Nuevas sensaciones (16)
Encuentro despues del colegio, David y Alejandro se reunen para hacer un trabajo.
Capitulo XVI
Ha pasado una semana desde aquel beso que selló el inicio de la relación de Alejandro y David, sin embargo no habían tenido sexo aun pese a las proposiciones de Alejandro para unirse en cuerpo y alma, David no estaba seguro de dar ese gran paso, sentía miedo ante lo desconocido y se escudaba en que era muy pronto para avanzar tan rápido en su noviazgo, ya le era difícil asimilar su nueva identidad sexual como para seguir adentrándose en un mundo completamente nuevo para él.
A pesar de sincerarse entre ellos, su noviazgo era secreto, solo lo sabían sus amigos mas cercanos, por lo que no daban muestras de afecto en el liceo, pero a puerta cerrada se devoraban los labios y solo se tocaban un poco por encima de la ropa tras el manto de abrazos. Gustavo estaba molesto por esto, ya que era un fuerte contratiempo en su afán de poseer a David, solo podía permanecer alerta a cualquier oportunidad y saciar su sed sexual con Sebastián y Adrián, quien seguía sin dirigirle la palabra a su hermano y por supuesto ninguno de los dos conocía la nueva condición homosexual del otro.
Esa tarde David llegó temprano al apartamento de Alejandro, habían quedado para hacer un trabajo del liceo, sin embargo sabía que a la mínima oportunidad se devorarían los labios y tal vez se podía ir un poco mas allá, pero él estaba firme en su posición de no hacer el amor hasta quemar esta etapa de los besos y que se acostumbrara a estar con un hombre como pareja. Alejandro quería lo contrario, tenía sus deseos sexuales al máximo, tenía planeado usar ropa muy sensual para ver si convencía a David, pero al llegar este mas temprano no pudo cambiarse el uniforme del liceo, solo se quitó un poco de ropa, se quedó descalzo, con los pantalones de gabardina y con la franelilla blanca que usa normalmente debajo de la camisa. Para su sorpresa David si vino más cómodo: zapatos deportivos, medias a los tobillos, short azul algo corto, franela blanca. Alejandro no desaprovechó la oportunidad de empezar a calentar la atmósfera.
Alejandro: vaya, te ves hermoso, tenía tiempo que no veía esas deliciosas piernas, desde aquella vez que estábamos solo en la azotea y si no recuerdo mal, esa vez no usabas ropa interior, ¿aun mantienes esa costumbre?
David: jejeje, esa vez era porque hacía mucho calor hoy es un día fresco.
Alejandro: ¿y es que no sientes calor? Yo estoy ardiendo por dentro de solo verte.
Alejandro fue guiando a David hasta el mueble, ya sentados ahí comenzó a masajear la pierna derecha de David de forma sensual. Este para evitar que llegara mas lejos le dio un beso ardiente en la boca y tomaba con sus manos aquella inquietas manos que querían subir por sus piernas.
David: aun no estoy preparado, no insistas.
Alejandro: ¿realmente no estas preparado, yo creo que lo que sientes es miedo a liberarte, pero tranquilo, relájate.
Alejandro tomó las piernas de su novio y delicadamente las subió al mueble, acostando a David en aquellos suaves cojines. Con sensualidad le quitó los zapatos y las medias para darle un masaje reconfortante en los pies. David se dejaba hacer, solo vio a Alejandro quitarse la franelilla y se dirigió a sus labios para besarlo por un buen rato.
Alejandro: anda, tócame, tengo el torso desnudo para ti.
Tímidamente David palpó aquel abdomen plano, esos pechos suaves, le gustaba tocar ese cuerpo. Alejandro seguía besando ese rostro cada vez más suyo, tanto como el resto del cuerpo, sus manos se deslizaban por debajo de la franela para tocar todo el torso. Ya en este punto ambos jugaban con el cuerpo de su amado, David impulsado por el calor del momento iba dejando a un lado sus prejuicios y seguía el placer que Alejandro suministraba con sus manos y boca.
Alejandro guió sus labios hacia el ombligo de David, ahí lamió toda la zona abdominal, blanca y suave, no tan plana como su abdomen, pero con una textura increíble; aprovechó el momento de gran placer para pasar sus manos a la espalda de David, masajear aquella cintura pequeña y en el momento indicado despojó de un solo movimiento, el short y el boxer que apresaban un pene de unos 16 cm, palpitante contra una de las caras internas de sus muslos, sin embargo ese no era el objeto de deseo de Alejandro, deslizó su mano hasta tocar suavemente la línea divisoria de las nalgas de David, quien asustado se levantó y tapándose como podía con su franela se apartó del mueble.
David: ey, creo que hasta aquí es suficiente.
Alejandro sonrió, se dirigió hacia David y lo tomó con fuerza, lo puso contra una columna dejando ese rosado trasero para sí. Su lengua lamió el cuello de David antes de entrar en su oído y juguetear ahí dentro, a la vez que con sus manos masajeaba esas nalgas redondas, de vez en cuando le daba unas nalgadas para aflojarlas de tanta tensión. Después de un rato de estar ahí contra la columna, David cedió por completo, levantó sus brazos y no opuso resistencia a que le quitaran la franela, quedando completamente desnudo y listo para lo inevitable.
Alejandro se apresuró a desnudarse, al quedar al igual que su amado, lo abrazó por la espalda y lo llevó hasta un escritorio en la sala, tiró al suelo los libros que ahí había y puso el torso de David contra la tabla dejando de frente su trasero. Alejandro se agachó apartando con sus manos aquellas nalgas sustanciosas, metió su lengua en el ano de David, primero lentamente, ensalivando bien aquel orificio, luego si la introducía hasta lo mas que podía.
Las piernas de David se estremecían ante tanto placer, gemía suavemente, cerró los ojos y espero paciente la entrada de un primer dedo inquieto, estuvo un rato dentro hasta que salió, David estaba esperando un segundo dedo cuando entró todo aquel grueso miembro de unos 18 cm; dio un gran grito de dolor y placer, Alejandro solo puso su mano sobre el cuello y la deslizó por toda aquella espalda sudorosa hasta llegar abajo donde sujetó con fuerza la cintura de David y comenzar con un mete y saca que cada vez aumentaba de velocidad. David buscaba asirse de algo pero lo que hacía era tumbar todo del escritorio al piso, resistió embestidas constantes por unos 10 minutos hasta que por fin Alejandro se detuvo.
Un pequeño respiro, los novios se sonrieron, Alejandro recuperó fuerzas y puso a David en el suelo, le levantó las piernas hasta colocarlas sobre sus hombros y volvió a meter su pene en aquel dilatado agujero. David gemía con fuerza, todo su cuerpo se movía cada vez que lo penetraban; de vez en cuando no aguantaba tanto placer y se estremecía sobre el suelo.
Cambiaron de posición de nuevo, esta vez Alejandro puso a David en cuatro patas y embistió con fuerza, sin detenerse hasta llegar al máximo, un chorro caliente de semen entró en David quien con un último suspiro se dejó caer a un lado. Ambos estaban agotados, solo se miraron, una gran sonrisa se dibujó en sus rostros juveniles.
David: me habría gustado que mi primera vez hubiese sido más romántica.
Alejandro: lo lamento, ¿pero qué puedo hacer?, así soy yo, salvaje como la vida y desenfrenado como el amor.
David: lo sé, me encantó todo
Alejandro: bueno, ya tendremos tiempo para más.
David: hoy me ha quedado claro algo ya sé con certeza que Te Amo, te amo con todas mis fuerzas.
Alejandro sonrió, sin embargo no pudo evitar reflejar en sus ojos algo de miedo ante esas palabras de David.