Nuevas sensaciones parte II

Mi noche con Paloma continúa. Un nuevo despertar sexual se abre ante mi. Sigo descubriendo el cuerpo de otra mujer y nuevas formas de darnos placer

Me desperté en la casa de Paloma totalmente perdida, no sabía el tiempo que había pasado pero inmediatamente me di cuenta que ese despertar había sido forzado. Ella se estaba apoyando su concha sobre mi culo y se movía. Sin decir una palabra comencé a mover mi cuerpo resfregrandolo sobre la sábana. En completo silencio Paloma se movía y la sentía húmeda. No quise esperar mucho más y me di vuelta. Quedamos mirándonos desnudas sobre la noche. Tome la iniciativa y comencé a besarla, nos comíamos la boca, mientras más me iba mojando. Decidí intentar darle un poco de placer como había hecho ella. Muy despacito y tímidamente comencé a bajar con mi mano y comencé a acariciarle su concha, primero su vulva y de a poquito, mientras ella me daba muestras que lo hacía bien metí un dedo en su concha, luego dos y después tres. La tocaba y sentía toda su humedad en mi mano, mientras ella me respondía moviéndose para acelerar mis maniobras.

Nos seguíamos besando frenéticamente, cuando me pidió que no parara porque estaba a punto de venirse, razón que me dio más ganas y metí más ritmo. Confieso que me mojaba así que empecé a moverme sobre ella para apagar un poco de mi fuego. Ella me vio, así que empezó  a hablarme, me decía que quería verme y sentime así desde la noche anterior y mientras más se acercaba a su clímax mas me decía que la calentaba verme así. Me besaba el cuello, me tocaba mis tetas y no paraba de gemir. De sentirla así si continuaba hubiera vuelto a terminar. Pero mis dedos se llenaron de un líquido y un grito suyo de placer. Sin dudas así se sentía el orgasmo femenino porque sentía como se contraía su sexo con mis dedos dentro suyo. Sin necesidad de esperar ni un minuto Paloma me sorprendió y estaba diciéndome que hagamos tijeras y que me iba a estrenar con todo. Allí mismo se volvió a montar, nuestras conchas se encontraron y comenzamos a movernos primero despacio hasta tomar una fuerza y velocidad increíble. Las sensaciones para describir eso son infinitas, era sentirnos en total plenitud, un mar de ruidos y descargas que se estaban dando en ese momento. El chocar conchas me pareció una experiencia de locos. Gritaba, me tapaba la boca con sus dedos, los mordía, los chupaba. Creo qué terminamos juntas pero no hubo tiempo para ningún tipo de relax, nuestros cuerpos pedías más. Entonces me puso en cuatro y empezó  a darme besos en la cola pasaba su lengua y yo hervía, me metió un dedo y sentía que se iba acercando con su lengua a mi sexo. Fue una bocanada de placer cuando finalmente sentí su lengua que me lamía toda la concha. De a poco se empezó a centrar en mi clitoris, sabía parar para que no estallara. Me metía sus dedos y me masajeaba las tetas. Yo ya no sentía mi cuerpo de tanto placer así que me atreví a pedirle si me dejaba intentarlo. La aborde de una, mi lengua buscaba su clitoris y le metía mi lengua hasta donde más dentro podía.  En unos momentos estábamos haciendo el 69 chupándole una a la otra nuestras conchas. Acabe antes que ella que logró advertirme su inminente flujo, nos seguimos chupando los fluidos hasta que ella se recostó al lado mío y con un suave beso me pregunto “como me venía sintiendo con toda esta nueva experiencia?”

Le dije que me resultaba muy estimulante y maravillosa . Tomamos agua mientras nos contamos cosas de nuestras vidas. Ella tenía una relación abierta con otra mujer (Jimena) que era unos años mayor que yo. No vivían juntas, Jimena había estado casada y tenía dos hijos así que prefería de momento no convivir pero que juntas experimentaban muchas cosas y a nada se cerraban.

Cuando me dijo eso , que no se cerraban a nada me pregunto si me sentía molesta o algo por ser tan franca. Le respondí que no, honestamente en ese momento no podía caerme nada mal y menos viniendo de alguien que me había dado tanto placer junto en menos de una noche pero por unos instantes sentí envidia de aquella mujer que tenía su corazón. Seguimos charlando hasta que comencé a pensar que me contaba todo eso pasa que me vaya. Así que le dije que se hacía tarde y debería irme. Me dijo que de ninguna manera que yo me quedaba toda la noche en su casa. Me abrazo y me beso, juro que no entendía nada. Para que me había contado todo eso ??? Entonces se fue al baño y volvió a oscuras y comenzó a besarme lentamente de nuevo. Todo mi cuerpo erizado la llamaba hecho fuego. Le correspondí a su beso y nuevamente comenzamos a tocarnos, mis yemas recorriendo su piel, la sentia caliente, igual que yo pidiendo más placer. Comenzó a jugar de nuevo en mi concha mientras me comía las tetas y yo hacía lo propio. Se dio vuelta y nota su silueta sobre la luz de la luna. Vi que se acomodaba algo y se me vino encima. Note que tenia sobre su cadera un dildo y me decía relájate que ahora te voy a penetrar. No tuvo que hacer mucha fuerza porque estaba tan mojada que entro toda. Mientras se movía y me daba más placer yo le tocaba el culo y le lamía las tetas. Entraba y salía. Me tocaba el clitoris y no dejaba espacio a que respirara un poquito de tanto placer. Puso mi mano sobre su culo y me pidió que le metiera un dedo mientras ella me penetraba . Al principio sentí vergüenza así que empecé despacio y tímidamente pero noté como su respiración se agitaba así que pensé que no lo hacía mal y en medio de su penetracion con su dildo termine metiendo dos dedos. Nos dábamos placer. Ella metía todo el dildo y se movía como una experta, yo le pedía más y mientras metía mis dedos en su culo le mamaba las tetas, estábamos extasiadas, sin darme cuenta comencé con mi otra mano a meterla sin ningun tipo de tope en su concha la movía en círculos y con mucha energía. Así estuvimos viniéndonos como tres veces más hasta que volvimos a hacer tijeras y nos besábamos y cortábamos de a ratos para chuparnos la concha. Caímos rendidas cuando asomaba el sol. Después de una noche llena de nuevas experiencias para mi.

Al otro día Paloma me despertó besándome, tenía listo un brunch para las dos. Comimos nos comimos con las miradas hasta que finalmente le dije que partía para mi casa. Le dije que había tenido una noche hermosa y le agradecí que me iniciara. Ella me dijo que quería seguir viéndome si a mí no me importaba Jimena. Es más sugirió que si estaba de acuerdo podía conocerla más adelante. Respondí que si, total que tenía para perder. Nos despedimos con un beso profundo en el palier de su edificio. Volvía para mi casa y pensaba que podía esperar de todo eso que había vivido.