Nuevo juego del billar

Al billar no se juega como yo creia ;).

NUEVO JUEGO DEL BILLAR

Era viernes por la noche y yo aun no tenia ningún plan, mi aburrimiento empezaba a apoderarse de mi mente, cuando re repente se me ocurrió la idea de llamar a mis antiguas amigas del colegio. Hacia más de un año que no nos poníamos en contacto y decidí echar suerte.

Busque mi agenda desesperadamente y ahí estaba, el número de teléfono de Marta y Susana. Cogí el teléfono pensando en lo que iba a decir:

  • ¿Quién?

  • ¿Esta Marta? –Pregunte.

  • Si, soy yo. ¿Quién eres?

  • No me digas que no te acuerdas de mi, eso es todo un delito señorita.

  • ¡¡¡¡¡Niñaaaaaaaaaaa, pero donde te metes cuanto tiempo!!!!

  • Ya ves, que estaba acordándome de los viejos tiempos y me he decidido a llamarte a ver que tal estabas, ¿Sabes algo de Susi?

  • Si, nos vemos a menudo. Salimos esta noche, si quieres vente y celebramos que volvemos a vernos.

No me lo pensé dos veces, salí corriendo a ducharme para dejar mi cuerpo bien fresco para una tremenda fiesta, saque de mi armario mi vestido favorito, es un vestido negro, de tirantes muy ceñido al cuerpo, con un gran escote, la parte baja llega justo por debajo de mis rodillas, pero en mi pierna izquierda se alzaba una raja hasta arriba de mi muslo. De ropa interior me puse un conjunto también negro a juego con el vestido, de licra ya que realza mucho mi pecho. No me puse medias porque al ser verano hacía un calor irresistible. Solté mi larga melena morena y me pinte un poco pero sin pasarme, me alcé en unas chanclas con un poco de tacón color negro para que no se salieran del tema. Me mire en el espejo y dándome el visto bueno me fui a donde había quedados con mis dos amigas.

Llegaron puntuales, pero sus ropas no era lo que yo esperaba, las dos llevaban vaqueros y una camiseta ajustada negra con el nombre de un grupo que yo no conocía pero que al juzgar por las calaveras y cadenas que llevaba pintadas se notaba muy siniestro.

  • Valla que elegante te has puesto.

  • ¿Pero a qué tipo de fiesta vamos?

  • Pues a una heavy.

Al oír esto mi cuerpo se estremeció, ya podía imaginarme la fiesta, montones de chico con el pelo mas largo que yo, sin peinar en varios días, y con olor a sobaco, todos bebiendo como cosacos y a un montón de chicas las cuales no se las distinguiría de los chicos. Empecé a sentirme fuera de lugar. Pero aun así era lo único que tenia planeado para aquella noche y pensaba disfrutar todo lo que pudiese, y de paso estar con mis amigas de la infancia que tanto tiempo me había costado localizarlas.

A llegar al lugar donde era la fiesta pude ver que era todo peor de lo que me imaginaba, bailaban tirándose los unos a los otros, se echaban por encima las bebidas, mil olores desagradables se respiraban en el ambiente. Al volver en mi me di la vuelta para decirle a mis amigas que mejor sería irse a otro sitio, pero no estaban allí, ellas habían entrado dentro del local saludando a todo el mundo. No me podía creer que aquellas antiguas amigas tan tímidas y cortas que yo tenía se hubieran vuelto tan alocadas.

Decidí seguirlas para no quedarme sola. Entre por la puerta esquivando todo tipo de piropos que resultaban groseros, y algún que otro pellizco o palmada en mi culo.

Encontré a mis amigas, una de ellas estaba dándose un enorme beso con el novio, sin soltarse ni un momento ni para respirar, y mi otra amiga esta en la cabina pinchando música.

Decidí ir por libre para inspeccionar la zona y elegir un sitio mas o menos tranquilo en el que poder sentarme y disfrutar de la música. Baje una planta llena de gente y vi lo que parecía ser una partida de billar, no lo veía bien con tanta gente. Me acerqué a contemplar la partida quedándome apoyada en la pared. Notaba como las miradas se desviaban hacía mi, y comencé a sentir un nerviosismo excitante. Me gustaba ser observada de aquella manera, ser deseada... pensé que podía jugar un poco más y así divertirme yo también. Hice caer mi bolso de mano al suelo, para agacharme a por el y dar una buena vista de mis pechos y mi culo. Las miradas seguían fijas en mi y se empezó a oír algún comentario que otro acerca de mi.

Mi amiga apareció de repente dejando en la mesa que tenia al lado un mini de bebida. Y tan pronto como apareció se fue. me decidí a probar aquella bebida que olía tan fuerte, yo no estoy acostumbrada a beber y con poco que pruebe ya cojo una tremenda borrachera. Y así me pasó, según pasaba la noche la bebida se iba agotando de mi copa, mi cuerpo se movía al son de la música, mi alegría era de notar, e incluso mordisqueaba una pajita que al sacarla de mi boca al beber se podía distinguir que también mordisqueaba mi piercing en la lengua. Volví a beber y durante un par de horas la copa no se agotaba nunca, alguien la iba rellenado y yo no le di importancia. Estaba muy feliz.

Sonaba una canción lenta y mi cuerpo le seguía el ritmo, mi cabeza daba vueltas, de repente noté unas manos en mis caderas acariciándolas suavemente, no miré atrás y seguí bailando. Las manos empezaron a subir el vestido y a acariciar mi pecho que comenzaba a endurecerse. Una lengua recorría mi cuello desde atrás, excitándome mas. Una boca se juntaba con la mía buscando mi lengua, su cuerpo aprovecho para arrimarse al mío, despertándome de mi mundo y comprobando que estaba rodeada por varios hombres. Me alarme y me quise despegar pero mi borrachera y la fuerza que ellos ponían me lo impedía.

Me cogieron entre todos y me tumbaron en la mesa de billar, mi ropa interior había desaparecido tras mi vestido, yo no acertaba adivinar cuantas manos estaban sobre mi cuerpo, introduciéndose en mi chochito ya caliente y húmedo. Uno de los chicos me beso en la boca largo y apasionado, mientras otra cabeza se introducía a lamer mi clítoris, mi cuerpo se estremecía, un tercero se entretenía chupandome las tetas, y a mi alrededor seis o siete se pajeaban viendo la escena.

El que me estaba lamiendo mi clítoris se quitó del medio y uno de los que se pajeaban a mi alrededor me la metió de un solo golpe. Iba a gritar de dolor pero una polla me lo impedio. El que me la estaba metiendo por mi coñito empezó a meter una embestidas brutales, pensé que me iba a desgarrar por dentro. Él otro chico me agarró por la cabeza apretándome contra su enorme polla y notando unas convulsiones que pronto se convertirían en chorros se semen en mi garganta. También note como se corrían dentro de mi, ambos habían terminado. El que antes me había comido mi chochito se había tumbado en la mesa de billar y me empujaron hacía él que sin ninguna sensibilidad me la metió de una embestida quedando mi culo expuesto a los demás.

Está vez fui yo quien se introdujo uno de los penes que estaban a mi alrededor para chuparlo con detenimiento. Ya no me resistía. El chico que tenia debajo debía tener unos 26 años, era bastante guapo cuando su melena desaparecía de su cara. El que estaba en mi boca no tardó en correrse, como tampoco tardo en ser sustituido por otro de mayor dimensión. Noté como urgaban en mi trasero, introduciendo dedos en mi ano, de repente note un gran dolor al notar algo más duro en mi culo, miré hacía atrás y vi como estaban metiendo uno de los tacos del billar en mi ano. La sola imagen de ver aquello me excito mas provocándome un inmenso orgasmo. El que me estaba follando también termine dentro de mi.

Otro chico con el pelo mas corto pero con mas edad sustituyo mi coñito, me la metió mas delicadamente que el anterior. También su pene era más largo y grueso. Pronto note que el taco desaparecía de mi culo y una polla se metía en él sin piedad, quise gritar de nuevo, pero me agarraron la cabeza y comenzaron a follarme por todos mis agujeros, tuve un gran orgasmo que casi me hace perder la conciencia. No terminaba nunca.

Comenzaron de nuevo a meter tacos juntándolas con los penes en mi culo y vagina, notaba un inmenso dolor que al poco rato desaparecía. Estuvieron cerca de dos horas turnándose todos por mis agujeros, pude contar más de diez chicos diferentes, sin contar los que se corrieron a pajillas encima de mi esperando su turno.

En mis agujeros ya no cabía mas leche, me escurría por las piernas. De pronto vi a mis amigas aparecer, me estaban mirando con cara de asombro, pensé que estarían sorprendidas por lo que estaban viendo y no me volverían a dirigir la palabra. Pero yo no pare. Se acercaron a mi y se hicieron hueco entre la gente, comenzaron a lamer la leche que caía por mi cuerpo, tuve un nuevo orgasmo al sentir aquello.

Más chicos se acercaron a la mesa y cogieron a las nuevas jugadoras. Digo jugadoras porque aquello ya era como jugar al billar, consistía en meter las bolas en los agujeros, aunque nosotras mas bien jugábamos al parchis, comíamos 1 y venían 20.

Hicieron un sándwich con ellas tal y como me tenían a mi, mi cuerpo ya no resistía mas orgasmos.

Al terminar me quedé tumbada casi sin poder moverme, vi como todos comenzaban a pajearse delante de nosotras, esta vez conté 31 chicos, me parecía increíble todo aquello, sus corridas salieron despedidas hacía nosotras, bañándonos en su semen. Mi amiga Marta comenzó a lamer nuestros cuerpos.

Bajo el dueño del bar a anunciar que iban a cerrar ya, todos se vistieron y se marcharon, se acercó a nosotras:

  • ¡Qué bien os lo pasais!

  • Si, pero sabes que siempre sobra algo para ti. –Dijo mi amiga Susana.

Al oír esto supe que aquello no fue casualidad, era algo que hacían a menudo. Y la gente lo sabía. Todos menos yo, aunque no me importaba. Yo había disfrutado enormemente con todo aquello.

El dueño se quedó desnudo rápidamente, y mis amigas se la chupaban a la vez, terminó muy pronto en la boca de Marta, que no se lo pensó dos veces para pasárselo en un beso a Susana.

Y así terminó toda aquella fiesta. Yo sorprendida por no saber lo que hacían mis amigas en todo ese tiempo, y con una lección aprendida de cómo se juega al billar.

Un beso a todos.