NUNCA ES DEMASIADO TARDE (tercer capítulo)
Pienso que soy un miserable por abusar de mi padre borracho
En mi habitación, un leve ronquido indicaba que mi padre dormía. Y estaba durmiendo a pierna suelta literalmente hablando pues una de sus piernas sobresalía por encima de la colcha-manta y ésta apenas le cubría medio cuerpo.
Me dirigí a taparlo, aunque no hacía nada de frío en la habitación. Yo estaba desnudo y no tenía prisa por vestirme o acurrucarme junto a él en la cama.
Antes de taparlo, analicé su cuerpo detenidamente. Su piel era oscura, es mucho mas moreno que yo. En su pecho, bastante pelo negro se extendía de tetilla a tetilla, pequeñas y oscuras, mas, debajo de las mismas, apenas un suave vello imperceptible, el ombligo hundido, en forma de pozo a pesar de lo delgado que estaba y luego una mata oscura de pelo negro no rizado que continuaba por la ingle de la pierna que tenía al aire era todo lo que la ropa de cama me dejaba ver.
Me acerqué a su boca semiabierta, respiraba pausadamente pero con algunos jadeos, intenté besarlo pero su aliento me echó hacia atrás. Puf, el alcohol y la falta de higiene bucal no son buenos aliados de la pasión sexual.
Desplacé mi mano por su pecho pellizcando levemente sus pezones y enredando mis dedos en su vello pectoral, ahora la bajé despacio hasta enredarme en su vello púbico que reiteradamente estrujé con mi mano, desde la ingle hasta chocarme con el nacimiento de su polla.
Ahora metí mi mano bajo la colcha y volví a tocarle el nabo. Suavemente, a lo largo de su tronco, pasando la yema de mi índice por una gran vena que recorría su pene. Luego cierro mi mano en torno a su capullo que sigue cubierto de piel.
Echo hacia atrás la manta y sus genitales aparecen ante mí. Su polla descansando en el muslo izquierdo, sobre dos cojones de piel fina y suave vello negro de forma ovoide, observo que el izquierdo cuelga un poco menos que el derecho y por encima de ellos un pene recto, largo y estrecho con el prepucio cubriendo su glande en estado de reposo. Siento la tentación de retirar el prepucio para ver su glande rosita con forma de seta que toqué en la ducha, un glande cabezón mas grueso que el resto del tronco de su polla.
Mi padre se agita un poco, con sus manos intenta taparse, un cuarto de vuelta y vuelve a quedar aparentemente dormido. Es mucho alcohol el que todavía circula por sus venas. Ahora está de lado, mirando hacia mí. Sigue medio tapado. Desnudo tal como estoy entro en la cama y subo la colcha manta hasta el cuello de nosotros dos. Me toco y veo que sigo con una buena erección.
Mis manos trabajan bajo las mantas. Vuelvo a tocarle la polla. Ahora mas fuerte y seguido. Uno de sus brazos está a la altura de mi cintura. Le agarro la mano y la llevo a mi cipote. Cierro mi mano sobre la suya y empiezo a masturbarme con su mano. Pero no aprieta mi pene y no me satisface. Ahora le meneo yo su nabo. Intento que crezca. No lo consigo. Lo que si he podido es retirarle la piel de su glande hacia atrás y ahora acerco mi polla a la cabeza de la suya y las junto como si se besaran. Mi polla está lubricando la suya. Vuelvo a subirle el prepucio y noto que tiene bastante pellejo como para tapar también el glande de mi nabo. Ahora mi pene descapullado tiene cubierto su glande por el pellejo del prepucio de mi padre. Muevo un poco mi pelvis y mi mano. Le estoy follando su pene. Al rato se me sale y solo mi mano mantiene los dos penes besándose uno a otro.
A pesar de la calentura que tengo, necesito mucho mas que lo que estoy haciendo para correrme. Pienso en darle la vuelta y ponerle la punta de mi polla en su culo, pero no lo hago, ahora pienso que soy un miserable por abusar de mi padre borracho. Me doy la vuelta y trato de dormir. Me cuesta bastante, pero en algún momento de la noche lo consigo.
Despierto y veo luz a pesar de la contraventana. Miro el reloj. Casi las ocho. Mi padre no se ha levantado para ir al taller. No creo que pueda levantarse. Algo tengo que hacer.
Me levanto y telefoneo al taller. No está Rosendo, el jefe, al teléfono está alguien que dice que es un compañero suyo llamado Ramiro. Le digo que mi padre se ha resbalado esta mañana en la ducha, que no creo que tenga nada roto, pero si magullado. Que lo voy a llevar al médico y que ya me pasaré por el taller para entregar la justificación médica. Ramiro me dice que le dé ánimos y que no me preocupe, que él informará al jefe cuando llegue.
Vuelvo a la cama y noto como mi padre intenta levantarse.
-Miguelillo, ¿qué hago aquí mamonazo? –prosa paterna.
-¿No recuerdas nada de anoche? –contesto.
-Mamé mas aguardiente de la cuenta, creo, pero yo aguanto bien, algo me tuvo que sentar mal, quizás la comida. –dijo mi padre.
-No comiste nada, mucho alcohol y vida insana. Eso es lo que te pasó. ¿Ni siquiera recuerdas que estuviste a punto de provocar un incendio en la cocina? ¿Ni te acuerdas de tu aventura con una rumana? –inquirí algo furioso.
-Puto hijo. Siempre refregándome la polla por donde no cabe. No sé qué te conté, ni sé que hago en tu cama, me voy a chupar manta a la mía. E intentó levantarse, pero solo pudo quedarse sentado en la cama.
-¡Coño qué dolor! ¡Me estalla la jodía cabeza nada más moverme! ¿por qué no me traes algo para el dolor de cabeza? unas putas pastillas o algo, lo que sea. –decía
- Tranquilo, es solo resaca. No creo que sea la primera vez. Ya deberías estar acostumbrado. –le respondí.
-So mariconazo, ni que tuvieras un orgasmo por verme así. A todo esto ¿por qué estoy desnudo? – preguntó.
-Bastante trabajo me diste para quitarte la ropa manchada de vómitos y orines como para que encima tuviera que vestirte. Gracias que no te dejé que te ahogaras en tu propia mierda. –respondí furioso.
Mi padre se quedó callado, sentado en la cama, de espaldas a mi, como pensando. Intentó volver a levantarse pero desistió. Se dio media vuelta y volvió a meterse en la cama.
-¿No te habrás aprovechado de mí y me has violado con nocturnidad? – preguntó riendo.
-Tenía que aprovechar la ocasión. Si te duele el ojete, no te preocupes, es que ahora lo tienes mas abierto. Así cagarás mejor. – Contesté al tiempo que empezó a reírse, yo también me sonreí. Se acercó a mi e intentó abrazarme. Como me quedé quieto tan solo se limitó a pasar su mano sobre mi pecho.
-Gracias hijo por cuidar del cabrón de tu padre. Me acuerdo bastante de anoche. Ahora voy a tener que buscar una excusa para que el imbécil de mi jefe no me eche la bronca y quiera darme por culo . –dijo mi padre, parece que de una manera mas razonada y educada.
Yo pensé que su jefe preferiría su polla a su ojete. Pero me lo callé. Lo que sí le dije fue la excusa que había puesto para que faltara al trabajo.
-Pero ahora tendré que ir al médico para que me dé un justificante . –dijo mientras seguía moviendo su mano sobre mi pecho, algunas veces bajaba un poco mas.
-No te preocupes, luego imprimo un justificante que tengo en el portátil. Es del centro de salud, me lo pasó Lorenzo, diciendo que has sido atendido allí, tan solo tengo que cambiar el nombre y la fecha. Después, lo entregaré en el taller. –le dije
-¿Y para qué coño tienes tú que falsificar justificantes? ¿No lo harás para faltar a clase? – dijo apretándome el vientre con sus dedos a la altura de mi ombligo.
-¿Ahora te preocupas por mis estudios? No papá. Lorenzo lo utilizó en un par de ocasiones que no pudo ir a clase y yo se lo pedí por si tenía necesidad alguna vez de utilizarlo también, pero la primera falsificación del documento va a ser contigo, es más, como hoy es jueves, voy a poner que necesitas dos o tres días de descanso, así que tienes vacaciones hasta el lunes. –le dije.
Murmuró algo parecido a un agradecimiento y movió su mano repetidamente sobre mi vientre al hacerlo. En algún momento me rozó la base de mi polla. Retiró su mano.
-Lo siento niño. No sabía que estabas desnudo también.
-Me vomitaste encima e incluso me measte. Estaba agotado tras luchar contigo y limpiar. Entré en la cama directamente de la ducha . –le expliqué.
-Claro, claro, si no me importa. Es que hace mucho que no estamos desnudos tan juntos. Hace mucho que ni siquiera nos abrazamos –Y en ese momento volvió a pasar su mano por mi pecho y vientre. Esta vez con pases mas largos y rápidos, como dándome calor. Su mano volvió a rozar mi pubis y mi polla.
-¡Estas empalmado, cabronazo! –dijo.
-Bueno, será la edad, también es normal por las mañanas, creo yo. Además me estás tocando, todo se junta. –comenté riendo.
- Si, bendita juventud. Yo era como tú a tu edad. Amanecía con el pito tieso todos los días- -dijo,
Pero continuó moviendo su mano por mi pecho y vientre, cuando rozaba los pelos de mi pubis ascendía al pecho y, algunas veces, rozaba levemente mi nabo que estaba bien duro. Ahora me habló despacio:
-Miguelito…. Te quería decir…. Preguntar mejor… bueno, te lo tengo que… ahí va, no te ofendas…. Miguel ¿tú eres maricón? Bueno gay, quiero decir, ¿tú eres gay hijo mío?
-Creo que sí, papá. ¿Se me nota? ¿Lo sospechas? ¿Por qué lo preguntas? –dije.
-No, yo no. Tu madre me lo comentó. Me dijo que tenía que estar preparado para cuando nos lo confesaras. A ella no se le iba ninguna. Ella lo intuyó. –comentó mi padre.
-A una madre es difícil engañar, aunque lo haya mantenido muy en secreto y no haya dado motivos. –dije.
- Sí, ella tiene ese sentido que tienen las madres que saben lo que no queremos contar, además que hablaba mucho con esa novieta que tuviste, pero ella sabía que algún día tenías que aceptarte, que no podías engañarte mucho tiempo a ti mismo. Tu madre tenía una instinto especial, lástima que ahora lo haya perdido con el hijoputa de Ricardo. – sentenció mi padre.
Y continuó divagando durante un buen rato…
-Y bueno, no es que sea una enfermedad ni nada malo, pero deberías estar seguro, creo yo. Tienes que follarte a una tia para saber si eres gay o no. –era su forma de seguir la conversación.
-Papá esa parte ya la he probado. Ya sé lo que es follarme un chocho. Ahora me falta saber lo que es follar a un hombre o que me follen a mi. Soy gay, pero por ahora solo de libro, no tengo mucha experiencia.
-¿No has estado con ningún amigo en la universidad o en el equipo? ¿Cómo sabes entonces que eres gay? –seguía insistiendo.
-Lo sé. Siempre lo he sabido. Podría haber vivido mi homosexualidad de una manera oculta, teniendo una vida normal de casado, incluso con hijos. Pero era una vida irreal, me engañaría a mí y a mi pareja. No quiero eso. –dije.
-Coño, Miguel, me pareces mas maduro de lo que siempre he pensado. Yo estoy dispuesto a ayudarte. Si quieres probar con un hombre, a lo mejor puede ser conmigo, si tú quieres, vamos, pero con algunos límites, no sé si me explico, pero yo no soy un bujarrón, lo haría por ti, bueno tú me entiendes.
Joder, si supiera que lo estuve sobando anoche. Y ahora estaría dispuesto a que le chupe el nabo o lo masturbe, todo por sacarme de dudas que yo no tengo. Con gran resignación tengo que rechazar esta oferta, por mucho que me gustaría tener sexo con él.
-Nunca lo hubiera sospechado de ti papá. Estoy emocionado. Quiero decir que sé a lo que te ofreces, pero no creo que eso funcione. Tú te sentirías mal, quizás llegaras a odiarme o algo peor. Deja que el tiempo me dé la oportunidad de conocer a alguien que ame además de desearlo sexualmente.
-Claro hijo, voy a levantarme, si puedo, haré café. No tardes caranabo.
Y mi padre salió desnudo de la cama trastabillando y llevándose las manos a la cabeza. Yo me quedé mirándole ese culo que me hubiera gustado chupar y follar. Seguramente no volveré a tener otra oportunidad de hacerlo.
FIN del capítulo tercero