Nuevas amistades, viejos conocidos (y 3)

Una historia real y reciente

III

Al día siguiente volví, le arreglé el ordenador; que sólo tenía desconectado el disco duro; tuvimos otra sesión de sexo salvaje y al despedirme, mera curiosidad, le pregunté que con qué nombre estaba en mi grupo, “Lanzada”, me dijo, y recordé que algún comentario sí había visto de ella. No me atreví, por no levantar alguna liebre, a preguntarle si sabía de la pertenencia de su hija al grupo, aunque supongo que sí pues ésta sí estaba con su nombre y foto.

La respuesta, o la confirmación de lo que yo ya intuía, la tuve pocos días más tarde en una de mis frecuentes visitas a Diana. Cuando llegué la tienda estaba ya cerrada, por lo que subí y allí estaban madre e hija.

Podía pensar que había sido una visita inesperada de la hija después de mi llamada, pero algo me decía que no.

-¿Whisky? –Preguntó Diana.

-Si, claro –respondí.

-¿Tú qué quieres Iria?

-Pues también, pero con Coca-Cola.

Cuando volvió con la consabida bandeja me dijo:

-Ven, siéntate aquí entre las dos –Cuando lo hice siguió-: Como habrás imaginado yo estaba enterada de que Iria estaba en tu grupo, y ella de que estaba yo. Nosotras no tenemos secretos y nos hemos masturbado muchas veces juntas viendo las fotos y vídeos, por eso yo estaba deseando ser tuya. Y cuando le dije que ya te había follado vi que se ponía verde de envidia, de manera que le dije que viniese hoy para que supiese lo que es bueno.

La joven me hizo un gesto que entendí, y comprendí que aquel: “Por favor que no se entere mi madre”, quería decir que no se enterase de que me había follado ella antes.

-¿Nos vamos a la cama? –Preguntó.

-Sí –Dije-, pero llévate las bebidas que si no hay que volver a por ellas.

Al momento estábamos todos desnudos y las dos mujeres compitiendo a ver quién me la mamaba más y mejor; (mejor, por supuesto, la madre). Cuando se hartaron de chupármela Iria dijo:

-Mamá, a ti ya te ha follado, deja que me la meta primero a mí. ¡Quiero probarlo!

-Bueno, pero que deje algo para mí.

-Tranquila, que yo te lo dejo preparado luego. Ven Jose, móntame, clávamela.

No me hice de rogar. Vi como Diana se tocaba el coño mirando como me follaba a su hija que se retorcía como una anguila ente mis empujones.

No me quería correr porque sabía que luego tendría que satisfacer a la madre, pero la joven no me dejaba sacársela si no era para cambiar de postura. Si me creo lo que decía se corrió cinco veces, e hizo que yo lo hiciera dos, por lo que, pese a su insistencia, me dejé caer boca arriba en la cama para recuperar fuerzas.

-Folla bien, ¿eh niña? –Le preguntó Diana.

-¡Es una fiera follando! ¡Qué gusto tengo aún en mi coño! Venga, vamos a prepararlo para que te folle a ti,

-Sí, pero no tengas prisa cielo, quiero esa polla bien gorda y dura.

Se pusieron de nuevo a jugar con mi pene, con las manos, con las tetas, con la boca… Demasiado para aguantarlo. Al poco estaba de nuevo completamente empalmado.

-¡Mira mama, mira que pollón te van a meter ahora mismo!

-¡Pero ahora mismo! ¡Tengo el chocho chorreando!

Me quedé a dormir tras avisar a mi pareja; a la que por cierto invitaron para la próxima vez; porque follamos hasta las ocho de la mañana. Afortunadamente era domingo y no tenían que abrir la tienda.

FIN

© José Luis Bermejo (El Seneka)