Nuevos vecinos y cámara espía (5)

Creo que mi vecina me ha descubierto, a pesar de ello...

Del relato anterior…

Suena el teléfono y los dos se paralizan durante un instante. Deben estar dudando si lo cogen o no. Como el teléfono insiste en sonar, Inés se desliza un poco sobre la cama sin dejar que se salga la polla de su esposo. Alarga la mano y descuelga el teléfono, se lo lleva hasta la oreja y habla.

En el otro lado de la línea estoy yo, preguntando si están interesados en ir a una excursión el fin de semana próximo. No parece interesarle lo más mínimo. Se vuelve hacia su marido y le hace señas indicándole que es el vecino de abajo. En los gestos va implícita la pregunta sobre que hace ¿cuelga o no?.

Él le responde enseguida que continúe hablando conmigo, que me dé coba para mantener la conversación mientras el bombea desde atrás.

Cuando la cosa ya está bien avanzada, Inés se despide de mi pues no puede disimular las ganas de gemir que tiene. Alarga la mano y deja el teléfono sobre el soporte, pero de tal manera que no se corta la comunicación.

A partir de ese momento, los dos empiezan a follar con toda la intensidad del mundo, él le grita cosas como:

—  “vaya pedazo de puta que estas hecha”, “como te gusta que te folle mientras hablas”

—  “Si..si… follame…fuerte… así…así”

Yo les veo y los oigo. Me parece fantástica la escena y me tengo que masturbar fuerte adaptándome a la intensidad de lo vivido.

Continuación: "… y todo cambió".

Al día siguiente por la mañana me hago el encontradizo en la escalera cuando Inés sale para irse al trabajo. Tengo una morbosa curiosidad por ver con que cara se va a la oficina al tiempo que recuerdo la cara de cerda que ponía mientras su marido la follaba a cuatro.

—           Buenos días vecino…¿Dónde vas tan temprano? ¿no has dormido bien? Se te nota extraño— me dice interesándose sinceramente por mí.

—           No es nada…hay días que me cuesta coger el sueño, y cualquier ruido me desvela— le respondo rápido.

—           Tú, sin embargo, te ves radiante…quizás está mal que lo diga…pero hoy estas guapísima y ese vestido te sienta genial— añado de forma espontánea pues es lo primero que me viene a la cabeza viéndola con ese vestidito corto, floreado, de tirantes que deja sus hombros al descubierto.

Mi vecina hace un mohín de agradecimiento y adopta una postura bien coqueta para hacerme ver que mis cumplidos la halagan y son bienvenidos.

Charlamos un par de minutos más, me pregunta por la conversación de anoche con su marido, sobre que me parecía a mi lo que proponía Ramón. Yo tranquilamente le conteste lo que ya había dicho por teléfono, pero sin querer añadí algo que solo lo habían hablado entre ellos dos cuando aparentemente nuestra conversación había terminado.

Le cambio la cara de repente, enseguida se dio cuenta que algo no rodaba bien, ¿de dónde había podido yo sacar esos detalles?, fueron confidencias de alcoba y ere imposible que su marido las pudiera haber compartido con un vecino casi desconocido. Se despidió y salió escaleras debajo de forma apresurada.

Yo me quede inmóvil, sabiendo que había metido la pata y que lo mas probable es que se me terminara la diversión, o lo que es peor que me pusieran una denuncia por acoso y ataque a su intimidad. Una profunda preocupación me invadió, sentí ganas de salir corriendo y desmontar el artilugio espía y borrar los videos que había coleccionado.

Durante todo el día sentí miedo, ¿y si me denunciaban a la policía?¿que podía hacer? No podría entrar a su casa a desmontar la spycam, sólo podía esperar.

A la hora habitual oigo los ruidos normales de los vecinos que han vuelto del trabajo y se mueven por la casa. Dudo si hacerlo o no varios minutos, al final no puedo resistir la tentación y lo pongo todo en marcha.

Enseguida la cámara capta a mi vecina por la habitación haciendo lo de cada día, se desnuda, se va al baño, vuelve con una toalla alrededor del cuerpo, se seca cuidadosamente todo el cuerpo…

Hoy se pone aceite corporal por todo el cuerpo, dándose un intenso automasaje por las piernas, muslos, caderas y trasero. Luego le toca a los pechos…Uhmmm como se los masajea, como los hace sufrir aplastándoselos y dando tironcitos de los pezones…

Uhmmm, esto es nuevo y me pongo a cien. Cuando ya ha desaparecido toda la crema… se pone un pantaloncito corto y un blusón, para desaparecer de la escena hasta cuando se vayan a dormir.

Respiro aliviado, todo parece normal, y no creo que sospechen nada sobre que les estoy espiando. Me alegro mucho por poder seguir disfrutando de este excepcional espectáculo desde mi propia habitación. Mis jóvenes vecinos me proporcionan una diversión única.

Sobre las 11:30 p.m. se enciende la luz de la habitación y puedo verlos a los dos alrededor de la cama, y luego ocupando su lado preferido. ¡Comienza el espectáculo!

Él se apropia del mando de la TV y lo veo cambiar varias veces de canal. Ella, tal como tiene costumbre se pone a leer en su libro electrónico. Apoya la espalda sobre el cabecero pone los piernas formando un puente y apoya el libro sobre sus muslos.

Todo normal, salvo por el detalle que no lleva el pantaloncito puesto y puedo ver toda la entrepierna desnuda. Delante tengo una vulva carnosa, con unos labios internos que sobresalen claramente, algo oscuros y rizados.

Viéndola nadie podría imaginar que es la propietaria de una vulva tan poderosa y atractiva. Ines tiene un cuerpo relativamente menudo, las piernas largas y delgadas, un pecho mediano, una carita fina y delicada.

Teno la suerte de tenerla perfectamente enfocada, me encanta mirarla y mi goce se hace mayor cuando veo que de vez en cuando se da tironcitos de los labios, se pasa el dedo por en medio o se da golpecitos a la altura del clítoris.

Cualquiera diría que se lo esta preparando bien para darle una agradable sorpresa a su marido. A medida que pasa los minutos la frecuencia con la que lleva su mano libre hacia la entrepierna va en aumento, puedo ver que su vulva se abre con facilidad al paso de los dedos, que al separar los labios se ve el interior rosado y húmedo.

Uhmmm ¡Cómo se lo está preparando la muy guarra!. Me imagino que en cuanto se lo presente a su marido, éste se volverá loco de contento y yo podre presenciar una follada de las que hacen historia. ¡Menuda paja me voy a hacer hoy!.

Se pasa el dedo por en medio de la raja hasta que queda bien humedecido, mira hacia su marido que no se ha percatado de su jueguecito pues está absolutamente concentrado en la TV. En una pequeña distracción de éste, Inés le acerca el dedo hasta la nariz y luego se lo pasa por los labios.

Para mi sorpresa y decepción, Ramoón le aparta la mano y le dice algo como: “déjame tranquilo, ¿no ves que estoy viendo la tele?. Yo ya me había empezado a masturbar pensando en lo que venía a continuación, lo tengo que dejar, perplejo por lo que he visto.

¡Vaya mierda!, me voy a quedar con la miel en los labios. No logro entender como un tío puede desaprovechar una ocasión como la que ha preparado Ines. ¡Uhmmm, si pudiera estar yo ahí!

De pronto, mi cabreo se torna en alegría sin límite. Ramón sigue distraído con la TV, Ines aparentemente sigue con las piernas en puente para apoyar el libro que lee, pero su mano derecha ha tomado posición…discretamente se esta masturbando a sus anchas.

Ya que no le da “consuelo”, se lo toma por si misma. Lo mejor de todo es que se ha puesto de manera que queda perfectamente encarada hacia mi. Puedo ver con claridad cada toque, cada movimiento, cada suspiro…

Estoy tan obsesionado con lo que veo entre sus piernas que no me había dado cuenta que Inés esta mirando directamente a la cámara. Su mirada es tan directa e intensa, que creo que ella sabe que la estoy espiando y me dedica su mejor masturbación.

Yo no puedo dejar de meneármela de forma salvaje, estoy tan excitado que me llego a hacer daño por la intensidad de mis meneos, mientras ella se recrea en sus tocamientos. Se frota, mete los dedos, los saca llenos de jugos y se los lleva a la boca para lamerlos como una autentica guarra.

De vez en cuanto mira a su marido para comprobar que no se entera de nada, luego vuelve a la carga ofreciéndome la visión de una maravilla de coño, abultado y jugoso que pronto va a explotar de placer.

Yo no había visto nada igual hasta ese momento. Me gusta tanto mirar su carita inocente llena de lujuria, como su coño dilatado y jugoso, que rezuma flujos que con el frotamiento se convierten en una crema espesa y blanca…¡su lechecita!

Ines gira la cabeza hacia su marido para comprobar que sigue por allá, rápido vuelve la mirada hacia mí, se encara y empieza a darse un masaje fuerte e intenso. Veo como se corre, como tiene que hacer esfuerzos sobrehumanos para no delatarse con gemidos que no encontrarían explicación.

Ufff, vaya corrida que se ha marcado mi vecina…y en apariencia me lo ha dado para mi?. Estoy hecho un lio ¿sabe mi vecina que la espío y me ha dedicado esta sesión? Tengo el cerebro hecho un lio, lo que no puedo parar es mi mano que ya va lanzada a conseguir mi segunda corrida.

Plácidamente, Ines deja el libro sobre la mesita, se acurruca poniéndose de costado mirando a su esposo, como diciendo me duermo junto a ti que me das tu amor. Para mi deja al otro lado unas nalgas preciosas que encuadran una vulva maravillosa que ahora busca su sosiego.

Mañana, cuando la vea irse al trabajo por la mañana, bien arreglada y perfumada no imagino lo que le podre decir. Si ha sido casualidad lo que he visto, soy el tipo mas afortunado del edificio, y si lo ha hecho sabiendo de mi espionaje…no se…ya veremos.

Deverano.