Nuevas sensaciones (10)
La fiesta de Adrian.
Capitulo X
Aun siente un poco de ardor en su recto. Cuando llegó esa noche a su casa se revisó y encontró un poco de sangre en su ano y en su boxer, ese dedo le había lastimado. Sin embargo, y pese a tener al clan de su lado (ellos querían darle una paliza al Chino por lo sucedido en la cancha), David no quería venganza ya que los demás descubrirían lo que sucedió después en el baño y él prefería guardar ese secreto, y por lo visto Antonio no había hablado sobre el asunto, así que le debía dos favores: el haberle salvado en el baño y guardar silencio.
Su reloj marcaba las siete de la noche, ya estaban llegando los amigos del colegio y del karate de su hermano Adrián. En su casa celebrarían el cumpleaños de este quinceañero. David salió vestido un tanto formal: camisa y pantalón; fue a ayudar a sus padres con todo lo de la fiesta. En una hora la casa estaba repleta de adolescentes bailando y comiendo. David estaba aburrido, él sabía que le iba a pasar eso por lo que le avisó a Alejandro para que viniera y pasaran el tiempo mientras su hermano festejaba. Casi a las nueve llegó él. Inmediatamente se pusieron a hablar de cualquier cosa pero no tardaron en caer en el tema.
Alejandro: ¿por qué no quieres que le demos una paliza al Chino?
David: no sé, no me gusta la violencia.
Alejandro: ok, pero tú no estarías, el clan se encargaría de eso.
David: ¿y por qué el clan haría eso por mí?
Alejandro: entre uno de los fines del clan está el de ayudarnos mutuamente ante situaciones como esta, y de cuidarnos de patanes como ese.
David: pero yo no soy parte del clan.
Alejandro: para mí si lo eres y para los muchachos también, te has convertido en un buen amigo para nosotros.
David: gracias por el apoyo, pero prefiero dejar esto en el pasado y no atizar mas el fuego.
Alejandro: bueno, no comparto tu decisión pero te la respeto. Ahora cambiando de tema, ¿no te parece rara esta fiesta?
David: ¿rara?
Alejandro: no sé, mira son como 20 chicos y apenas unas 8 muchachas, a esa edad las hormonas están al máximo, y en una fiesta así lo que uno está pendiente es de bailar pegadito, tocarse, besarse, aprovechar cualquier rincón oscuro para meterse mano.
David: ¿estas diciendo que tengo una fiesta gay aquí?
Alejandro: no es eso, pero solo observa y con mi experiencia te puedo decir que aquellos chicos se están viendo mucho, este de aquí se quiere tirar a esa chica hoy mismo, a la de minifalda no pasa de esta semana para que se la cojan, aquellos de allá están viendo con deseo a tu hermano.
David: ¿en serio?, entonces estaré pendiente.
A medianoche picaron la torta, los invitados empezaron a irse y los padres de David se fueron a acostar dejándole toda la responsabilidad a él. La fiesta terminó un par de horas después con los pocos que se quedaron. Ya era tarde, David y Alejandro acompañaron a los últimos a tomar un taxi. Alejandro aprovechó y siguió hasta su apartamento. Había sido una jornada agotadora, David llegó de nuevo a su casa y comenzó a recoger un poco el desorden que dejó la fiesta cuando escuchó un ruido extraño que provenía del cuarto de su hermano.
Acercándose lentamente y abriendo la puerta con cuidado pudo ver en la oscuridad a dos chicos desnudos besándose y tocándose en la cama de su hermano. No podía definir quienes eran, podría ser Adrián no podía creerlo, su hermano era gay. David cerró la puerta con seguro, encendió la luz y le iba a gritar a su hermano cuando los dos chicos asustados se separaron, eran Marcelo y Daniel; dos amigos del karate de Adrián.
Aun más blancos de lo que eran, los dos se acercaron arrodillados y suplicándole a David que no le dijera nada a nadie, que sus padres los mataban si se enteraban de esto. David intentó calmarlos para que no armaran un alboroto y despertaran a sus padres. Como David no hacía más que gestos para que hicieran silencio, Marcelo entendió que lo iba a delatar, mientras que Daniel comprendió otra cosa.
No te das cuenta, Marcelo. Él cerró la puerta con seguro, solo quiere que lo hagamos sentir bien para que guarde nuestro secreto.
David no entendió bien esas palabras, pero enseguida Daniel le subió el pantalón hasta las rodillas y empezó a lamer sensualmente su pierna, mientras que Marcelo lo besaba por el cuello y le desabotonaba la camisa. Sin darse cuenta ya se encontraba acostado en la cama sin zapato ni media (Daniel le estaba chupando cada dedito del pie) y con la camisa completamente desabotonada (Marcelo le estaba besando las tetillas)
Daniel: Marcelo mira, se le está marcando un bulto en el pantalón, le está gustando.
Rápidamente Daniel dejó tranquilo el pie y fue a quitarle el pantalón, David intentó impedirlo pero Marcelo se giró y colocó sus rodillas en los brazos de David, inmovilizándolo, en ese movimiento Marcelo le puso su culo justo sobre el rostro de un incrédulo David quien no pudo evitar que le bajaran el pantalón hasta las rodillas. Aun estaba un poco flácido pero Daniel le hizo una paja y rápidamente el pene alcanzó su máxima erección.
Daniel prosiguió con una mamada fenomenal, se notaba que tenían tiempo practicando porque llevaba el ritmo correcto, se lo tragaba todo, de arriba abajo aquel pene era succionado por primera vez. David se retorcía del placer, ese chico le estaba haciendo sentir cosas que nunca había sentido. Después de un rato le tocó el turno a Marcelo, este se agachó y empezó a mamar con furia, Daniel se encargó de chupar y jugar con las bolas de David quien estaba rendido con el encanto de estos chicos. Abrió los ojos y vio sobre él el culito blanco y rosadito de Marcelo quien aplicándose en su mamada apenas sintió como unas lamidas estaban mojando su ano.
Tocaron la puerta, era adrián que quería entrar a su cuarto, todos se levantaron y se vistieron lo mejor posible. En un momento David abrió la puerta y Adrián entró, los vio a todos vestidos como si nada hubiese pasado.
Adrián: ¿por qué tenían la puerta con seguro?
David: no sé, el viento la cerró y no me percaté que tenía puesto el seguro.
Adrián: ¿y qué hacían los tres aquí encerrados?
David: bueno, estaba preguntándoles que como se iban a ir, ya es tarde le estaba diciendo que yo los acompañaba.
Adrián: este, ¿para eso tardaste tanto en abrir la puerta?, además ellos se van a quedar a dormir aquí, sus padres los pasarán buscando por la mañana.
Adrián sacó del armario dos colchonetas y las tiró en el suelo junto a unas sabanas, mientras David no hallaba cómo explicar la situación.
David: ¿y dónde estabas tú?
Adrián: estaba acompañando a Marlene a su casa, vive por aquí cerca.
David: ah ok, y bueno disculpa, no sabía que ellos se iban a quedar, creo que hice una tormenta en un vaso de agua.
Adrián lo escuchaba mientras se desvestía. En un momento ya se encontraba solo en boxer, Daniel y Marcelo lo contemplaban.
Adrián: bueno, ya es tarde y estoy cansado.
David: ¿y tú vas a dormir así?
Adrián: si, ¿algún problema?, comúnmente duermo desnudo pero
Daniel: no hay problema, nosotros dormimos desnudos igual.
Marcelo y Daniel se desnudaron rápidamente. Ante la normalidad del asunto, Adrián se quitó el boxer dejando ver un pene lampiño, algo flácido, pero aun así era grueso y de unos 8 cm en ese estado dormido. Adrián se acostó en su cama y los otros dos en las colchonetas.
Adrián: ¿puedes apagar la luz y cerrar la puerta cuando salgas?
David salió del cuarto con la imagen de su atractivo hermano desnudo, el placer de la primera mamada que le daban en su vida y con la duda de lo que podría pasar en ese cuarto en el resto de la noche.