Nuevas sensaciones (19)

Tres escenas. Los personajes van decidiendo su destino.

Capitulo XIX

ESCENA 1:

En el liceo, todos estaban presentando las pruebas finales, durante las próximas dos semanas muchos se jugaban buena parte de sus posibilidades de aprobar o reprobar las asignaturas. La tensión era evidente en varios estudiantes, estos exámenes eran la última carta que se jugaban para no perder el año. Para ello buscaban distintas maneras para aprobar: estudiando día y noche, encontrar trampas para saber las respuestas u otros métodos menos comunes.

Adrián tenía una hora libre, desayunó y fue al baño, ahí se encontró a Luis custodiando la puerta. No demostraron mucho afecto en su saludo por si alguien estaba cerca. Adrián tenía muchas ganas de ir a orinar, sin embargo Luis no lo dejó pasar, el baño estaba ocupado y él estaba ahí para que nadie entrara e interrumpiera. Adrián no entendía que sucedía ni la razón de tanto misterio; Luis simplemente entreabrió la puerta para que Adrián mirase.

Ahí estaban Sebastián en cuatro patas recibiendo potentes penetraciones de un profesor, no veía bien, pero era un miembro grueso y de buena longitud; las nalgas sudorosas rosadas de Sebastián temblaban cada vez que aquellos testículos arrugados y velludos chocaban contra su culo. Ambos estaban a medio vestir, con sus cuerpos brillantes por el reflejo de la luz en el sudor, el profesor con sus manos grandes y rusticas tomaba por debajo de la camisa azul a Sebastián, tocando directamente ese abdomen plano. Llevaba un ritmo frenético que hacía que los gemidos fueran entrecortados. Adrián no entendía que sucedía pero quería seguir viendo, Luis cerró la puerta para que no se dieran cuenta que lo espiaban.

Luis: ¿sabes quién es?

Adrián: si, es nuestro profesor de Biología… ¿por qué Sebastián está ahí con él?

Luis: no sé si sabes que Sebastián va muy mal en Biología.

Adrián: si lo sé

Luis: bueno, está pactando una nota justa…tal vez como este es tu primer año en el liceo no sabes, pero aquí los muchachos con malas calificaciones acuden al clan para que los salvemos, nosotros hablamos con los profesores y pactamos estos encuentros.

Adrián: vaya, ¿pero el director no puede descubrirlos?

Luis: jeje, cuando nos vienen a buscar por materias en la que los profesores no se prestan para esto o son profesoras quienes la dan, entonces acudimos al director y él se encarga de esto; él es el máximo participe de esto.

Adrián: esto es increíble, nunca me hubiera imaginado esto.

Luis: y bueno, no sé como estarán tus notas, pero si sé que algunos profesores han preguntado por ti.

Adrián: ¿en serio?

Luis: si, de tu sección los más deseados son tú y Sebastián, y en vista que Sebastián ya satisfizo y mejoró tres calificaciones, algunos profesores han preguntado si por casualidad tú también has pedido una mejor nota.

Adrián: no sé, yo no soy capaz de estar con un profesor, luego cómo los vería a los ojos.

Luis: pues con deseo jeje…aquí hay unos profesores muy bien dotados.

Adrián: si lo dices por lo que hablamos en otro día

Luis: exacto, vamos a estar claros que tanto tú como yo queremos experimentar con penes bien grandes y tener sexo duro, y como sabemos eso no lo vamos a conseguir ni en el clan ni entre nuestros amigos. Además Gustavo como líder del clan no nos ha puesto restricciones, de hecho nos ha dicho que busquemos nuevos horizontes y que disfrutemos de la vida.

Adrián: tienes razón, pero igual no me convence la idea de hacerlo con un profesor.

Luis: ok, por mi no habría problema, este es mi último año en el liceo, pero tú tienes dos años mas aquí y entiendo que no quieras involucrarte…tranquilo ya he estado buscando otras alternativas y me he metido en unas salas de Chat y puede que salga algo bueno de ahí, luego te confirmo pero no te comprometas para este viernes por la tarde-noche.

Adrián: ok, me gusta mas esa idea de hacerlo con un desconocido, sería sexo duro y luego no lo veríamos mas nunca.

ESCENA 2:

A la hora de la salida, Eduardo se dirigía hacia su casa cuando apenas a dos calles del liceo fue interceptado por Gustavo y Manuel quienes lo arrinconaron y lo llevaron a un callejón solitario. Ellos querían hablar, él no le interesaba nada de lo que podía salir de esas bocas.

Gustavo: ey Eduardo, tengo tiempo que quiero hablar contigo, pero tú siempre nos ignoras, así que discúlpame pero esta era la única forma que encontré para que accedieras a darme unos minutos.

Eduardo: ¿cómo, trayendo contigo a Manuel y ser dos contra uno para obligarme a la fuerza?…por favor Gustavo creo que sabes que si yo quisiera irme ahorita lo haría, y ni tú ni Manuel me detendrían.

Gustavo: ves lo que te digo, antes éramos buenos amigos y ahora nos tratas con desprecio.

Eduardo: déjate de sentimentalismo barato, simplemente di lo que tienes que decirme, que no tengo todo el día.

Gustavo: bueno, pues eso…que estamos a menos de un mes de terminar las clases, de graduarnos finalmente, y no quiero que nos graduemos siendo enemigos, que en el futuro nos encontremos en la calle y ni siquiera nos saludemos, hemos pasado muchas cosas juntos como para terminar así.

Eduardo: vas a seguir con tu lloradera? Tranquilo, si lo que te preocupa es que en el futuro nos encontremos en la calle, pues te digo que cuando me gradúe me voy a la capital a estudiar arte, así que no creo que nos veamos, puedes dormir tranquilo si eso es lo que te martiriza.

Gustavo: yo solo quiero saber qué te hicimos para que estés así… este sábado pasado hicimos una orgía y no me respondiste a la invitación, te he buscado y no me haces caso.

Manuel: si, ¿qué tienes, ya olvidaste lo placentero que es hacerlo?, yo aun recuerdo cuando me penetrabas con ese pene sabroso que tienes.

Manuel se acercó a Eduardo y empezó a buscar con sus manos tocarle el pene, pero cuando ya estaba palpando el muslo, Eduardo le agarró la mano y le aplicó una llave que obligó a Manuel a caer al suelo y pedir clemencia para que lo soltara.

Eduardo: por esto es que no quiero saber de ustedes; es que ya han pasado el limite del sexo y ya entraron en la aberración, están enfermos por el sexo…¿cómo van a hacerlo con unos futbolistas que apenas conocen?, ustedes ni piensan, quédense con su clan y no me busquen mas.

Manuel: a ti como que se te olvidó el placer del sexo, lo sabroso que es; creo que tenemos que cojerte para que vuelvas a ver el mundo como nosotros.

Eduardo pateó en el estomago a Manuel con todas sus fuerzas.

Eduardo: tú me das asco, pena…tú tienes seca esa mente…por favor olvídense de mi que yo ya los olvidé.

Eduardo se marchó del sitio, Gustavo no hizo nada para persuadirlo, solo ayudó a levantarse a Manuel que aun estaba adolorido por la patada.

ESCENA 3:

Esa misma tarde, aun adolorido por la patada, Manuel esperó por una hora a que Matías llegara al campo para su entrenamiento de fútbol, cuando lo vio llegar, Manuel lo interceptó y lo llevó a un lado de la entrada al campo.

Matías: ¿qué quieres?

Manuel: no sé por donde empezar…esto es una locura…no sé cómo pasó, pero pasó…me gustas demasiado, estoy enamorado de ti.

Matías: ¿qué?, estas loco

Manuel: estoy loco de amor, quiero estar contigo, sé que solo te lo chupé, pero puedes penetrarme cuantas veces quieras, aunque si eres pasivo yo también puedo penetrarte…solo quiero estar junto a ti.

Manuel se lanzó sobre Matías, quien sorprendido y tímido como es, se dejó abrazar y tocar, las manos de Manuel entraron rápidamente por dentro de su short y sujetaron sus nalgas, masajeándolas con deseo: a la vez que le daba pequeños besos en el cuello. Matías no aguantó más y lo separó bruscamente.

Matías: ¿qué te pasa? Yo tengo novia

Manuel: yo también tengo novio; pero podemos dejarlos para que seamos felices juntos.

Matías: ey, escúchame, no me interesa salir con un hombre, no soy homosexual.

Manuel: bien, entonces tú eres el hombre de la relación

En ese momento llegó Fausto y los dos se quedaron callados. Matías aprovechó y se fue a la cancha, mientras Fausto se quedó con Manuel.

Fausto: ¿qué buscas?, hasta donde yo tengo entendido tú eres novio de mi primo Miguel, no tienes nada que buscar aquí, lo del sábado ya pasó y hasta ahí quedó, así que espero que esto no vuelva a pasar sino tendré que intervenir.

Manuel: en el amor nadie se interpone, así que no me das miedo.

Fausto: lárgate, arregla tus cosas con mi primo, no quiero saber que lo estas haciendo sufrir.

Manuel: tú no eres quién para mandarme; y si lo que quieres es estar conmigo esa no es la manera.

Fausto: mírame, yo no tengo nada contra los gay, pero por actitudes como esta es que los odian.

Manuel se fue, había sido un terrible día: golpeado, rechazado y amenazado; algo andaba mal con él, tenía que ir a su casa a reflexionar, en cambio fue con Miguel y tuvo sexo; sexo pensando en otro.