Nuevas experiencias en pareja (parte 2)

Continuación del relato anterior. Un trío con mi novio y mi mejor amigo

En la oscuridad pude divisar bastante mal dos siluetas que se acercaban a mí y se acostaban en mi cama, dos manos diferentes comenzaron a tocar mi polla. Creía que iba a reventar, lo habíamos conseguido, tenía a mi mejor amigo y mi novio en mi cama y los dos iban a probar mi polla dentro de su culo, o ¿quizás yo sería follado por mi amigo como hace tiempo?

Decidí cerrar los ojos y dejar que ellos tomaran la iniciativa en todo. Noté como una de las manos desapareció de mi rabo, siendo sustituida por una húmeda lengua, que empezó a moverse en círculos por mi capullo. Seguidamente pude comprobar como esa boca tragaba mis 17 cm sin ni siquiera oponer resistencia. Era una mamada excepcional, con un tempo entre adagio y andante, que provocaba en mi cuerpo un confort inigualable.

Unos labios carnosos comenzaron a subir desde la cadera, pasando por mi abdomen y deteniéndose en mis pezones, mordiéndolos suavemente al principio, pero a medida que el tiempo pasaba, la intensidad era cada vez mayor.

Siempre me había gustado un poco de dolor, pero sin excederse, solo lo suficiente para propiciarme placer.

De repente, me agarraron el mentón con firmeza y mis labios se unieron con otros, fundiéndonos en un beso lento a la par que apasionado.

-Esto no ha hecho nada más que empezar, ahora vuelvo- susurró Alberto en mi oído (excitándome aún más, si es que podía ocurrir algo así)

Oí como mi amigo salía del dormitorio, en dirección al cuarto de baño, abrió el grifo y cerró la puerta.

Jorge seguía con su cabeza entre mis piernas. Además, en ese momento, comenzó a rozar mi polla en su cara, pasándola primero por una mejilla y luego la otra. Su barba de tres días, punzaba en mi rabo, haciéndome encoger rápidamente.

Decidí apartarlo de mí, a pesar de que la sensación no me parecía nada desagradable, pero tenía ganas de besarlo. Lo habíamos conseguido, Alberto era nuestro por una noche, estaba deseando que volviera del baño para continuar con nuestra aventura.

Cuando este regresó, Jorge y yo estábamos haciendo un 69. La polla de mi novio expulsaba cantidades industriales de líquido pre-seminal-me encantaba ese sabor a macho, un sabor entre dulce y ácido que me ponía muy cerdo

Quiero que los dos os echéis boca arriba en la cama y dejéis que lleve el control- dijo Alberto con un tono de voz transmitiendo autoridad.

A pesar de que siempre me había gustado mandar en el sexo, aquella noche era diferente, me había propuesto disfrutar al máximo, y si él quería llevar el control, lo permitiría, pero no por mucho tiempo.

A continuación, Alberto pegó un trago de agua de un vaso que había en la mesita y pude ver a través de poca luz que entraba como su cabeza se dirigía hacia la polla de Jorge. Este comenzó a gemir primero muy suave, pero cada vez de manera más intensa.

Me besaba con fuerza, con más ganas de lo habitual, se notaba claramente que estaba disfrutando tanto como yo de la experiencia.

Alberto abandonó el cuerpo de mi novio para trasladarse al mío, entonces fue cuando entendí los gemidos que este emitía.

En el interior de su boca se encontraba una cantidad de agua fría, que, al entrar en contacto con mi polla, me llevaba a la locura. Hacía tiempo que no sentía algo así, todo mi cuerpo se erizó de inmediato. No quería que se acabara nunca, su boca subía y bajaba primero despacio, pero enseguida alcanzó un ritmo bastante fuerte, provocando que casi me corriera, por lo que tuvo que volver a mamársela a Jorge, mientras yo decidí devolverle el favor.

De las tres pollas que había en la habitación esa noche, la de Alberto era espectacular, 21 cm, con un grosor ideal, tanto para saborearla como para introducírsela dentro. Además, no estaba circuncidado, por lo que, al masturbarle, pude apreciar el particular sabor de su precum.

Los tres estábamos en éxtasis. Tras unos minutos en calma, mi novio comenzó a hacerme una mamada como la que me había hecho mi amigo, con agua fría. Era una sensación inigualable, el contraste de temperatura me volvía loco. Continuamos un buen rato mamando rabo a tope, nadie hablaba, en mi dormitorio sólo se escuchaban nuestras bocas entrando y saliendo, y alguna que otra arcada por mi parte producida por el gran rabo de mi amigo. Era imposible no atragantarse con esa polla…

A ver chicos, -dije entre murmullos- quien quiere que le coma el c… no me dio tiempo a terminar la frase y tenía el culo depilado de mi amigo en mi boca esperando ser devorado.

Empecé suavemente, pasando mi lengua por todo el orificio anal. La movía en círculos, con ansia, me encantaba comerle el culo. Posteriormente fui metiendo poco a poco mi lengua dentro, mientras este comenzaba a gemir cada vez más y más alto. A la vez que introducía mi lengua, fui metiendo también el dedo índice para dilatarlo. Alberto estaba gozando, quería más. Con su mano agarro la mía e introdujo un par de dedos más.

¡Que facilidad tenía para dilatarse!, estaba súper cachondo.

Alberto: Jorge, quiero que pongas tu culo en mi boca ya, ponte a cuatro patas delante de mí que voy a comerte entero, Pero antes de eso, enciende la lámpara de la mesita, quiero veros, nunca he hecho algo así y no quiero que se me escape nada.

Jorge encendió la lámpara y una luz tenue se abrió, dejando a la vista nuestros cuerpos desnudos. Mientras mi novio colocaba su culo en la boca de mi amigo, yo seguía comiéndole el culo a Alberto.

Ahora los dos gemían, a cada cual más. La escena era muy erótica. Comencé a masturbarme mientras mi lengua iba desde el culo de Alberto hasta los huevos. De arriba abajo, rápidamente.

Saqué los dedos de su culo y abrí el cajón de la mesita para coger un plug que guardaba en ella y, tras lubricarlo torpemente, comencé a insertárselo a este.

Jorge: me tenéis muy cerdo cabrones, me encanta esa lengua entrando en mi culo, estoy deseando que me folles

Con el plug ya dentro Alberto retiró su boca del culo de Jorge y nos dijo:

Alberto: quiero que juntéis vuestros rabos y mamaros a la vez. Voy a dejaros bien lubricaditos.

Obedecimos enseguida. Mientras mi amigo volvía a mamarnos, Jorge y yo nos morreábamos pero bien, cada vez estábamos más cerdos. Siempre nos había encantado recrearnos en los preliminares, y tras un rato disfrutando, tocaba comernos juntos ese gran pollón.

Jorge se lo introdujo entero en la boca, no tuvo ni la más mínima arcada, no me explicaba como lo hacía, subía y bajaba muy deprisa, pegándole una mamada magistral a Alberto. Yo me dedicaba a lamerle bien los huevos y de vez en cuando subía hacia arriba, encontrándome así con la boca de mi novio y morreándole.

Nuestras lenguas se juntaban en el glande de esa polla, pero Jorge era muy egoísta y la quería para él solo, por lo que decidí subir y morrearme con mi amigo mientras veía como su polla aparecía y desaparecía de la boca de mi novio.

Cuando Jorge se cansó de mamar, subió hasta nuestra altura y nos besamos los 3. En ese momento retiré con fuerza el plug del culo de Alberto, produciendo en este un gemido bastante intenso.

Venga tio, date la vuelta que quiero comer más culo. –le dije a este a la vez que metía de nuevo su boca en el culo de Jorge.

Alberto: quiero que me folles ya, cuando vas a meterm…

Al igual que él no pudo esperar para que yo le comiera el culo, yo no pude esperar a introducirle mi rabo a pelo.

¿ah pero así andamos? Vale, entonces por mi perfecto- dijo Alberto mientras introducía de golpe su polla en el interior del culo de mi novio.

Escuché como Jorge se quejaba, totalmente normal… Esa polla descomunal entrando su culo no debió ser precisamente placentera al principio. Pero este dilató muy rápido, porque enseguida mi amigo comenzó a pegarle unas embestidas, clavándole su polla hasta bien dentro, dejando a la vista los huevos pegados al culo.

Jorge: dioooooooooooooos que follada me estas pegando, sigue así cabrón, métemela hasta el fondo, quiero notar tus huevos pegando fuerte en mi culo

Alberto también se lo pasaba muy bien, estaba follándose a Jorge a destajo y siendo follado por mí, a un ritmo bastante elevado. Los tres estábamos gimiendo como perros en celo.

Seguimos en esa postura durante un largo rato, pero yo quería probar otra cosa. Saqué mi polla del culo de Alberto, para apartarle a él de Jorge y clavársela yo.

Yo: quiero que se la chupes a mi novio, mientras yo me corro en su culo disfrutando las vistas.

Acto y seguido, Alberto se agachó y se metió la polla de Jorge en la boca y comencé a follarmelo muy deprisa a la par que fuerte, provocando que este gritara de dolor y placer. Acabé enseguida dejando su culo inundado con mi lefa. Podía ver como esta escurría en las sábanas, dejando un cerco transparente como huella.

Yo: te toca terminar, te lo he dejado listo y bien calentito

Me tumbé bocarriba en la cama viendo como mi amigo se introducía de nuevo en el culo de mi novio y comenzaba a follarselo

Alberto: ¡dios!, ¿como se nota tu lefa dentro no? Así yo no aguanto mucho eh…

Jorge: ¡quiero que me folles a tope! ¡vamos, pégame una buena follada!

A un ritmo frenético, la cara de Jorge estaba desencajada. El sonido de los huevos de Alberto rebotaba por toda la habitación

ME CORROO- dijo Alberto súper excitado

Córrete dentro, préñame-  susurró entrecortado Jorge

El ritmo fue descendiendo progresivamente y supe que mi amigo había soltado toda su leche en el interior.

Alberto y yo juntamos nuestras caras y nos pusimos frente a Jorge para que éste terminara en ellas. No tardó ni 2 segundos en llenarnos de leche calentita.

La saboreamos y juntamos nuestras bocas con la de Jorge para acabar con un morreo.

Alberto: ¡Ha sido flipante, mi primer trío y ya quiero repetir!

Jorge: bueno ya se verá, tampoco ha sido para tanto… ¡que es broma!

Nos metimos los 3 en la ducha y después de esto cada uno se fue a su habitación. Ya era de día, habíamos estado follando durante horas…