran ciudad tendrá muchos pretendientes -"Y esta noche uno de ellos me va a follar", pensó para sí. Cuando los dos hombres de la casa llegaron y vieron el nuevo look de Juanita, silbaron a la vez. -Wow, cuñadita!!!! ¿Dónde estabas escondida? -Estás preciosa, tía. Juanita no podía ser más feliz. Se sentaron a la mesa y sirvió la comida. Notaba como Pedro se la comía con la mirada. Se sintió orgullosa de sí misma. -Juanita, esto está riquísimo - exclamó Alberto. -Ummm, ya lo creo, hermana. Siempre fuiste la mejor cocinera. -Gracias. Gracias a todos. Por..por todo. Consiguió a duras penas no volver a llorar. Cuando Alberto estuvo a solas con su mujer, le dijo: -Vaya con Juanita. Que cambio. -Sólo necesitaba renovarse un poco y sobre todo, sentirse bien consigo misma. -Está buena, tu hermanita. -Calla, pillín. -Jajaja. Pobre Pedrito. -Tonto. Que es su tía. Además, me ha dicho que se comporta como un caballero con ella. -Si, si, su tía. Un jovenzuelo como él sólo ve a una macizorra. -Bueno, así a lo mejor Juanita se da una alegría al cuerpo! -jajaja...Oye, Anita...¿Le damos una alegría al nuestro? -¿Te ha puesto cachondo mi hermana? -Sí. -Pues hazte una paja. -No seas mala....- le puso la mirada de niño bueno. Esa mirada siempre daba resultado. -Cómo sois los hombres - le dijo mientras se arrodillaba delante de su marido. Llevó su mano a la polla. Estaba muy dura. -Como te has puesto. -Como una moto. -Habrá que hacer algo. No puedes ir a trabajar así. Le bajó la cremallera y con dificultad le sacó la polla. Le gustaba mucho la polla de su marido. Tenía buen tamaño y la sabía usar bien. Acercó su boca y empezó a lamerla. Sacó su lengua y recorrió todo el tronco. Miraba a Alberto a los ojos. Sabía que eso le gustaba mucho. También sabía que le gustaba que le hablase. Ella era una mujer ardiente. -¿Te gusta cómo te como la polla? -Ummmm, sí, sí. Llevó su boca a los huevos y los chupó. La polla quedó apoyada sobre su cara. Luego fue subiendo pasando la lengua hasta llegar al capullo. Le dio besitos. -Así que mi hermanita te ha puesto la polla dura. -ummm -¿La sabrá chupar? Seguro que no como yo. -Ahhh. nadie la chupa como tú. Se la metió en la boca y empezó a mamar. Alberto miraba como su polla entraba y salía de la boca de su mujer. Sus ojos clavados en los suyos eran tan excitantes. Con su mano acompañaba la mamada con una paja. Se sacó la polla de la boca y se la pasó por la cara. Por su frente, por sus mejillas, por sus labios.. Disfrutaba mucho chupando la polla de Alberto. Le gustaba la cara de placer que el ponía. -¿Dónde quiere correrse mi hombre? ¿En mi carita? ¿O quieres que tu mujercita se beba toda tu rica leche? -Agggg, Ana...ummm, donde tú quieras......... -Ummmm, hoy no ha habido nada de postre...así que me tomaré tu lechita. -Pues está a punto de salir.......aggggggggg Ana se metió la polla en la boca y empezó a chupar fuerte, moviendo la cabeza adelante y atrás. Conocía muy bien a su marido y sabía que en breves segundos le iba a llenar la boca con su abundante semen. -Córrete en mi boca..Dámelo todo Eso fue el detonante. La polla de Alberto empezó a llenar su boca con su rica y caliente leche. Cuando se le llenaba tragaba, haciendo ruido, para que él lo oyera. Tres tragos tuvo que dar antes de que la polla dejara se soltar lechita. La mantuvo dentro de su boca. Sus ojos clavados en los de él. Luego, despacito, la fue sacando. Sin rastro de semen. -Ummm, estabas cargadito, mi amor. Rica como siempre. -Vaya mamada, mi vida. Eres la mejor. Se levantó y se besaron. Alberto llevó sus manos a su culo y lo masajeó. -Yo también estoy cachonda. Esta noche quiero que me folles bien follada. -¿Quieres que te lo coma un poquito? Alberto era estupendo comiéndole el coño, pero no había tiempo. -Tenéis que iros a trabajar...Resérvate para esta noche. -Te voy a hacer de todo. -Fantasma! Mientras esto pasaba, Pedro se había quedado en la cocina con su tía. -Juanita, de verdad que estás preciosa. Vaya cambio. -Gracias. Fue idea de tu madre. ¿Me sienta bien, verdad? -Te sienta muy bien. La miró a los ojos. -¿Recuerdas lo de esta noche? Juanita se ruborizó un poco. -Sí. Esta noche...esta noche me vas a follar. -Pedro, vamos, que llegamos tarde otra vez. -Voy papá. Se despidió de Juanita con un rápido beso en los labios. Mientras iban en el coche, su padre comentó. -Vaya cambio el de tu tía, no? -Sí. Antes con aquellas ropas del siglo pasado parecía mayor. Ahora se la ve más joven. Y Feliz. -Y está buenorra. -Papá! -¿Qué? Está muy buena. No me importaría darle un tiento a la cuñadita. -Pero papá!!!! ¿Qué dices? -jajajaja. Son bromas hombre. Pero eso no quita que esté buena. -jajaja. No. -¿Qué tal en la cama? ¿La has visto en pelotas? -Cómo se te ocurre. Que es mi tía. -Si yo a tu edad hubiese dormido con una mujer como ella...no sé. -No seas bruto. Cada uno está en su cama, tapadito. Sólo dormimos - Mintió como un bellaco. En la casa, en el salón, viendo la tele, las dos mujeres hablaban. -Les has encantado a los dos. Alberto me ha dicho que estabas preciosa. -Todo es gracias a ti. -Yo sólo pulí la superficie. El resto estaba ahí. Vayamos de compras. Tiremos toda tu ropa anterior y compremos cosas nuevas. -Vale Se pasaron la tarde de compras. Blusas, camisas, pantalones, pijamas, zapatos. Se gastaron un pastón. -Bueno, ahora sólo nos queda comprar ropa interior. -Pero...esa no se ve. -Jajaja. No puedes seguir con esas bragas de abuela, ni esos sujetadores. Nunca se sabe cuándo ni quien te va a ver. -Quita, quita, jaja. Compraron sujetadores más modernos y una preciosas braguitas de encaje. -Uf, cuando Pedro te vea con esto se va a poner burro. -¿Estás loca? Me pondré siempre el camisón. -¿Este? Entre las manos tenía un camisón precioso.. y cortito. Muy cortito. Transparente. Estaría muy sexy con eso puesto. -Uf, pues sí que estás loca, Anita. Tú lo que quieres es que Pedro se me tire encima! jajaja -jajajajaja -Ese no. Es precioso, pero no. Compraron unos más 'decentes'. -Espérame aquí un momento. Voy a la charcutería a buscar algo para cenar. - dijo Ana -Ok. En cuanto Ana se marchó, Juanita, llena de vergüenza, se compró aquel precioso, cortito y transparente camisón. Lo escondió en su bolso. El corazón le latía con fuerza. Cuando llegó a casa cogió unas bolsas y metió en ellas casi toda la ropa de su vida anterior. No sintió pena ninguna. Luego guardó sus nuevas prendas en su armario. "Esta noche te voy a follar", volvió a resonar en su cabeza. Se puso otro modelito de los nuevos para cenar. De nuevo, Pedro y Alberto la piropearon. Estaba tan a gusto que parecía que flotaba. De vez en cuando su mirada se cruzaba con la de su sobrino. Sus ojos brillaban. Más tarde, mientras los cuatro veían en la tele una película muy mala, de despidió. -Buenas noches a todos. Hoy ha sido un día muy ajetreado y tengo sueñito. Hasta mañana. -Hasta mañana, Juanita. Que descanses. Antes de salir, miró a Pedro. Él la miraba. "Esta noche te voy a follar". Ya era de noche. Le envió un beso volado. Cuando entro en el dormitorio, en seguida se desnudó. Se puso una lindas braguitas de las nuevas, un sujetador también de los nuevos y, del bolso, sacó aquel lindo camisón y se lo puso. Se miró en el espejo. Se vio hermosa. Esperaba que a Pedro le gustase. Se había vestido así para él. En el salón, Alberto pensaba en que tenía un asuntillo pendiente con Ana. -¿Qué Anita? ¿Nos vamos nosotros también a la cama? -Oahhhh, sip, yo también estoy cansada. Buenas noches Pedro. -Buenas noches. Que descanséis. Esperó unos minutos a que se acostaran y se durmieran. Claro que lo que no sabía es que estaban echando un polvo estupendo. Fue al baño, se aseó bien, se lavó los dientes y se fue a su cuarto. Entró y cerró la puerta. La luz de la mesilla estaba encendida. Juanita estaba acostada, tapada hasta el cuello. -Hola tía. -Hola Pedro. -Ya se han ido a dormir. Hoy estabas preciosa. Vaya cambio que has dado. -Gracias. El se acercó y se sentó en la cama de ella. -Juanita...llevo todo el día pensando en ti. Deseándote. -Yo...también a ti, Pedro... -¿Te puedo...destapar? -Sí. Cuando Pedro le quitó la sábana no podía creer lo que veía. Su tía estaba preciosa de verdad. Con un lindo y sexy camisón que transparentaba sus pequeñas braguitas y un sujetador también muy sexy. Casi se le cae la baba. -Estás... espectacular... -Me lo he comprado para ti. ¿Te gusta? -¿Qué si me gusta? Es lo más sexy que he visto en mi vida. Estás para comerte. Se acostó a su lado. La cama no era para dos, así que tenían que estar bien pegaditos. Llevó su mano a la carita de ella. Con los dedos acarició sus mejillas y con el pulgar sus labios. -Estás temblando. -Es ..de emoción...Me siento tan bien ..a tu lado. -Y yo al tuyo.. La besó tiernamente en los labios. Ella cerró los ojos. Aquellos suaves labios pegados a los suyos eran maravillosos.  Y le acariciaba su cara con sus suaves dedos.. -Ummmm, Pedro..como te deseo. -Y yo a ti, Juanita. Contra su muslo sentía la dura polla de él, bajo el pantalón. En poco tiempo esa polla estaría dentro de ella.. Cuando una mano de Pedro llegó a sus pechos, ella llevó una de las suyas a aquella cosa dura. Empezó a recorrerla con la mano. Era tan grande. ¿Le cabría dentro?. La mano de él siguió bajando, acariciando su barriguita hasta llegar a las braguitas. Lentamente, metió las manos entre las piernas. Juanita las abrió para darle paso. Aquellas pequeñas y finas braguitas estaban empapadas. -Umm, tía, estás muy mojada. -Aggggg, lo sé..Pedro... Metió su mano por debajo de la braga y le empezó a hacer una suave y lenta pajita. La besó abriendo la boca. Por primera vez, sus lenguas se encontraron. Juanita gemía de placer. Y cuando Pedro atrapó su clítoris entre los dedos, levantó la espalda de la cama, arqueándose. -Agggggggggggg Pedro se apoyó en su codo para poder mirar a su tía mientras siguió tocándola. Sus dedos iban y venían a lo largo de la rajita del coño. Cuando pasaban por la entrada da la vagina los metía, y luego los sacaba frotando hasta llegar a la pepitilla. -Pedro..Pedro...me vas a hacer correr....ahhhhhh La espalda volvió a arquearse, pero esta vez tenía todo el cuerpo tenso, los ojos fuertemente cerrados y la boca abierta. Pedro miraba a aquella mujer que estaba teniendo un orgasmo gracias a sus dedos. Dedos en los que sintió una inundación de los jugos de aquel coñito. Proporcionarle aquel placer a su tía le hacía sentir tan bien. Mientras ella se recuperaba del intenso placer recibido, él la miraba con ternura y la acariciaba con suavidad. -Pedro, que deditos tienes..que gustito me dan. -Quítate las braguitas. Ella se las quitó con rapidez. Iba a tirar al suelo las mojadas braguitas, pero Pedro se lo impidió. La cogió él y se las llevó a la cara. -Ummmm, que rico hueles, Juanita. Ella estaba atónita. A él le gustaba su olor..Luego las dejó caer. Le besó la frente. Luego le besó los labios. Bajó hasta el cuello. Las clavículas. La parte de los pechos no cubierta por el sujetador. Después, sobre el fino camisón, su barriguita...y siguió bajando. Llegó a su pubis. Entonces Juanita comprendió lo que él pretendía. -No, eso no -¿Por qué? -Es..es sucio. -¿Sucio? Pero no te duchaste? -Sí. -Entonces no es sucio. -Pero.. -No hay peros. Le besó el vello negro del pubis. Juanita sintió escalofríos. Su sobrino la iba a besar en su sexo. En su coñito. Pero si estaba toda mojada. Cuando sintió como la lengua empezaba a lamerla, dejó de pensar y empezó a gemir. Aquello era, sencillamente, maravilloso. Despacito, Pedro pasaba su lengua a lo largo de la rajita. Se entretenía más en el clítoris. Le daba golpecitos con la lengua. Lo chupaba, lo lamía. -Agggggggggggg Pedro...que me haces? ahhhhhhhhh -Te como el coñito, tía. Y está riquísimo. Me encanta su sabor..su olor..me gusta todo de ti. -Agggg, mi vida...sigue, sigue... Pedro se acomodó bien entre las piernas. Con sus dedos abrió los labios del coñito y lo lamió de arriba abajo, y de abajo a arriba. La pepitilla era claramente visible, con su capuchón de piel. La atrapó entre sus labios y con la lengua la lamió. Luego metió la lengua cuanto pudo dentro. Su nariz frotaba el clítoris. No podía casi respirar...pero estar con su cara en ese coñito tan rico, oyendo como Juanita gemía y como se retorcía de placer era maravilloso. Podría estar horas así. La sensación que Pedro le daba con su lengua no podía describirla. No tenía palabras. Era puro placer.. -Ummm, esto..es....agggggg No pudo terminar la frase. Su cuerpo fue atravesado por un fortísimo orgasmo. Se estaba corriendo en la cara y en la boca de su querido sobrino. Y él no dejaba de lamerla, de chuparla. Su orgasmo parecía no tener fin. Al final algo estalló dentro del estallido que ya estaba sintiendo. Fue como una explosión dentro de otra. No podía soportar tanto placer. Tuvo que apartar la cabeza de Pedro. -Aggg, no puedo más...para.. para por favor. Pedro paró. Sabía que su coñito ahora estaba demasiado sensible. Se volvió a acostar junto a ella y la abrazó. Ella puso su cabeza en su pecho. Su respiración era agitada. -Casi me matas, Pedro..No pude aguantar tanto placer. -Nadie se muere de placer. Aunque he oído que a más de uno le ha dado un yuyu echando un polvo, jajaja Descansaron un rato. Juanita se dio cuenta del bulto que formaba la polla. Llevó su mano y a acarició. -La tienes muy dura. -Sácala. Ella bajó la cremallera y le sacó la polla. La agarró y empezó a mover su mano. Y a pesar el inmenso placer que le había dado Pedro con la boca, su coñito volvió a mojarse. Le fascinaba aquella dura barra que tenía en la mano. La sentía palpitar -Pedro... -¿Sí Juanita? -Me..estoy mojando otra vez... -Entonces creo que ha llegado el momento... Juanita se estremeció. Al fin había llegado lo que había estado esperando todo el día. Pedro se levantó y se desnudó. Ella lo miraba. Era tan guapo. Tenía un cuerpo tan bonito....y su polla...no apartaba los ojos de su polla. Pedro se arrodilló entre las piernas de su tía. Las abrió. Allí estaba el rico coñito, dispuesto a ser penetrado. Se acercó y con la punta empezó a acariciar la rajita. También apretaba sobre el clítoris. -¿Estás lista? -Siiiiii. -Pídemelo. -Oh...Pedro...no seas malo. -Necesito que me lo pidas. -Aggg, malo.....Pedro..por favor...fóllame. Fóllame..ya. Pedro se puso sobre ella. Apuntó su polla a la entrada de la vagina y se dejó caer, despacito y con cuidado. Aquel caliente coñito no era virgen, pero sólo había sido penetrado una vez, y hacía mucho tiempo. Era apretadito. Las paredes se abrían para dejarle paso. Cuando toda la polla desapareció dentro de ella, Pedro se paró. La miró. Tenía el labio inferior mordido. Los ojos cerrados. El placer reflejado en la cara. -Ya la tienes toda dentro. -Como te siento, Pedro...me llenas toda. Siento tu polla dura dentro de mí..que rico..agggg Empezó un suave bombeo, que los hacía gemir a los dos. La besó, buscando su lengua con la suya. -Que gustito, Juanita. Estás tan mojada y apretadita.. -Agggg, esto es lo más rico que he sentido nunca..aggggggg. Era un suave placer que iba en aumento. Pedro se fue moviendo más deprisa, haciendo la penetración más profunda. No iba a aguantar mucho. El placer era demasiado y lo había estado deseando todo el día. Se había imaginado como sería, pero la realidad estaba superando a todo lo que había imaginado. Empezó a follarla más fuerte. Metiendo y sacando casi toda su polla del coño. Ella movía las caderas, sintiendo aún más el frotamiento de la polla dentro de ella. -Juanita..ahhhh, me voy...a correr....dentro de ti.. -Siii mi amor..lléname..dámelo todo.. Con la polla clavada hasta el fondo, Pedro empezó a correrse. El placer que sentía no era comparable a nada de lo que había sentido hasta ahora. Chorro tras chorro de hirviente semen se estrelló con el fondo del coño de Juanita, que al sentirse llena con la polla y con aquel líquido que la quemaba, también estalló. Su coñito se contraía y dilataba alrededor de la dura barra que la mataba de placer. Y aquella lava ardiente hacía llegar su orgasmo a la cima. Los dos cuerpos estaban tensos. Ninguno respiraba. Juanita tenía las manos agarrotadas contra las sábanas. Cuando terminaron de gemir y sus cuerpos se relajaron, Pedro la miró. De sus ojos caían dos lágrimas. -¿Por qué lloras? -Lloro de felicidad, Pedro. Lo que me has hecho sentir ha sido maravilloso. Me has hecho una mujer de verdad a las 42 años..Gracias...mi vida..gracias. -No hay nada que agradecer. Yo tampoco había sentido esto nunca. Eres maravillosa. Se abrazaron. Estuvieron largo rato así, sin hablar. Él le acariciaba el cabello. Ella, apoyada en su pecho, acariciaba sus fuertes brazos. Después, se durmieron, juntos CONTINUARÁ