Nuevas experiencias 4
Los acontecimientos se le están yendo de las manos al matrimonio, sobre todo a él, las dudas comienzan a pasarle factura.
Al marchar Nuria hacia su casa, Carlos se quedó con Laura, estaba aún conmocionado con lo que había visto, era incapaz de borrar esas imágenes que lo estaban atormentando.
Laura viendo la situación en que se encontraba, trató de animarlo:
-Vamos a tomar algo a otro sitio, seguro que te hace bien, después te acompaño a casa.
-Me encuentro fatal, es que por mi culpa casi te violan a ti, no me lo podría perdonar, si hubiese sucedido.
-Ya pasó todo, no te martirices, lo que tienes que hacer es tomar algo fuerte y después mañana es otro día, como le dijiste a Nuria.
-Es que no me apetece ir a ningún bar, pero a casa tampoco, no podría enfrentarme a Nuria en estos momentos, lo mejor es que me lleves a un hotel a pasar la noche y mañana cojo un taxi y me voy a casa.
Laura no quería separase de él, lo veía tan angustiado que llevarlo a un hotel y dejarlo solo, no creía que fuera una buena solución, así que, aunque fuese una locura y un riesgo, lo hizo subir al coche y lo llevó a su casa, su marido y los niños estaban en el pueblo con los abuelos y ella se reuniría unos días después cuando empezasen sus vacaciones.
Carlos iba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que estaban en su casa hasta verse dentro.
-Pero esto no es un hotel, ¿Dónde me trajiste?
-Aquí estaremos mejor, es mi casa y ya ves que no hay nadie, no quise dejarte solo en un hotel, prefiero estar contigo para que no te comas tanto la cabeza.
Carlos que parecía tomar conciencia de la situación,
-Pero si se entera Ramón se va a enfadar, y no me parece mal.
-No te preocupes que no se va a enterar, pasa y ponte cómodo, ¿Qué quieres tomar?
-Cualquier cosa me vale.
Estaban con la primera copa, y suena el teléfono de Carlos, mira quien llama y al ver que es su mujer, le cuelga.
-Quien te llama, pregunta Laura.
-Nadie, es Nuria, pero ya se le pasará, últimamente no me necesita mucho.
El teléfono vuelve a sonar varias veces, pero ni lo mira, al final lo apaga.
Al poco suena el teléfono de Laura, lo mira y ve que vuelve a ser Nuria, no sabe qué hacer, mira a Carlos y le enseña la llamada, éste le dice que cuelgue, que no pierda el tiempo ahora, ya tendrán ocasión de hablar.
Llevaban como media hora sentados en el sofá, tomando una copa, cuando vuelve a sonar el teléfono de Laura,
-Déjalo sonar, no le hagas caso, será la pesada de mi mujer, ya le vale, podría acostarse y esperar a mañana, solo quiere molestar a todo el mundo.
Laura, a pesar de Carlos, lo mira y esta vez ve que es Luisa, se queda parada y se lo comenta a su acompañante que le vuelve a decir que no le haga caso, que seguramente se enteró de lo del Oasis y quiere saber su versión; así que decide rechazar la llamada.
Al cabo de unas horas ya se habían tomado varias copas y Laura estaba recostada contra Carlos, acariciándole el pelo; él se dejaba hacer, se volvió hacia ella y la vio tan dulce y cariñosa que no se pudo contener y la besó suavemente en la cara,
-Gracias Laura, me estás ayudando mucho a pasar este mal trago, además cuando te vi tumbada en manos de aquel rufián, creí enloquecer y fue cuando pude reaccionar.
Laura al escucharlo, se ruborizó, pero lo que hizo fue cogerle la cabeza entre sus manos y besarlo suavemente en la boca. Él se dejó hacer e incluso colaboró en el beso, pero enseguida se dio cuenta de lo que estaban haciendo y la soltó.
-Lo siento, no sé qué me ha pasado, será mejor que me vaya.
-De ninguna manera, yo lo estaba deseando desde que te conocí, pero no me atrevía hacerlo.
Carlos volvió a sentarse, estaba preocupado, desde que salía con su mujer, nunca había besado a ninguna otra.
Laura se volvió a recostar contra él y le dijo:
-Déjate llevar, lo hemos pasado mal, pero ahora que estamos bien, vamos aprovechar el tiempo.
Esta vez fue ella la que lo besó, siendo correspondido por él, luego le desabotonó la camisa y comenzó a besarle el pecho, fue bajando hasta llegar al pantalón e intentó desabrocharlo, pero ahí la detuvo.
-Para, esto no está bien, estamos los dos casados y Ramón no se merece esto.
-Ramón y Nuria no se van a enterar, seguramente están bien y nosotros hemos pasado duros momentos, así que déjate llevar por una vez en la vida y disfrutemos del momento.
Carlos estaba aturdido, nunca se había visto en una situación como esta, y hasta ese día nunca se hubiese quedado solo con una mujer que no fuese su esposa, pero todo lo sucedido en las últimas horas le tenía descolocado y en ese momento volvieron a su mente las imágenes de su mujer desnuda y dispuesta a ser follada por dos sinvergüenzas, así que se relajó y cogiendo de nuevo la cabeza de Laura la llevó a su regazo, ella aprovechó su confusión para desabrochar el pantalón y sacar su pene; se quedó asombrada del tamaño, desde luego no era medida estándar, tenía un tamaño considerable, que suerte tenía Nuria y aun así había decidido hacer el tonto con otros; se lo llevó a la boca con delicadeza y empezó a chuparlo, al mismo tiempo que lo pajeaba con la mano; Carlos debido al placer que sentía, le apretaba cada vez más la cabeza hacia su pene, teniendo ella que detenerse para poder respirar, pero enseguida lo volvía a meter en la boca tragándolo casi todo, cuando creyó que Carlos estaba a punto de correrse, se levantó, se sacó la braga y se sentó encima de él, introduciéndose el pene hasta el fondo, lanzando un grito de placer al sentirla en lo más profundo de su vagina; él, totalmente fuera de sí, dejó de pensar y pasó a ser parte activa, le bajó el vestido de los hombros y soltándole el sujetador dejó sus pechos libres y comenzó a besarlos, se podía oír el chupeteo de los pechos, los suspiros de Laura y el chof chof del golpeo del pene en la vagina, así estuvieron unos minutos hasta que ella lanzó un grito en señal de que se estaba corriendo, y él la siguió con fuertes gruñidos mientras descargaba su semen en el interior de ella; cuando acabaron, se quedaron abrazados un rato, luego se besaron y se separaron con cuidado para no manchar el sofá, ya que chorros de semen bajaban por las piernas de ella; se fue a limpiar y trajo una toallita para él, luego se besaron y quedaron abrazados en el sofá sin decirse palabra alguna.
A eso de las diez de la mañana se despertó Carlos, con sorpresa vio a Laura abrazada a él, así que la apartó muy despacito hasta acostarla en el sofá, en ese momento ella abrió los ojos y una sonrisa salió de su boca, estiró los brazos e hizo que él se arrodillase a su lado y se besaron nuevamente.
-Esto que acabamos de hacer ha sido una locura, se nos fue la cabeza completamente, voy a ducharme e irme para casa, lo siento Laura; Carlos ahora se sentía mal, muy mal, acababa de empeorar una noche aciaga.
-No te martirices, por favor, los dos nos hemos dejado llevar por las circunstancias, en ningún momento quisimos hacer daño a nadie.
-Ya, pero se lo vamos hacer, tú eres una mujer maravillosa y no te voy echar la culpa de nada, pero nos hemos portado muy mal, sobre todo con tu marido, Ramón no se merecía esto.
-Carlos, aunque lo que hicimos no estuviera bien, yo no me arrepiento de nada, ha sido un momento maravilloso y te quedaré agradecida siempre.
-Muchas gracias Laura, yo tampoco olvidaré estos dulces momentos que me diste.
Ella con lágrimas en los ojos le contestó:
-Yo tampoco podré olvidarte, me gustaría repetir, pero sé que, de momento, es imposible, así que arregla lo tuyo con Nuria, sé que la quieres mucho y mereces ser feliz.
La casa de Laura estaba a unos quince minutos de la suya, así que decidió ir andando, encendió su móvil y vio que había un montón de llamadas, eso le preocupó, a ver si a su mujer le había pasado algo malo y mientras, él disfrutando con su amiga.
Nuria estaba en el coche esperando los resultados del control, su cabeza no paraba de funcionar, como había podido cometer semejante error; ella amaba a su esposo, si lo perdía se volvería loca, tenía que hablar con él, pero no sabía cómo explicarle lo sucedido, por mucho que pensaba no encontraba explicación a sus actos.
-Señorita, tiene que bajarse del coche, le dijo un guardia.
En cuanto se bajó le explicaron la situación:
-Ha dado usted consumo de drogas, en concreto Éxtasis.
Nuria al oírlo se quedó anonadada, eso tenía que ser un error, no había tomado drogas en su vida.
-Disculpen, nunca he tomado drogas en mi vida, ni siquiera he fumado nunca, tiene que ser un error, por favor, compruébenlo de nuevo.
-Señorita, no hay lugar a dudas, los resultados son contundentes, así que lo mejor es que llame a alguien para que vengan a buscarla, ya que Vd. no puede conducir.
Estas palabras le cayeron como un jarro de agua fría, pero que más le podía ocurrir esa noche, entonces llamó a su marido, pero éste no le atendió la llamada y después de hacerlo varias veces le salió una voz diciéndole de que estaba apagado o fuera de cobertura.
Se encontraba completamente sola, su marido no atendía el teléfono, sus padres no estaban en casa, llamó a Laura, pero tampoco contestó, entonces se derrumbó y rompió a llorar; un número de la Guardia Civil, se compadeció de ella y se acercó:
-Tranquila señorita, no se ponga nerviosa, denos el número a quien quiera llamar y nosotros lo haremos.
Estos contactaron con Luisa y apareció en unos minutos, en cuanto llegó Nuria se echó en sus brazos y entre sollozos le explicó lo acontecido; en cuanto Luisa la escuchó ya se dio cuenta de lo ocurrido, su maldito primo volvió hacerlo.
-Tranquila mi niña, no te preocupes que no te va a pasar nada y sin decirle nada a ella, pidió hablar con los guardias y les explicó lo que estaba segura que había ocurrido, sin omitir detalle alguno.
Raúl era su primo, pero lo que había hecho no tenía nombre, así que asumiera las consecuencias, lo había avisado varias veces y no iba a permitir que su amiga cargara con sus culpas.
En cuanto terminó de declarar, dio su teléfono y los datos de Nuria y se fueron con el coche.
Ya en casa, Luisa le dijo las sospechas que tenía de su primo, incluso le contó lo del año anterior, pidiéndole perdón por no haberlo hecho antes.
Después estuvieron hablando de lo ocurrido sin que Nuria contase como la había encontrado su marido, lo que si le dijo es que había aparecido con Laura y también se había quedado con ella cuando se vino para casa, y que además no le habían contestado ninguno de los dos a sus llamadas.
Al final se acostaron juntas, aunque Nuria no pudo dormir hasta que empezó a entrar la claridad del día.
Carlos llegó a casa muy preocupado después de ver tantas llamadas a su móvil, en cuanto entró se encontró con Luisa que estaba tomándose un café, y antes de que pudiese hablar, ella le dijo.
-Menos mal que apareces, ¿dónde te habías metido?
-Hola luisa, que sucede para que tú estés aquí a estas horas.
-Me llamó Nuria a noche después de intentar localizarte y aquí estoy, pero no te preocupes que no pasa nada, todo está bien.
Carlos ya se estaba poniendo muy nervioso, así que
-Déjame verla, quiero hablar con ella.
-Ahora está durmiendo, déjala que descanse un poco, se tomó un tranquilizante para poder dormir, ya la verás luego, prefiero que te cuente todo ella, de todas formas, si me necesitas, me llamas ¿vale?
-Además le tendrás que explicar cómo apareciste con Laura y te quedaste con ella, no se lo quitaba de la cabeza.
-Después de todo lo que pasó a noche, eso es lo que más le preocupaba, exclamó él enfadado.
-Estaba muy desconsolada y triste de encontrarse sola, mientras tú te quedaste con Laura; se sintió abandonada, pero no te preocupes, en cuanto hables con ella todo se aclarará.
Carlos ya estaba empezando a preocuparse, Nuria sabía lo que había hecho, entonces a que venía lo de encontrarse sola, Luisa tendría que contarle algo.
-Luisa dime de una vez lo que pasó, me tienes muy preocupado.
-Ya te dije que lo mejor es que te lo cuente ella, no te preocupes que no es nada grave, todo se solucionará en cuanto habléis.
Luisa no quería arriesgarse a contarle nada a Carlos por si este se enfadaba con ella al tratarse de su primo, y razón no le faltaría, así que se despidió y le dijo que ya hablarían.
En cuanto salió de la casa, llamó a Laura para enterarse de lo que había pasado.
-¿Dime Luisa, sucede algo? Me acabo de levantar y vi una llamada tuya y ahora vuelves a llamarme.
-Tenemos que hablar, tienes que contarme que pasó ayer con Nuria y Carlos para que ella volviese sola y tú te quedases con él.
-Pero, que pasa, ¿Dónde estás?
-Vengo de casa de Nuria, te parece que me acerque a tu casa y hablamos.
-Vale, me tienes muy preocupada.
Y tanto que lo estaba, que pintaba Luisa en casa de Nuria y, sobre todo, porqué le había nombrado que se hubiese quedado con Carlos, estaba ansiosa por hablar con ella.
Carlos se quedó pensativo, Luisa había escurrido el bulto sin confesarle nada y algo debió ocurrir para tanta llamada y además su presencia en esa casa presagiaba algo, y no precisamente bueno. Se sentó en una silla y comenzó a pensar en cómo se había complicado todo, lo de su mujer en el Pub, después las llamadas, lo que tendría que contarle su mujer, ya que Luisa no quiso hacerlo y sobre todo lo sucedido con Laura, aunque parezca mentira, era lo más preocupante para él, había sido infiel a su mujer y también había traicionado a su amigo Ramón.
No pudo soportar más la espera y entró en el cuarto a ver a su esposa, la encontró dormida, acostada de lado; se había puesto para dormir una camisola que dejaba ver enteramente sus muslos y una braguita blanca; estaba dormida pero no era un sueño dulce, movía la cabeza con nerviosismo como si tuviese una pesadilla.
Carlos se quedó mirando a su mujer de una manera totalmente distinta, como si nunca la hubiese visto, estaba impresionante mostrando su exuberante cuerpo, por primera vez no veía el bonito cuerpo de Nuria para acariciarlo y hacerle el amor con ternura, sino para manosearlo y pecar con él, como había visto en el Pub, esas imágenes volvían a su cabeza causándole de nuevo dolor; así que, para no seguir con esos pensamientos, decidió despertarla para hablar con ella. Se sentó en la cama y la tocó suavemente para despertarla, pero nada, entonces le empezó a hablar y sacudirla un poco más fuerte, ella seguía dormida, y pensó que seguramente a causa de la pastilla, que, según Luisa, había tomado.
No podía retirar los ojos del hermoso cuerpo de su mujer, siguió contemplándola hasta que no pudo resistir el impulso de tocarla y con su mano derecha comenzó a acariciarle sus apetitosos muslos, la acarició suavemente ascendiendo la mano hasta rozar sus bragas, ahí se detuvo un momentito mirando si despertaba, pero lo que hizo fue darse la vuelta quedando boca arriba, al ver que seguía dormida, pasó a sobarla encima de su braguita, ahora notó que de su boca salía un ligero gemido que lo hizo detenerse de nuevo. Debía parar, lo que estaba haciendo era una falta de respeto hacia su mujer, casi una violación, pero no podía dejar de mirarla, algo en su interior se lo pedía. Volvió a sobarla de nuevo, pero ahora con más intensidad y entonces unos gemidos nítidos se oyeron en la estancia acompañados de un
-Siiiiiiiiiiiiiiiiii siiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Carlos quedó totalmente quieto, pensando que ahora sí se despertaba, le habló para confirmarlo.
-Cariño, despierta, tenemos que hablar. Y la sacudió ligeramente, pero ni por esas, seguía dormida.
Pasado ese momento de tensión, se colocó de rodillas en la cama y apartando la braga introdujo un dedo en su vagina, lo que provocó de nuevo suspiros, cada vez más profundos. Con los nervios y la emoción que sentía, ya no pensaba en si estaba bien o no, por lo que le metió dos dedos y empezó un mete-saca seguido. Ahora Nuria además de los gemidos y los siiiiiiiiii, en un momento se oyó un poco confuso:
-Métemela, Ahhhhhhhhhhhhhhhh.
Carlos en cuanto la escuchó y comprobar que seguía dormida le dijo:
-¿Quieres que te folle?
-Siiiiiiiiiiiiiiii, ahhhhhh.
Estaba asombrado, ella estaba soñando que tenía sexo y entonces se le ocurrió preguntarle:
-Pero con quieres follar.
-Contigo.
-Y…….. quien soy yo.
-Rauuuuuul, ahhhhhhhhhhhhh.
Si en ese momento no le dio un infarto, es que el corazón lo tiene sanísimo, el pulso pasó a 200 pulsaciones, casi no podía respirar, estaba totalmente agobiado, tanto que no se le ocurrió pensar que era un sueño, nada más que un sueño, pero, las últimas vivencias que había tenido no le dejaban pensar con claridad. Entonces, con rabia, se desnudó, apartó su braga, se colocó encima y sin pensar en que podría despertarse, se la metió de golpe y la estuvo follando con una intensidad como nunca había actuado, los gemidos de rabia de él y los de placer de ella casi se podía oír desde la calle, así continuaron hasta que ella se corrió en medio de espasmos, y a continuación él descargó todo dentro de ella.
Una vez hubo finalizado, se apartó y se quedó un momento tumbado, muy enfadado, con rabia contenida, su mente se había nublado de tal manera que solo repetía:
-Ha follado con Raúl, lo nuestro terminó, como pudo hacerme esto.
Su cabeza daba más y más vueltas, estaba a punto de volverse loco; cuando se quiere tanto a una persona, los resultados de un engaño son terribles.
Se levantó de la cama y sin preocuparse de limpiar a su mujer, ni siquiera mirarla, se fue a la ducha, allí se colocó debajo de la alcachofa, estaba hundido, su cabeza era un volcán que pareció estallar al caerle el agua, el estremecimiento que tuvo al notar el agua fría lo despejó de inmediato, se duchó, se puso una bata y se fue al salón, fue entonces cuando empezó a tener conciencia real de lo sucedido en las últimas horas.
Su mujer tendría que darle muchas explicaciones, primero lo del Pub, como había llegado a esa situación con aquellos dos, después que le explicara la presencia de Luisa en casa y a que se debían tantas llamadas, cuál era la causa de todo ello.
Pero ahora ya un poco más tranquilo pensaba en lo que él había hecho en las últimas horas, como podría exigirle nada a ella, si lo que él había hecho era mil veces peor, le había sido infiel con su amiga Laura y ahora acababa de violarla a ella; no pudo más con la presión y comenzó a llorar como un niño, su desasosiego era total, él no podía confesar lo sucedido, sería el fin de su relación, y por muy cabreado que estuviera unos minutos antes, tenía que reconocer que no concebía la vida sin ella a su lado, la quería, la quería con locura.
Carlos era un hombre formal, sabía cómo enfocar los problemas y desde luego solucionarlos, nunca había rehuido nada, se había enfrentado con lo que fuese y si se equivocaba, no le costaba pedir perdón y rectificar; la verdad siempre por delante, ese era su lema, pero a este problema no encontraba solución, de que su mujer le contaría toda la verdad de lo ocurrido, no tenía ninguna duda de ello, pero, ¿Qué le podía contar él?, nada, no podía contarle nada, porque, o le mentía o seguramente terminaría perdiéndola y eso no lo podría soportar, así que lo único viable en aquel momento era huir, sabía que era una cobardía por su parte pero no encontraba fuerzas para otra cosa. Escribió una nota a su mujer diciéndole que le habían llamado urgentemente del trabajo y tendría que irse unos días, no esperaría a que despertara, no se sentía capaz de mirarla a la cara sin avergonzarse.
Se despidió con un TE QUIERO.