Nuevas sensaciones
Como una chica se inscribe en una clase de aeróbicos, ahí conoce a otra chava muy atractiva, ambas, junto con su instructora vivirán inolvidables momentos de placer.
Nuevas sensaciones
Gisela es una chica muy atractiva de 18 años, tiene el cabello largo y dorado, piel muy blanca y delicada, unos ojos verdes hermosísimos, encantadora sonrisa, y por supuesto, uno senos protuberantes, trasero grande y levantadito, viste a la moda, blusas escotadas, jeans pegaditos, siempre trata de exhibir sus encantos.
Para ella ser tan bella no es fácil, conseguir esa cinturita, esos senos, ese trasero y ese encanto, le ha costado dietas, mucho ejercicio, faciales, entre otros sacrificios pero bien lo vale la pena, es la envidia de muchas de sus amigas, la fantasía de los chicos y algunas mujeres también.
Esa tarde, había decidido inscribirse a un grupo de aeróbicos exclusivo para mujeres, pide informes a la recepcionista y esta la pasa a un pequeño salón a presenciar una clase de manera gratuita y sin compromiso para darse una idea de cómo se manejaban las sesiones.
En aquel cómodo lugar, había chicas de todas las edades y complexiones, algunas ya tenían cuerpos esculturales (como el de Gisela), mientras otras apenas comenzaban a eliminar la pancita o bien, deseaban tonificar sus senos y trasero, para verse más atractivas.
Gisela observa a un grupo de chicas moverse ágilmente, se ve muy interesante la clase, pero lo mejor de todo esta en la instructora. Una mujer de aproximadamente 30 años, cabello negro y liso, bronceada, con unos senos bastante atractivos que se dibujaban perfectamente bajo el brassiere y unas piernas fascinantes que se veía estaban muy bien trabajadas, además de que su rostro irradiaba confianza, alegría e inclusive un pequeño toque de sensualidad que Gisela detectó inmediatamente.
La joven se queda mirando la clase hasta el final, se siente muy extraña, ella ha tenido varios noviazgos e inclusive ha soñado muy seguido con hombres atractivos, pero en esta ocasión su mirada se posa insistentemente sobre aquella mujer, quien ya se ha despedido de sus aprendices y se dirige hacia Gisela.
La chica no entiende porque, pero el corazón comienza a latirle muy deprisa y, lo más extraño de todo, su panochita comienza a humedecerse ante la simple idea de tener cerca a esa mujer tan guapa, de tanta personalidad.
Hola, ¿puedo ayudarte?- pregunta en un tono amable la mujer y con una enorme sonrisa, Gisela no le quita los ojos de encima.
¡Ah sí! Lo que pasa es que deseo integrarme a su grupo de aeróbicos, deseo mejorar mi físico y estar más sana- comenta Gisela devolviéndole la sonrisa a aquella mujer y un poco temerosa de que detecte sus intenciones.
Con mucho gusto, aunque déjame decirte que tu cuerpo es muy bonito, y estas clases te ayudarán a conservarlo e inclusive mejorarlo aún más- comenta la mujer sosteniéndole la sonrisa y la mirada a Gisela, esta se ha apenado un poco ante aquel comentario.
Soy Martha Reyna, imparto clases a las chicas del turno de las seis de la tarde- comenta la mujer extendiéndole su mano a Gisela y mirando disimuladamente sus senos.
Mucho gusto Martha, me llamo Gisela y si no te opones estaría encantada de tomar la clase contigo- estrecha la mano de aquella mujer y se siente aún más excitada con ese pequeño contacto físico.
¡Claro que no! La mensualidad es muy módica y tengo espacio suficiente para una alumna más, ya te irás acoplando al resto, eres una chica muy bonita y en excelente condición física, no creo que batalles en acoplarte- comenta Martha sonriéndole a Gisela, la cual acepta encantada y se va a inscribir con la recepcionista.
Te veré mañana por aquí, te vienes cómoda y muy fresca- se despide Martha de Gisela ahora con un beso en la mejilla.
La chica no ve nada raro en las atenciones de Martha, supone que así es de amable con todas las chicas y les hace esa clase de cumplidos, para nada cree que ella la vea con otros ojos más que el de una instructora hacia una nueva aprendiz, pero que equivocada estaba al respecto.
La tarde siguiente llega temprano a la clase, le emociona mucho la idea de ver nuevamente a Martha, su encanto es aún mayor al verla practicando en aquel salón, completamente sola, preparándose para clase del día.
La mujer no detecta la presencia de Gisela de inmediato, porque entró muy silenciosamente, además de la enorme concentración que tenía en su trabajo. La chica no para de mirarle y de sonreírle, le gusta como se mueve aquel maravilloso trasero y esas piernas tan ágiles, lo cual, naturalmente, le provoca una enorme excitación y deseo.
¡Hola Gisela! Perdón, no te había visto ¡pero si todavía faltan veinte minutos para la hora de clase! pero en fin, pásale con confianza- saluda Martha al percatarse de la presencia de la chica, se acerca a ella le planta un nuevo beso en la mejilla y añade.
Vamos aprovechar que estas aquí, para enseñarte algunos movimientos básicos-
Gisela esta encantada de tener a Martha para ella sola, comienza la lección, como toda principiante la muchacha tiene algunos pequeños errores, los cuales le corrige la instructora con toda la paciencia del mundo, aprovecha la cercanía y soledad para tocarle hombros, brazos, piernas e incluso los muslos.
Todos estos movimientos y ligeros tocamientos calientan aún más a Gisela, no sabe porque pero desea con mucha ansiedad abrazar a su instructora, sobarle los senos maravillosos que tiene, tocarla ella también por todas partes e inclusive le asalta la fantasía de besarla en sus labios gruesos y bonitos pero lo descarta al ver como llegan otras compañeras e interrumpen su rato íntimo.
Martha les presenta a la nueva aprendiz al resto de las chicas, quienes la reciben de manera cálida y sincera, Gisela esta encantada con el ambiente que se respira en aquel lugar.
Brenda, una chica de 20 años, morenita, cabello rizado, cintura pequeña con grandes senos y alegre sonrisa es la que más amiga se ha hecho de Gisela, ambas platican sobre la admiración que sienten hacia Martha la instructora.
Al término de esa clase ambas muchachas intercambian números telefónicos y deciden salir juntas de compras.
Martha las observa a lo lejos sonriendo, mira como se acercan a ella para despedirse y la abrazan primero Gisela, y después Brenda. En esos abrazos la instructora siente que su piel se enchina y que su panochita comienza a humedecerse, ambas chicas están rebuenas y siente las diferencias físicas de cada una, sus senos, el calor de su piel.
Llega el fin de semana, las muchachas hacen sus compras sin mucha novedad, después llegan a la casa de Brenda, quien esta sola porque sus papás se fueron a un pequeño viaje de negocios
Brenda invita a Gisela a su habitación, para que le ayude a acomodar los vestidos nuevos que se compraron y a escoger el adecuado de entre ellos para un quince años al cual asistirá.
Al llegar a la habitación, sin ninguna pena y aprovechando que ambas son mujeres, Brenda se quita sus jeans y blusa, dejando solo su braguita y su sostén a la vista de Gisela, esta siente que la piel se le eriza y comienza a lubricar su panochita.
Mientras la anfitriona busca el vestido adecuado de espaldas a Gisela, esta no para de mirarle el trasero, siente un raro impulso el cual no puede desobedecer, así que se acerca a la chica la abraza por la espalda y le susurra al oído.
¡Así estas muy guapa Brenda!- lo dice mientras comienza a recorrer con sus manos los senos de la chica de manera provocativa, descendiendo lentamente hacia el abdomen y, finalmente hacia su coñito, el cual acaricia por encima de aquella braga tan sexy.
Brenda siente escalofríos por todo el cuerpo y una extraña sensación placentera invade todo su ser, sin saber porque se voltea frente a Gisela y le planta un sorpresivo beso en los labios, al cual la chica no se resiste.
Ambas se sienten muy calientes al sentir una los labios de la otra, mientras continúan con su muy apasionado beso, ambas se acarician mutuamente los senos. Brenda le quita de golpe la blusa a Gisela, le desabrocha el sostén y comienza a chupar aquellos maravillosos pechos desnudos, disfrutándolos enormemente mientras su panochita se siente más húmeda que nunca.
La chica de 18 años se siente cada vez más cachonda con esas chupaditas que le brinda su amiguita a sus grandes y excitados pechos, ella acaricia su cabellera negra y rizada con sus delicadas manos, no para de soltar gemidos de placer.
Después le quita el pantalón a Gisela, y también su pantaleta y comienza a lamer su vulvita, buscando el clítoris, no batalla tanto en encontrarlo por lo que aquella mamadita le da sumo placer a la chica.
Ya sin pensarlo más ambas se tumban en la cama y se regalan un maravilloso 69, que las excita aún más, ambas están supercalientes y lubricando, sus senos están duros y excitados, toda su piel se estremece de placer, ambas están experimentando nuevas y placenteras sensaciones.
Los besos de Brenda le saben a Gisela riquísimos, nunca antes se había besado con otra chica, había visto en televisión y en medios impresos que estaba de moda que dos mujeres se besaran y se acariciaran por todas partes, eso les encantaba a los hombres y llamaba la atención de Gisela, pero ella nunca pensó que experimentaría algo así.
¡Estas riquísima Brenda! ¡Oh si mi reina! ¡Ohhhhh!- murmura Gisela llena de placer, mientras su amiga no para de chuparle esos grandes senos y la chica le acaricia a ella su espalda y nalguitas.
Brenda también se siente extraña, desde el primer momento que vio a Gisela le llamo mucho la atención que una mujer tan joven como ella pudiera tener ese cuerpazo y ser tan bella, parecía una modelo, tan femenina, tan exquisita, nunca creyó que eso la cautivaría tanto.
Así continúan un buen rato brindándose mutuo placer con besos, caricias en los senos, la panochita, las nalguitas, insertándose dedos mutuamente en el coñito, bastante placer lésbico. Pero lo mejor está por venir.
Una tarde después de la clase de aeróbicos, Martha decide invitar especialmente a Gisela y Brenda a cenar a su casa, a lo cual las muchachas aceptan encantadas de la vida.
Ya han transcurrido varias semanas desde aquel primer encuentro y las chicas se han convertido en amantes de tiempo completo, les gusta tanto acariciarse entre ellas, meterse mutuamente los dedos y la lengüita al coñito, comerse a besos en sus labios tan deliciosos, acariciarse esos senos tan maravillosos, sentir sus cuerpos desnudos y bellos mutuamente, pero ahora ambas aprovechando la invitación de la instructora han ideado un plan para pasarla de lo mejor.
Esa ocasión Gisela y Brenda llegan muy arregladas con unos vestidos de noche preciosos, muy pegaditos a su cuerpo que hacen lucir aquellas formas femeninas que la naturaleza les brindó y ellas se han encargado de conservarlas e inclusive mejorarlas.
Martha también esta vestida de manera muy provocativa, tiene lista la música, unas velas que le brinden al comedor un toque íntimo y acogedor, ideal para una cena entre esas tres chicas tan hermosas.
¡Adelante muchachas! ¡Pasen! Tomen asiento ¿No desean algo de tomar antes de comenzar la fiesta?- Les da la bienvenida Martha con una enorme sonrisa, las abraza y les da sendos besos en la mejilla, no sabe porque pero presiente que esa noche será inolvidable para las tres.
Sí yo deseo un martini- comenta Gisela.
Yo también- le secunda Brenda.
Pues no se diga más muchachas, nos serviremos los martinis y luego les traeré lo que he preparado, no es por presumir pero yo soy una excelente cocinera, muchos me lo han dicho- comenta Martha con un tono de voz sumamente sensual.
Las tres se sientan a la mesa y comienzan a beber cada una su bebida mientras platican alegremente, de repente Brenda pregunta donde queda el tocador, Martha le da la seña y deja a solas a la instructora con Gisela.
¿Sabes una cosa Gis?- comienza Martha, no para de mirarle lo más disimuladamente posible los senos a la chica, quien se encuentra a la expectativa.
Perdóname por mi atrevimiento, pero ¡eres tan bella! Pareces una muñequita, tienes unos labios preciosos, unos senos maravillosos, ese lindo trasero, tu dorada cabellera, tu piel muy bien cuidada te lo digo como amiga, es un halago muy merecido y no quería que Brenda lo escuchara para que no se ponga celosa-
La chica se incorpora de su asiento, camina de manera seductora hacia Martha, se inclina a donde esta sentada y le murmura al oído.
¡Gracias querida! Tú no te quedas atrás mi dulce Martha-
La mujer se excita ante aquellas palabras tan provocativas, voltea su rostro hacia Gisela, la mira de frente, la muchacha aprovecha para acercarse a escasos centímetros, ambas sienten su mutua respiración, el momento es perfecto, ninguna de las dos piensa desaprovecharlo, por lo que comienzan a besarse en los labios con mucha pasión, ambas han deseado ese momento durante tanto tiempo.
Por lo tanto, dan rienda suelta a esa pasión contenida, los besos se intensifican cada vez más, probando una la lengua de la otra, también han empezado acariciarse mutuamente los senos, lo cual las excita cada vez más.
Gisela mete su mano debajo del sostén de Martha, le toca su pecho que esta bastante delicioso, se separa un poco del beso y le dice.
¡Desde hace tanto que deseaba esto querida Martha! Estas buenísima, me gustas como no tienes una idea, deseo compartir el mayor placer de la vida contigo mi reina-
Martha se excita mucho ante semejante comentario, y más sabiendo que esta chica está a su entera disposición. Se pone de pie, es ligeramente más alta que Gisela, así que comienza a brindarle unos tocamientos muy cachondos, desde su rostro, descendiendo lentamente por su cuello, sus senos, su abdomen plano, hasta llegar a su coñito, en el cual pone especial énfasis, tratándolo con mucha delicadeza, como si fuera un tesoro.
Ambas continúan besándose, sin dejar Gisela de tocarle las nalguitas a Martha, y esta comienza a meter su mano por debajo del vestido acariciando la panochita de su bella aprendiz por encima de la braga, cuando de repente otra voz familiar las interrumpe.
¡Hey picaronas! ¿Por qué no me invitan condenadas? Veo que la están pasando muy bien-
Es Brenda, no parece nada molesta, al contrario les sonríe de manera extraña, como si ya se esperara aquellos acontecimientos tan sensuales.
¡Ven para acá mi niña linda!- Comenta Martha con un tono de voz por demás sensual y cachondo.
La chica no se hace del rogar, por lo que abraza a su instructora por la espalda y comienza a frotar sus senos con aquellas manos, mientras esta comienza a sentir la humedad de la panochita de Gisela.
Martha y Gisela comienzan a besarse nuevamente con una pasión desesperada, Gisela con su mano suelta levemente las nalguitas de su instructora y con su mano busca el coñito de Brenda, se lo acaricia por encima del vestido, mientras esta no para de sobarle los senos a Martha que están muy duros por la excitación.
¡Mmmm! ¡Que ricos saben tus juguitos vaginales! ¡Ohhhhh siiiiii mi reina!-
Comenta la guapa treintañera mientras con su dedo prueba el líquido que Gisela soltó de su panochita y Brenda continua pasándole sus manos por sus pechos.
Gisela se coloca detrás de Brenda, le baja el cierre a su vestido y lo deja caer descubriendo la lencería roja que la chica viste, lo cual la prende mucho. Brenda hace lo mismo con la instructora, dejándola solo en ropa interior.
La mujer se voltea frente a la morenita y comienza a besarla apasionadamente, mientras Gisela se pone de rodillas entre ambas, baja las braguitas de cada una y comienza a succionar con esos labios tan ricos las panochitas, primero la de Martha y después la de Brenda, probando el sabor de cada una, las cuales la vuelven loca de placer.
La excitación está a flor de piel en las tres mujeres, Martha y Brenda se quitan los sostenes mutuamente y continúan con las cálidas caricias en sus senos, mientras Gisela trae la crema batida y les pone tantita a cada una en sus coñitos para seguirlos disfrutando ahora con un sabor más dulce.
Después de insertar su lengüita buscando el clítoris de Martha, ahora mete su dedo medio en la panochita de Brenda, la cual suelta unos gemidos muy placenteros que ponen más cachonda a la hermosa instructora.
Brenda le pone ahora la crema batida sobre cada uno de sus senos y comienza a darle chupaditas y ligeros mordiscos a aquella mujer, mientras Gisela continúa insertándole dedos a su compañera, lo cual la hace gritar como nunca.
¡Ahhhh! ¡Gisela! ¡Mi putita linda! ¡Métemelos todos hasta el fondo! ¡Hazme sentir bien perra! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!-
Después de estas frases, continúa con su labor en los senos de Martha quien, suelta cada vez más líquido de su panochita que Gisela se traga todito, luego se para frente a ella y con un delicioso beso se lo comparte.
Las tres chicas tomadas de la mano suben hacia la habitación de Martha, al llegar, Gisela y Brenda comienzan a besarse mientras con sus manos recorren todo su cuerpo, desde los senos hasta el coñito.
La instructora saca un consolador, el cual es bastante grande y comenta.
Ahora sí mis nenas ¡Sabrán lo que es una noche de placer con Martha Reyna!-
Después de tal frase, se inclina entre ambas jóvenes y comienza a insertar lentamente el consolador, primero en la húmeda panochita de Gisela, quien se siente sumamente excitada ante semejante cogida y luego, en el de Brenda, quien incluso tiembla de tanto placer.
Después de aquello, Martha abraza por detrás a Gisela y comienza a darle chupaditas en su cuello, mientras Brenda de rodillas ante ella comienza una rica mamadita a su coñito, metiéndole su lengüita.
No conforme con lo anterior, Martha comienza a meterle dedos al culito de Gisela, provocando en ella nuevas sensaciones, mientras le susurra al oído con una voz muy seductora.
Chiquita ¡Te quiero coger por detrás con este miembro! Quiero ser el galán que te rompa todo tu culito hermoso-
¡Oh si Marthita! ¡Méteme ese consolador hasta el fondo! ¡Quiero gritar como una verdadera puta cachonda!- le responde la chica superexcitada.
Martha inserta lentamente el consolador en el culito de Gisela, mientras Brenda ya le ha metido hasta tres dedos al mismo tiempo a su vulvita.
¡Aahhhhh! ¡Delicioso! ¡Ohhhhhhhhh! ¡Me vengo!-
Grita Gisela minutos después de iniciado aquel juego, llegando a un orgasmo increíble, el cual Brenda se encarga de limpiar con sus boquita y luego le comparte a Martha.
Después intercambian el mismo rol, pero ahora quien experimenta ese placer es Martha, Brenda sostiene el consolador metiéndoselo hasta el fondo y Gisela se encarga de excitar con su amaestrada boquita el coñito de la instructora, que lubrica como nunca, hasta experimentar el orgasmo.
Ahora le toca a Brenda, ahora Gisela dándole por detrás con el consolador y Martha chupándole la panochita hasta que la chica experimenta también el orgasmo.
Ahora las tres se dirigen a la regadera, en donde Martha enjabona lentamente y de manera cachonda el maravilloso cuerpo de Gisela, disfrutando cada centímetro de su suave piel, acariciando esos senos, esa panochita, en fin, cada parte de su escultural cuerpo.
Después le pasa el jabón a Brenda, mientras Gisela y Martha comienzan a besarse bajo el chorro de agua tibia, y la otra chica las enjabona a ambas por sus espaldas, metiéndole de repente uno que otro dedito a sus hermosos culitos, lo cual las excita mucho a las tres.
Y así continúan bajo la regadera las chicas, haciéndose sexo oral, besándose, acariciándose los senos, insertándose dedos en el culito y la panochita, hasta las tres experimentar un orgasmo que las vuelve locas de placer.
El agua se ha llevado los restos de líquido vaginal, sudor y demás fluidos, dejándolas limpias. Después de aquella inolvidable sesión visten su ropa interior (cada una su sostén y su braguita) luciendo esos cuerpos espectaculares.
Comienzan a cenar lo que preparó Martha, disfrutándolo enormemente
¡De verdad eres una excelente cocinera mi reina!- comenta Brenda, disfrutando el guiso que preparó la instructora.
¡Y también una excelente anfitriona!- Añade Gisela, guiñándole un ojo a Martha. Las tres saben perfectamente que se esconde detrás del comentario de esta hermosa rubia. Martha solo les sonríe a ambas y las mira con mucho morbo.
Al término bailan con la música de la anfitriona de manera sexy entre las tres, sin dejar de tocarse en cualquier oportunidad los senos, las nalguitas e inclusive la panochita, así como de repente robarse uno que otro beso entre ellas, y excitarse nuevamente.
Después de aquel baile tan sensual, las tres continúan toda la noche la fiesta que comenzaron en casa de Martha, mirando películas lésbicas, inventado juegos sensuales, en fin
Esa noche es el comienzo de una gran relación lésbica entre las tres chicas, después de haber experimentado aquellas nuevas sensaciones, ahora disfrutan el placer que solo una mujer puede experimentar al estar con otras chicas.