Nuevo encuentro con mi vecina

Mi vecina ya es como mi mujer, y como mujer ella desea complacerme y así acepta mi petición

Hola todos y todas:

Soy Fer tengo 26 años, soy de un pueblo de Andalucía. Soy alto 1.86, moreno, 77kg, fornido, ojos miel claros.

Hoy les comentaré otro encuentro con mi vecina Juana.

En este relato comentaré otro encuentro con mi vecina Juana, puede que sea el último de esta serie, o depende el apoyo suba alguno más.

Llevaba varios meses ya viéndome con mi vecina, nuestros encuentros eran más fogosos, ya incluso muchos fin de semanas dormía en su casa.

Estaba en su casa, esa noche había dormido con ella.

Me desperté y miré a mi lado, obviamente seguíamos desnudos de la noche anterior. Me moví con cuidado para que ella no se levantara y poderla sorprender con un buen desayuno. Me coloqué unos calzones y bajé a la planta a la cocina. Le preparé unas tostadas con un café y un zumo de naranja natural, lo puse todo en una bandeja y se lo subí.

La desperté y ella reaccionó muy bien, nunca le habían hecho eso, y obviamente se emocionó. Desayunamos los dos en la cama, aunque nuestra relación era sexual, los sentimientos empezaron a salir y cuando estábamos en su casa llevábamos una vida como marital.

Después del desayuno ella recogió los cacharros y bajamos al salón, algo normal en nosotros. Nos pusimos en el sofá a ver la TV, ella se echó en mi hombro mientras charlábamos sobre nosotros y nuestra relación.

El trascurso de la conversación era normal, si estábamos agusto, si disfrutábamos hasta que me hizo una pregunta:

  • Deseas hacer algo conmigo que nunca me hayas hecho?

Me quedé un buen rato pensando, la verdad es que juntos habíamos hecho de todo, en todas las posturas y en diferentes sitios de la casa...

  • Creo que hicimos de todo.

Pero nada más decir esa frase se me vino a la cabeza que algo no habíamos hecho, el anal.

  • Bueno aunque pensando hay algo que no hemos hecho y si que me gustaría.

  • El qué - me respondió sorprendida

  • Bueno no lo hemos hecho por detrás

  • Cómo por detrás?

  • Si, ya sabes analmente

  • pero eso duele mucho - dijo asustada

  • Bueno hay productos que ayudan a que no duela, para eso están los lubricantes.

  • No sé amor, yo quiero complacerte en todo, eres quien me ha vuelto a sentir mujer...

  • Bueno solo respondí no hace falta que se haga.

  • No, si tú quieres hacerlo y es tu deseo lo probaremos.

Esa mañana salí a comprar el pan, pero me pasé por la farmacia a por el lubricante, la conversación ni se quedó ahí, pero al final ella parecía tener más ganas por complacerme que yo.

Volví y ella estaba en el sofá. Deje el pan en la cocina y le enseñé el lubricante:

  • Ves? Esto es lubricante y sirve para eso para que se deslice mejor y no duela.

Lo cogió, destapó y se echó un poco en los dedos.

  • Es muy suave, ¿Quieres que lo probemos?

  • Claro

Nos levantamos y fuimos a la habitación, antes de llegar ya estábamos desnudos, nuestra ropa se quedaron en el pasillo.

  • Amor... me prometes que no me dolerá?

  • De verdad no te va a doler, si te duele lo dejamos y lo hacemos normal vale?

  • está bien... ¿Cómo me pongo?

  • Lo mejor es a cuatro

Ella se puso a cuatro, yo sabía que si se lo hacía ahora iba a estar nerviosa y le iba a doler, por lo que empecé a meter los dedos en la vagina, ella empezó a retorcerse de placer y a gemir, mi pene empezó a reaccionar, pero debía esperar, sabía que no era el momento.

Me puse un poco de lubricante en los dedos y seguí con la otra mano en su vagina. Cuando la noté distraída empecé a lubricar su ano virgen, poco a poco fui metiendo mis dedos, ella seguía gimiendo, estaba a punto de correrse por lo que metí otro dedo en su vagina y metí más el dedo en su ano.

No se quejó nada, solo gemía y gemía mientras yo seguía masturbándola, ni siquiera se dio cuenta que ya tenía dos dedos en su ano, lubricandola por dentro para que no la doliera.

Arqueó su espalda y con un gemido atronador se corrió con tres dedos en su vagina y dos en su ano. Deje de masturbarla y me lubriqué mi pene con bastante lubricante, tanto que se escurría y manchaba las sábanas, pero mejor que sobre antes que hacerla daño.

Le dije se abriera el culo y con las manos se abrió las nalgas, apoyando la cabeza en la almohada, su año aún algo cerrado estaba dilatado por lo que puse mi pene a la entrada y lo dejé ahí un rato. Ella cogió aire y yo muy poco a poco fui metiendo mi pene, resbalaba muy bien, la tentación de metérsela entera estaba ahí, pero quería que disfrutara y seguí poco a poco. Su ano increíblemente respondía muy bien, la aceptaba toda, por lo que terminé de metérsela y la dejé ahí:

+Te duele?

  • No cielo no, se siente rica y caliente.

Deje que su culo se adaptara y poco a poco empecé ha hacer movimientos de la cadera, no se quejaba, no decía nada, hasta que empezó a gemir. Me tome eso como una aceptación de mis movimientos por lo que ahora sí, la cogí por las caderas y empecé a penetrarla bien, ella subía su culo para aceptar más la penetración, e incluso algo que me sorprendió empezó a masturbarse tocándose su clítoris, por lo que sus gemidos fueron a más.

Yo seguí perforandola en ano, su culo ya estaba totalmente dilatado, la sacaba entera y se la metía de una, el cabecero de la cama chocaba bruscamente con la pared de mis embestidas, ella solo gemía y daba gracias al Señor. Del éxtasis empecé a darla nalgadas, de las que ella respondía con que le diera más, más fuerte, por lo que mi mano reaccionó a darla más fuerte, más continuo. Su culo se empezó a enrojecer pero ella pedía más y más, estaba en un éxtasis antes no visto, no paraba de cada nalgada arquear la espalda de placer, no dejaba de correrse, seguía ella en su clítoris masturbándose, la cama estaba empapada de su flujo, yo seguía penetrándola con todas mis fuerzas. Ella seguía manteniendo la compostura aupando más el culo para recibir la nalgada y la penetración, su ano aunque dilatado me hacía sentir mucho placer al notar como se contraía cuando mi pene entraba entero, ese roce me encantaba, el culo ya estaba muy rojo, se marcaba demasiado mi mano de tantas nalgadas, pero estábamos en pleno éxtasis, ella pedía más nalgadas quería sentirse dominada, por lo que yo se las daba, mi palma estaba roja, dolorida pero mi hembra quería saber quién manda y así se lo hacía saber. Cuando el dolor de mi mano y el muy enrojecimiento de su culo era muy evidente, la agarré del pelo y jalé hacia atrás, ella se quejó pero soltó un "si mi amor demuestrame quién es mi hombre", estaba desatada, yo jalé fuerte de su pelo y la metí los dedos en la boca abriéndosela, notaba como una y otra vez se corría, yo estaba a punto:

  • Diosssss me voy a correerrr- expresé

  • si lléname, llena a esta perra, llena a tu perra

Esas palabras me hicieron que no aguantará más y se la metiera hasta lo más hondo de su ano y empezara a llenarla con mi semen. Cuanto terminé, le solté el pelo y le di dos nalgadas, a lo que ella también respondió corriendose, pero corriendose en chorro no el suyo normal.

Caímos los dos extasiados, yo encima de ella, notaba mi corazón a mil. Cuando noté que mi pene se bajaba, se la saqué y me eché boca arriba en la cama, ella seguía de espaldas, solo nos miramos y nos reímos:

  • Te dolió? Dije intentado recomponerme

  • Dios Amor, que placer hay que repetir, no dejaba de correrme, las sábanas están empapadas, gracias por hacerme tan mujer.

Nos quedamos en la cama un buen rato, hasta que se levantó y después de escurrirse cambió las sábanas e hizo la comida.

Volveríamos ha hacerlo por detrás más veces, pero eso es otro relato

Muchas gracias por los emails de apoyo, intento contestarlos a todos pero son muchísimos, si este relato tiene apoyo subiré más, muchas gracias.