Nunca digas de esta agua no beberé

Ssshh...no cuentes el final...

Nunca digas de esta agua no beberé:

La noticia vino como una cerveza helada después de un día caluroso de trabajo. Justo cuando se me había acabado la prestación por desempleo, había perdido casi todos mis ahorros en preferentes,  me había quedado sin casa, de hecho estaba recogiendo mis cosas para largarme de allí. Mi novia se había largado haciendo cierto el dicho “Cuando la miseria entra por la puerta, el amor salta por la ventana”. Justo en ese momento en que la mierda me llegaba al cuello, vino el cartero con una carta certificada a mi nombre. No esperaba ninguna noticia buena a estas alturas y en verdad no lo era en cierta manera:

“Muy señor nuestro:

Lamentamos comunicarle que su tía Dña. Angustias García Fuster falleció el pasado mes, al ser su único heredero, le rogamos se ponga en contacto con nosotros para poder hacer lectura de sus últimas voluntades y testamento.

Atentamente,

D. Fernando Páez de la Sierra”

Mi tía Angustias, la hermana de mi padre, esa que mi abuelo había echado de casa y dejado de hablar por casarse sin su consentimiento con un pastor al que odiaba. Cosas de los pueblos de entonces, el caso que yo era hijo único y había que tener muchos cojones para hacerle frente a mi abuelo, que era un déspota manipulador. Yo tuve la suerte de que muriese siendo yo muy pequeño y pude elegir mi destino, pero mi padre no le quedó más remedio que quedarse con su negocio, mi abuelo era tan egoísta que no quiso que estudiara. Estoy seguro que mi padre se vengó de él vendiéndola a la competencia que más odiaba su progenitor. Como mi viejo era viudo de una mujer no quería, se casó obligado por el mismo de siempre, yo siempre he tenido la duda sobre su paternidad, porque siempre he recordado que dormían en camas separadas. Ahora  yo era un hombre hecho y derecho con un buen trabajo en una multinacional, y Papá con un buen dinero en el bolsillo hizo lo que siempre quiso hacer, viajar, pero no como los jubilados españoles, no, mi viejo hizo la ruta de las fulanas, haciendo que se lo fundiera todo en princesas del amor hasta morir en los brazos de una mulata por culpa de una sobredosis de viagra.

Con esta pequeña introducción, quiero decir que estaba más sólo que Marco en el día de la madre, vendí todo lo que pude en una tienda de segunda mano, las joyas de mi familia en un perista. Así que con unos mil euros como fortuna y un depósito lleno de gasolina y un viejo Suzuki;  me planté en la notaría de una pequeña ciudad de provincias a menos de tres horas de Madrid.

El notario, muy simpático, me leyó el testamento, mi tía, ¡Me dejaba una finca de doscientas hectáreas con todos los aperos y una cuenta corriente con más de treinta mil euros! Su casa y otra de las cuentas, en cambio, se la había dejado a una tal Pepita Hernández. No me importó mucho. ¡Por fin un golpe de suerte! Firmamos los papeles pertinentes para poder hacerme cargo de todo y tras un par de días de papeleo, me fui a ver mi flamante herencia.

La propiedad lindaba con una pedanía miserable a más no poder donde vivían ni veinte vecinos, además estaba muy abandonada, los aperos y tractores eran buenos pero muy viejos. En cuanto a las tierras, bueno la parte donde estaba la vid estaba hecha una lástima por no haber sido cuidada en un par de años. El resto de los bancales, estaban en barbecho desde hacía un par de años y se podrían recuperar con trabajo. Si conseguía enderezar la finca podría ser muy productiva, además la tierra no era mala y era la oportunidad de tener algo sólo mío.

Volví al pueblo con la idea de buscar un sitio donde dormir, pero era tan pequeño que no había más que una tienda/bar/correos/etc...Así que pedí un bocadillo y que me recomendaran un sitio donde dormir. El dueño del bar me recomendó que me fuera a vivir al pueblo de al lado, pero yo quería algo cerca de momento para no perder tiempo con el trabajo. El hombre lo único que dijo es que esperara un momento, salió y al minuto entró con una mujer más o menos mi edad, unos cuarenta años, muy de pueblo, chándal de táctel, camiseta publicidad, el pelo limpio pero sin arreglar, uñas descuidadas.

-       Buenos días soy Lola Sanchez, El señor Argimiro, dice que usted querría alquilar una habitación.

-       Efectivamente…pero no puedo gastar mucho, pero le juro que cobrará puntualmente. -Le respondí.

-       Bueno, nosotras no cobramos como en Villamagna pero estará más a gusto. ¿Le parece bien si le cobro 200 euros al mes? A cambio, además del alojamiento le daremos tres comidas diarias, y una colada a la semana, no hay lujos pero sí muchas comodidades, estará bien. Si lo desea podemos verlo ahora mientras comemos.

-       Gracias…, por cierto mi nombre es Jose Luis García, pero me puede llamar Pepe.

Era una casa típica de pueblo con todos los adornos, fotos de comunión, tapiz de los ciervos y recuerdos y suvenires, pero no había mentido en la limpieza, ni en lo de la comida…uff, ¿Cómo algo tan sencillo como unos huevos fritos con patatas puede estar tan rico?, no me anduve por las ramas, le pagué el mes por adelantado conforme acordamos y me instaló en una habitación grande con un buen armario. Sorprendentemente, la habitación tenía baño propio, además de una mesa con una estantería para mis cosas, después de colocar mis pocas pertenencias.

Me fui a trabajar, había que preparar los aperos para empezar a labrar al día siguiente. Además, todavía no había pensado en lo que podría sembrar, y que me permitiera ingresos lo antes posible. Después de una nueva inspección, lo tuve claro, el producto que vendía desde hacía años, que no necesitaba de cuidados excesivos y además aún estaba a tiempo de sembrar… el “Kenaf”, la hierba milagrosa que produce más biocombustible y un montón de cosas más, no necesita de cuidados y la multinacional para la que trabajaba además te garantizaba la compra si la sembrabas. Así se hizo la hora de volver, más que nada por falta de luz.

A la noche conocí al resto de la familia, Doña Concha era la madre de Loli y fue un shock en toda regla, una mujer unos años mayor que yo guapísima y arregladísima que trabajaba a en un hotel rural cerca del pueblecito. La madre en cuestión, era lo contrario a su hija y presumía de lo que le había regalado la naturaleza, curvas y llevaba unos vaqueros ajustados de los que las mujeres de su edad nunca se ponen, el pelo recogido en una coleta con el pelo castaño y unos ojos color miel que remataban un conjunto impresionante. ¿Quién la hubiese conocido con veinte años menos?, no era Loli, esta era mucho más modosa a la hora de vestir y desde luego iba bastante más desaliñada que la madre. Conocer a mi otra casera hizo que me fijara más en la otra, la verdad es que era guapa, pero es que la madre la eclipsaba en todo momento, más guapa, más simpática, más todo.

La dinámica durante los primeros días fue realmente dura. Yo me iba todos los días a las seis de la mañana al campo y volvía entrada la noche exhausto de labrar, sembrar, quitar hierbas, piedras, hasta que no lo puse todo un poco en orden, sólo dormía cuatro o cinco horas. Era algo terriblemente cansado hasta que día Loli se acercó a la finca a llevarme la comida como todos los días y me dijo:

-       Si sigues así te vas a morir de cansancio, ¿por qué no contratas a alguien?

-       Porque no tengo dinero Loli, la finca la heredé justo cuando me echaban de mi casa por no tener un duro, la semilla me la han fiado porque soy un ex compañero, pero el gasoil y el resto de cosas las he tenido que pagar al contado.

-       Bueno, por lo que veo la teoría la dominas, pero la práctica, mira lo mal que has rematado que está todo, además los surcos los has hecho al revés, de esa manera se va  a desmoronar todo cuando ...-Respondió Loli

-       ¿Y tú como sabes de esto?... -Dije asombrado

-       Mi padre era agricultor y de los buenos, me lo enseño todo, yo iba a ayudarle todos los días después del colegio. Murió hace un tiempo. Contrátame lo que más me gusta trabajar la tierra. - Me suplicó.

-       Pero no puedo pagarte. - Reclamé.

-       Me da igual, cobraré los jornales cuando cobres la cosecha. Además, me necesitas, he visto lo que vas a sembrar y ni de coña llegas, ¿qué me dices?

-       ¿Y tu casa, y tu madre que dirá? -Pregunté…

-       No dirá nada, mi madre sabe de sobra que esto es lo que me gusta, siendo sólo tres en casa lo puedo hacer si hacemos media jornada sólo. Además me lo debe. -Contestó rabiosa.

-       Bueno, si lo tienes tan claro…no seré yo quién te lo niegue. ¡Bienvenida a bordo!

-       ¡Gracias!, -Dijo mientras me abrazaba dándome a sentir unas tetas enormes.

-       Mañana empezamos.

Loli era una trabajadora incansable y gracias a sus conocimientos, todo empezó a funcionar medianamente bien. Era muy respetuoso con sus opiniones y ella con las mías, hacíamos buen equipo, cogimos muchísima confianza, tanta que un día ella se metía con mi aspecto alegando que iba hecho un guarro y que estaba mejor sin la barba yo me limité a decirle:

-       Pues anda que tú, bien podrías copiar a tu madre y cuidar un poco tu imagen.

-       Si vieras a mi madre desnuda no tendrías tan algo concepto…-Respondió con mala leche.

-       Si claro…mira tú eres más joven que ella y pareces mayor, sólo tienes que arreglarte un poco y serías mucho más atractiva que ella.-Le contesté.

-       Si claro…lo dices porque no me has visto desnuda. -Respondió con rabia.

-       No te he visto desnuda y te juro que si pudiera quemaría tu colección de chándales horrorosos que tienes, además, ¿Te crees que yo tengo un cuerpo diez?- Dije…

-       Seguro que sí y más ahora que estás haciendo un montón de trabajo físico. -En eso llevaba razón había adelgazado más de quince kilos desde que heredé la finca.

-       No tanto como el tuyo. -Sabía que cruzaba la línea de no retorno.

-       Anda déjate de tonterías y nos ponemos a trabajar que el abono líquido no se va a echar sólo.

La cosa quedó así, hasta que un par de días después, llegó la cascada acontecimientos que me han llevado a esta situación. Loli y yo estábamos llenando de agua y abono líquido una cuba, cuando un reventón de la bomba del agua nos caló hasta los huesos. El problema es que el abono es corrosivo al contacto con la piel, para evitar males mayores, yo me desnudé completamente, ante la mirada estupefacta de Loli, hasta que me di cuenta que estaba ahí parada, poco más o menos que tuve que arrancarle el chándal a tiras mientras la rociaba de agua para eliminar los restos de abono líquido.

No sé si lo habéis visto alguna vez, pero el espectáculo de una mujer desnuda duchándose con una manguera es de lo más sensual. No pude evitarlo…me puse muy burro. Ella era muy atractiva, pero su manía de usar ropa ancha, impedía que pudiera admirar sus curvas. Eso sí, hacía años que la cera no visitaba su cuerpo, la miraba de manera descarada, hasta que se dio cuenta de lo que me pasaba y sonrojado me di la vuelta tapándome la polla como pude.

-       Lo siento Lola….no quería. -Le contesté bastante cortado.

-       No, si la que lo siente soy yo…pero es que jamás pensé que te pudiera resultar atractiva. En realidad me siento alagada. Ahora vayamos a la nave a ponernos algo seco, eso sí tu primero, quiero deleitarme con tu culo. -Dijo con un desparpajo no visto antes.

-       Ok, dije bastante avergonzado.

-       La verdad es que tienes un buen culo. -Dijo ella entre risas, mientras caminábamos.- ¿De verdad que me encuentras tan guapa? -Me preguntó más seria, una vez que llegamos a la nave donde guardaba algo de ropa para evitar esto.

-       Sí… eres muy guapa y te encuentro deseable. -Le respondí, aun a sabiendas de que podría ser un error de bulto.

-       ¿Más aún que mi madre? -Volvió a preguntar.

-       Bueno ya te lo dije el otro día, entre tu madre y tú, la única diferencia es que ella va mucho más arreglada. Verte desnuda, me ha abierto los ojos de lo guapa que eres, es sólo que estás muy abandonada.

-       ¿En serio? - Preguntó con ojos vidriosos, mientras me abrazaba clavándome las tetas en mi pecho.

No respondí, sólo la besé intensamente mientras la agarraba fuertemente de su culo para levantarla en vilo. Mi sangre había huido del cerebro, dejando únicamente esa reserva que llamamos instinto, sin preámbulos ni nada, la taladré de un golpe. Nos besamos, nos mordimos los labios, cuello, todo mientras la embestía con una rabia inusual en su coño encharcado. Ser tan bestia tiene su inconveniente y es que me corrí enseguida, estaba tan ensimismado conmigo que no reparé en ella ni un momento. Fue un polvo medicinal porque pude descargar una gran cantidad de tensión acumulada por  el trabajo, las prisas de llevar a cabo un proyecto sin dinero y la rabia de haber sido abandonado a las primeras de cambio, por la que creía que iba a ser la madre de mis hijos. Hicieron que a la pobre Loli le diera duro, aunque viendo su cara de gusto, debió de gustarle.

Lo peor de follar de esa manera es que luego no tienes un sitio donde relajarte cómodamente con tu pareja. Así que los dos apoyados contra un tractor. Estábamos abrazados, yo ensimismado en mis pensamientos y ella observándome silenciosamente, hasta que levantándome de un salto. Le lance un mono de trabajo y le dije:

-       Lávate y Ponte esto…hoy toca un día de descanso.-Le dije mientras le lanzaba un mono de trabajo.

-       ¿No has tenido bastante?, ¡Tenemos trabajo! - Me replicó sorprendida.

-       No, además como jefe tuyo  hoy nos lo tomamos libre los dos, el trabajo está terminado, esa era la última cuba que echábamos, si se queda algún surco sin abonar tampoco pasa nada.

-       ¿A dónde me llevas?

-       ¡Ya lo verás!, ¡Sube al coche!

-       ¡Así!-Dijo escandalizada.

-       Sí, así… ¡Sube ya!

Ella estaba entre asustada y extrañada pero me divertía la idea de lo que se me había ocurrido, fuimos a una ciudad que estaba a una hora de buena carretera. Ella se dio cuenta y respiró aliviada, no dejaba de tener la mentalidad provinciana del “qué dirán”. Justo a la entrada a la ciudad había un centro comercial, llamamos un poco la atención sobre todo porque íbamos con los monos llenos de porquería, pero me daba igual, la aventura del centro comercial fue divertidísima, primero para convencer a la gente que nos dejara entrar, luego para convencer a Loli que se dejara aconsejar y finalmente para que se dejara hacer un arreglo completo de peluquería y estética. A mí me dijeron que tendría para tres o cuatro horas así que me fui a dar un paseo y terminar de hacer compras, aun así tuve que esperar un rato. Pero cuando salió con el pelo arreglado de peluquería y con un maquillaje muy ligero. La sensación era como si de una mariposa saliendo del capullo de seda, nada más verme se agarró de mi cuello para decirme:

-       ¡Gracias por todo cariño!, jamás había pensado que pudiera ser tan guapa. -mientras me comía a besos.

-       ¡Vamos a comer algo! -Le dije…

-       Mejor vamos a un hotel, quiero agradecerte lo que has hecho hoy por mí.

-       No…hoy quiero presumir de mujer guapa en un buen restaurante.

La comida fue en una estupenda marisquería, langostinos, centollos, cigalas, almejas de carril, ostras y de postre una buena tarta de Santiago, todo bien regado con Albariño “Esencia Diviña”, que hizo las delicias de mi chica. Los hombres la miraban con deseo, había descubierto un diamante y yo quería presumir de ello. Hacía tiempo que no me sentía importante, las cosas se habían enderezado, la cosecha se recogería en un par de meses y salvo cataclismo, me aseguraría la continuación de mi vida profesional, tenía una mujer guapa a mi lado. ¿Qué podría pasar mal?

Miraba a mi chica feliz, pero me sacó de mis pensamientos una frase de ella al oído, “vamos a un hotel que estoy muy cachonda”. Así que pagué y nos registramos en un hotel cercano, tan pronto como cerré la puerta la empujé a la cama y la desnudé completamente, nunca imaginé que se lo depilara entero, con una sonrisa me dijo “la esteticista, me dijo que los orgasmos son mejores”. Yo empeñado en demostrar ese estudio científico, empecé a comerlo, pero no con delicadeza, más bien con gula, avaricia y sobre todo orgullo.

Orgullo por haber sacado del ostracismo a una mujer inmensa en todos los aspectos, era buena, inteligente, follaba como una diosa y encima me estaba agradecido por haberle arrancado sus inseguridades. Por primera vez en mucho tiempo me sentía el “puto amo”.  Si en nuestro primer polvo me dejé llevar por una especie de desquite con la vida, esta vez me invadió la lujuria de saber que tenía a una gran mujer a mi lado, bueno más bien debajo. ¿Follamos?...no, hicimos el amor, como las parejas que se aman intensamente, con besos apasionados, embestidas salvajes y corridas retorcidamente copiosas. Perdí la cuenta de las veces que nos corrimos. Quedamos cansados, pero alegres, satisfechos y sobre todo en mi caso agradecido, porque ella era mía, mi creación valiosa, pero al mismo tiempo yo era suyo, su amante al que había dejado que la descubriera y que estaba enamorado de ella hasta las cachas.  Ya nada volvería a ser igual. Estábamos abrazados, cuando ella volvió a preguntar:

-       ¿Me encuentras atractiva?- volvió a insistir.

-       Sí, soy afortunado de tenerte para mí.

-       ¿Más que mi madre? - Insistió.

-       Mira, tu madre tiene un polvo gordo, pero no me gusta, ¿me la follaría?...sí, pero sería sólo eso, sexo. Al final no podría ser, tengo una edad en la que he hecho el cabra bastante y lo que busco es alguien cómo tú. Ahora me toca…cuando te conocí pensé que eres muy modosita, pero en la cama te mueves como una diosa.

-       No eres el primero, he tenido algún novio, pero a follar me enseñó mi mami.-Dijo con cara de susto.

-       ¿En serio? -Pregunté con los ojos como platos.

-       Sí, mi madre me dijo cuando cumplí los dieciséis años que era lo suficiente mayor para aprender a follar, de esta manera los tendría satisfechos y comiendo de mi mano. Mi madre me desvirgó. Me enseñó todo, creo que de esa manera ella acrecentaba su poder sobre mí y así tenerme apartado de los hombres. Mi madre es egoísta, no quiere que ningún hombre se interponga, pero la quiero con locura y no pienso separarme de ella.

-       Tenemos un problema entonces. Podemos seguir viéndonos a escondidas, largarle un rollo a tu madre sobre la cosecha y rezar para que se lo crea. O bien coger el toro por los cuernos y tratar de torearlo lo mejor posible. ¿Qué piensas? -Le pregunté

-       Creo que va a ser mejor lo segundo…pero que sepas que mi madre es muy distinta a lo que te crees. -Dijo ella.

-       Bueno, tú déjame hacer que verás como en una semana tengo a tu madre comiendo de mi mano. -Le dije a Loli en un alarde de chulería, pero en verdad es que no tenía ni la más remota idea de lo que iba hacer.

-       Con mi madre será mejor que abras la mente, es muy distinta a todas las mujeres que hayas conocido. -Dijo ella mientras agarraba mi pepino.

Llegamos al pueblo, no sin antes haber echado un par de polvazos más en la ducha del hotel, con tan mala suerte que Concha nos esperaba en la puerta de casa, su cara de mala hostia lo decía todo, cuando nos bajamos del coche ella, le dijo a Loli que se fuera a su dormitorio, orden que obedeció sin rechistar. A mí, en cambio, me condujo al salón de la casa donde,  me espetó un seco. -Recoja sus cosas, acaba de dejar de ser nuestro huésped.- Su mira fría bien podría haber helado un horno siderúrgico. Pero yo estaba decidido a luchar por Loli, por lo que sin mirarle, le dije:

-       No pienso irme, el acuerdo lo firmé con su hija y he pagado dos meses más por adelantado, además piense que es mejor que me acueste con su hija aquí a que me la lleve al pueblo de al lado. Quiero que esto funcione, con o sin usted.-He de decir que era la primera vez en mi vida que le echaba un par de huevos a la vida.

-       ¡Mi hija no se irá de mi lado, eso te lo digo! -Respondió hecha una furia.

-       ¡Ni yo lo pretendo!, sólo quiero hacer las cosas bien, aunque haya empezado mal, pero muchas veces las cosas salen solas de por sí. -Le respondí mi futura suegra con un convencimiento a prueba de bombas.

-       Entiendo, Pepe…Está bien, mi hija ya es mayor…te hemos conocido durante este tiempo y no eres mala gente, más bien lo contrario. Pero es mi hija y no pienso dejar que se marche con el primero que vaya. Y en tu caso pienso que has encontrado mano de obra sin coste. -Esto último lo dijo muy alto para que la escuchara Loli.

-       Es usted una manipuladora de primera división…acéptelo, si no me veré obligado a llevarme a su hija de su lado y no es lo que quiero, se lo aseguro-Dije mientras me iba a mi cuarto para cambiarme e irme a currar al campo, a ver si se me pasaba la mala hostia.

Estuve todo el día sin bajarme del tractor pensando todo el rato en lo que podíamos hacer para solucionar el entuerto, al final el hambre y el cansancio me pudieron, así que decidí volver. Cuando llegué a la casa…llamé a Loli, estaba decidido,  alquilaría una casa en el pueblo y nos iríamos allí a vivir, por lo menos hasta que su madre cediese. Quise entrar en casa pero estaba cerrada por dentro, no quería tener otra discusión con Concha, así que, decidí entrar siendo lo más posible. Sabía que podía pasar por el patio escalando por la reja de la ventana. Una vez dentro, la puerta del patio estaba abierta y pude acceder a la casa. Escuchaba ruidos…más bien gemidos así que lentamente llegue hasta la habitación de Concha que era donde se escuchaban. Estaba entornada, pude ver algo que me dejó ojiplático, ¡estaban follando! una estaba a cuatro patas, mientras que su madre la estaba taladrando con un strap-on mientras la tenía agarrada del pelo. Pensando que era mi Loli la que estaba siendo follada, no me pude reprimir y ciego por la ira, fui por detrás para quitársela de encima. La folladora cayó de espaldas y con cara de sorpresa, aunque os aseguro que ni la mitad de grande que la mía cuando vi que era Loli la folladora. La poca luz me había jugado una mala pasada.

Loli se levantó con el artilugio puesto entre sus piernas, mientras que su madre, asustada por lo repentino, se tapó con la sábana. Mi cara de confusión hizo que mi chica me abrazara con dulzura y me llevara a sentarme en la cama junto a su madre, mientras ella se quitaba el arnés y se ponía un camisón encima, me miro dijo:

-       Creo que te debemos una explicación. -Me dijo mientras se sentaba a nuestro lado.

-       Bueno, siento haberte pegado, pero pensé que tu madre te estaba haciendo daño. Siento mucho…-Dije llorando debido a la tensión del momento.

-       Mamá, vamos a decirle la verdad, creo que se lo merece…-Dijo Loli.

-       Sabes que nunca ha salido bien, no hemos conocido a un hombre que acepte estas cosas. -Dijo mi suegra.

-       ¿Aceptar el qué? …-Pregunté.

-       Mamá, es un buen hombre, lo he conocido durante estos dos últimos meses, te garantizo que no pasará nada. ¿Verdad, Pepe? -Dijo Loli.

-       Claro cariño, aunque lo de tener relaciones con tu madre ya lo sabía -Contesté.

-       Sí, pero esto no...-Dijo Concha mientras se puso de pie.

Como ya os dije, la madre, tenía un cuerpo diez, buenas tetas y buen culo para una mujer de casi cincuenta años, todo eso acompañado de una cara preciosa y que venía rematada por unos ojos muy bonitos. También es cierto que aunque vestía sencilla, lo hacía con mucho estilo y siempre la había visto muy arreglada. Siempre maquillada aunque viniera de trabajar. La afirmación de que es una mujer de bandera sería cierta, salvo por un “detalle” no tan pequeño que salió a la luz en cuanto se puso de pie y dejó caer la sábana y que evidenciaba otra cosa, Concha no era la madre de Loli, sino más bien su padre.

Era guapa, muy guapa, pero tenía una polla tan grande como la mía, aunque os juro que no dejaba de ser deseable por ello. Imaginarme a mi chica con el arnés dando por culo a mi suegra/o, tendremos que discutir esos términos, a un travestí de los de quitar el hipo. Joder, me sentí marear, si sumamos que sólo había bebido agua durante el día, le pedí a las chicas que se pusieran algo encima y que me contaran todo mientras cenábamos, como personas civilizadas. Yo, mientras, me di una ducha para poder pensar en lo que había visto con más calma. Tenía ante mí la decisión más grande de mi vida, había conocido a una buena mujer, honrada, trabajadora, que me quiere y que sabe asumir su rol de pareja sin querer imponer su criterio a toda costa, que convenza no que venza y esa era mi chica, me lo había demostrado con creces, además confiaba en mí y folla como una diosa. Sólo me repetía a mí mismo «Es lo que siempre he deseado de una mujer».

Es difícil de saber cuánto tiempo estuve en la ducha, pero no lo es menos, que cuando salí ellas estaban vestidas. Habían cortado algo de queso, patés y embutidos. Yo me senté, abrí una botella de vino tinto y les serví, la tensión se podía cortar, ellas me miraban de reojo, mientras untaba el pan y comía. Me lo estaba pasando bien, el ver a dos mujeres así, pero no podía alargar más la agonía...Iba a romper el silencio cuando Conchi se adelantó:

-       Bueno, di algo…

-       ¿Qué quieres que diga?, ayer estaba enamorado de una mujer pueblerina que tras un proceso de transformación resulta que es una diosa del amor. Contento con mi elección, mi amor, mi vida…me dice que tú la follas, puedo entenderlo desde la perspectiva de que no hay hombres en el pueblo y os consoláis mutuamente, vale...Aun me queda algo que su madre no tiene, pero resulta que no, que su “madre” también tiene…¡Eso es jugar con ventaja, porque además tienes tetas! Entiéndeme que soy de la capital, pero desde la perspectiva masculina no es normal…

-       Es cierto, no es normal, -dijo Concha; Pero estarás conmigo que es hermoso. Loli y yo no somos familia en línea directa, ella era la hija de mi hermana, a la que quería mucho…pero ella y su marido murieron en un accidente de tráfico. Yo, por aquél entonces ya había empezado el tratamiento hormonal y estaba a punto de ponerme las tetas. De la noche a la mañana me encontré con una nena de cinco años, que había que explicarle que su “tía” meaba de pie…-Concha hizo una pausa para sollozar.

-       Tranquila, le dije, no tienes que recordar esa etapa…-Le dije conmovido, mientras le cogía de la mano.

-       Hacía tiempo que no recordaba esto, perdona…pero es importante que lo sepas, yo quería seguir con mi idea, pero no podía dejarla sola en un centro de acogida, sería traicionar a mi hermana que fue la única que me apoyó con la decisión de convertirme en mujer. Así que, me esperé un par de años, mientras trabajaba como bróker de bolsa. Cuando Lola cumplió los catorce años, le expliqué lo que iba hacer, para ello necesitaba de su ayuda y comprensión…una vez operada, conocí a Blas el amor de mi vida…

-       El que le enseñó todo lo que sabe sobre agricultura a Loli…-Dije mientras le servía una copa de vino.

-       Sí, Blas tenía tierras por esta zona, lo conocí en una cena de su primo, que era un buen amigo mío. Blas era gay, pero también era un hombre muy de pueblo, nos enamoramos…al final quería a Lola como a una hija y a mí como a su mujer, era la cuadratura del círculo, una familia sin dar el cante. Fuimos muy felices, hasta hace un par de años que el pobre murió. Yo me retiré de la bolsa cuando vine a vivir al pueblo. Vivimos de mi trabajo en el hotel rural  y de que Loli hace traducciones desde casa para una editorial de temática gay de otro amigo. -Dijo mientras paraba para dar un trago.

-       Vale, entiendo lo del padre, pero sigo sin ver que tiene que ver lo de tener relaciones entre vosotras.-Dije antes de dar un largo sorbo de vino.

-       Esto te lo cuento yo. -Dijo mi chica; Mis padres, eran sexualmente muy activos, sobre todo cuando estuve estudiando fuera, como te dije, Blas me enseño todo lo que sé sobre el campo que era lo que más me gustaba, pero estudiar agrónomo me obligaba a irme fuera y yo era feliz en el campo que era lo que más me gustaba. Mi vida era sencilla y feliz, cuando me conociste hacia sólo dos años que había muerto Blas y yo todavía lo sufría, era el segundo padre que perdía en mi vida, por eso iba tan mal arreglada, tú me hiciste recordar lo feliz que soy en el campo. Mi infancia fue muy feliz, pero me hacía mayor y una mujer como yo tiene necesidades, un día mi madre me pilló masturbándome mientras leía una novela erótica que tenían mis padres, el caso es que me mojé y comencé a masturbarme. Mi madre me escuchó…y me vio espatarrada haciéndome una paja.

-       Eso nos ha pasado a todos. - La interrumpí…

-       Ya, pero estoy segura que a ti te castigó, a mí en cambio, me pidió que siguiera y me dejó tranquila. Después de un tiempo, le pedí a mi madre un favor…que te puedes imaginar cual era. Ella se negó, alegando que no podía ser, pero yo tenía un as en la manga, los diarios de mi madre. Concha me los regaló cuando cumplí los dieciocho. En ellos mi madre cuenta cómo ella desvirgó a Concha. Cómo ella lo folló, para evitar que se fuera de putas, con la idea de que si era cariñosa con ella quizá no tendría dudas. Yo le pedí el favor, es más se lo exigí, le llegué a amenazar con contarlo por ahí. Concha accedió, el resto ya lo has visto, yo la follo, ella me folla, las dos felices. Blas el pobre se murió sin saber de nuestro vicio. Pero he de reconocer que aunque he estado con algún hombre más, tú eres el único que me lo sabido hacer. -Dijo Loli justo antes de echarse a llorar.

Por primera vez en mucho tiempo, no supe que decir. Nos quedamos los tres mirándonos en silencio, nos lo habíamos dicho todo. Por lo que lo único que me quedaba era hacer lo que tenía que hacer, no dejar perder a una mujer tan especial, ¿y qué si se folla a su madre travelo?; Ellas son buena gente y eso es lo importante. Me han cuidado y acogido como uno más en su casa. Apuré mi copa de vino…eché una mirada a las dos mujeres que tenía delante. «En verdad que son dos hembras hermosas» pensé para mí. Les brindé una mano para que se levantaran de la mesa, agarrando a cada una de la mano, las traje hacia mí para poder morderles la boca.

Fin.

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