Nuevas sensaciones (12)
Una tarde de decisiones en la piscina.
Capitulo XII
Era una tarde soleada, un clima idóneo para que jóvenes acalorados pasaran un buen tiempo sumergidos en una piscina. David se desvistió ante la mirada fija de Manuel, Miguel, Antonio, Luis y Gustavo, quienes ya tenían un buen rato jugando en el agua, solamente Alejandro lo acompañaba en las mesas que rodeaban la piscina y en donde todos habían dejado sus pertenencias. David terminó de desvestirse quedándose con un ajustado traje de baño negro, tan pequeño que le dejaba la mitad de sus nalgas al descubierto. Todos usaban ese tipo de traje de baño, ninguno se puso uno al estilo boxer o un simple short para nadar, ya que la idea era mostrar y en eso David compartía la ideología.
Todos se divertían en el agua, solo Alejandro permanecía sentado, meditando sobre muchas cosas que estaban ocurriendo en su interior, solo le preguntó a David si sabía algo de Eduardo, la respuesta fue negativa, Eduardo era el mas distante del clan y David apenas lo había tratado. Alejandro dejó que David se fuera a la piscina y siguió pensando en todas esas cosas que lo atormentaban, sobre todo en su gran amigo Eduardo, ¿dónde estaría?, este era el momento en que más lo necesitaba como amigo.
Aprovechando que nadie ajeno del clan estaba en la piscina o en sus alrededores, los muchachos empezaron a jugar un tanto mas atrevidos, comenzaron los forcejeos que mas que luchar en el agua, la idea era tocar lo masque se pudiese al adversario. David venía a divertirse así que se unió al juego, no le preocupó que las manos de sus amigos le tocaran por todo el cuerpo: en el pecho, por la cintura, en los muslos e inclusive sintió manos ajenas en su entrepierna, las cuales ante la permisividad de David buscaban objetivos mas sexuales.
Después de una media hora de juegos físicos, algo cansados, todos se separaron a lo largo de la piscina; Miguel y Manuel se quedaron en una esquina, estos dos tenían mucho que hablar, últimamente se la pasaban casi todo el tiempo juntos. Luis y Gustavo conversaron en una orilla, en voz muy baja como si tramaran algo que estuviese en contra de las condiciones del clan. David solo quería nadar un poco, pero Antonio lo llevó a un lado, tenía que decirle unas cosas.
Antonio: te tengo que confesar y advertir de algo.
David: ¿qué pasó?
Antonio: ¿recuerdas al chino, el del juego de baloncesto?
David: si, ¿qué pasa con él?
Antonio: bueno, después de ese día en las duchas nos hemos seguido viendo, él me ha penetrado mas de 10 veces desde ese día es que no puedo resistir su fuerza, me hace sentir que estoy a su merced, que soy su juguete
David: ¿está abusando de ti?
Antonio: no, a mi me gusta ser suyo, sentirlo dentro de mi solo quiero que guardes ese secreto porque si el clan se entera que estoy con otro chico me van a sacar del grupo.
David: ¿eso es todo?, está bien yo te guardo el secreto.
Antonio: gracias, pero no es todo también te quiero decir que ayer cuando lo hice con él, después de que me llenó todo de leche, me dijo que yo le fascinaba y no me dejaría ir nunca, pero que tú eras su deseo, aun no olvida lo que pasó esa tarde en las duchas, me dijo que buscaría la forma de poseerte.
En ese momento a David lo invadió un sentimiento de temor pero a la vez surgió dentro de él una especie de deseo, se sentía como una presa acechada ante un cazador voraz, tenía miedo de ser cazado pero existía ese morbo de saber qué se sentía estar indefenso ante tu captor. David sabía que pensar eso estaba mal y era peligroso, pero todos estos meses junto al clan le habían cambiado la forma de percibir el mundo, así que no podía dejar de pensar qué se sentiría estar en la situación de Antonio, ser el juguete sexual del chino.
Antonio: él me dijo que sabía que tú también sientes ese deseo de estar con él, ¿es cierto?
David: este no tú sabes que soy heterosexual, además ya lo he demostrado varias veces.
Antonio: si, pero en esa tarde, si yo no intervengo, el chino te hubiera poseído no puedo quitarme la idea de la cabeza de que hubiera pasado si yo no interrumpo, quizás tú hubieras descubierto tus sentimientos homosexuales y esa tarde hubiéramos gozado los tres.
David: olvídate de eso, yo soy un hombre, un macho.
Antonio: está bien, pero recuerda que yo pensaba como tú hasta que Alejandro me inició y descubrí mi verdadero yo solo quiero que como tu amigo me digas siempre la verdad, y si por alguna razón descubres que eres gay me lo digas, porque tú me atraes mucho y moriría por estar contigo.
Antonio se fue nadando hasta que Gustavo y Luis lo llamaron, al llegar allá solo escuchó una frase suelta: " tranquilo el menor es tuyo que el mayor es mío, esos hermanos serán nuestros", Acto seguido Gustavo, quien dijo esta frase, se retiró hasta donde estaba David, dejando solos a Luis y Antonio. Al llegar hasta donde David, Gustavo posó su mano sobre la cadera de él.
Gustavo: sé que el otro día en tu casa fui un poco apresurado, te pido disculpas por eso.
David: está bien, ya está olvidado.
Gustavo: qué bien, porque te digo que lo de ese día no fue casual, a mi me gustas mucho, no puedo negarlo, de repente antes no querías tener sexo con nosotros por culpa de esas reglas estúpidas del clan en la que te tiene que iniciar Alejandro yo te propongo que rompamos con esas reglas y lo hagamos aquí, frente a él para demostrarle que no es nuestro dueño.
David no le prestó atención a sus palabras, solo con sentir su mano acariciando su entrepierna era suficiente para hacerlo pensar en las acciones que tenía que tomar: si ya estaba sentenciado por el chino y era inminente que terminaría en sus brazos, por qué perder la virginidad con un desconocido si lo podía hacer con alguien del clan y de forma voluntaria ¿y si lo que le dijo Antonio era cierto, que solo tenía que descubrir sus sentimientos homosexuales para liberarse y vivir mejor sin ataduras?
Gustavo: hagámoslo, nadie se dará cuenta, solo mira a Luis y Antonio como disfrutan de sus cuerpos.
David volteó a ver a los mencionados: Luis tenía aprisionado a Antonio contra la pared de la piscina mientras se comía a besos el cuello de este a la vez que sus manos tocaban todo su cuerpo. Realmente se veían felices con lo que estaban haciendo, David le dio la espalda a Gustavo, puso sus brazos sobre la orilla de la piscina y solo se dejó hacer; Gustavo se sumergió y lentamente le quitó el traje de baño hasta que lo soltó libre en el agua.
Esas nalgas liberadas y en contacto directo con el agua no tardaron en ser tocadas al igual que su pene por las manos deseosas de Gustavo, quien desesperado por tocar y tocar, no podía creer que por fin tenía a su merced un cuerpo tan lindo; blanco casi rosado y suave como la piel de un bebé.
Gustavo: me decías la verdad, tienes poco vello en tu pene y tu culo está liso, como a mi me gusta.
David no dijo nada, solo veía a Alejandro que estaba molesto por lo que hacían Antonio y Luis en el otro extremo de la piscina, Gustavo no perdió tiempo y con su pene de unos 18 cm empezó a pujar contra ese culo virgen, la entrada se resistía a estas primeras embestidas, además David no ayudaba en nada y seguía con las piernas casi cerradas haciendo inútil los intentos torpes de Gustavo de penetrarlo, de cada 5 intentos solo 1 daba en el blanco y hacía algo de presión en el ano de David.
Gustavo: oye amor, ayuda un poco, abre tus piernitas para que sientas lo mejor de este mundo.
Los susurros de Gustavo no inmutaban a David. Alejandro no soportó mas, se levantó visiblemente molesto y se marchó rumbo al edificio. David reaccionó inmediatamente, tomó su traje de baño que por suerte permanecía flotando a su lado, salió rápidamente del agua mostrando su desnudez a todos, hasta que en el camino se puso su traje de baño y siguió a Alejandro hasta el edificio.
David: ¡Alejandro!
Alejandro: ¿qué pasó?
David: ¿a dónde vas tan molesto?
Alejandro: solo acompáñame hasta el apartamento.
David: ¿así?, casi desnudos.
Alejandro: si, no hay problema, aquí la gente está acostumbrada a ver salir a niños y jóvenes así de la piscina.
Los dos subieron los tres pisos por las escaleras, casi al llegar al apartamento se encontraron con un hombre de unos 30 años quien para sorpresa de David, saludó efusivamente a Alejandro, lo abrazó, lo alzó un poco y cuando se separaron le dejó una mano entre el ombligo y el sexo de Alejandro.
Hombre: oye nene, ¿quién es tú amigo?
Alejandro: Gabo él es David, un amigo del colegio.
David: mucho gusto señor y disculpe que estemos así, casi desnudos caminando por las escaleras.
Gabo: tranquilo nene, ya estoy acostumbrado a ver eso aquí, a Alejandro le he visto su cuerpo desde que tenía 10 años, y como él a muchos.
Alejandro: bueno Gabo, nos tenemos que ir, luego nos vemos.
Gabo: está bien, sigan su camino mis nenes.
Alejandro y David se despidieron y siguieron hasta el apartamento, ya en la sala y tras un silencio incomodo, Alejandro se desahogó y dijo todo lo que tenía dentro.
Alejandro: ya no soporto mas esta situación, estoy cansado del clan, son casi dos años en esto y creo que ya todo se salió de control solo míralos, les dije mil veces que no se exhiban en publico que nadie sabe de mis inclinaciones homosexuales, ¿y qué es lo primero que hacen?, se besan y casi tienen sexo en la piscina a la vista de todos mis vecinos.
David: disculpa, yo no quise
Alejandro: tú no hiciste nada, solo estabas en la orilla tomando el sol, yo hablo de Antonio y Luis.
Estaba claro, Alejandro no había visto nada, por suerte al tenerlo de frente y Gustavo sumergido la mayor parte del tiempo, no vio lo que pasó entre ellos.
Alejandro: tengo días pensándolo y los quise reunir a todos para decirles mi decisión, pero mi amigo, mi mejor amigo no vino, no sé lo que le pasa a Eduardo que ha estado tan distante estos días, y eso es otra prueba de que el clan está llegando a su final, ya cada quien está por su cuenta, parecemos desconocidos.
David: ¿de qué decisión hablas?
Alejandro: te voy a ser sincero, tú eres el único después de Eduardo en quien confío ya estoy harto del clan, son dos años en lo mismo, a veces he tenido sexo sin desearlo pero como tenía que iniciarlos lo hice, por ejemplo; Antonio, lo hice sin ganas y él que era tan sumiso mira en lo que se ha convertido, sinceramente creo que equivocamos el camino con él, no sé como va a terminar él solo espero que bien yo solo quiero terminar estos 4 meses que quedan para graduarnos en paz.
David: creo que estas un poco aturdido y no estas pensando con claridad.
Alejandro: no sé, pero ya tomé una decisión que es lo mejor para todos: no voy a disolver el clan, no puedo hacerles eso a mis amigos, pero relegaré el mando, yo no puedo seguir y creo que Eduardo tampoco quiere ser el líder, así que se lo dejaré a Gustavo.
David no dijo nada, solo abrazo a Alejandro, a quien por alguna extraña razón, por tomar esta decisión, ahora él sentía una gran admiración. No obstante, no podía eludir el pensamiento de cómo sería el clan a partir de ahora bajo el mando de un Gustavo pervertido, iracundo, impulsivo ¿será que el clan seguiría, tomaría un nuevo rumbo o sencillamente desaparecería?