Nuevas experiencias, sin pelos... en la lengua.

Para variar un poco, decidí hacer unos cambios en mi persona y depilé mi panocha para sorprender a mi novio.

-¿Cómo van tú y Danny? -me preguntó mi amiga Ani mientras se sentaba en el sofá.

-Todo bien, hemos estado un poco ocupados en estos días, pero buscamos la manera de darnos tiempo para estar juntos después de la clases -dije mientras me sentaba a su lado.

-Hacen bonita pareja Deyi, me gusta verlos juntos, hasta te tengo un poco de envidia -dijo mientras me daba una palmaditas en la pierna y sonreía.

-Gracias Ani.

-¿Y ya he tenido relaciones?... ¿Por qué pones esa cara?, es de lo más normal hacerlo con el novio.

Me sonrojé ante su pregunta tan directa, el tema de sexo había sido tabú en mi vida y no los platicaba con amigas, de hecho, no había mucho que platica de mi parte, pero con Ani era diferente, tal vez su manera de ser tan extrovertida me da confianza para poder platicarle acerca de ello.

-Pues sí.

-¿Sí qué?

-Ya lo hicimos.

-¿Y…?¿Te ha gustado?

-Pues fue algo bonito… Nos la pasamos bien.

-¿Hubo sexo oral? ¿Se lo has chupado?

-Nooo... Bueno, la verdad sí. No lo había hecho antes, ha sido mi primera vez.

-Y… ¿él te lo hizo?, hablo de si se comió tu panocha.

-¡Ja, ja, ja!, en serio que no tienes pudor para hablar de esos temas. Sí, se comió “mi panocha” y eso me gustó mucho.

-¡Uy! ¡Qué bien! Nada mejor que se coman la panocha pelona de una. Eso dice mucho, creo que se entienden bien.

-¿Pelona?... ¿Cómo es eso?

-Depilada, sin nada de vello… ¿o es que acaso no te la depilas mujer? -me dijo algo asombrada.

-No creí que fuera algo imperativo depilarse “la panocha”. Lo más que he hecho es depilarme la zona del bikini y eso solo cuando es verano y voy a la playa, aunque luego es incómodo cuando empiezan a salir los vellos de nuevo.

-Bueno, no es que sea “imperativo”, pero ellos lo disfrutan mejor así, a mi novio le encanta vermela así. Siento que se excitan más al verla rasuradita, sin vellos, creo que hasta lo disfrutan mejor al comérsela así. Supongo entonces que se la comió con todo y “pelo”, pobre… Ja, ja, ja.

-No seas así, no te burles. Además él no se quejó cuando me lo hizo.

-Tienes razón, te ofrezco disculpas, pero deberías hacerlo para que lo disfrute mejor. ¿Y si te la depilamos?... Te puedo ayudar con eso. ¿Te parece?

-Mmm, no lo sé.

-Vamos, te la voy a dejar bien bonita. Mira cómo me dejo la mía -y sin nada más que esas palabras, sin aviso alguno, se puso de pie y se bajó su short junto con su bikini y dejo a la vista su vulva depilada ante mi vista atónita.

-Que bien se ve -le dije mientras me sonrojaba.

-Que no te de pena, estamos entre amigas. Mira, tócala -dijo al mismo tiempo que tomaba mi mano y la colocaba sobre su pubis depilado y la deslizaba hacia abajo, quedando sobre su vulva.

-¡Vaya! Que suave se siente -dije mientras frotaba mi mano sobre su “panocha”.

-Ya, tranquila, no la frotes mucho que me la vas a calentar… Ja, ja, ja. Entonces, ¿lo hacemos? -Dijo Ani mientras se acomodaba su bikini estampado con un dibujo plano con palmeras y una playa en colores vibrantes sobre un cielo azul, luego subió su short.

-Ok. Pero no tengo con que depilarme, necesito salir para comprar una máquina de afeitar.

-No te preocupes, lo haremos mañana. Tengo crema depilatoria, es más rápido.

Nos pusimos de acuerdo para el día siguiente, que era jueves. Llego por la tarde, después de la uni, e iniciamos la tarea de depilación de mi “panocha”. Tomé un baño antes de iniciar, salí del baño y cuando entré a la recamara ya me esperaba sentada en la cama.

-Ahora sí, recuéstate y enséñame tu panocha, te la voy a dejar suavecita amiga.

Con un poco de pena me acosté y retiré mi toalla. Ella por su parte hizo todo el procedimiento para depilarme, dejó actuar la crema y luego de un tiempo la retiró, fui a enjuagarme y regresé a la cama. Al final colocó una crema hidratante dándome un masaje en toda la zona que había sido depilada, lo cual me hizo sentir algo extraña. Sentí el calor de su mano al aplicarme la crema, fue algo extraño.

-Ya quedó Deyi. Estas lista para que Danny se coma esa rica panocha. Te ha quedado como trasero de bebe.

-Gracias, te debo una Ani.

-Ya verás cómo se vuelve loco comiéndose tu panochita, no te dejará lugar sin haberlo probado con la lengua.

La tarde transcurrió de manera normal, Ani se fue ya entrada la noche. Me dispuse a descansar para el día siguiente, pero tuve una noche llena de sueños inquietantes, soñé con Danny, con lo que estaría haciendo al día siguiente, pero igual estuve soñando con Ani, lo que me resultó raro pero agradable.

Llegó el viernes y mis ganas de estar con él eran muchas, extrañaba sus caricias, me mojaba mis braguitas cada que me imaginaba ser penetrada por su miembro, podía imaginármela dura, llena de venas y brillosa por el líquido que emanaba de su punta. Ese día me vestí de manera llamativa, opté por usar un vestido corto, ajustado y de color gris claro, busqué en mi cómoda una braguita color lila hecha de encaje elástico con unos detalles en negro, la cual tenía un pequeño moño en la parte de delantera en color negro que me parecía sexy, el sostén que me puse era igual de color lila con detalles en el borde de color negro, iba decidida a comerme ese gran paquete.

-¡Hola, amor! -le dije mientras lo abrazaba y lo acercaba a mi cuerpo para darle un beso en sus labios.

-Hola -dijo sin mucho ánimo-, ¿cómo estás?

-Estoy bien, pero parece que a ti te ha ido mal. ¿Mucha tarea?

-Sí, la verdad estamos saturados de muchas tareas. Pareciera que todos los maestros se han puesto de acuerdo para cargarnos la mano. Me siento estresado y aún me queda mucho por hacer este fin de semana.

-Necesitas un masaje para que te desestreses. ¿Quieres que te de uno? -le dije mientras caminábamos a la cafetería de la universidad.

-Eso me gustaría mucho.

Fuimos a la cafetería, que a esa hora del día estaba vacía. Hice que se sentara en una banca de madera que estaba cerca de unos arbustos que la escondían a medias, era un buen lugar para estar solos. Me coloqué por detrás de él, empecé a frotar sus hombros suavemente. Miré por todos lados para comprobar si estábamos solos y no ví a nadie, lo que era muy común a esa hora y que resultaba conveniente para mis planes.

-¿Te gusta amor? -le dije frotando sus hombros con más fuerza.

-Sí, la verdad que sí. Me hacía falta.

Me pasé hacia delante y le sonreí. Me puse de cuclillas frente a él, acomodé mi vestido para poder abrir un poco las piernas y que mi braguita quedará a su vista, empecé a tocar su miembro por encima de su pantalón de mezclilla.

-¿Qué haces mi amor? Nos pueden ver.

-No lo creo, nadie se acerca por aquí a estas hora -le dije mientras le guiñaba un ojo y le bajaba la cremallera de su pantalón y seguidamente abría su bóxer, de donde saqué su miembro aun flácido. Lo tomé entre mis manos y comencé a acariciarla y a humedecerla con mi boca y con mi lengua, podía sentir como iba poniéndose dura con cada chupada que le daba, eso me excitaba mucho. Después de varias chupadas pude hacer que se pusiera como me gusta, dura y mojada. Lo miraba a los ojos cada vez que me la metía a la boca y trataba de meterla toda, pero aún no podía hacerlo sin atragantarme, tendría que mejorar en ello. Me tomó por mi cabeza y me jalaba hacia su entrepierna para que me entrará todo su verga, pero al hacerlo sentía que me ahogaba y la sacaba llena de hilos de mi saliva.

-¡Qué rica mamada me estás dando amor!... No pares amor… ¡Oh sí!  ¡Aaah! Cómetela, mi amor.

-¿Te gusta que me como te la estoy comiendo mi amor? -le dije sonriendo pícaramente.

-Sí amor, me gusta que te la comas toda. No te detengas.

Abrí un poco más mis piernas y con una mano empecé a jugar con mi vulva por encima de mi braguita, la cual ya había comenzado a mojarse de lo excitada que estaba.

-Me gusta qué te toques así, eso me prende amor. No te detengas, sigue comiéndotela... ¡Aah! ¡Que rico amor! ¿Me dejas tocarla?

Me levanté y me subí en la banca para quedar agachada hacia su verga, de tal manera que seguí chupándola mientras él tocaba mi vulva por debajo. Sentí como sus dedos apartaron mi braguita a un lado y metió un dedo para comenzar a acariciar mis labios, luego tocó mi clítoris y comenzó a humedecerlo con los líquidos que salían de mi vagina.

-Si amor, tócame así -le decía mientras acariciaba su verga de arriba hacia abajo con mi lengua y terminaba dándole unos besos en la punta para de nuevo ir hacia abajo y acariciarlas sus bolas con mis manos.

-Te la has afeitado mi amor, que rica se siente tu conchita. Que mojada te has puesto, me quiero comer ese rajadita amor, debe de estar bien calientita -dijo mientras metía sus dedos en mi vagina, la cual ya pedía ser penetrada por su enorme verga.

Él era mi primer pareja, así que todo lo que con haciamos era nuevo para mí. Sentir sus dedos tocando mi vulva completa era algo de lo más delicioso, cada caricia que me hacía me volvía loca, el deseo de más era a algo inevitable.

Mientras él metía sus dedos en mi vagina y yo sé la chupa, hubo un momento fugaz en el que creí ver a alguien escondido en los arbustos próximos al lugar en donde estábamos, pero después de mirar varias veces no ví nada, así que ya no le dí importancia y seguí en mi tarea de comerme esa deliciosa verga. La idea de ser observados me excito al igual que me asustó, aunque el miedo se fue disipando a medida que me dejaba llevar por el deseo de ser penetrada, imaginaba mi vagina dilatada por la repetida entrada y salida de la verga de mi novio, eso me seguía calentando aun más.

Estaba sumida en mis pensamientos mientras aún se la chupaba que no me percaté que él se disponía a sacar su leche, solo me percaté cuenta cuando él me tomó por la cabeza para que no me la sacara de la boca y entonces sentí el chorro de leche que salía disparado al fondo de mi garganta y que llenaba mi boca, saliéndose una buena parte por la comisura de mis labios.

-¡Aah! ¡ Que rica mamada me has dado amor!... ¡Aah!

Nunca me había tragado semen, pero en la calentura del momento me tragué su leche, la cual me supo rica por alguna razón que no sé explicar.

-¡Ay, amor! ¿Por qué te has venido tan rápido? - dije un poco decepcionada después de que me la sacara de la boca y me limpiara los labios.

-Lo siento amor, es que me excitaste demasiado y no pude contenerlo.

Tomé de nuevo su verga entre mis manos y empecé a limpiársela con mi lengua y boca, eso lo puso más caliente aún.

-¡Que rico mi amor!... ¡Eres divina!

Terminé de limpiarla con la lengua y no sé bien por qué me quité mi braguita y con ella limpié los restos de semen y saliva que quedaban en su verga, se la acomodé de nuevo dentro del boxer y él cerró la cremallera su pantalón. Bajé y acomodé mi vestido, guardé mi braguita mojada en mi bolso y nos dirigimos a mi departamento a seguir lo que había empezado. Íbamos tomados de la mano mientras caminaba sin nada de ropa interior, eso de alguna manera me excitaba y me hacía pensar en miles de cosas.

Llegamos al departamento, entramos y cerré con seguro. El me tomó por la cintura y me llevó a la sala en donde me ayudó a quitarme el vestido, hizo que me agachara sobre el sofá y se colocó detrás de mí y comenzó a comerse mi vulva.

-¡Sí amor, cómeme mi cosita! -le dije mientras trataba de quitarme el sostén.

Sentí como metía su lengua en cada uno de mis rincones más íntimos. Me incliné aun más para que pudiese comerme toda mi vulva. Sentí su lengua detenerse en mi clítoris para luego chuparlo, metió un par de dedos en mi vagina que ya pedía a gritos ser penetrada.

-¡Que rica está tu vagina mi amor, está bien mojada!

Tomó su verga y dió un par de golpes con ella en mi trasero y luego la llevó a la entrada de mi vagina en donde la fue metiendo despacio dentro de mí. En cada vaivén de su cuerpo, fue aumentando la velocidad y fuerza con que movía su cadera, eso me enloquecía, pues sentía que con cada estocada en mi vagina ésta se dilataba más para poder seguir recibiendo su verga dentro de mí.

-¡Aaaah! Sí mi amor, métemela toda, así papi… ¡Sí papi!... ¡Aaaah!

-Que rica estas, quiero que sientas como me tienes amor.

-¡Sí papi!... Métemela por favor… sigue así -le decía mientras sentía sus manos se aferradas a mis caderas, por donde me sujetaba, para jalarme hacia él y poder penetrarme con fuerza.

Cada estocada que daba a mi vagina me encendía cada vez más, proporcionándome un placer indescriptible. Solo esperaba que me la siguiera clavando hasta el fondo y poder seguir embelesada.

-Me gusta que te pongas así, me enciende verte caliente solo para mí.

-¡Sí papi!... cógeme rico, no te detengas… ¡Ay! ¡Aaaah!... ¡Sí papi! -eran las pocas palabras que podía pronunciar al estar unida a él mediante su verga.

Sacó toda su verga de mis vagina y luego fue sentarse al sofá mientras se acariciaba la punta y me invitaba a sentarme en ella. Le dí la espalda y abrí mis piernas para poder sentarme a horcajadas en esa deliciosa verga que me llamaba apara seguir siendo penetrada, la tomé con una mano y la dirigía a la entrada de vagina y de una sola sentada la desaparecí dejando escapar un gemido de placer.

¡Aaaah!... ¡Que rica está mi amor! ¡Sí papi! ¡Aaaah!

-Dale cariño, ensártate sola.

Comencé a dar sentones mientras estaba siendo ensartada por su verga tan deliciosa, sentía cada una de sus entradas, controlaba todo el acto y eso me excitaba mucho. Mis pechos, aunque pequeños, brincaban extasiados al compas de mis sentones. Mis pezones estaban duros y bien parados, el los tomó y suavemente los apretó, con lo que solo consiguió que acelerara mis movimientos. Me detuve por un momento y moví mi trasero hacia delante y atrás sobre su pubis tratando de meterla más, luego continué brincando sobre su verga.

-¡Ay, amor, me tienes bien caliente! -le dije sin detenerme.

Me tomó por la cintura para levantarme y sacármela, luego con sus dedos comenzó a acariciar mi clítoris haciendo unos movimientos circulares y dando unos golpecitos en mis labios. Metió sus dedos en mi vagina y me masturbo tan rico que en un momento hizo que me saliera una chorro de líquidos de mi vulva mojándole las piernas por completo.

-¡Siií mi amor! ¡Aaaah!... ¡Que rico! -le dije mientras seguían saliendo chorros de líquido.

-Que rico te has venido, ahora te voy a dar mi leche amor.

Me acomodó de nuevo en el sofá y se colocó tras mío, metió de nuevo su verga en mi vagina y empezó a penetrarme con mucha fuerza. Jalaba mis caderas hacia él para poder mertela toda, a lo cual respondía con gemidos y pequeños gritos de placer.

-¡Sí papi! ¡Aaaah!... ¡Ay! No te detengas, sigue así… ¡Sí ¡Aaaah!

-Voy a llenarte esa conchita de mi leche.

-¡Sí papi, lléname de leche… lléname toda de leche!

Me siguió clavando su verga más rápido; me comenzaba a doler la cadera por la forma en que me tenía agarrada, pero eso no me importaba, quería que siguiera penetrando mi vagina. Mi vulva y mi vagina estaban hinchadas de tan excitada que me encontraba.

-Que rico culito tiene mi amor.

-Es tuyo papi… solo tuyo. ¡Aaaah! ¡Sí papi! ¡Ay, que rica verga tienes! ¡Está rica papi! ¡Ay!

De repente sentí que se detuvo de golpe en sus acometidas, me llevó hacia su cuerpo y descargo todo su semen dentro de mí.

-¡Siiií! ¡Aaaaaah!... ¡Que rico!

-Lléname papi, no la saques hasta que acabes -le dije mientras miraba su cara extasiada.

Su semen me llenaba por completo y me hacia sentir feliz por haber sido penetrada por él, la sensación de su verga eyaculando dentro de mí me daba una satisfacción increíble. Terminó de sacar su semen y retiró su verga de mi interior, me día la vuelta y me bajé del sofá para quedar frente a él y comencé a chuparla una vez más. No quería que cayera ni una sola gota de esa leche tan rica.

-Si mami, chúpala, no dejes nada.

Pasé mi lengua por toda la curvatura de su pene, podía sentir las venas que la rodeaban. Se la estaba acariciando con mis manos en un movimiento repetitivo, jalándosela de la punta a la base de su verga, mientras, comencé a darle besos en sus bolas y una que otra chupada.

-¡Que rico!... Sigue así amor.

En ello estaba cuando sentí que empezó a escurrir de mi vagina la leche que acababa de dejar dentro de mí.

-Mira, se me está saliendo la leche amor -le dije mientras con una mano la recogía para llevarla a mi boca y tragarla. Salió un poco más y repetí lo mismo.

-Eres lo máximoa cariño.

Me levanté y lo abracé con todo mis ser y me uní a él en un beso que se me hizo eterno. Mi cuerpo estaba cansado por lo que había pasado, pero también estaba satisfecho al igual que mi vagina, la cual había recibido lo que tanto deseaba… una rica verga que la llenara.

Gracias por leerme chic@s.

Besos a todos. Hasta mi próximo relatos amig@s.