Nuevo encuentro con mi semental del tren
Una noche que parecía aburrida acaba en una nueva sesión de sexo y fetichismo con mi niño
Había sido un día agotador. Seis horas bailando y contorneando mi cuerpo al son de la música subida en mis tacones de 13cm., unos peep toe de tacón gordito pero no en exceso, y con un poquito de alza delante para que el pie descanse y no se apoye en los 13cm. Muchos chicos quisieron entrarme desde el momento en que crucé la puerta del disco-pub, pero hice caso omiso de ellos: macarras de discoteca, pelo cenicero, kinkis cargados de oro y piercings que a mi me recuerdan a granos de pus. Mis amigas fueron cayendo en garras de tíos como esos o de pijitos de mierda a medida que avanzaba la noche. Yo seguí bailando, parando de vez en cuando para acercarme a la barra y pedir una copa. Sentada como estaba en el taburete, con las piernas cruzadas, mis medias negras rozando y siseando la una con la otra, y haciendo dangling con mi zapato derecho, sé que una chica se enfadó con su novio por mirarme descaradamente. Cariño, no seas celosa, tu amiguito no me interesa lo más mínimo. Pero la escena me había encendido. Un escalofrío recorrió mi espalda, una sensación de lujuria provocada por el recuerdo de mi amante del tren. Le envié un sms:
"Hla kriñ. Q tl stas? Sty abrrid, y m dueln ls pies. Cgeré l bus a ls 5. Sper vrt. XOXO "
A los dos minutos, mi móvil vibró con su respuesta:
"Parece k mi suert ha cambiad a mejr esta nxe. T vere en el bus. Mi kasa stará libre ^^. Bss mi princesita"
Me humedecí al leerlo. Volvería a ver a mi querido semental adora pies. Jiji. El tiempo pasó rápido, pero aún tuve que quitarme de encima a dos macarrillas que no dejaban de insistir en invitarme a copas. Acepté las copas de buena gana, pero cuando sentí sus zarpas rodeando mi figura, le clavé mi taconazo en el pie para que supiese que la cosa no iba a pasar de ahí. Se cabreó mucho, llamándome de todo, hasta tal punto que armó un numerito y le echaron del local. Jaja. Menudo idiota. Miré mi reloj: las 4:40 ¡Mierda! He de darme prisa si quiero llegar al autobús. Fui a los servicios y cambié mis tacones, que guardé en el bolso, por unas bailarinas negras de tejido elástico que se pueden enrollar para ocupar menos espacio. Mientras me cambiaba, pude oír en el aseo de al lado los gemidos de mi amiga Cris. "Vaya, pensé, la mojigata al final si folla. Bueno, tanto mejor para ella." Salí disparada del local, sin despedirme apenas de mis amigas que tan "ocupadas" parecían estar. Llegué justo a tiempo a la parada, en el momento en que el bus llegaba. Pude verle entre la multitud de chavales que se apelotonaban por entrar. Me fui acercando a él, pero me detuve en seco: una chica estaba con él. "No puede ser. ¿Por qué no me dijo nada?" Le mandé un sms "?¿" Le vi cogiendo su móvil, sonriendo y escribiendo algo "S 1 amiga q viv n mi puebl. Eia cgra 1 txi y lueg tu i io tarems slos" Le contesté " Ok, xo m vngaré ;)"
Subieron al autobús y yo un poco detrás de ellos. Reconocí a una amiga sentadaen la parte delantera, y me senté enfrente de ella, al otro lado del pasillo. Ella y yo comenzamos a hablar de trivialidades; pude ver cómo mi nene no dejaba de lanzar miradas furtivas hacia mí. "Que empiece el espectáculo" pensé. Me senté de lado, dejando las piernas en el pasillo y mirando a mi amiga. Mientras hablábamos, yo jugaba a sacar y meter los pies en mis bailarinas, que estaban en el suelo. Tanteaba con el pie, fallando a posta, hasta que daba con la bailarina y la cogía entre los dos pies, para ponerla bien y poder meter el pie de nuevo. Luego cruzaba las piernas y dejaba colgar la bailarina de los dedos, haciéndola golpear en mi talón repetidas veces hasta que la dejaba caer y repetía la operación. Así estuve todo el viaje, torturando a mi nene que, un par de asientos más atrás, veía toda la escena embelesado. Llegamos y mi nene y su amiga se bajaron, se despidieron y vi cómo ella se subía aun taxi. Me acerqué a él y le besé. Noté el bulto en sus pantalones.
"¿Te ha gustado el show?"
"Eres cruel cariño"-y me besó. Cogimos otro taxi y llegamos a su casa, dándonos el lote en el ascensor, entramos en su casa y le tiré al sofá.
"¿Hoy no llevas taconazos?"-preguntó en un tono burlón
"Me dolían los pies-ronroneé-Así que me los cambié-dije mostrándole mis tacones en el bolso"
"Pues esas bailarinas también son muy sexys"-me besó y me llevó a su cuarto, besándome y lamiéndome el cuello.
Le retiré los pantalones y el bóxer y me metí su miembro en la boca de golpe. Mientras se la chupaba, mi cabeza subía y bajaba, con mi lengua hacía giros en su glande. Dios, pude notar cómo crecía aún más en mi boca. Me la saqué y me senté frente a él, los dos con los pies subidos en la cama. Flexioné mis piernas hasta poder poner su miembro entre mis bailarinas y empecé a masturbarlo.
"Dios, sentir tus bailarinas recorrer mi polla es algo nuevo. Creo que me correré enseguida"
"Hazlo en mis bailarinas nene"
Le di un lametón al prepucio y seguí con la paja hasta que empezó a convulsionar: el primer chorro cayó en mis medias, a la altura de los muslos. El segundo en mis pantorrillas, y los demás, en el empeine de mi pie y en mis bailarinas. Con los dedos de la mano recogí los lechazos de mis medias y los lamí. Luego me quité las bailarinas para limpiarlas con la lengua. Él me desnudó, dejándome sólo en medias, cogió mis tacones dándome uno y quedándose él el otro. Lamió el tacón y empezó a metérmelo por mi coñito. Dios qué placer. A pesar del tamaño se deslizaba en mi interior sin mucho problema. Empezó a masturbarme con fuerza mientras yo mordía el otro tacón para no gritar de placer. Después de un buen rato, estaba chorreando, dejó el tacón dentro de mí y cogió el otro para metérmelo por el culo. Estaba tan húmeda que entró sin que me hiciese mucho daño, a pesar de que era virgen. Allí estaba, desnuda, en medias, con un tacón perforando cada uno de mis agujeritos. Me tumbó bocabajo, levantó mi cabeza y empezó a follarme la boca.
"Glarg, glarg, glarg"-hacía mi boca cada vez que su polla entraba hasta mi garganta. Y, entretanto, yo acariciándome el clítoris notando los dos tacones. Pronto estallé en el mayor orgasmo de mi vida. Me quité ambos tacones, los limpié con la lengua, me los puse y empecé a follarle, cabalgando encima de él. Estábamos como locos. Para mayor morbo, había puesto música "I want to fuck you like an animal" de Nine Inch Nails. Cada vez que Trent Reznor cantaba esa frase, é me la susurraba al oído acompañándola de una embestida con mayor ímpetu. Un nuevo orgasmo invadió mi ser. Me descalcé y retiré mis medias, poniéndonos en un 69, yo masturbándole y comiéndosela y él lamiendo, besando, mordisqueando mis pies. Uuuuffff. Demasiado. Era increíble. Cuando noté que iba a correrse, acerqué mi zapato y se corrió dentro. Tras el último chorro, se la lamí dejándosela bien limpita. Me incorporé y, mirándole a los ojos, dejé que su corrida resbalase por el zapato, cayendo por el agujerito de la puntera, directamente desde mi peep toe hasta mi boca. Me lo tragué y lamí el zapato. Se acercó y me besó con fuerza. Me puso los tacones y dormimos juntos, abrazados, notando en la planta de mi pie desnudo los restos de su corrida calentita. A la mañana siguiente, pensé, le dejaré que me desvirgue el culo. Y me dormí con una enorme sonrisa.