Nuevas sensaciones

Mi primer encuentro sexual con otra mujer a poco de cumplir 40

Conocí a Paloma este verano en un bar. Yo estaba con unas amigas. Ella tiene 30 años y es una belleza de mujer. Extremadamente femenina, con lindas curvas y vestía un mono cortito que le mostraban todas sus piernas. Siempre había tenido la curiosidad de saber que se sentía estar con alguien del mismo sexo pero no me atrevía. Ya con casi 40 años y un millón de requisitos no albergaba esperanzas, sobre todo siempre frecuentando lugares heterosexuales.

La había visto llegar junto a su grupo de amigos, sacándose fotos mientras tomaban tragos.

Cómo  dije estaba con amigas que no sabían sobre esta fantasía. Me dirigí al baño algo mareada, esa noche yo llevaba uno de mis vestidos a la rodilla ceñidos arriba y con vuelo en la falda. Cuando salí a lavarme las manos estaba ella que inmediatamente me elogió lo que llevaba puesto y quiso saber donde podía comprarlo. Textualmente dijo “estoy mirando ese vestido desde que entramos al bar con los chicos. “

Para su poca felicidad le conté que no era de industria nacional. Se mofó y me clavo sus ojos achinados y me dijo “ me lo podrías prestar algún día, pásame tu celular así te lo puedo pedir “ . Lo primero que pensé fue que horror, que zarpada, ni a palos . Pero me reí. Paloma me miro y me dijo sin rodeos que sabía que nos gustábamos y que podíamos irnos en ese mismo momento a su departamento a pasar un buen momento. Temerosa por semejante propuesta acepte intercambiar teléfonos y mantenernos en contacto. Volví a la mesa con mis amigas pero nunca comenté nada al respecto. Volví a mi casa temprano y me dormí .

Al siguiente día tenia la premura por ir al supermercado y comprar víveres para la semana. Estando en la góndola de aguas me cayó un mensaje de ella preguntando cómo estaba. La charla estaba siendo muy amigable hasta que me pregunto si le gustaba. Ahí no más y muerta de vergüenza cerré el móvil y dudaba en mi cabeza cuál sería la mejor respuesta. Llegue a casa acomode las cosas hasta que finalmente tome el celular (el valor)  y me dispuse a responder. De una le dije que si, que era muy linda y repregunte si yo le había gustado. Su respuesta fue inmediata “claro tontita, la propuesta sigue en pie “. Ese mensaje me resultaba demoledor, mi fantasía eterna. Propuse ir un poco más despacio y ahí tuve que contarle que nunca había tenido intimidad con otra mujer. Me pregunto si tenía ganas de experimentar entonces, entre muchos rodeos respondí que si. Me dijo que podíamos ir a tomar algo juntas como conocidas y ver qué pasaba. Yo estaba cargada de prejuicios así que me pareció conveniente encontrarnos solo para charlar. Se lo dije en esos términos y acepto gustosa. Quedamos para esa tarde en un bar a mitad de camino de ambas casas. Sin pensarlo demasiado me empecé a probar ropa. Vestidos cortos, jeans, remeras de distinto corte y escote. Pensé en quedar linda porque aunque no fuera a pasar nada podía ser agradable sentirme halagada. Finalmente y después de dar vueltas y vueltas me puse un pantalón de tela veraniega y una remera que me marcaba bien la cintura y mis curvas delanteras. Cuando llegue aún no estaba así que ni un segundo dudé en creer que se había arrepentido. Me pedí un campari para esperarla y mientras tomaba como para darme valor de sólo permitirme hacer eso me cayó un mensaje. Era Paloma que me decía que estaba demorada y podíamos quedar para otro día o me proponía ir a verla a su departamento. Enojada y frustrada totalmente me termine el trago y le dije que iba. Siempre aclarando que a charlar. Inmediatamente que toque su timbre me arrepentí y sentí la necesidad de salir corriendo. Pero atendió enseguida y bajo rápido sin dejarme posibilidad de hacer otra cosa. Vestía una pollera cortita y una remera muy casual. Por dentro me moría de la vergüenza yo iba vestida para romperla. Preste atención que no me dijo nada de lo que llevaba puesto mientras entrábamos a su apartamento. Nos sentamos en el piso a tomar una botella de vino blanco. Me contó que se le había complicado porque estaba esperando una encomienda que le traía un amigo. Confieso que sorbí los primeros tragos de esa copa muy nerviosa y lo único que salía de mi boca era una leve sonrisa y un si, no, puede ser. Ella a pesar que era más chica entendió mi malestar y me pidió que me relajara,  que esta visita no escondía ninguna intención oculta. No se si había sido ese vaso campari o si baje la guardia pero comenzamos a hablar más fluido. Le conté sobre mi trabajo y mi reciente separación. La odisea de la mudanza. Ella me contó ese tipo de cosas. Nos reímos mientras recordábamos alguna que otra anécdota grandiosa mientras rompíamos el hielo. No me pregunto nada impropio hasta que me levante para ir al baño y mientras cerraba la puerta me dijo “cuando vuelvas te parece si te doy un beso? Creo qué nos gustamos y no hay nada de malo en ver qué reacción te causo. A pesar de estar muy casual Paloma no dejaba de ser hermosa. Realmente no me iba a permitir darme solo un beso solo por mis prejuicios?

Cuando regrese del baño me senté en indio apreté los ojos y le dije: “ bueno dale… a ver “ parecía realmente una preadolescente que está jugando al juego de la botella. Sin embargo Paloma decidió no hacer caso a mi resistencia contrariada. Se acercó a mí y me dio un beso  cortito que me erizo la piel y me atravesó. Sentir su aliento, su aroma, cerca corporalmente y esa energía. Quiso saber si me había gustado y si podíamos repetirlo con menos tensión. Lo repetimos pero fue más largo . Nos quedamos unos momentos besándonos sirmplemente, tímidamente me metió la lengua y yo le respondi con la mía. Cómo explicar esa hermosa sensación que tanto había fantaseado, se volvía realidad y mi cuerpo se manifestaba positivamente porque me pedía ir por más, pero mi cabeza no me dejaba avanzar. Tenía una sensación de querer tocarla pero mi cabeza no me dejaba. Entonces Paloma se sentó al lado mío y me repitió que no iba a pasar nada que no quisiera. Entonces me beso el cuello y fue acomodándose hasta quedar exactamente detrás mío. Me soplo la nuca y me seguía besando el cuello. Mi respiración se agitaba y esto no había empezado. Me apoyo  su delantera sobre mi espalda mientras me tocaba la panza. Yo estaba impávida, no podía hacer nada y no creía que estaba pasando ello. Su mano fue subiendo hasta mis tetas me corrio el corpiño y me las acariciaba.

Despacio como dando un masaje suave. Me quito la remera y se quito la suya. Me volvió a apoyar en la espalda pero sin telas que nos separaran sentí esas tetas, medianas, redondas y con sus pezones que me acariciaban la espalda. Mientras las movía y sentía cómo se endurecían, ella no dejaba de sobarmelas. Me decía que las quería chupar, que quería que nuestros pezones se chocarán  hasta quedar muy colorados y yo deliraba. Todo eso solo se sintió tan placentero que me permitía seguir adelante y decirle que siguiera. Sin darme cuenta me empezó a desabotonar el pantalón qué llevaba y me metió la mano sobre mis partes íntimas simplemente acariciandolas. Me pregunto suavecito y al oído si quería seguir sin pensarlo tiré mi cuello hacia atrás y le dije que si. Me sentía muy a gusto pero por ahora era ella la única que accionaba y mi cuerpo solo respondía. Eso me generaba muchas dudas al momento de seguir pero mi cuerpo se negaba a dejar de recibir placer de esa forma. Totalmente empapada en mis fluidos estaba cuando se paró y me invitó a pasar a la habitación. Estábamos las dos sin nada arriba y aunque pareciera broma debí confesarle mi temor. No estar a la altura del placer que estaba recibiendo. Me rozó con sus dedos y me tranquilizó, ella solo quería tomarme en todos los sentidos y no esperaba nada que no me haga estar cómoda. Entonces fuimos a la habitación me llevo de la mano y me recostó en la cama. Me quito los pantalones y se quito su pollera.  Se acosto a mi lado y volvió a besarme, pero esta vez le pase la mano y comencé a recorrer su cuerpo. A sentirlo cerca del mío mientras nos besábamos como locas. Veía cómo nuestros cuerpos se movían conjuntamente como instintivamente y nuestros pechos se chocaban. Era estar en la gloria. Nunca pensé que se pudiera superar eso. Fue en ese momento cuando Paloma se montó encima mío y me empezó a chupar las tetas, iba y venía con su boca mientras yo tímidamente se las tocaba. Sentía como me las sorbía, me las mamaba, me chupaba el pezon y jugueteaba con su mano para no dejar a la otra sola.

Mi inexperiencia no me detuvo también se las toque le pasaba mi mano y le presionaba sus pezones. Le pedí que me dejara chuparlas un poquito. Se las mastique, descargue años y años de fantasías y las hice mías . Mientras estaba en eso ella bajaba su mano y me metía unos deditos y me decía que estaba muy muy lubricada. Acabe mientras le chupaba las tetas y ella me estimulaba mi clitoris con dos dedos dentro de mi vagina que entraban y salían. Me dijo que no haga nada que me quedara quieta y me empezó a tocar algo totalmente desconocido para mi y mientras frotaba su concha y se movía como loca contra mi pierna mientras yo no paraba de gritar por la cantidad de orgasmos seguidos que estaba teniendo. Sentía mis flujos caer y a ella humeda sobre mi muslo. Le tocaba las tetas, se las lamía nos besábamos como sino hubiera un mañana. Dejo de tocarme y cayó rendida a mi costado. No podía emitir sonido, todo mi cuerpo pedía un sueño. Jamás había tenido tanto placer en un mismo acto. Nos dormimos sin darnos cuenta entre alguna caricia y un beso. Me desperté al rato no se cuanto había pasado pero Paloma estaba lista para seguir . Estaba montaba sobre mi culo moviéndose….

(Continuará)