Nuevos vecinos y cámara espía (3)

Hoy es él el que quiere jugar...los dos estamos esperando a que Inés venga a la cama.

Hoy es Ramón el que viene con ganas de marcha.  A llegado el primero al dormitorio, se ha puesto la parte de arriba del pijama, se ha quitado los calzoncillos y se ha metido en la cama. Está claro que pretende darle una agradable sorpresa a Inés. Cuando ésta se meta en la cama descubrirá que él ya está “preparado”.

Su mujer se hace esperar, pasan los minutos y Ramón se empieza a impacientar igual que yo. Si las expectativas se cumplen creo que hoy voy a presenciar otro buen polvete de mis vecinos. La luz ambiente es adecuada, la orientación de la cámara espía que coloque dentro de su TV es la adecuada, la señal que me llega es de buena calidad y las ganas que tengo de vernos son enormes.

Estoy deseando que Inés aparezca en escena mostrando sus grandes tetas y su cuerpo discretamente delgado. En este momento, Ramón y yo estamos haciendo exactamente lo mismo. Mientras esperamos, nos damos unos ricos meneos que mantienen nuestro “ardor bien alto”.

Mi vecino se decide por unos meneos mucho más evidentes, echa a un lado las sabanas y empieza a hacerse un pajote mientras espera recostado sobre el cabecero de la cama. En varias ocasiones se asoma como queriendo ver si ella viene o no. También, le veo llamarla, apremiándola para que venga a la cama enseguida.

Si la situación continua, y la espera se alarga me voy a tener que conformar con ver como Ramón se pajea mientras espera a su mujer. Cada vez le da con más brío y ella parece entretenida en no sé qué cosa en otra parte de la casa.

Por fin llega ella, todavía lleva ropa de calle. Se denuda completamente conservando únicamente las braguitas. Ahora ya puedo disfrutar de la contemplación de su cuerpo y sobre todo de sus meloncitos llenos de miel.  Ramón no se corta y sigue con su meneo delante de ella. Le hace ver lo “mucho que la desea” y lo bien dispuesto que está para echar un kiki esta noche.

Inés se pone el camisón y tras hacer algún comentario aparentemente gracioso que arranca una sonrisa de su pareja se va al baño, dejándonos a los dos con la miel en los labios.

A los pocos minutos vuelve de nuevo a escena y se mete en la cama. Mi vecino se lanza al ataque sin contemplaciones haciéndole ver su “buena disposición” y que ya ha agotado su paciente espera.

Inés le rehúye, se desentiende con lo que consigue calentar los ánimos. Después de la larga espera y de la preparación previa, no nos puede dejar tirados de esta manera. Ramón insiste mostrándose cariñoso, sin dejar de lado la exhibición de una picha deseosa de entrar en combate.

Como espectador, este juego de acoso y desdén, me parece muy estimulante. Deseo y espero un desenlace feliz para los tres. Después de varios intentos fallidos, Ramón consigue que Inés sea comprensiva, esta cierra el libro que leía y se pone a participar de la diversión.

Se besan con pasión. Él le mete mano por debajo del camisón hasta cogerle las tetas. Ella se tumba hasta quedar con la espalda apoyada sobre el lecho. Ramón le levanta el camisón hasta por encima del pecho y se pone a chupetear los pezones con gula.

Ella colabora quitándose las bragas y separando las piernas. Desde mi punto de observación puedo ver en primer plano su coño. ¡Qué cosa tan rica!. Si pudiese me abocaba sobre el para darle unos buenos lengüetazos mientras Ramón se entretiene con las tetas. Aunque mi participación es a través de la cámara la siento tan cercana como si fuese un tercer protagonista.

La contemplación dura poco tiempo, casi enseguida Ramón se coloca encima en la típica postura del misionero y se la clava sin muchas contemplaciones ni preparación.

Veo la cara de ella que muestra poco entusiasmo. No parece que la cosa vaya al ritmo apetecido. Ramón bombea rápido y con fuerza, por encima de sus hombros aparece alternativamente la cara de ella que parece llevar media hora de retraso en cuanto a la requerida excitación.

Es la primera vez que los puedo observar llevando la iniciativa Ramón. No parece que hoy esté actuando como un buen amante, ella no muestra el mismo interés y deseo que tenía hace un par de días cuando era ella quien llevaba la batuta.

Después del calentamiento previo tan prolongado, la capacidad de resistencia de Ramón está muy mermada y en menos de cinco minutos está listo. Se corre antes de que ella pueda llegar a la zona de placer y se deja caer hacia su lado de la cama como un pesado fardo. A los pocos instantes ya está dormido como un tronco.

Inés le contempla comprensiva, se baja el camisón, se acomoda sobre el cabecero, toma el libro y se pone a leer otra vez. Sus piernas colocadas en forma de puente me permiten ver al fondo de la cueva su chochete. He estado a punto de llevar hasta el final mi silenciosa pajilla pero al final me he contenido y sigo mirando con mucho interés lo que hace Inés.

Para mi sorpresa y deleite veo cómo se lleva la mano desde el bajo vientre hasta su pubis y se empieza tocar, como por descuido sin aparentar mucho interés mientras sigue leyendo. De vez en cuando levanta la vista y mira hacia su marido comprobando que está completamente dormido. En una ocasión le da una patadita, que le hace remover sobre la cama, pues supongo que empieza a roncar.

De nuevo veo como lleva su mano entre sus muslos y como se empieza a sobar con delicadeza. Luego se mete un dedo y la expresión de su cara empieza a cambiar. Se nota que está gozando de lo lindo mientras se acaricia. A mí me vuelve loco lo que veo, lo había visto hacer en alguna película, pero verlo en directo, de una mujer que conozco y en primera fila es algo que no se puede contar.

Me masturbo lentamente, siguiendo su ritmo, estudiando sus reacciones… la estimulación visual es tan fuerte que apenas me puedo controlar. Cuando en su cara se dibuja una amplia sonrisa y la satisfacción es claramente visible, me dejo llevar por mi deseo y me pajeo fuerte hasta sacar hasta la última gota.

Inés se acomoda al lado de Ramón, lo abraza y se pone a dormir. Se da cuenta que la luz esta encendida, alarga la mano y cierra el interruptor.

Por hoy ya está bien… yo también me doy por satisfecho… me invade una profunda sensación de bienestar, el sueño me captura sin darme cuenta.

Deverano.