Nuevos comienzos 2ª parte
Me desperté a la mañana siguiente, mi nueva vida comenzaba
Me desperté a la mañana siguiente. Miré el reloj, eran las 8:30. Me incorporé a ver si mi primo seguía durmiendo, pero ya no estaba, su cama estaba sin hacer y había ropa por el suelo. Me levanté y me dirigí al baño, tenía muchas ganas de mear. Al pasar por delante de la cocina me encontré con mi tío y mi primo. Estaban los dos desayunando en calzoncillos. Los dos eran bastante peludos, aunque mi tío tenía más vello que mi primo. Tenían un cuerpo bastante parecido la decir verdad, se parecían mucho, se notaba que eran padre e hijo. Mi tío llevaba unos slips ajustados de color blanco, parecidos a los que use ayer para pajearme. Christian llevaba unos bóxers de colores. No esperaba encontrármelos a esa hora y menos así.
- Buenos días sobrino, ¿Qué tal has dormido? – me preguntó mi tío
- Bien, tío, gracias – conseguí responder tratando de evitarle la mirada
- Espero que no te hayamos despertado, primo - me dijo Christian – Aquí somos los dos de madrugar – termino con una sonrisa
- No, me desperté porque tenía ganas de ir al baño – respondí tímidamente
- ¿Por eso la tienda de campaña en tu pijama? – pregunto mi primo mientras empezaba a reírse
Mire hacia abajo y estaba empalmado
-Perdón- dije antes de irme al baño rápidamente
Estuve un rato en el baño hasta que se me paso la erección para poder mear. Estaba muerto de vergüenza. Permanecí en el baño un rato más después de que se bajase el empalme.
Al rato entró mi tío al baño, ni había pasado el pestillo con las prisas, al verle entrar hice amago de irme.
-Tranquilo, sobrino, podemos compartir el baño, los dos somos hombres – me dijo mientras se dirigía al lavabo a cepillarse los dientes
-No, yo ya había acabado- respondí tratando de evitar mirarle.
-En un rato saldremos a comprar, no tardes- me dijo mientras salía del baño.
Fuimos al centro comercial que había cerca de casa, compramos comida, agua, cerveza y poco más. Volvimos a casa y el día pasó tranquilo sin más.
Con el lunes llegó mi primer día de universidad, estaba muy nervioso, nunca había sido el chico nuevo de la clase, ver a mi tío y a mi primo en gayumbos por casa tampoco ayudaba a que me calmase.
Mi primo me enseño la universidad, me presento a sus amigos, sus colegas del equipo de fútbol y a su novia Carla. Me dijo que me uniese a su equipo de fútbol, que me lo iba a pasar bien. Al terminar las clases nos volvimos a casa, nada más llegar lo primero que hizo mi primo fue quedarse en calzoncillos, yo trataba de observarle lo más discretamente posible. Se me quedo mirando, pensaba que me había visto mirándolo y que me iba a decir algo, giré la cara y miré para otro lado para tratar de disimular
-Primo puedes ponerte cómodo tú también, está también es tu casa – dijo mientras sonreía
-Creo que me voy a quedar así- respondí ante su comentario
-Venga primo, que aun hace calor, puedes ir en casa con calzoncillos que no nos vamos a asustar – comento
-Bueno, vale – acerté a decir mientras me quitaba la ropa ante su atenta mirada
-Mucho mejor ahora ¿A que si primo? – me pregunto mientras se reía.
-Sí, mejor – dije con la voz algo entrecortada.
La tarde pasó hasta la hora de cenar cuando llego mi tío. Mi tío, al igual que primo, lo primero que hacía al llegar a casa era quedarse en calzoncillos. Transcurrió la tarde hasta la hora de dormir.
No era capaz de pegar ojo, de tanto a ver a mi tío a mi primo en gayumbos todo el día andaba muy caliente. Esperé a que mi primo se quedase dormido para ir al baño a hacerme una paja.
Al salir al pasillo un ruido me atrajo hasta la habitación de mi tío. Al ir acercándome más pude distinguir que eran jadeos. La puerta estaba entornada, pero podía verle tumbado en la cama con viendo porno en el portátil.
Estaba tumbado de lado y podía verle a la perfección, con una mano se pajeaba la polla y con la otra se tocaba el pezón. Tenía una polla enorme y unos huevos gigantes cubiertos de pelos. Su polla era gruesa incluso para su mano, era larga y estaba coronada por un gran capullo. Lo oía bufar como un toro, empezó a acelerar el movimiento de su mano, empezaba a oírse un sonido de humedad mientras aumentaba la velocidad. De repente empezó a correrse, su polla escupía lefa como si de un volcán se tratase, nunca había visto salir tanta lefa de una sola polla. La lefa le salto hasta el pecho y empezó a encharcarse en la base de su polla. Se quedó quieto un momento la cama y bajo la tapa del portátil.
Me fui sin hacer ruido al baño. Estaba impactado ante lo que acaba de ver, no terminaba de creerme de lo que mis ojos habían sido testigo. Nunca pensé que acabaría viendo a mi tío hacerse una paja y menos una tan brutal. Fue la paja más intensa que vi en mi vida. Lo peor de todo es que me había puesto la polla tan dura como no la había tenido nunca. Hasta me dolía de lo dura que estaba.
Me baje los gayumbos y me senté en el wáter para hacerme una paja, lo necesitaba más que nunca. Justo empezaba a pajearme entro mi tío al baño. Estaba desnudo, sudado y todavía con lefa encima.
De manera inconsciente me tape la polla con las manos
-Tranquilo, aquí puedes hacer lo que quieras – me dijo con sorpresa- y parece que la tienes muy dura.
Mientras dijo se acercó a mí. El corazón se me puso a mil por hora, extendió su brazo hacia y cogió papel higiénico que estaba a mi lado.
-No es lo que parece tío- alcance a decir
-Si te entiendo- dijo mientras se limpiaba la lefa que aun tenía alrededor de la polla.
-¿Y en quién pensabas? ¿En una novia del pueblo? – me pregunto curioso
- No, tío- constaste tapándome la polla con las manos
- Bueno te dejo terminar y a ver si consigues a una zorrita para que te haga las pajas con la boca – dijo mientras reía
-Sí, tío – dije por inercia
-Te dejo esto aquí, tíralo por el wáter cuando acabes- y salió del baño dejando el papel con el que se había limpiado la lefa y la puerta del baño abierta.
Me quede en shock, no terminaba de asimilar lo que acababa de pasar. Fui a cerrar la puerta y me percaté de que no tenía pestillo. Tras dudar un momento cogí el papel con el que mi tío se había limpiado. Aún estaba húmedo, su lefa aún estaba caliente, estaba pringado de semen, me manche la mano de lefa. De manera instintiva me lo lleve a la boca. Era la primera vez que probaba el semen, ni siquiera había probado el mío. Aquello me puso como una moto. Me volví a sentar en el wáter y terminé de pajearme mirando el papel con el que mi tío se había limpiado. Me corrí enseguida. Fue la paja más rápida de mi vida. Nunca me había corrido tan fuerte ni tan rápido. Después de eso volví a la cama y me quedé dormido.