Nuevas experiencias

Él llega a casa con ganas de disfrutar del cuerpo de ella. Mas esta tiene unos planes muy distintos.

Ella con su cuerpo escultural se exhibía sin problemas delante de él. Sabía que le tenía dominado. Era suyo el poder.

Por eso, orgullosa, altiva y escasamente vestida, se dedicaba a azotar sus partes íntimas con la fusta de cuero. Si, le encantaba ver la marca roja sobre sus huevos. Sin piedad, sin buscar complacerle a él, solo saciar su curiosidad.

Por eso, él, que había acudido a ella desesperado, caliente y hormonado. Ahora se encontraba sentado, desnudo y con una enorme polla de goma dentro de su estrecho culo.

Su cara había sido un poema cuando ella le había indicado, con su escaso tamaño que ahora era su ama y que quería que se partiera el culo por satisfacer su diversión.

El quizás había esperado una sesión de sexo desenfrenado, follarla hasta acabar los dos sudorosos y agotados... Pero no, los planes eran muy distintos y el seria el sucumbido.

-Sabes, siempre he querido follarte. Ver que se siente al tener el poder...

Sus palabras eran claras, quería que el entendiera que no estaba en situación de reprochar. Solo podía obedecer. Así que se acerco con el paso lento que emplean aquellos que saben que nada puede salir mal y agarro con fuerza sus huevos buscando sentir como se retorcía para que ella adelantara, con la tortura, alguna caricia a su palpitante miembro.

Pero, se equivocaba. Todo lo que consiguió fue que ella le agarrara del pelo y tirara de él para abajo.

- me la vas a comer hasta atragantarte

Sus palabras fueron acompañadas de un ligero movimiento que dejo al descubierto el strap que decoraba sus caderas.

Sin previo aviso estampó el miembro de plástico contra su boca y le obligo a chuparlo.

- te haré todo lo que tú me haces

Era una velada amenaza, el se estremeció. Podía sentir bombear a toda prisa su corazón. Las arcadas debido a la fuerza de las embestidas y la saliva resbalando fuera de su boca.

Estaba caliente, muy caliente. Aquella situación le había pillado desprevenido y eso hacía que la adrenalina inundara aun mas rápido su cuerpo.

Quería dejarse llevar por aquella pequeña mujer. Sentir que podía salir de la realidad aunque solo fuera por un rato.

Cuando ella vio como su joven esclavo comenzaba a gotear saco el miembro de la boca y le miro sonriente.

-ahora quiero que te folles tu solo.

El abrió los ojos con fuerza, una cosa era meterse un consolador y quedarse quieto, sentado y otra muy distinta tener que follarse así mismo en una silla delante de ella.

La miro buscando quizás que se apiadara, pero todo lo que encontró fue una mirada de puro deseo.

Con cierta vergüenza comenzó a moverse de arriba abajo con lentitud, su cuerpo temblaba al sentir el consolador entrando y saliendo. Su miembro palpitaba con fuerza y los gemidos no tardaron en salir de sus labios.

Estaba muy excitado, pero a la vez aquella situación le avergonzaba. Porque quería verle así? Ella sin embargo estaba disfrutando de las vistas. Saboreando el poder que sentía. Excitándose con las vistas.

- te das cuenta de que haces el mismo movimiento que yo?

Murmuró con lascivia mientras colocaba las manos en sus hombros y le hacía bajar para meterse aquel consolador entero.

- mira como estas... Chorreando. Quizás deba recompensarte no crees?

Con aquellas palabras se sentó encima de él... Introduciendo su miembro en su ya chorreante coño. Ambos gimieron a la vez. Ella de placer al sentir por fin su cuerpo lleno y el caliente y con el morbo invadiendo cada cm de su cuerpo.

Sentía el consolador en su culo, su cuerpo tenso por el intruso, pidiendo más de aquel roce que con ligereza estimulaba su punto g y a la vez sentir como su miembro se empapa de los jugos de ella.

Verla subir y bajar gimiendo descontrolada, sintiendo la presión de sus músculos, el placer invadiendo cada parte de él. A ese ritmo no duraría mucho más, por eso la agarro de la cintura y acelero las embestidas buscando hundirse todo lo posible en su interior.

-Vente... Vente para mí.

Gritó ella cuando su cuerpo comenzó a temblar con cada embestida. Y así... Cada uno lleno a su manera, chorreando y sudorosos se corrieron.