Nuevas noches tormentosas
Después de un tiempo sin escribir, he vuelto para hablar un poco más de mi vida. Los acontecimientos de este relato, aunque un poco tristes, los veo como el inicio de una nueva etapa de publicaciones. Continúen disfrutando de mis vivencias con mi padre
Muchos no me recordarán porque llevo un buen tiempo ausente, pero vengo para informar que volveré a estar activa de nuevo. Desde el último relato que publiqué, me han pasado muchas cosas; algunas tragedias y grandes cambios. Pasé por el trauma de perder al bebé que esperaba en un accidente de auto, y por la separación de un par de parejas y por el constante cambio de domicilio. Sin embargo, siento que debo volver a escribir. Lo hago porque me hace sentir mejor y porque tengo mucho que contar. Así que estén atentos y disfruten de los nuevos relatos que tengo para ustedes.
Bien. Siguiendo esa idea, les contaré algo que me pasó en la compañía de mi papá.
Yo habría de tener unas cuantas semanas de embarazo, apenas notables, pero todo el tiempo estaba mojada por la idea de tener el fruto de mis travesuras con papá. Empecé a notar que se estaba retractando un poco desde que empezó a volver a estar con mi madre, pero cuando me veía desnuda o revisaba las fotos que le enviaba, rapidamente corría a mi cuarto para dejar salir un poco de presión. incluso, una vez mi madre se me acercó para preguntarme si creía que él estaba viendo a otra, porque muchas veces pasaba todo el día cansado y sin ganas de sexo. Yo le dije que era una cuestión de edad y que no se preocupara, que cuando se casaran todo se iba a arreglar.
Así que cuando quedé embarazada, fue en los días en los que me dio un trabajo en su compañia constructora. Yo era su secretaria y entre varios de sus papeles le dejé el documento del hospital en donde se afirmaba que tenía cuatro semanas de gestación. Yo sólo había ido por una prueba de donadores y resultó que tenía un bebé dentro.
Él, por supuesto, me mandó a llamar de inmediato. Cerré su oficina y lo miré con una sonrisa traviesa. Teníamos la regla de no hacerlo en su oficina por el gran riesgo que eso conllevaba pero él, como si de un director de escuela se tratase, me miró con severidad, se puso de pie y camninó hacia mí. Junto a mi cara puso su cadera, que en ese momento dejaba ver que tenía un enorme bulto. Lo sacó, en estado bastante duro, y lo puso junto a mi cara.
- Hay que mantener nutrido a ese bebé.
Así que lo tomé con mi mano, le di un par de besos en toda su longitud y me lo metí a la boca. Cualquiera pudo haber entrado en ese momento. En esa oficina trabajaban cerca de treinta personas y todos sabían que yo era su hija. Si cualquiera abría la puerta, habría un escándalo enorme como la verga que tenía en la boca, y arruinaría su carrera. Pero eso no me detuvo, de hecho me emocionó. No dejaba de mirarlo mientras entraba y salía y pene de mis labios. mis ojos no se apartaron de los suyos porque le imploraba que me subiera en el escritorio y me la metiera inmediatamente. Mis bragas ya estaban demasiado mojadas por la excitación de tener un hijo de mi padre, pero ahora estaba escurriendo en el forro de piel de su silla. Empecé a meterme un dedo, pero necesitaba más que eso.
Me puse de pie y empecé a besarlo. Lo abrazaba mientras sentía su pene erecto frotándose en mi vientre. Cada vez nos besábamos así me acariciaba una teta, pero en esta ocasión, fue como si me la sujetaba para que no me alejera.
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Debemos esperar, Janis - dijo entre besos.
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No, tú empezaste y ahora me vas a coger. Siéntate… - me acerqué a su oído y le susurré - Papá.
Fue hacia su silla, la gran silla del jefe, esperó a que yo me subiera. No sabía qué pensaba al ir a trabajar ese día con pantalón. Si estaba tan excitada, ¿por qué no fui en falda y sin bragas? tuve que quitarme los zapatos, el pantalón y subirme en la hermosa verga por la que sentía que mi interior se derretía. Entró sin problemas, pero fue doblemente excitante ese día. Quería gritar, gemir, volverme loca y anunciar que la verga que me hizo y que ya me había dado un bebé me había embarazado de nuevo, pero preferí besarlo para mantenerme en silencio. Me agarraba de las tetas mientras nos besabamos y subía y bajaba mi culo. Con cada penetración sentí más ganas de gritar y rápidamente sentí que estaba a punto de venirme.
Lo sujeté del cabello y él apretó mis tetas. Abrí la boca y ambos pusimos los ojos en blanco. Creo que grité o ambos lo hicimos. Seguramente fue un gemido muy fuerte porque los dos nos venimos al mismo tiempo.
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No quieres esperar, ¿verdad? ya quieres hacerme otro niño.
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un hermanito - dijo entre jadeos.
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Eso dices para no sentirte viejo.
Me levanté y me di cuenta de que habíamos dejado la silla llena de sudor y otros fluidos. Me estaba escurriendo semen de mi interior, caía por mis piernas con una sensación de satisfacción que pocas veces había sentido. Era como si hubiese hecho algo aún más loco de lo normal. Eso fue raro porque me cogía a mi padre constantemente, tenía sexo con mis amigas y mi roomie, y a veces con otros familiares o amigos suyos. Pero esta ocasión, en una oficina, con la noticia de un nuevo bebé, tenía algo de especial que superaba todo lo demás.
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Bien, señor Mario... , será mejor que vuelva a mi escritorio. Hablaremos de esto después.
Creo que la gente nos escuchó porque varios desde su escritorio me observaron con curiosidad, perversión y algunos con desaprobación. Pero no me importó, yo estaba por las nubes. Era la persona más feliz del mundo en ese momento. Tenía un coño lleno de leche y un poco más arriba estaban las primeras etapas del segundo bebé que tendríamos.
Ya en casa, con mi madre, me di cuenta que mi papá estaba más cariñoso de lo normal con ella. Hubo un momento en el que yo estaba con mi niña en su habitación y cuando bajé a buscar algo, cualquier cosa, noté que ella estaba inclinada sobre la cadera de mi padre en el sillón, y él miraba al cielo mientras fingía ver televisión. No notaron mi presencia, y me fui rápidamente. Es horrible estar excitada y querer ponerle atención a una niña porque por más que se le quiera dar prioridad, una tiene la mente en otro lado.
Más tarde, esa misma noche, mi padre entró a mi habitación mientras yo leía. Estaba sola. Mi hija dormía en la habitación de al lado y estaba bastante lejos del cuarto de mis padres.
-
¿No crees que te la han mamado mucho hoy? - le dije sonriente, mientras veía cómo se acercaba mucho. La tenía bien parada, se le notaba en el pantalón de su pijama
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Creo que todavía no es suficiente.
Dejé el libro a un lado y abrí la boca. De verdad quería dormir, pero me pareció emocionante que quisiera que se la chupara en ese momento. Le sujeté los huevos mientras entraba y salía su verga de mi boca, y volví a mirarlo. Igual que ocurrió con mi mamá, él miraba al techo mientras gemía por sentir su verga en la boca de su hija. Respiraba fuerte, como si sintiera un gran alivio por chuparsela. Me puso las manos alrededor de la cabeza, y empezó a embestir con un poco más de fuerza, más velocidad para que eyacular más pronto. El ruido me empezó a poner nerviosa por mi mamá, pero seguramente ella ya estaría bien dormida para ese momento. Pero no me importaba, yo estaba demasiado excitada como para preocuparme por ella. Seguramente, si nos llegaba a escuchar, sospecharía de la misma manera que los del trabajo de papá.
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Ay, sí, Janine, ¡sí! - empezó a gritar. - Más lechita para mi niña.
Creo que se refería a mí y no al bebé. Sentí su salado semen siendo disparado por mi garganta, y tuve unas repentinas, pero controlables, ganas de vomitar. Logré aguantar lo suficiente en lo que sacaba su verga de mi boca y sentí cómo me escurría saliva y semen de la cara.
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Perdoname, hija. Es sólo que no puedo con la emoción. Es algo prohibido y también es pecado.
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Pero no fue algo forzado. Fue accidental, eso sí, pero nunca fui obligada a nada. - Me acaricié mi pancita. - Esto todavía es un sueño, y es emocionante que crezca en mi interior.
Ambos nos sonreímos como tontos por un rato. Creo que él trataba de calmarse para no llegar con la respiración agitada a la habitación de mi madre. Con semen en mi boca, limpiandola con la manga de la blusa con la que dormía en ese entonces, pensé en lo bello de mi situación. Creo que por eso, el accidente fue más doloroso de lo normal. Pero no importa. Tuve buenos momentos, y muy buenas cogidas como esa. Y por supuesto, fueron varias.