Nuevo comienzo

La triste historia de Sonia.

Nuevo comienzo

Acabo de parar en una área de descanso, no podía seguir conduciendo, las lágrimas me lo impedían. Cuando he conseguido calmarme, he mirado al asiento del copiloto y sobre el asiento queda lo único que me liga a mi antigua vida. Son los papeles del divorcio que mi marido ha firmado y yo pienso enviar a mi abogada para que lo haga vigente.

Mi nombre es Sonia y viajo a una nueva ciudad donde espero empezar una nueva vida, mi vida anterior quedo hecha pedazos semanas atrás. Hasta entonces yo era la mujer más feliz del mundo, tenía un trabajo que me apasionaba y un marido que creía que me amaba tanto como yo a él.

Nos conocimos en la universidad, era el chico más guapo de la facultad de económicas. Todas las chicas incluidas mis amigas andaban detrás de él, a mí también me gustaba, pero era consciente que un hombre tan guapo como él jamás se fijaría en una mujer normal y corriente como yo.

Yo me centré en mi carrera y fui sacando las notas más altas, todos los profesores me alababan por mi esfuerzo y dedicación, mis amigas me decían que estudiaba demasiado. Estudiar estaba bien, pero divertirse también lo estaba, en el último curso antes de empezar con los exámenes finales. Fuimos invitadas a una fiesta, a mí no me apetecía ir. Todas fueron tan insistentes que al final cedí y acepte asistir a aquella fiesta, me dejaron bien claro que me tenía que esmerar en mi vestuario e imagen.

Pues eso hice esmerarme, siempre iba con ropa holgada y peinados que no me favorecían nada, todas me decían que era una chica muy guapa, pero que no sabía sacarme partido, pues esa noche decidí vestirme con unos vaqueros blancos ajustados, y una camiseta de tirantes que realzaba mi pecho de color azul marino.

Los zapatos iban a juego con la camiseta y decidí llevarme una chaqueta fina por si refrescaba algo a la noche, me hice un peinado que realzaba mi rostro y me maquille de lo justo para realzar mi rostro. Cuando mis amigas me dijeron que habían llegado y baje, todas se quedaron con la boca abierta.

Ninguna oso a criticarme como lo habían hecho cada vez que habíamos quedado, llegamos a la fiesta. Allí se encontraba Tom, era el centro de atención como siempre. Parecía una estrella de rock, siempre tenía un séquito que lo seguía a todos lados. Entre ellas mis amigas, yo me fui a la barra improvisada para pedir algo de beber, me decidí por un refresco. No estaba acostumbrada a beber y esa noche no quería terminar desbarrando o haciendo algo peor.

La verdad es que decidí que esa noche me divertiría y en eso puse todo mi esfuerzo, pusieron música y baile hasta que los huesos se me salieron de sus articulaciones. En un momento dado volví a la barra a pedir otra bebida y alguien me toco el hombro, cuando me di la vuelta allí estaba él.

Tom aparte de ser un hombre muy guapo, tenía un cuerpazo y una seguridad en sí mismo que te desarmaban. Me atoré y se me trababan las palabras, recuerdo que me puse como un tomate. Pensé que con el ridículo que estaba haciendo, él se empezó a reír y me dijo que empezáramos de nuevo, al ver que no le dio importancia me fui relajando. Desde ese momento no me separe de él, tenía la idea que sería un hombre pagado de sí mismo y estaba resultando todo lo contrario, tenía buena conversación y la verdad que consiguió hacerme reír. Eso era una cosa que muy pocos conseguían.

No nos volvimos a ver hasta terminar todos los exámenes, mis notas fueron las más altas, Tom sin embargo aprobó por los pelos. Esa noche me invito a salir a cenar para celebrarlo, acepte encantada. Me llevo a un buen restaurante, y después fuimos a un local nuevo que habían abierto, yo le dije que no nos dejarían entrar ni de coña.

Tom sonrió y me dijo.

• Mujer de poca fe, entraremos seguro ya lo verás.

Según el segurata lo vio, lo saludo, yo me quede de piedra. Yo siempre había estado entre libros, este mundo era ajeno a mí. Al entrar el sitio tenía muchas luces y la música estaba demasiado alta para mi gusto, esa fue la noche que probé el alcohol por primera vez, nos pusimos a bailar. No sé si fue el alcohol, pero me desinhibí y terminamos besándonos en la mitad de la pista de baile.

Para cuando me di cuenta, estábamos en una casa a las afueras de la ciudad, estaba situada en la montaña y tenía vistas muy bonitas, estaba achispada, pero no borracha, de todas formas me costaba construir las palabras. Tom me agarro entre sus fuertes brazos y me beso, para cuando fui consciente le tenía entre mis piernas penetrándome con potencia que creía que me iba a partir por la mitad.

Yo no era virgen, pero mi experiencia era escasa y esto que estaba sintiendo no lo había sentido nunca, oleadas de placer recorrían mi espalda hasta colisionar en mi cerebro, cada vez que su polla entraba en mi coño. Esa misma noche cayeron dos polvos más, a la mañana siguiente no podía ni andar. Tenía agujetas en todo mi cuerpo, además de todo mi sexo totalmente irritado.

Se puede decir que esa noche me enamore de ese hombre, hasta las trancas. Desde ese día quedamos todas las semanas y muchos de los fines de semana volvimos a esa casa donde me enloquecía de placer, muchas de las chicas que andaban detrás de él me miraban como si quisieran matarme. Mis amigas me dijeron que para una noche que salía, había pescado el pez más gordo.

Pensé que se lo tomarían mal, pero no fue así, la verdad que se alegraron por mí. La primera vez que me invito a cenar para que conociera a su padre. Yo estaba muy nerviosa, yo nunca conocí a mis padres. Me crió mi tía a la que quise con locura hasta el día que un cáncer me la arrebato de mi vida, en esa noche que conocí al padre de Tom este me hizo sentir como lo hacía mi tía.

Me ofreció trabajo en su empresa, pues opinaba que el vago de su hijo necesitaría a alguien que le metiera en vereda. Así comencé a trabajar en la empresa de mi suegro, Tom se encargaría de captar nuevos clientes y yo me encargaría de la parte pesada, papeleo y cálculos.

La verdad que me sentía como en una nube, al año de estar trabajando en la empresa de mi suegro, Tom me pidió matrimonio, yo me quede sin palabras, pero las lágrimas que derrame fueron suficientes para que Tom supiera que había aceptado. Nos casamos por el juzgado, pensé que tanto padre como hijo querrían una boda por todo lo alto pero me equivoque.

Solo fueron invitados familiares cercanos por parte de la familia de Tom y mis amigas de mi parte, eso si la comida fue en el mejor restaurante de la ciudad. Mis amigas ligaron con algunos primos de Tom y al final de la noche nos retiramos a la suite que Tom había alquilado para la noche de bodas.

Me puse el camisón transparente que me había comprado, tenía el coñito empapado, pero ver como se le ponía dura solo con verme salir del baño con ese camisón, hizo que se formara un tsunami en mi coñito. No paramos en toda la noche, fue la primera vez que probé el sexo anal. Por lo menos lo intenté porque me dolió tanto que no pudimos seguir, pensé que eso decepcionaría a mi marido, pero no fue así. Se esmeró todavía más para darme placer hasta que mi coño dijo basta.

Terminamos la noche abrazados el uno al otro, el cansancio era tal que me quede dormida en el mismo instante que pose mi cabeza en su pecho. La luna de miel fue estupenda, visitamos países que en mi vida pensé que pudiera visitar. Todo lo bueno se acaba y tuvimos que volver, había que trabajar. Tom hacía bien su trabajo y conseguía buenos clientes para la empresa, la verdad que entre su seguridad y esa labia que tenía. Pocos eran capaces de decirle que no.

Ese tiempo fue duro para mí, Tom se encargaba de la parte divertida del trabajo, yo tuve que meter muchas horas para terminar la contabilidad, más de una noche mi suegro se quedaba conmigo en la empresa para ayudarme, una vez me dijo.

• Tienes que empezar a delegar en tus subordinados, confía en ellos.

• Si confió, pero todos tienen niños pequeños y me da no sé que, quitarles ese tiempo con ellos.

• Tú también tienes una vida Sonia, no lo olvides.

La verdad que mi suegro no decía nada, pero sé que se sentía algo decepcionado con su hijo, le pago una carrera y él solo se dedicaba a la parte fácil del trabajo, lo que implicaba hacer viajes e ir a fiestas de ricachones. No le parecía bien que yo tuviera que estar trabajando hasta las tantas mientras él se divertía.

Yo la verdad que opinaba igual, me gustaba mi trabajo, pero también quería vivir como mi suegro me decía. Una noche al llegar a casa cansada y ver que Tom todavía no había llegado, le deje una nota en la cocina que decía “tenemos que hablar”

Al día siguiente era sábado y Tom no se levantó hasta el mediodía, cuando lo hizo tenía una cara de tener una resaca de las gordas. Me miro y yo tenía un semblante muy serio.

• ¿Qué ocurre cariño? – dijo Tom.

• Que necesito que te involucres más en el trabajo y en nuestra vida, tú haces la parte divertida mientras yo me como todo el papeleo.

• Bueno mujer…

• ¡Ni bueno mujer ni nada, casi no nos vemos porque me paso todo el día en la oficina y cuando llego a casa, tú siempre estás dormido!

Tom se dio cuenta de que el orno no estaba para bollos, desde ese día durante el siguiente año, Tom seguía con sus viajes y fiestas, pero también me ayudaba con el papeleo, eso hizo que volviéramos a tener tiempo para nosotros. La verdad que volvimos a visitar la casa del padre de Tom en la montaña.

Por muy enfadada que estuviera con él, una vez que nos pusiéramos a hacer el amor. Conseguía que se me pasara todo el enfado que sentía, su entrega en la cama era tal que me hacía gritar de placer. Paso el tiempo y llego el cumpleaños de mi suegro, ese día que fuimos a comer con él. Además de celebrar su cumpleaños, tenía una sorpresa para nosotros.

Ese día fue uno de los que cambio nuestra vida para siempre, cuando llegamos a la comida. Mi suegro estaba sentado en la mesa con una mujer más o menos de mi edad, nos la presentó como su pareja. Yo miré a Tom, pensaba que no le sentaría bien, pero la verdad que se lo tomo estupendamente. Yo veía a mi suegro feliz y eso era suficiente para mí.

Esa mujer se llamaba Lana, entro a trabajar en la empresa. La verdad que si alguien se pensaba que entro por enchufe se equivocaría de palmo a palmo, era increíblemente buena en su trabajo y la verdad que facilitaba el mío. Aunque era la novia del jefe, decidió empezar desde abajo, para hacerse al ritmo de la empresa.

Nos llevábamos bien, pero había algo dentro de mí que me mantenía alerta con esa mujer, era la forma en que se miraban ella y Tom, a primera vista no parecía nada, pero en esas miradas había más de lo que parecía. Yo jamás había sido una mujer celosa y no iba a empezar ahora, Tom era mi marido y yo confiaría ciegamente en él.

Yo retomé el contacto con mis amigas y empezamos a quedar todos los jueves para salir a cenar, ya en la primera cena empecé a notar comportamientos extraños, era muy sutiles, pero yo me daba cuenta. Todas me decían la suerte que tuve en cazar a Tom, lo mucho que me haría disfrutar en la cama.

Todo eso con un tono de doble sentido, abecés conseguían hacerme sentir incómoda, después íbamos a tomar una copa y alguna terminaba ligándose a algún tío y se iba con él. Llego una pequeña crisis y todas las empresas lo notamos, Tom no conseguía tantos clientes como antes y eso me tenía preocupada.

Había veces que se gastaba más de lo que conseguía, decidí hablar con él.

• No sé que pasa Tom, pero las cuentas no cuadran.

• Lo siento Sonia, con la crisis los clientes están reticentes y los tengo que agasajar más, ¿mi padre sabe algo?

• No le he comentado nada.

• Gracias por cubrirme cariño, ya verás como el próximo mes consigo más clientes.

Paso ese mes el siguiente y el siguiente y Tom, no es que no consiguiera más clientes, es que conseguía menos que antes. Lo peor era que se pasaba más tiempo fuera de casa que en casa y eso estaba repercutiendo en nuestra vida, yo cada vez pasaba más tiempo en el trabajo. Cada vez que iba a casa después de salir de trabajar raro era el día que encontraba a Tom en casa.

Para mi suegro las cosas no iban mejor, parecía que su noviazgo, también estaba pasando por un mal momento.

• Trabajas demasiado jefe – le dije a mi suegro.

• Mira quien fue a hablar – me contesto.

Esa noche saco su mejor botella de whisky escocés y me puso una copa, me comento que tenía sospechas de que Lana le engañaba, yo le dije que si tenía pruebas. Él me dijo que no, pero que lo intuía, que verdad es que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Me pidió consejo y yo le dije que contratara a un detective privado, él le conseguiría las pruebas.

Que todo era un malentendido, se quedaría tranquilo y si sus sospechas se hacían realidad, ya tendría la certeza para tomas la decisión que más le conviniera. Yo le confesé que empezaba a sentir dudas hacia su hijo, demasiadas horas fiera de casa, mi suegro me sorprendió diciéndome que savia lo de su bajo rendimiento en la empresa, yo me quede callada.

Él me dijo que no pasaba nada dentro de su empresa que él no supiera, si no había dicho nada todavía era porque era su hijo y no quería ponerme en un compromiso, pero si no espabilaba pronto, tomaría medias al respecto. La verdad que hablar con mi suegro siempre me reconfortaba, era un buen hombre que perdió a su mujer cuando dio a luz a Tom, tenía una fotografía de ella y siempre la miraba con tristeza y añoranza.

Me comento que ese fin de semana fuera a darle una sorpresa, durante toda la semana estaría fuera, mi suegro me dio el nombre del hotel. Yo fui para casa después de despedirme de mi suegro y preparé una pequeña maleta, después dormí un poco para despejarme y a primera hora de la mañana salí para darle una sorpresa a mi marido.

La sorpresa me la lleve yo, cuando llegue al hotel y pregunte por Tom, la mujer que estaba en la recepción me dijo que allí no se hospedaba ningún hombre con ese nombre y apellidos, de todas formas me dijo que volvería a mirarlo por si había habido un error. La pobre mujer con cara de circunstancias me dijo que no había ningún error y que allí no se había hospedado ningún hombre con ese nombre ni apellidos.

Salí de ese hotel enfadada, decepcionada, si empezaba a tener sospechas que algo pasaba. Ahora ya lo tenía claro y puse en marcha el consejo que le di a mi suegro, él no se atrevía por si confirmaba sus sospechas, me dijo que no quería sufrir más. Yo no pensaba como él, si alguien no se estaba comportando de forma honesta y prefería mentir, engañar y traicionar. Yo prefería saberlo para darle la patada.

Llame a un antiguo amigo y este me recomendó a alguien, me dijo que era caro, pero que sus resultados eran incuestionables. Lo llame y quedamos para el día siguiente, le comente la situación y él me dijo como procedería. También me recomendó poner cámaras en la casa de la montaña de mi suegro. Yo pensé que no sería tan cínico como para llevar a otras mujeres a casa de su padre, el detective me dijo que peores cosas había visto en su trabajo. Lo comenté con mi suegro para qué me diera permiso y este con todo el pesar del mundo me lo autorizo, esperaba que todo fuera un malentendido, pero en su mirada veía que sus sospechas eran tan profundas como las mías.

Mis peores presagios no tardaron en hacerse realidad, en dos semanas el detective había conseguido imágenes de Tom con distintas mujeres en distintas ciudades, justamente las ciudades en las que se suponía iba a hacer su trabajo. Algunas eran desconocidas, pero otras fueron una puñalada en todo mi corazón.

En algunas imágenes salían mis amigas, dos de ellas tenían novio y otras dos estaban casadas con hijos, las demás seguían solteras. Todas ellas salían besándose con Tom en una terraza, en su coche, en otra de las imágenes se veía como Tom se follaba a una de mis amigas solteras en el balcón del hotel. Todo eso siendo durísimo para mí, lo que me termino de destrozar fue comprobar que las sospechas de mi suegro eran ciertas, su novia le era infiel y con su propio hijo nada menos.

La cosa no terminaba allí, el detective me pasó una memoria externa con las imágenes que se habían grabado en la casa de la montaña de mi suegro. Por la cara que tenía el detective fui consciente que no me iban a gustar, le pague lo convenido y él me dijo con una mirada sincera que lo sentía. Según me dijo ese era la peor cara de su trabajo, también me dijo que si algún día volvía necesitarle sabía cuál era su número de teléfono.

Yo le dije que esperaba no tener que volver a llamarle, él se sonrió y se despidió de mí. Cuando llegue a casa, como llevaba siendo una costumbre. Tom no se encontraba en ella, me arme de valor y enchufe la memoria externa en mi portátil. Me preparé para lo peor, haciendo honor a la verdad. Nadie puede prepararse para ver al hombre que amas con toda tu alma follar con otras mujeres y poniéndote a parir riéndose de ti.

Por la casa de la montaña de mi suegro pasaron todo tipo de mujeres, todas mis amigas, mujeres de muchos de nuestros clientes y lo peor de todo y lo que más daño me hacía más por el que por mí, la novia de mi suegro, Todas mis amigas se alegraban de lo estrecha que era por no querer que me diera por el culo. Ellas me lo agradecían a gritos mientras sus culos eran perforados por la polla de mi futuro exmarido.

Darme cuenta de que no conocía al hombre con el que me había casado fue muy duro para mí, el hombre con el que me case era un papel, bien interpretado por ese hombre que salía en los videos, un hombre que trababa a las mujeres como meros contenedores de semen para su propio placer. En esos videos me enteré de que ya me fue infiel desde el día siguiente de la fiesta, se llevó a una de mis amigas al día siguiente para follarla en la misma cama donde horas antes había estado conmigo.

En otro video se oía una conversación que tuvieron la novia de mi suegro y Tom, donde decían entre risas, lo bien que se lo pasaron en los baños del restaurante el día que nos la presentó su padre y los ingenuos que éramos al no darnos cuenta de lo que tardaban de volver de los servicios.

Según termine de ver los videos llame a mi abogada para que preparara los papeles del divorcio, después redacte mi carta de dimisión, no podía volver a trabajar cerca de ese que me había tratado con tanto desprecio, solo lo sentía por mi suegro que era un buen hombre, había decidido enviar fragmentos de videos a los novios y maridos de mis amigas, donde salían disfrutando de Tom en distintas posturas. También tenía que enseñarle lo que ocurría a mi suegro, en uno de los videos su novia y Tom decían que habían quedado para el viernes a la noche en la casa de la montaña.

Se suponía que Tom salía de viaje de trabajo ese mismo viernes por la mañana, era jueves por la tarde y me presente en el despacho de mi suegro y le di mi carta de dimisión.

• ¿Qué es esto Sonia?

• ¡Mi carta de dimisión!

• ¡No la acertaré sin una buena razón!

• Mañana por la noche te daré la mejor de las razones, te pido perdón por adelantado – con lágrimas en los ojos.

Salí del despacho de mi suegro, él quería hablar, pero yo no me veía preparada, quede con él para el día siguiente por la noche, le dije que entonces lo entendería todo. Cuando se montó en mi coche y vio mi tristeza reflejada en mi rostro, se puso a llorar. Creo que intuía lo que iba a ver, pero creerme que no estaba preparado, cuando llegamos a la casa de la montaña, entramos sin hacer ruido.

Desde la entrada se escuchaban los gritos de placer de Lana, cuando mi suegro abrió la puerta de su dormitorio y vio a su hijo tumbado boca arriba con Lana sobre él con la polla metida en su irritado coño y gritando lo carnudos que éramos mi suegro y yo mientras se reían, creí que a mi suegro le daba algo allí mismo o los mataba a los dos.

Cerro la puerta de un portazo, Tom y Lana se dirán cuenta que tenían público, pero este era del tipo de público que no les hubiera gustado que les encontraran en semejante situación en la vida. Mi suegro me miro y me dijo.

• Acepto tu carta de dimisión, mañana a primera hora pásate por mi despacho que tendrás la mejor carta de recomendación y un nuevo puesto de trabajo en otra ciudad.

Yo saqué los papeles del divorcio y de forma seca le dije a Tom que los firmara, se quedó a medias con la disculpa como si se hubiera cortocircuitado. Le di un tortazo para que despertara de su letargo y me firmara los papeles, los firmo y más cuando su padre le dijo que más le valía firmarlos por su bien.

Mi suegro me dijo que me fuera a casa y mañana a la mañana todo estaría listo, me dijo que él se encargaría de todo de aquí en adelante, yo le dije que no hiciera una locura, él me prometió que no lo haría. Me marche y me pase toda la noche recogiendo mis cosas y haciendo las maletas, después les mande los videos a los maridos y novio de mis amigas, a las que no tenían novio las borre de mi vida para siempre.

Al día siguiente mi suegro cumplió con su palabra y tenía la carta de recomendación y un nuevo puesto de trabajo para mí en otra ciudad, me dijo que el dueño era amigo suyo, necesitaba a alguien como yo para enderezar la empresa. El reto me gusto y me puse en marcha a mi nueva vida con la promesa que todos los meses volvería a visitarlo.

Aquí me encuentro en el área de descanso secándome las lágrimas y yendo hacia un futuro incierto, pero con la esperanza de que todo vaya a mejor.

EPILOGO

Como prometí, cada dos fines de semana vuelvo a la ciudad y me voy a comer con mi suegro que es como un padre para mí, me contó que obligo a su hijo a ir a hablar con todos los maridos a los que había hecho carnudos con sus mujeres, alguna paliza que otra se llevó. Lo despidió y con los enemigos que se había granjeado, no volvería a conseguir un trabajo en toda su vida.

Lo desedero y lo hecho de casa, para mi suegro su hijo estaba muerto. Lana tenía aspiraciones en una empresa en otra ciudad, había empezado a salir con mi suegro para que este le metiera en la empresa y ganar experiencia, para su desgracia mi suegro conocía al CEO de esa empresa y le contó el tipo de persona que era Lana, No la contrataron por supuesto y el CEO hablo con muchas empresas ganándose una fama de poco fiable.

La vida de Lana y Tom quedaron destruidas, su reputación quedo por los suelos y Tom al final tuvo que irse de la ciudad, algunos maridos no quedaron contentos con las palizas y querían darle más.

Mis amigas se han intentado poner en contacto conmigo para disculparse, todas perdieron a sus parejas y una de ellas perdió hasta la custodia de sus hijos. Eso ya no es problema mío, ellas jugaron con fuego y terminaron quemándose pero bien.

Yo de momento me he centrado en el trabajo, mi nuevo jefe es igual de amable que mi suegro y la verdad que estoy a gusto, de momento he decidido cicatrizar todas las heridas que me han provocado todas y cada una de las traiciones que he sufrido, ¿volveré a creer en el amor?, el tiempo lo dirá.

FIN.