Nuevas experiencias 2

Como a una joven recien casada, con una educación entre religiosa y castrense, la quieren introducir en una dinámica nada conforme con sus principios.

Los primeros días, después de su llegada, los pasaron sin apenas salir y menos contactar con nadie, se dedicaron a pasear, tomar alguna caña y descansar, ya tendrían tiempo de salir con los demás. Además Nuria quería retardar lo más posible el encuentro con Luisa, no le apetecía para nada revivir lo pasado y  ahora que  estaba con su marido, al que quería con locura, deseaba pasar página y disfrutar a su lado; sabía que tendría que hablar con ella e incluso salir juntas, pero cuanto más tarde mejor.

Una tarde estaba Carlos centrado en su ordenador siguiendo la actualidad de su empresa, que era lo que hacía normalmente cuando estaba en casa, siempre quería estar al corriente de cualquier novedad relativa a su trabajo, lo que provocaba a menudo el reproche de su esposa

-Por favor cariño, relájate un poco ya,  que estamos de vacaciones.

-Pero si a mi me relaja esto, y además no sé porqué  te molesta, tú ves la tele y yo estoy con mi juguete, pero si necesitas algo o salir, dímelo, que a este amigo no le importa  que lo deje.

Sonó el teléfono y Nuria se levantó a descolgarlo, al otro lado de la línea estaba su amiga Luisa.

-Hola guapa, pero que es de tu vida, llevas varios días y aun no me llamaste, ya le pregunté a tu madre cuando vino  al híper, si te había pasado algo.

-No me ocurre nada, pero acabamos de llegar y mientras nos acoplamos a mis padres y nos relajamos un poco, no he tenido tiempo de nada.

-Que te parece si me acerco y tomamos algo en la cafetería de la esquina de tu casa, tengo muchas ganas de verte y  hablar contigo.

-Me parece bien, en cinco minutos estoy ahí.

El momento había llegado y ya no podía posponerlo más, entonces decidió decirle a su marido que bajase con ella para procurar que la conversación no se centrase en ese tema.

-Cariño me acaba de llamar Luisa y quedamos en la cafetería de al lado a tomar algo, baja conmigo y te la presento.

-No me apetece nada, ya me la presentarás en otro momento.

Carlos, al oír el nombre de Luisa se le encogió el estómago, el malestar de días atrás volvió aparecérsele y no le agradaba nada la idea de encontrarse con ella.

-Pero no seas rancio, acompáñame, que vean el guapo marido que tengo. Esto se lo dijo con un poco de guasa, ya que sabía que a su marido fuera del trabajo no le apetecía mucho estar con gente nueva.

-En estos momentos estoy liado, vete tú.

-Vale, Ya bajo sola, dame un beso, oye si ves que tardo, bajas a buscarme, porque igual nos enrollamos y no hay quien nos pare.

Carlos se quedó solo, pero la verdad, estaba muy entretenido con un programa que él estaba confeccionando y esto le sirvió para no matar más la cabeza.

En cuanto Nuria se encontró con Luisa, se dieron un abrazo y se sentaron en una esquina de la cafetería para empezar hablar de sus cosas, sobre todo de la boda de Nuria; Luisa era muy cotilla y quería saber todos los detalles y no le pareció bien que su marido no bajase con ella, pues tenía muchas ganas de conocerlo.

-Porque no vino tu marido, o tienes miedo de que te lo quite, jajaja.

-Está un poco liado con sus cosas y dijo que ya te conocería en otro momento.

Luisa era una mujer de 1,60 de altura, de unos 30 años, atractiva y con buenas curvas y sobre todo muy lanzada, no se paraba ante nada, decía que la vida era para disfrutarla y quería convencer a Nuria de que la imitase, que era muy joven y tenía que aprender a divertirse. Estaba casada con Pepe, un hombre de 32 años, muy campechano y bastante más tranquilo que ella, era transportista por cuenta propia y viajaba constantemente al extranjero, la vida les iba bien, aunque su trabajo lo mantenía mucho tiempo fuera de casa.

Estuvieron un par de horas hablando de un sinfín de cosas y apenas tocaron el tema  que tanto contrariaba a Nuria, aun así Luisa se lo recordó:

-Me alegro mucho de tenerte aquí, ya verás como nos lo pasamos este verano.

-Ahora estoy con mi marido y ya no puedo decidir yo sola, y él no es mucho de bailar como hicimos el año pasado.

-Por eso no te preocupes, ya lo meteremos en ambiente, no será un bicho raro si se casó contigo.

-Él no se parece nada a mí, solo está cómodo con sus mas íntimos, con los demás es algo huraño, eso sí siempre muy educado, ya lo verás.

-Pues peor para él porque nosotras no vamos a renunciar a divertirnos  lo máximo posible, si podemos, incluso mejor que el año pasado, además está Raúl que ya me preguntó por ti, no te da quitado de la cabeza, quedó desolado cuanto  tuve que llevarte a casa, estaba loco por acostarse contigo y tú no le hacías ascos, verdad?

-Como ya te dije por teléfono, ese chico no me importa nada, estoy felizmente casada y mi marido está aquí conmigo,  por nada del mundo haría cualquier tontería  que pudiese poner en peligro mi matrimonio.

-Mi niña, el año pasado solo hablabas de Carlos y al final estabas muy a gusto con mi primo.

-Pero no pasó nada y lo que hice aquel día es algo que todavía no comprendo como pudo ocurrir, no estoy nada orgullosa de mi comportamiento.

Luisa sí sabía como pudo ocurrir, pero no se lo podía decir, tampoco estaba orgullosa de haberle permitido a su primo lo que hizo.

-Bueno ya quedaremos, en cuanto hable con Laura ya te llamo y quedamos, te parece bien?.

-Perfecto, tengo muchas ganas de verla, es una chica encantadora.

Laura era una compañera de trabajo de Luisa, encargada del supermercado en el que trabajaban, tenía 26 años, pelo rubio con media melena, de rasgos muy dulces y un muy buen tipo,  estaba casada y parecía muy enamorada de su marido Ramón, la verdad es que deseaba verla, la tenía por una buena chica.

Mientras caminaba hacia casa, Nuria no podía quitarse de la cabeza lo ocurrido un año antes, pensaba que ya lo tenía superado, pero Luisa al recordárselo, volvían a su mente sensaciones que  nunca había sentido hasta entonces y lo mucho que la habían excitado las caricias y los comentarios obscenos de Raúl; no podía comprender lo ocurrido pero lo cierto es que  con solo pensarlo,  sentía escalofríos.

Ella no sabía las causas por las que su comportamiento no fue el adecuado para una chica a punto de casarse, pero las experiencias vividas si sabía que eran reales y que había estado a punto de acostarse con Raúl, también.

Ya en casa le contó a su marido por encima lo que hablaron y que Luisa estaba muy interesada en conocerle, a lo que Carlos encogiéndose de hombros le dijo que bueno ya se verían.

Los días en casa de sus suegros los pasaba estupendamente, por las mañanas iba a correr un poco a un parque cercano, más o menos  una hora y media, se duchaba y junto con su mujer salían a tomar un aperitivo, comían tranquilamente con sobremesas largas, después se refugiaba en su ordenador, mientras su mujer estaba con su madre contándose sus cosas, a media tarde los suegros salían a pasear y entonces ellos se iban a dar una vuelta o visitaban hermosos  parajes de los alrededores hasta la hora de cenar.

El viernes a media tarde llamó Luisa para verse sobre las  nueve y media, hora en que salían de trabajar ella y Laura, quedaron en la cafetería de siempre, allí estarían también sus maridos y aprovecharían para conocerse y tomar algo juntos y hacer planes para salir alguna noche por la ciudad.

Nuria se lo comunicó a Carlos y éste con ciertos reparos, accedió, aunque a él le gustaba más estar con su mujer, no necesitaba a nadie más para pasarlo bien, a excepción de sus amistades de siempre, con estos se encontraba muy cómodo; como dijimos en otra ocasión, el era tímido y no era mucho de jaranas y fiestas fuera de su ambiente diario.

Llegaron a la cafería y ya estaban los cuatro esperando, se presentaron y fueron hacia una mesa a tomar unas cervezas, allí quien tomó pronto la palabra fue Luisa:

-Mañana podríamos quedar en el Pub de la playa,  a todos nos gusta bailar y el lugar es muy cómodo, que os parece?

Quedaron callados unos segundos pero enseguida su marido Pepe dijo:

-Eso de que a todos nos gusta bailar, lo dirás por Carlos, porque Ramón y yo somos más de barra.

Iba a contestar Carlos pero se adelantó su mujer,

-Pues Carlos lo de bailar me parece que no es lo suyo, verdad cariño.

-Por mi no os preocupéis, estando mi mujer conmigo no hay problema y si Pepe y Ramón tampoco son muy bailones, los acompañaré para que  no se aburran.

Todos se rieron, terminaron sus consumiciones y se despidieron hasta el día siguiente.

Ya camino de casa, Luisa, en un aparte con Laura comentó lo bueno que estaba Carlos y que no le importaría hacerle un favor, lo que escandalizó a su amiga, que le dijo que respetase a Nuria, que eran amigas, aunque reconoció que Carlos era un chico muy atractivo.

Por otra parte, Nuria preguntó a Carlos como vio a las dos parejas, éste comentó que Pepe y Ramón le parecieron dos tíos muy campechanos y tenían pinta de ser buena gente, que seguramente lo pasaría bien con ellos, en cuanto a ellas, Luisa no le había caído muy bien, la veía algo ligera y muy superficial, de físico no estaba mal pero no le había gustado, seguramente la conversación telefónica tenía algo que ver con sus opiniones, por el contrario Laura, a parte de muy guapa, le pareció más real, sabiendo comportarse mejor que su amiga, esa era su opinión.

Nuria no comentó nada al respecto porque los  comentarios de su marido le parecieron de lo más acertado, increíble que todo eso lo notase en el poco tiempo que habían estado juntos.

Luisa en cuanto llegó a su casa, tomó el teléfono y se puso en contacto con su primo Raúl,

-Oye primo, estuve con Nuria, no te imaginas como viene de guapa, quedamos para mañana en el Oasis y tiene un marido que ni George Clooney, así que te lo veo difícil este año.

-Haremos lo que se pueda, pero esta vez tengo que follarla, esa chica me trae loco, tan elegante con cara de niña buena y saber que solo se acostó con uno…. me parece una virgen deseando ir al sacrificio;  me faltó tan poco  el año pasado…

-Yo te ayudaré, pero no quiero nada de pastillas, otro susto no quiero pasarlo y solo fue un susto, así que cuidadito.

-Con que me ayudes, ya tengo bastante, no te preocupes.

-Si que me preocupo, ten cuidado, nada de pastillitas, entiendes?

-Vale, adiós primita.

En cuanto colgó el teléfono dejó de lado el programa de deportes que estaba viendo y revivió todos los momentos que disfrutó de la compañía de Nuria, una chica preciosa que a punto estuvo de conseguir.

Aun recordaba el vuelco que le dio el corazón cuando vio a su Prima Luisa con una chica guapísima a su lado en una cafetería, no dudó en acercarse,  Luisa hizo las presentaciones y quedó impactado con Nuria y aunque él era un experto en chicas, se quedó medio alelado. Raúl es un hombre de 38 años, con un rostro un poco rudo, bastante alto más o menos como Carlos aunque más robusto, seguramente pesaría unos 15 Kg. más, sin llegar a estar gordo, era un hombre muy fuerte, se había casado joven pero por sus continuas infidelidades, su mujer lo dejó hacía ya unos cuantos años y desde entonces ya no tuvo ninguna relación duradera, aunque siempre tenía alguna chica a su alrededor.

Después de conocer a Nuria, quedó con su prima y le comentó lo mucho que le había gustado esa chica. Luisa le dijo que ahí no había nada que hacer, que era una chica de un solo novio con el que se iba a casar en unos meses.

-Tienes que ayudarme con ella, por favor; le dijo, a mi no me importa que se case con otro pero yo quiero follarla y estoy seguro que estas mosquitas muertas, una vez prueben con otro, ya verás como se desmadran.

Sus pensamientos seguían recorriendo las vivencias del verano pasado, comenzó hacerse el encontradizo con ellas y otras amigas, que habitualmente frecuentaban el Pub Oasis, y allí empezó a tratarla e intentar llevarla a su terreno pero sin éxito alguno.

El Oasis era una especie de discoteca que constaba de dos plantas, en la planta baja estaba una barra grande donde habitualmente aparcaban más los hombres, aunque también la frecuentaban mujeres, unas cuantas mesas y una pista  donde se bailaba normalmente suelto, aunque siempre estaban parejas que bailaban juntas; En el piso de arriba la barra era más pequeña, había menos luz y los bailes eran lentos, ahí ya las parejas parecían una sola persona, buscaban recodos y columnas para no ser vistos desde la pequeña barra, lo que conseguían fácilmente dada la escasez de luz.

Pasaban los días y lo único que consiguió fue bailar con ella unas cuantas veces en la planta baja, nunca había conseguido llevarla arriba y eso que lo estuvo intentando continuamente, se habían tomado confianza, pero de ahí no pasaba y además ella casi siempre terminaba hablando de su querido novio, de lo mucho que lo echaba de menos, y aunque él intentaba convencerla que es mejor probar otras cosas antes, ella lo escuchaba con su maravillosa sonrisa pero no se dejaba enredar y por otro lado, tampoco podía tratar de emborracharla, ya que no era muy dada al alcohol. Estaba desesperado, ya no sabía que hacer, y a punto de tirar la toalla, porque mientras estaba siempre pendiente de ella, su vida sexual era cero, había abandonado a todas las demás chicas con las que se relacionaba.

Una noche como las anteriores, estando en la Pub y todo desanimado, lo llamaron unos amigos,

-Te vemos algo desmejorado, pero que te pasa?, le dijo Tino que era su mejor amigo y que últimamente lo había dejado de lado,

-hace días que no te vemos el pelo.

Él con una cara un poco mustia le comentó el desánimo que tenía por no poderse tirar aquella chica que lo volvía loco; les señaló a Nuria y sus amigo lanzaron un silbido de admiración.

-Joder que buena está, dijo Tino, no me extraña que estés desesperado, pero a lo mejor tengo una solución, crees que podrías quedarte a solas con ella?

  • A solas no, pero con Luisa creo que sí, y ella está de mi parte.

-Entonces lo que necesitas son unas pastillitas que conozco,  y con mucho cuidado podrás ir desinhibiéndola hasta poder hacerla tuya.

-Tu crees que esas pastillas serían peligrosas?

-Hombre, solo necesitarás una, ella no está acostumbrada y será suficiente, no pensarás  introducirla en la droga, pienso yo, y tienes que prometerme que también la follaré yo.

-Si yo me la tiro, no te preocupes que también te la tirarás tú, de eso no tengas la menor duda.

Quedaron en verse para conseguir unas pastillas cosa que no les resultó muy difícil, y ya con ellas en el bolsillo llamó a su prima para buscar un plan.

-Pues ya podemos darnos prisa porque mañana sábado será el último día que esté, el domingo viene su novio a buscarla y se irá. Así que mañana que es el día principal de las fiestas, quedaremos para bailar y despedirnos.

-Lo dejo en tus manos, no me falles.

El sábado Luisa llamó a Nuria  y quedaron, en que para despedirse, irían a tomar unos culines de sidra; ella aceptó de buen grado, dada la relación que tenían y sobre todo por alegrarle ese verano que ella pensó que lo pasaría mal; era el primer verano en tres años que estaba sin su novio, pero gracias a ella y sus amigos no se había aburrido y eso que Raúl era un pesado, pero había sabido torearlo bien.

Luisa le comentó a Raúl  como había quedado con Nuria y que lo  mejor era que después de tomar algo por los chiringos de la fiesta, terminaran en casa, allí cenarían y harían una fiesta para que al final él tuviera la ocasión de  quedarse a solas con ella:

-Para eso necesito que lleves algunos amigos con chicas para montar la fiesta, y cuando veas que estás preparado, les decimos que se vayan marchando y a ver que pasa, creo que es la mejor forma.

-Me parece perfecto, ya preparo yo todo, eres un encanto primita.

Luisa se portaba así con Raúl porque él también la tapaba muchas veces cuando ella quedaba con alguien; no era mujer de un solo hombre, aunque nunca se enrollaba con alguien de su entorno, a su manera quería a Pepe y no deseaba perderlo ni que se sintiera ninguneado por algún posible amante cercano.

A los nueve de la tarde se juntaron en una sidrería: Nuria, Elisa, Raúl, Tino, Laura y su marido; el marido de Luisa estaba de viaje con su camión.

Nuria vestía una blusa blanca sin mangas, muy ajustada,  parecía que sus grandes pechos iban a romper los botones y liberarse, tal era la presión que hacían sobre la tela, y una falda azul a medio muslo con cuatro botones por delante, de los que llevaba uno suelto para moverse mejor, y unos zapatos de tacón mediano, para estar más cómoda.

Luisa llevaba puesto una camiseta, donde destacaban sus generosos pechos y un vaquero.

Laura traía un vestido veraniego, le llegaba un poco por encima de las rodillas, el escote era generoso, iba muy elegante.

Así los seis empezaron  tomando unas sidras, que aunque no tiene mucha graduación, va calando y te pone contento, además en uno de estos, Raúl aprovechó para meter una pastilla en el vaso de Nuria. Al cabo de media hora sus efectos ya se empezaban a notar, estaba muy contenta, casi eufórica, tanto que en un momento Laura, ajena a esto, le dijo

-Como se nota que viene alguien importante eh? Hoy no pareces la misma.

Nuria se reía abrazándose a Laura;  Raúl se estaba manteniendo en un segundo plano, pero al ver  la situación en que se encontraba ella, se acercó y la abrazó con la disculpa de felicitarla,

-Hoy estás mas guapa que nunca, es una pena que no decidas hacerme un poco más de caso, no te ibas arrepentir, no tienes ni idea de lo que te estás perdiendo.

Ella se rió a carcajadas y sin hacer intención de separarse de él:

-Si ya te hago mucho caso, no ves como estoy contigo, que más quieres que haga.

Raúl que nunca la había tenido tan cerca, estuvo a punto de besarla, pero se contuvo para no precipitarse, aunque la tentación era muy grande y  le dijo:

-Pues entonces   ya verás como nos divertiremos, sobre todo tú que eres novata,

Ella se soltó de su abrazo y riéndose fue a bailar junto a los demás, mientras Raúl se dirigió a Luisa y tomándola del brazo  se pusieron a bailar,

-Ya veo como avanzaste con ella, casi la tienes en el bote

Raúl confesó a su prima como le había introducido la pastilla en el vaso para desinhibirla y poder follarla.

-No me jodas Raúl, dime que no le va a pasar nada, una cosa es que yo te ayude para follarla, porque si lo haces creo que ella saldrá también ganando y descubrirá aspectos de la vida que no conoce y que la harán disfrutar y otra es que puedas hacerle daño.

-Que no, es muy suave, esto solo la va relajando poco a poco y después entro yo con mi labia y termino de doblegarla, ya lo verás.

Luisa no se quedó muy conforme con esa explicación pero deseaba creer a  su primo, que no le pasaría nada, así que tenía que resolver otro problema, que Laura y su marido no fueran con ellos, porque Laura no toleraría cualquier cosa rara que notara con respecto a Nuria, así que se dirigió a ella para ver como podía solucionar ese tema.

-Laura, donde tenéis pensado  cenar?

-Ramón y yo cenamos con mis padres, no podemos faltar a la cena familiar.

-Es que nosotros iremos a mi casa con unos amigos y te preguntaba por si queríais venir.

-Te lo agradezco Luisa, pero hoy no puede ser.

Luisa aún intentó insistir para quedar bien, pero estaba encantada de cómo le salieron los planes, así que se dirigió a Raúl y le dijo que busque a sus amigos y encargue unas pizzas y dentro de una hora estuvieran en su casa. Ella se acercó a Nuria y le dijo que lo mejor sería ir a cenar a su casa, sin comentarle lo de los amigos, a lo que aceptó de inmediato, como dijimos antes, los efectos de la pastilla ya habían empezado a hacer efecto y se la notaba muy contenta y totalmente metida en la fiesta.

-Te veo muy bien, guapa, solo deseo que te diviertas y lo pases bien.

-Lo estoy pasando muy bien, debe ser que mañana ya estoy con mi chico, pero estoy francamente muy contenta.

Llegaron a casa y aún no habían empezado a poner la mesa cuando sonó el timbre y Luisa fingiendo una gran sorpresa recibió a Raúl, que llegaba con sus amigos Tino y Toño más dos amigas.

-Mira Nuria quien viene a cenar con nosotros.

Nuria también sorprendida recibió a toda la tropa muy contenta, le pareció fenomenal.

-Prima, dijo Raúl, no sabíamos que hacer con estas viandas y decidimos venirnos a tu casa, no te parecerá mal?

-No, verdad Nuria, estaremos muy bien todos juntos, tú que dices.

-Me parece estupendo, podremos hacer incluso nuestra propia fiesta.

Luisa y Raúl se miraron y sonrieron, el plan parecía funcionar.

Ya todos sentados, Raúl se preocupó de sentarse junto a Nuria, empezaron con la cena, la cual se desarrolló por unos cauces muy amenos y alegres y sobre todo corriendo el vino, menos en el vaso de Nuria que no tomaba alcohol. La cena estaba resultando un éxito, todos parecían muy contentos, se contaban chistes incluso algún trozo de pan volaba sobre la mesa, Raúl intentaba acercamientos con Nuria como cogerla por los hombros o descansar una mano sobre su pierna mientras le comentaba cualquier tontería, ella se la apartaba de inmediato, pero tantas veces lo intentó que en una de ellas, aunque intentó quitársela, él se hizo fuerte y terminó cediendo, más que nada para no llamar la atención de los demás, después de mantenerla en los muslos, la quitaba y volvía a ponerla haciendo que ese movimiento pareciese casual y al mismo tiempo habituarla a ese tipo de roces. En uno de estos lanzamientos de pan, un trozo fue contra el pecho de Nuria y Raúl al intentar limpiar una mancha inexistente, soltó un botón de su blusa; Nuria le llamó la atención riéndose:

-Pero estás tonto, no hay ninguna mancha, aprovechado.

-Yo solo quería ayudar, le contestó él riéndose.

-Pues ya ayudaste bastante.

La blusa quedó un poco abierta, viéndosele un sujetador blanco de encaje y una parte  importante de sus pechos, pero o no se percató o no le importó ese detalle.

Hasta ese día nunca nadie se había acercado tanto a Nuria y de tocarla ni de broma por eso Raúl estaba convencido de que todo marchaba.

Raúl viendo que el ambiente había subido de tono y  con la algarabía que estaban montando, debido a que la bebida seguía corriendo, aprovechó para echar otra pastilla en el vaso de Nuria, haciendo caso omiso a lo que le aconsejó Tino, estaba loco por llevarla  a la cama.

Continuaron con la juerga y tanto Raúl como Luisa se estaban percatando de que Nuria tenía una alegría desbordada, ya no se inmutaba cada vez que él le metía mano.

Raúl, una vez más, metió su mano derecha entre los  muslos de la chica sin encontrar resistencia, la fue subiendo hasta rozar suavemente  sus bragas con la parte exterior de la mano; en ese momento ella dio un pequeño respingo y se giró hacia él; pero antes de que pudiese decirle algo, éste le dio un piquito en la boca y se levantó,

-No sería mejor retirar la mesa y hacer espacio para bailar, comentó Raúl, dejando a Nuria con  la palabra en la boca. A todos les pareció buena idea y así hicieron,  ya con música  de discoteca comenzaron a moverse un poco alocadamente; a Nuria eso era lo que más le gustaba, ver sus sexy movimientos era un espectáculo, los pechos botaban y parecía que se iban a salir, con el ritmo y los movimientos que hacía, la falda se le fue subiendo y por la abertura frontal se podían contemplar sus muslos casi en su totalidad, viéndosele en ocasiones su blanca braga.

La música cambió y pasó a ser lenta, así que cada uno se fue con su pareja, a excepción de Luisa, que no quería perder detalle de lo que ocurría entre ellos, Raúl tomó a Nuria de su talle y empezaron a bailar, al principio siguiendo el ritmo de la música, pero al poco  él le apretó hasta estar completamente pegados. Ella sintió ese cambio brusco, pero curiosamente no le molestó, pues sintió como ahora leves corrientes eléctricas subían  por todo el cuerpo produciéndole un agradable cosquilleo y poco a poco se fue dejando llevar; acomodó sus manos sobre el cuello de su acompañante para sentirse más cómoda, notando él como los suaves senos se endurecieron y parecían clavarse contra su pecho, para él ese era un claro síntoma  de que todo iba rodando a su favor, comenzó a mover sus manos, una la subió por la espalda hasta notar el cierre del sujetador, después la fue bajando lentamente como una caricia; ella correspondió con un leve suspiro, a continuación decidió arriesgar un poco más y bajó la otra mano  hasta colocarla en sus glúteos, viendo que, o no se enteraba o no quería enterarse, bajó también la otra y aprisionó claramente su nalgas, de ella solo salió un ligero gemido por lo que ya se decidió y apretándola contra él empezó a puntearla  lentamente con su pene, que estaba deseando salir del pantalón. Ya no aguantaba más, estaba loco por follarla, así que  sacó las manos de su trasero, aunque ella como en un acto reflejo se apretó aún más contra él, y cogiéndole la cabeza intentó besarla en la boca, ella torció la cara, donde recibió el beso.Viendo que  no se separaba y, aunque ligeramente, movía sus caderas para frotarlas con su paquete, le dijo:

-Ya está bien de bailar, vamos a ese sofá y continuamos  allí.

Ella no dijo nada, lo acompañó, se sentó  a su lado sin preocuparse de cerrar las piernas y como la falda se le había subido dejó sus blancas braguitas al descubierto, él la tomó por los hombros con la mano izquierda, mientras la derecha la metió entre sus muslos subiéndola hasta su coño y comenzó a sobarla por encima de su ropa interior.

Los demás bailarines se habían detenido y estaban atentos a las maniobras de Raúl, todos sabían que se la iba a follar allí mismo.

Nuria ante el ataque a que estaba sometida, aún intentó luchar y con sus manos quiso apartarlo, sin éxito,

-Por favor Raúl, no me hagas esto, voy a casarme en unos días, no puedo hacerle esto a mi novio.

-No te preocupes, tu novio no se va a enterar y tú lo estás deseando tanto como yo.

-Somos amigos, déjame, esto no está bien.

-No creerás que llegado a este punto voy a dejarte irte sin más.

Raúl comenzó a desabrochar la blusa con una mano, mientras con la otra buscaba el cierre del sujetador en su espalda. Ella intensificó su defensa, pero entre que las fuerzas eran escasas y el placer que estaba sintiendo, con esos tocamientos, era mucho, enseguida cedió, soltando un suspiro de impotencia. Raúl al ver que ya no oponía resistencia, la recostó en el sofá y terminó de soltar los botones de la blusa, dejando a la vista sus pechos aun cubiertos por el sujetador.

La contempló así como estaba, acostada mirando al cielo con la blusa abierta permitiendo ver sus grandes pechos protegidos por un blanco sujetador que contrastaba con el moreno de su piel y después la abertura de la falda enseñaba sus aterciopelados muslos y dejaba entrever una braguita blanca de encaje.

-Eres una mujer preciosa, te comería entera pero necesito  follarte, llevo demasiado tiempo deseándolo.

-Cuantos han disfrutado de tus encantos?

Ella en voz baja y totalmente resignada le  contestó:

-Solo Carlos, nadie me había tocado nunca.

-Pero ahora estás deseando que te folle.

Ella no contestó, giró la cabeza  hacia un lado y se quedó quieta con la respiración muy agitada, parecía un corderito a punto de ser sacrificado.

Raúl sonrió con satisfacción, le levantó la cabeza, acercó la boca a la suya y la besó muy despacio al principio pero fue aumentando la presión hasta que ella abrió su boca permitiendo un beso profundo.

Al mismo tiempo que la besaba llevó la mano a su entrepierna acariciando su raja por encima de la braga; ella se retorcía de placer, separó la boca para no ahogarse y sus gemidos aumentaron de intensidad.

-Así es como quería tenerte, ahora vas a probar lo que es un buen polvo y no los insulsos que te echa tu novio; y cuando termine también querrás follarte a mis amigos aquí presentes.

Iba a desnudarla completamente cuando ella haciendo un esfuerzo le dijo:

-Por favor, aquí no, llévame a una habitación.

Parecía que, a pesar de entregarse a alguien que no era su novio, todavía quería conservar su dignidad de novia fiel y hacerlo en la intimidad.

La levantó y tomándola de la cintura la llevó casi en volandas hasta la habitación más próxima, la depositó en la cama y cuando procedía por fin a desnudarla,  ella se puso muy pálida y de seguido perdió la conciencia.

Luisa que estaba muy atenta a lo que pasaba, se acercó y al verla  blanca como la nieve y sin moverse, le golpeó las mejillas para ver si reaccionaba y al comprobar que no,

-Joder Raúl, apártate que  está muy mal, tenemos que llamar a urgencias.

-No, dijo Raúl, si llamamos se van a enterar de que la drogamos y se nos caerá el pelo.

-Peor será si se muere, contestó Luisa muy nerviosa.

Los amigos y las chicas al ver el cuadro, se largaron sin decir nada.

-Pero cuantas pastillas le diste?

-Le di dos.

-Tú estás loco de remate, me dijiste solo  una y que después usarías tus encantos.

-No pude contenerme, lo siento.

Ya tenía el teléfono en la mano Luisa cuando Nuria empezó a moverse, entonces Luisa la sacudió para intentar espabilarla.

-Vamos Nuria despierta ya, y la movía insistentemente para que volviese en sí.

Ahora Nuria abrió los ojos y con voz débil dijo,

-Que me pasó, donde estoy.

Luisa al comprobar que estaba consciente ya se tranquilizó, contestándole,

-Estamos en mi casa y te mareaste, ahora mientras terminas de recuperarte, te preparo una tila, ya verás que bien te sienta, vuelvo ahora.

Raúl al ver que reaccionaba, se puso al lado de ella y la besó, siendo inmediatamente correspondido, por lo que queriendo aprovechar la ocasión se subió encima, aplastándola con su peso, y sin desnudarla ni desnudarse, se bajó la cremallera del pantalón dejando salir su pene totalmente empalmado y fue apartar la braga para penetrarla, cuando Luisa que venía con la tila, le gritó:

-Tu estás loco Raúl, apártate ahora mismo de ella, el susto que acabamos de llevar y tú solo piensas en lo mismo; deja que tome esta tila y que se recupere del todo, ya tendrás tiempo durante toda la noche para disfrutar, verdad guapa?

Nuria asintió con una sonrisa tonta, no se sabía si estaba bien o no pero que Raúl no tendría ningún problema en follarla, eso era seguro.

-Anda bonita, bébete esto calentito ya verás como se te tonifica el cuerpo y volverás a estar bien y deseando seguir la juerga.

Nuria comenzó a beber, pero no había llegado a la mitad cuando se levantó rápidamente, mucho más de lo que se podría esperar de ella y se fue directa al baño para vomitar todo lo que había ingerido ese día; después ya aseada y con las ropas colocadas se dirigió a Luisa y le dijo con voz débil:

-Por favor, llévame a casa, no me encuentro nada bien.

Raúl iba a protestar, se le escapaba su gran oportunidad, al día siguiente ella se iría y se acabó; pero Luisa lo convenció diciéndole que si seguía encontrándose mal y necesitase un médico, ya lo llamarían desde su casa, así ellos se  evitarían problemas.

Y así acabó el último verano de soltera de Nuria, sabía que, realmente, no había pasado nada, para tranquilidad de su conciencia y fidelidad a su querido novio, pero  y las sensaciones y placer que había sentido?, eso si había sido real.