Nuevamente en mi oficina

Ojala todas las charlas con mi jefe, tuvieran este tipo de distracciones.

Sergio, el compañero de la oficina con el que había tenido aquella fantástica aventura, comenzaba a tener problemas con el jefe. Desde hacía unas semanas ellos discutían, y eso acabaría en que Sergio tomara la decisión de irse de ahí. Pero antes de eso, pasó otra interesante experiencia, justo unos días antes que el renunciara, aunque no fue la única vez que tuvimos sexo, estuvo la vez que ya conté y otras veces para despedirnos, porque el se iba para otra ciudad.

Ese día ya era por la tarde, algo así como las 3pm, mas o menos. Yo estaba revisando unas solicitudes las cuales tenía que entregarle a mi jefe en unos minutos. Mi jefe había quedado de venir a recogerlas a mi oficina, no solo para verlas ahí mismo por si tenían algún error, sino que también quería comentar conmigo algunas cosas. El no demoraba, estaba por llegar.

De pronto golpean la puerta y yo dije, adelante, creyendo que era mi jefe, pero no era él, era Sergio el que golpeaba. Lo dejé pasar sin ningún problema, pensé que quería hablar conmigo sobre alguna cosa del trabajo. Cuando entro me dijo que quería hablar conmigo un rato. Comenzamos a hablar y me comentó sus intenciones de dejar la empresa porque estaba aburrido de la situación que estaba viviendo con nuestro jefe. Pero no solo era la intención de dejarla, sino que de todas formas se sentía muy mal por todo lo que estaba aconteciendo, además que no tenía deseos de irse, pero de todas formas no veía otra solución. Mientras hablábamos, lo tomé de las manos y le brindé todo mi apoyo, le dije que lo que decidiera estaba bien y que contara conmigo para lo que fuera. Nos paramos, nos abrazamos y comenzamos a besarnos, al comienzo fue un beso normal, con mas ternura que otra cosa, pero luego fue tomando otro rumbo aquel beso, comenzó a brotar toda la pasión que había entre nosotros, el ya me tenía la minifalda subida y comenzaba a acariciarme el culo.

Sacando fuerzas de donde no las tenía, lo paré, me acomodé la falda y le dije que ahora no podíamos porque el jefe vendría en unos minutos para recoger unos papales, que si quería esperábamos un rato o que si no, nos encontráramos por la noche e íbamos a un motel. Cuando dije esto, Sergio se preocupó mucho y se asustó, le pregunté, que le pasaba, me dijo que el jefe lo había mandado a recoger unos documentos que estaban en un piso de mas abajo y que quería que se los trajera de inmediato porque igual quería escuchar de boca de el, a que se referían esos documentos, si el jefe lo veía ahí "perdiendo el tiempo" seguramente las cosas empeoraría mas de lo que estaban.

Le dije que se fuera volado, que yo salía primero a la puerta a ver si el jefe estaba por ahí y que luego le avisaba para que saliera y si no, yo le decía que me culpara de todo, que el dijera al jefe, que yo lo había llamado por alguna razón y yo lo apoyaría en eso. El me advertía que el jefe no lo podía ver por ningún motivo. Cuando me dirigía hacia la puerta, alguien tocó, la reacción de Sergio fue de susto y lo que hizo fue esconderse debajo de mi escritorio sin pensarlo dos veces. Abría la puerta y efectivamente era mi jefe que venía por los documentos.

Siga, siéntese doctor, era lo único que podía decir. Tenía que actuar como si nada estuviera pasando, no solo para que no supiera que Sergio estaba allí, sino que, con la reacción que tomó Sergio, si mi jefe lo descubría, yo también me metería en problemas. Mi jefe se sentó y yo también me senté en mi silla detrás del escritorio, quedamos al frente. El me pidió los documentos, yo se los comencé a enseñar y a exponerle el contenido de esto, igual el comenzó a preguntar.

Mientras mi jefe y yo charlábamos sobre los documentos, comienzo a sentir caricias en mis piernas, primero eran debajo de la rodilla, eran caricias suaves, pero igual excitantes. Obviamente era Sergio y supe al instante que no pararía allí. Las caricias comenzaron a subir y ahora eran en mis muslos, me subió la falda y yo lo único que pude hacer fue correr la silla para que quedara lo mas pegada al escritorio que pudiera, para que mi jefe no notara nada extraño.

Las caricias ya no era tan suaves, se tornaban con mas pasión cada vez. Sergio me acariciaba por todas partes las piernas, me las agarraba, me las pellizcaba. Me la comenzó a besar. Esto me excitó mucho y logró desconcentrarme de mi charla con el jefe, tenía que esforzarme demasiado para seguirle el ritmo a la charla.

Sergio no dejaba de besarlas, comenzaba debajo de la rodilla y terminaban arriba, bien arriba, mi faldita ya estaba bien subida y yo pegada al escritorio, sentada en el borde de la silla, para que mi jefe no lo notara, aunque no era solo por eso. Cuando Sergio comenzó a besarme las piernas, estaba pegada al escritorio, pero sentada bien recostada en la silla, fue cuando me comencé a excitar que me coloqué en el borde de la silla. Lo que quería es que también jugueteara con mi cuca, yo esperaba que entendiera el mensaje.

Sergio tardó en comprender que era lo que quería, porque el solo besaba mis piernas. Aunque era algo muy rico y excitante, quería que fuera algo mas. Mi jefe me preguntaba cosas y yo trataba de responderle con algo coherente. De pronto Sergio comenzó a acariciarme la cuca por encima de mi tanga, abra notado lo mojada que estaba. Continuó besándome las piernas, mientras que sus manos acariciaban mi cuca mojada por encima de la tanga. Yo le estaba explicando, como podía, unas cosas a mi jefe. Mi hablar era despacio, suave, no se si mi jefe habrá notado algo, pero que importa. Cuando estaba exponiendo algunas cosas, Sergio me comenzó a quitar la tanga, yo me levanté un poco de la silla y la tanga salió. Cuando pasó esto, Sergio otra vez comenzó a acariciarme la cuca, pero esta vez ya sin la tanga. Me la acariciaba mientras continuaba comiéndose mis piernas, luego comenzó a meterme los dedos, yo cada vez me corría un poco hacia el escritorio, pero esta vez no era para que mi jefe no notara nada, sino para que Sergio me diera mas placer.

De pronto, Sergio, comenzó a besarme la cuca, no era algo igual que cuando me la han chupado estando acostada abierta de piernas, pero era algo espectacular, delicioso, excitante. Mientras que yo hablaba con mi jefe, Sergio se comía mi cuca, de pronto, yo cierro los ojos un momentito corto y suelto un leve gemido, fue un sonido entre mis dientes. Mi jefe me preguntó, que te pasa Susana, te sientes bien. Yo le respondía que si, que me sentía perfectamente, que lo que pasaba es que anoche no había dormido muy bien y que me dolía un poco la cabeza, eso era todo, pero que no era nada de consideración. Mi jefe entonces siguió preguntándome cosas sobre los documentos y yo le contestaba como podía. Mi mano izquierda estaba sobre el escritorio, pero mi mano derecha, ya la había bajado para acariciar la cabeza de Sergio y presionarla contra mi para que me siguiera dando ese magnifico placer. El mientras me chupaba la cuca, me pasaba su lengua por mis labios y yo abierta de piernas, que delicia!!!!!!!.

De pronto el momento mas esperado de aquel rato, un momento que fue tan placentero como aquella chupada de Sergio. Mi jefe me dijo, eso es todo Susana, los documentos están bien, me voy. Cuando dijo esto, me sentí contenta, porque al fin podría estar un momentito a solas con Sergio. Cuando mi jefe me dijo esto, separé a Sergio de mi, me acomodé la falda y le di la mano a mi jefe. Le pedí el favor que cerrara la puerta porque no quería que nadie me molestara y así lo hizo.

Cuando mi jefe salió y cerró la puerta, Sergio salió de su escondite y sin decirnos ni una palabra, me agarró el culo y comenzó a besarme como loco. Me besó el cuello, desapunto mi blusa y me saco las tetas por encima del brasier y las comenzó a besar. Pero de pronto paro y me dijo que estaba demasiado caliente. Entonces nos tumbamos en el piso, el se desabrochó el pantalón, se lo bajo con todo y boxers, a mi me acomodó, me subió la falda, me abrió las piernas y sin pensarlo dos veces me lo clavó. Aaahhhhh!!! Que delicia!!!! Que calientes estábamos. Comenzó a darme muy duro y rápido desde el comienzo. Me clavaba de una forma descomunal, me chupaba las tetas y con las manos me acariciaba las piernas y el culo. Era algo supremamente excitante. El solo con el pantalón abajo y yo con la blusa abierta y mis tetas por encima del brasier, la falda subida, sin tanga, con medias y con los zapatos de tacón aun colocados.

El me clavaba con desespero, me daba muy duro y ambos gemíamos del placer, lo agarré con mis manos del culo y lo apretaba hacia mi, para que me siguiera clavando de esa forma. Fuerte, duro, rápido. Sergio se levantaba y bajaba duro y rápido, parecía que lo estuviera moviendo un pistón. La clavada era dura, fuerte, pero sin embargo, no duramos mucho tiempo para venirnos debido a la excitación del momento. Yo me vine apenas unos segundos después de haberle agarrado el culo. Cuando me vine, el duro unos 2 minutos mas, luego se corrió y le salió semen por montones. Mientras se corría, gemía y me apretaba el culo. Que delicia!!!!!!!!!!!!!

Cuando ya me lo sacó, me dio un beso, me dijo que pasara lo que pasara, siempre me iba a recordar y me dio otro beso. Luego se subió los pantalones y me dijo que tranquila, que cuando él saliera cerraría bien. Y así lo hizo. Cuando me levanté del suelo, lo primero que hice fue ir a buscar mi tanga que estaba debajo del escritorio, me la fui a colocar y note que me chorreaba semen por mis piernas, me di cuenta la clase de corrida que este tipo se había pegado, al mismo tiempo me sentí bien por la pasión que despertaba en un hombre diferente a mi marido. Me limpié, me acomodé la ropa, me acomode las tetas, la falda, el cabello y me senté de nuevo en mi escritorio para seguir trabajando. Luego llamé a mi marido para que nos encontráramos pronto porque quería hacer el amor con el cuanto antes.