Nueva vida en Etiopía 4 parte.

Acaba el humillante viaje en barco. La familia llega a Etiopía y comienza una nueva vida, será mejor?

Tras pasar el resto del día de nuevo tirada por los suelos del despacho, al llegar la noche, la última noche que pasaríamos en aquel barco demoníaco, cenaron de nuevo los mandos en el comedor de oficiales, conmigo recogiendo restos de comida que tiraban ante mi cara , y que acababa peleando con Satán por conseguir comer entre las risas de los negros ante mi humillante posición. Comentarios de todo tipo, que no acabaron hasta que tras las copas y algún puro, el Capitán les invitó a ir a su despacho, donde la chica continuaba en el cepo.

Sumisamente, aceptando su lugar, uno tras otro fueron poniéndose tras ella, penetrándola tanto por coño como por culo, agarrados a sus tetas, ante los comentarios de los demás degradándola y convirtiéndola realmente en simplemente unos agujeros y unas tetas. Alguno apoyaba la copa en su espalda, incluso el cenicero, todo valía mientras la menospreciaban.

El último en usarla fue el capitán, quería una despedida especial, ya que a la llegada a puerto por la mañana no habría tiempo de más usos, y debía ser bajada para entregarla a las autoridades de Libia que se encargarían de los traslados de cada grupo al lugar donde eran reclamados.

Seguía órdenes muy precisas del señor de El Congo que la quería, según las cuales debía sufrir muchísimo, y llegar prácticamente desquiciada a destino, todo era grabado para mostrarle las reacciones de ella, y la que quedaba era horrible.

Se puso ,mientras el resto de oficiales tomaban asiento ante la cara de la chica, en cuclillas, frente a ella, para hablarle cara a cara.

-          Me quieres, preciosa? Dime que me quieres…

-          Te..te ..quiero..balbuceó ella, bajito

-          No te oigo..mas alto..

-          Teee quieroooo, dijo ella, repitiéndolo más fuerte

-          Me deseas más que a tu novio, verdad?

-          Si, te deseo más que a mi novio.

-          Me quieres más que a tus padres, dímelo..quiero irte decir lo mucho que me quieres…

La chica ya no sabía cómo salirse de esta situación, frente  a las sonrisas burlonas de los oficiales que acababan de vaciarse de semen en su interior, y la cara sonriente del capitán frente a la suya.

-          Si..te quiero más que a mi novio, más que a mis padres, te deseo, deseo que me folles, deseo tu polla, que me conviertas en tu puta…-.dijo con algo de rabia, esperando que la respuesta fuera suficiente y que todos esos asquerosos negros quedaran satisfechos y acabase ya esta tortura.

-          Muy bien, ahora voy a ir atrás, a follarte, el coño, el culo, y a vaciarme , como mis amigos, dentro de ti….es lo que quieres, no?

-          Si, es lo que quiero, quiero tu semen dentro de mi, que te corras en mi coño, que uses mi culo, que me lo folles con tu gran polla negra y me hagas feliz por ser reventada por ti.

El negro se dirigió a la parte trasera del cepo, con la polla bien dura, la situó ante el ano de la chica y de un golpe la metió, quedándose quieto con el pene hundido hasta el fondo.

Hizo un gesto a uno de sus sádicos amigos, ante lo que éste encendió la televisión situada a su espalda, y la chica pudo ver , horrorizada, toda la escena en que sus padres y su novio eran arrojados al mar, ante las risas de los oficiales. Como castraron al novio antes de tirarlo para que la sangre llamara a tiburones por la zona, tras lo cual metieron el pene amputado en el chocho de la madre,  comentarios como “ ballena va” cuando la arrojaban a ella, o como el padre suplicaba que no le tiraran a él , y le hacían gritarle a su esposa cosas como gorda, me das asco, ojala te ahogues, creyendo que así se salvaría, para luego recibir una puñalada en el estomago y ser empujado también al agua. Claro está, viendo esto, la chica no pudo evitar entrar en crisis , comenzar a berrear, llorar, agitarse, entre espasmos, lo cual aprovechó el negro para agarrarse a sus hombros , y después a sus tetas, riendo, comentando que era como montar un potro salvaje.

Creo que los gritos y lloros se podían oir en todo el barco, al igual que las risas, hasta que el capitán consiguió correrse en el ano de la muchacha y se  separó de ella, el agotamiento había hecho que la chica ya prácticamente solo sollozase con algunos espasmos de la crisis nerviosa que había tenido.

Se volvió a poner frente a su cara, extrajo de una cajita una inyección, y antes de pincharle con ella en el cuello tuvo tiempo de decirle:

-          He disfrutado mucho usándote, preciosa, cuando llegues a El Congo y estés en las manos de quien te reclamó, te aseguro que desearás estar en el fondo del mar, con tus padres y tu novio, vas a sufrir muchísimo..en el fondo..mas das pena…

La besó en los labios y al poco de administrarle aquella dosis  quedó dormida, y así estaría hasta la entrega a su futuro dueño y torturador.

Mientras esto ocurría en el despacho del capitán, en el comedor de la tripulación también había fiesta, era uno de los pactos que tenia aquella empresa de traslados de blancos.

Los oficiales seleccionaban un grupo de mujeres, aquellas que estaban entre las “ tocables”, no como mis hijas, y eran entregadas a aquella chusma negra , primero para servirles, totalmente desnudas, la cena, ser sus camareras, aguantando sus sobeteos, y después,  durante unas horas, y sin dañar el material, hacían uso de  chochos, culos, bocas y cualquier cosa que quisieran hasta quedar todos satisfechos. Ellas tenían que ser educadas y agradables, era curioso ver a damas blancas de la alta sociedad europea tratando como grandes señores a negros que venían de las barriadas más humildes de cualquier ciudad africana.

Introducían botellas en sus coños, latas, las orinaban, o simplemente las humillaban haciéndolas adoptar todo tipo de posturas degradantes . A veces coincidían  madres e hijas, que solían acabar teniendo que realizar escenas lésbicas entre el jolgorio de los negros, y una vez satisfechos sexualmente y prácticamente borrachos, eran llevadas de nuevo con sus maridos, sus familias, entre lloros y miradas de odio de los blancos.

Tras finalizar la fiesta de oficiales, cada cual se dirigió a su habitación, ya sin compañía. La siguiente mañana sería dura y había que descansar, excepto el capitán, que me ordenó seguirle, junto  a Satán, a su dormitorio.

Una vez allí, a cuatro patas y con el plumero en mi ano, como era mi obligación, me acarició la cabeza, sonriéndome.

-          Mistetas, has sido una buena perra, una de las mejores que he tenido, la verdad, y te aseguro que por tu lugar han pasado unas cuantas. Si estás contenta por mis palabras, ladra y menea la cola , vamos, que vea que te enorgulleces!!!

Comencé a hacer lo que me decía, ladrando, meneando mi plumero, a la vez que mis tetas también iban de lado a lado. Sonrió.

Llevó su mano al plumero y lo extrajo de un golpe, aunque ya no me dolía, acostumbrada por desgracia a tener mi ano abierto.

-          Pues nada, daremos por finalizada tu vida como perra, por mi parte, quiero que sepas que he cumplido, tanto tu marido como tus hijas no han sufrido ningún mal, ni han sabido de tu situación, un oficial les dijo que cuando viniste a verme sufriste un desmayo, de los nervios, acompañado de fiebre, lo cual te ha tenido recluida en la enfermería del barco, con lo que , si tú no quieres comentarles nada, nada sabrán.

-          Gracias…- balbucee yo, no sabiendo bien por qué  debía darle las gracias a ese miserable.

-          Despídete de Sultán, no?

Me acerqué al perro, para acariciar su cabeza, en teoría ahora era una persona de nuevo, pero el negro me miró serio.

-          Dale un morreo, con lengua, quiero tu lengua dentro de su boca, así es como se despiden las parejas, y ese perro ha sido tu pareja, no?

Le miré, con rabia, esperando que ésta fuera la última humillación por parte de aquel cabrón y obedecí, metiendo mi lengua en la boca apestosa de aquel chucho, mientras oía como se abría la puerta y entraba un guardia, que me acompañaría de nuevo al camarote donde mi familia descansaba después de un largo y duro día de trabajo en las entrañas del barco.

Ante sus preguntas sobre mi estado, y tras asegurarles que ya no tenía fiebre y me encontraba bien, pude por fin besar a mis hijas y abrazar a mi marido, sin poder evitar pensar en aquella pobre chica y su familia. Yo al menos mantenía viva a la mía….

Al amanecer nos despertaban negros armados, entrando en los camarotes, haciéndonos salir corriendo, formando en la cubierta principal, donde a las mujeres se nos dio una especie de burka de color naranja, y a los hombres un pantalón y una camisa del mismo color. Parecíamos presos de Guantánamo, o creo que eso pretendían que pensáramos.

Fuimos distribuidos por lugares de destino. A nosotros, junto con otras seis personas, todas mujeres, nos enviaban al aeropuerto de Trípoli, desde donde un avión , carguero, nos llevaría a Mintamir, la ciudad etiopé donde vivían John y Candy. Un par de horas en el aeropuerto y casi cinco horas de vuelo después atravesábamos la terminal de mercancías del aeropuerto de esa ciudad, como si fuéramos bultos. Allí fuimos, junto a las otras mujeres, llevadas a una sala grande, sin ventanas, donde fueron llegando personas negras a recoger a sus “ invitados”.

Nosotros fuimos los últimos . Cuando vi la puerta abrirse y aparecer John, sonriéndonos, creí superado todo el dolor que me habían hecho pasar aquella gentuza, por fin mi familia estaba segura!!

Miguel se fue hacia él a darle la mano, la cual estrecho John, con un saludo no muy efusivo, la verdad, sin abrazos ni grandes gestos de amistad, soltándose rápidamente y preguntando si el viaje había sido agradable, a lo cual no quisimos decir nada, no fuera que lo comentara y tuviéramos problemas, asegurando que todo bien, si.

Mis hijas y yo continuábamos con el burka, siguiendo a John y a mi Miguel por los pasillos del aeropuerto. John, vestido con tejanos, calzado deportivo y camiseta, pero todo de marca, iba un par de metros delante, guiándonos . A la salida de la terminal se dirigió a una especie de ranchera, abierta en la parte de atrás, muy grande. Aunque había capacidad dentro para los cinco, nos dijo que era mejor que fuéramos en la parte trasera, al aire libre, según él veríamos las vistas mejor, aunque realmente ese traslado para él y para Candy era una manera de hacer ver a todos sus vecinos que habían adquirido sirvientes blancos, algo que se valoraba en esta sociedad como lo más de moda posible.

El recorrido duró aproximadamente una hora, los últimos quince  minutos dando vueltas sin motivo por la urbanización donde residían ellos, de clase alta, casitas con terreno, unos mil metros cuadrados, piscina, pista de paddle, la verdad, era una pareja que había conseguido llegar a lo alto . Pude apreciar como desde los otros terrenos, las otras casas, nos miraban, seguramente con envidia, en aquellos momentos aún no éramos conscientes de donde nos estábamos metiendo. Se abrieron automáticamente las puertas de su finca y entramos a una placeta ante la casa, preciosa, de dos plantas, muy moderna.

Tocó el claxon mientras se bajaba del vehículo y nos abría el portalón trasero para que descendiéramos de la ranchera. Mientras lo hacíamos salió Candy de la casa, sonriente, muy elegante, con unas botas negras hasta casi la rodilla, un pantalón de cuero del mismo color y una blusa roja. Era una mujer rotunda, la verdad, el pantalón marcaba un gran culo, piernas fuertes, y un pecho que debía estar sobre una 110, algo pasada de kilos, pero no en exceso. John ya tenía bastantes canas, pero aún guardaba el aire atractivo de cuando le conocí, alto, también ancho, con su barriguita provocada por la buena vida. La verdad, se notaba que eran una pareja en muy buena posición económica.

Era humillante estar ahí , ante ellos, con ese horrible burka. Yo esperaba el momento de llegar a su casa para poder quitármelo y imaginaba  que ella nos daría unas ropas más correctas, pero la primera reacción de Candy no fué la que yo esperaba.

-          Pero bueno, casi no os reconozco con esos vestidos , Olga, no?

Sabía perfectamente quien era porque mis hijas son un poco más altas que yo, soy bajita, muy delgada. Pudo ve como aquel bulto asentía con la cabeza. Permanecía callada, la situación me parecía violenta, junto a aquella mujer con la que había compartido muchos buenos momentos de mi vida. Se paseó a nuestro alrededor, mientras Miguel , al lado de John , miraba con cara de incredulidad, no entendiendo la reacción que nuestros “ amigos” estaban teniendo. Candy siguió hablando mientras caminaba.

-          Paloma y Carolina, las dos hijas perfectas, buenas estudiantes, guapas, cultas, educadas….la verdad, Miguel, tienes la familia perfecta, no es cierto?

Miguel la miró asintiendo, sin saber qué pasaba.

-          John y yo por desgracia no hemos podido tener hijos, Dios no nos quiso conceder ese regalo, pero bueno,  a cambio tenemos una buena vida, lujos, caprichos, y una relación que nos permite disfrutar de la vida en todas sus formas.

John interrumpió la charla de Candy.

-          Cariño, que tal si entramos para adentro? Hace mucho sol, y con esos ropajes, van a asarse, las pobres.

-          Pero John,- respondió Candy- vienen de un viaje muy largo, duro, no me quiero imaginar en qué condiciones, mejor que antes de entrar se den una buena ducha, se enjabonen y aseen, a saber los bichos que llevan encima , ya sabes lo peligrosas que son las personas llegadas de Europa.

-          Tienes razón, cariño, como siempre, me olvidaba que deben usar el jabón especial para asegurarnos que no entran nada en casa.

-          Si, después de la ducha ya nos saludaremos como corresponde, seguidme- concluyó Candy.

Comenzaron a caminar en dirección a un lateral de la casa, donde estaba situada la piscina, les seguimos los cuatro, pero en vez de ir hacia el cuarto que se suponía de ducha y vestidor, se pararon en el césped.  Candy fue al cuartito y salió con un bote , parecía champú normal y corriente.

-          Miguel, - dijo John- porqué no te encargas tú de coger la manguera para que se puedan dar una buena ducha? Aquí en el césped no hay ningún peligro de contaminar nada, y hace una temperatura genial para remojarse.

-          Si…claro- respondió mi marido, dubitativo- tenéis razón, mejor asegurarse .

Candy me alargó con su mano el bote de champú, que recogí .

-          Sacaros ya esos horribles sacos , que da cosa veros, debéis estar asándoos.

-          Pero…- le dije yo- está John aquí, y no llevamos nada debajo.

-          Que mas da eso?- me respondió Candy- aún recuerdo que vosotros antes de tener a las niñas hacíais nudismo habitualmente en España, no? Pudor no debéis tener, hay confianza!

No quería problemas , teníamos que aceptar que esto no iba a ser fácil, estábamos en su casa, bajo su protección, y no era cuestión de discutir, bastante había pasado yo ya en los últimos días para ahora preocuparme por estar desnuda ante John. Sin pensar mucho me subí el burka, sacándolo por mi cabeza y dejándolo en el suelo, quedando ante el matrimonio negro, mi marido y mis hijas desnuda.

-          Venga chicas, vosotras también- corto el silencio Candy.

Obedecieron, las tres desnudas, ante las miradas de John , repasándonos de pies  a cabeza a las tres.

-          Te quedo el laser muy bien, Olga- dijo Candy mirando mi coño- hay que reconocer que es mucho más cómodo, tus hijas en cambio llevan su matita de pelo, yo también la tengo, sabes? Aquí  ir así, sin nada de pelo, es algo más propio de prostitutas y mujeres de mal vivir, pero allí si es cierto que estaba muy de moda entre las mujeres pijas, jajaja, costumbres de cada sitio, supongo.

John se dirigió a abrir el agua de la manguera, y la cogió, mientras le decía a Miguel que si él no pensaba desnudarse. Miguel llevaba días desnudo, como nosotras, pero claro, ante John y Candy , amigos, era cortante.

-          Si..si…claro…- respondió mientras se quitaba aquel pantalón y la camisa.

John le entregó la manguera, con un comentario jocoso.- te hago entrega de la manguera, te encargas de la desinfección!-  Se sentaron los dos en un banco próximo, mirando cómo nos enjabonábamos bien las tres, y al acabar, como yo le aguantaba el chorro a Miguel para que él hiciera lo mismo.

-          Sobretodo coños, tetas anos, el interior del pene, Miguel, cualquier rincón, _ interrumpió Candy- que no falte jabón, no queremos problemas luego.

La miré con cara de que no era necesario tanto detalle, pero intentamos no dejar nada sin enjabonar a fondo.

Ellos hablaban como si fuera normal estar mirando nuestra ducha.

-          Así. Olga, -dijo Candy- cuanto lleváis sin follar Miguel y tú? Supongo que mucho, no? Tantos nervios, la presión de salir de Europa, el viaje…debéis estar deseando estar a solas, claro, jajaja.

Mi cara era un poema, no podía creer lo que había salido de los labios de esa mujer. Miguel , también asombrado, miraba sin saber a dónde, mientras nuestras hijas  hacían como si no hubieran oído nada.

-          Si…mucho, la verdad, no era el momento – contesté como pude para salir al paso.

-          Nosotros, la verdad, somos sexualmente muy activos, a veces le digo a Candy- me contestó John- que imaginando esas situaciones que vemos en la tele, no sabría como estar sin sexo, necesitamos al menos dos al día, jajaja. No podemos tener hijos, pero vaya si lo intentamos!!!

A todo esto los cuatro estábamos ya duchados, bajo el sol, secándonos, esperando unas toallas que parecía que no llegaban, desnudos ante el matrimonio negro, los cuatro intentando ocultar como podíamos nuestras partes más intimas.

-          Y vosotras, chicas- siguió Candy con la violenta conversación- ya sois mayorcitas, no os dará vergüenza hablar de estas cosas, supongo. Tenéis novio? Os habéis dejado algún amor allí?

Las dos negaron con la cabeza. Realmente , a pesar de su edad y  ser muy guapas , aunque habían tenido algunos pequeños romances , no pasaron de sobeteos y besos, poco más, consideraban que se tenían que hacer respetar, las habíamos educado bien en ese aspecto.

Candy seguía con el tema…

-          Sois….virgenes…….aun?? no puede ser…a vuestra edad?? Sonreía alucinada.

Mis dos hijas asintieron, tímidamente, mientras me miraban sin saber bien bien que hacer ante esa situación.

-          Olga, de verdad, me has dejado alucinada, viéndote, siempre tan pija, con tus tetas operadas, tu coño depilado totalmente, jamás habría pensado que darías una educación tan férrea a tus hijas, me gusta, la verdad, y me sorprende!!

-          CANDYYY- grité  ya harta, mirándola enfadada- te estás pasando!!! A qué viene todo esto que estáis haciendo???

John y Candy se levantaron de su banco, se acercaron a nosotros, John al lado de Miguel, y Candy, frente a mí, me soltó un tortazo con todo su mano abierta, que me tiró al suelo, mientras John cogía las muñecas de Miguel por detrás y le hacía gestos de estar tranquilo y quietecito.

-          Mira, Olga, esto puede ir por las buenas o por las malas, - me dijo Candy con prepotencia, mientras yo estaba en el suelo con la mejilla ardiendo- antes seríais lo que fuera, pero ahora sois unos muertos de hambre que han venido a nuestra casa a servir, os creéis que vais a estar aquí en plan invitados, amigos, disfrutando de todo lo que con tanto esfuerzo hemos conseguido? John no le debe nada  a Miguel, se hartó de trabajar a sus ordenes durante años sacándole de montones de problemas, mientras tu marido se llevaba los premios , y yo? Cansada de ir a tu casa a que me pasaras por la cara lo feliz que eras,  el pijerío que se respiraba, que si mis hijas esto, que si mis hijas lo otro, cuando sabias perfectamente que me moría de ganas de ser madre y no podía. Ahora , aquí, sois lo que sois, nuestro servicio, por no decir nuestros esclavos….sabéis lo que valéis aquí? Nada!!! Vosotros y vuestras hijas no sois más que cualquier perro que vaga por la carretera, y si me da la gana preguntar a tus hijas si follan, se lo preguntaré, y si me mienten, sabrán lo que es un castigo ejemplar.  Está claro? – dijo mirándolas a ellas- y tú, Olguita, mas te vale aceptar tu lugar, y el que a partir de ahora va a ocupar tu familia en esta casa, porque si no el mercado de segunda mano está cerca, y acabarás tú, o tus hijas, subastadas para cualquier prostíbulo de la zona. Lo has entendido, pija creida???

No me pudo salir ninguna palabra, en el suelo, tirada, mirando a mis hijas, mirando a Miguel, que ya tenía las manos libres, pero estaba quieto sin saber cómo reaccionar, volví a mirar a Candy y no pude más que asentir.

-          Bien, levántate, y seguidme al interior! Ahora que están las cosas claras os enseñare        vuestras habitaciones y hablaremos de cómo ocuparemos cada cual su lugar en la casa.

Entramos, John y Miguel los últimos. La casa por dentro era aun más bonita que por fuera. Nos fue mostrando el gran salón, si ni mirarnos, solamente haciendo referencia mientras pasaba, la cocina, grande, un aseo  y el cuarto de la plancha y la lavadora. Subimos a la planta alta, donde estaban cuatro habitaciones, una, la más grande, su dormitorio , tipo suitte, vestidor, baño con bañera de hidromasaje redonda, espejos, muy recargado. Había otro dormitorio grande, de invitados, también con baño y uno supongo que preparado para nosotras, con tres camitas individuales, no muy grandes, parecían más para niños, por el tamaño. La última habitación era el despacho de John, realizaba mucho trabajo desde casa.

-          Esta es la habitación tuya y de tus hijas , Olga, dormiréis aquí , cerca de nosotros, por si necesitamos algo durante la noche. Como comprenderéis, siendo el servicio, no estaría bien que Miguel y tu os pasarais la noche…follando..jajaja..solo faltaría eso, y encima junto a vuestras hijas, así que hemos pensado que Miguel mejor dormirá abajo, en el garaje, hemos preparado un camastro para ti, Miguel, allí estarás cómodo, y como tu función básicamente será encargarte del mantenimiento de la casa, jardín, coche, lo tendrás todo a mano para no tener que estar por la casa ensuciando nada al entrar y salir. Te parece bien?

Miguel, callado , asintió, la situación ya le había superado hacia tiempo.

-          John, porque no te lo llevas al garaje y le muestras su uniforme y cosas mientras yo hago lo mismo con el resto de la familia blanca?

-          Si, cariño- le contesto John- además luego tengo trabajo, así que mejor acabar con las presentaciones ya.

Miguel le siguió al garaje, en silencio, aquel que consideraba su amigo estaba muy lejos ya de serlo, no merecía la pena hacer comentarios ni pedir explicaciones, estaba claro que habíamos sido víctimas de una trampa por su parte.

Una vez allí, en un rincón del garaje, tras dos coches más que pertenecían a John, estaba su camastro, y al lado un pequeño perchero con solamente un bóxer y unas chanclas. Eso iba a ser todo su uniforme.

-          Miguel, en ese cajón encontrarás una maquina de cortar pelo y cuchillas de afeitar, Candy quiere que jamás se vea un pelo en tu cuerpo, tanto cabeza, barba, axilas, polla, culo, piernas, totalmente depilado siempre, según ella así iras a juego con Olga. Está claro?

-          Si…John…está claro….

-          Por cierto,  ahora, dada la situación, creo que no es adecuado que me sigas llamando John, no somos amigos, no?  Señor creo que es más correcto, entendido?

-          Si…si…señor…- dijo Miguel, mientras John se iba en dirección a la escalera.

-          - comienza ya con la maquinilla y cuando estés listo te quiero en el jardín, hay que regar!

Mientras eso ocurría en el garaje, en la planta superior Candy nos había mostrado en un armario nuestros uniformes de “ servicio”. Eran tres uniformes de criada francesa, completos, cofia y guantes de encaje incluidos, pero mientras a mis hijas les dio una talla adecuada, el mío era pequeño, mis pechos, ya de por si redondos por la silicona, parecía que iban a estallar, casi no podía respirar, y la falda era tan corta que sin ningún problema mostraba mi coño, ya que no nos proporcionó bragas a ninguna. Todo acompañado de unos tacones altos negros.

Cuando por fin estuvimos con esa indumentaria nos hizo hacer una especie de desfile, iendo y viniendo por el pasillo, nos ordenó inclinarnos hacia delante, ponernos en cuclillas, comprobaba como de expuestas a las miradas estábamos las tres. En esa humillación estábamos cuando apareció John, subiendo del garaje, en dirección a su despacho.

-          Cariño, están guapísimas, vas a tener las mejores criadas del barrio, verás cómo nos envidian!

-          Eso espero, con lo que nos han costado traerlas, será mejor que hagan bien su trabajo, si no se van a enterar. Inclinaros las tres, hacia delante, y tocaros con las manos los pies, separando las piernas, vamos!

Obedecimos, sabiendo que desde atrás John estaba examinando nuestros culos, coños, piernas, el que había sido para nosotros un amigo ahora era..nuestro dueño.

-          Por cierto, Olga- dijo Candy estando nosotras en esa denigrante postura- quiero que sepas que John y yo somos una pareja muy liberal. Para nosotros no sois más que el servicio, y tanto tu como tus hijas, si él os requiere para cualquier cosa que le apetezca, tendréis que estar solícitas y agradecidas, está claro?

Me estaba dando cuenta que toda la protección que había podido dar a mis hijas hasta ahora, se terminaba en este momento.

-          Venid las tres a mi despacho -dijo John, seguido de Candy.

Las tres entramos, era un despacho grande, bonito, una gran cristalera con vistas a la piscina .

John se sentó en su butaca, Candy en un pequeño sillón rinconero.

-          Cuanto hace que no recibes polla, Olga? Dijo John.

Me quede helada.

-          Mucho….balbucee cortada ante mis hijas.

-          Si, es cierto- me sonrió John- chupar si has chupado, tanto de hombres como de ..perros??? es posible, no? Jajaja

-          Pero…- le mire, totalmente roja de vergüenza- como…

-          Te crees que es casualidad que hayáis llegado aquí las tres sin recibir polla en ningún sitio? Jajaja- rió Candy- Nos ha costado un suplemento, pero John quería ser el primero en follarte, sabemos que solamente lo ha hecho Miguel en toda tu vida, la sensación de ser la segunda polla en entrar….es un regalo que le hago a mi maridito….

-          Y luego están tus hijas- continuó John- cuando indagamos y supimos que eran vírgenes, no nos lo podíamos creer, menuda suerte!!

-          Olga….o Mistetas…no sé cómo llamarte,- se mofó Candy- tenemos todo el material grabado tanto en el puesto de control fronterizo como en el barco, se paga un poco más pero te dan un informe completo del traslado, es una pasada lo que llegas a hacer por tu familia…chicas, podéis estar orgullosas de vuestra madre.  Con lo pija y creída que tú eras!!

Mis hijas se miraban entre ellas, asombradas por aquellos comentarios, me miraban a mí, que roja a estallar, miraba al suelo avergonzada, sin saber cómo reaccionar.

-          Chicas, - dijo Candy a mis hijas- vámonos que John quiere hablar con vuestra madre, vosotras seguidme a la cocina, comenzaré a explicaros parte de vuestras funciones.

Vi desaparecer a aquella odiosa mujer con mis hijas y cerrar la puerta del despacho, mientras John, con aire de superioridad me miraba desde su butaca.

-          Olga, Olga, Olga…que ganas tenía de que llegara este momento, sabes?  Candy es una gran mujer, la quiero con locura, me proporciona todo lo que necesito, y este regalo que me hace…contigo..bueno..no tengo palabras…entiendes cual es tu situación , verdad?

-          Si…- dije casi sin voz.

-          Si…señor…ya se lo he dicho a Miguel, vamos a ponernos cada cual en su lugar.

-          Si…señor..repetí otra vez con un hilo de voz.

-          Acércate, súbete la faldita, si es que se puede subir algo, Olga.

Obedecí, subiendo mi falda , algo innecesario para que viera mi coño, ya  que se veía con la falda totalmente bajada.

El sentado, con mi coño a la altura de su pecho, cogió con sus dedos mis labios, los abrió,  los estiró jugando con ellos, subiéndolos, bajándolos, tras lo cual me ordenó darme la vuelta, separó mis nalgas, comprobando lo cerradito que estaba mi ano.

Tras eso, me volvió a ordenar ponerme firme, y abrió los botones , saltando mis tetas fuera, acarició mis pezones, comprobando la dureza de mis pechos debida a la silicona, su redondez perfecta, las cicatrices dejadas por el cirujano en las aureolas.

-          Te mantienes muy bien, Olga, la verdad, y por lo que he visto en los videos que nos mandaron, eres capaz de hacer cualquier cosa, por degradante que sea, por tu familia, lo cual me hace pensar en infinidad de pruebas que ponerte, que creo que superarás. Tienes un cuerpo muy diferente al de Candy, pero eres morbosa, y además, saber el daño que le puedo hacer a tu marido usándote me excita muchísimo. Me entiendes?

Asentí , sin saber realmente porque disfrutaba haciendo sufrir a una familia que lo había tenido hasta ese momento por amigo.

-          Ahora vas a desnudarte, déjate solo los tacones, eres bajita y además te hacen un culo precioso.

Obedecí, callada, sin mirarle a la cara.

-          Ve hacia la cristalera, ves la banqueta? Ponte en ella a cuatro patas, tu cara hacia los cristales.

Seguí obedeciendo.

-          Has visto quien hay fuera? Ves a Miguel regando? Vaya rapada se ha pegado, Candy quiere que no tenga un solo pelo en el cuerpo, a imagen y semejanza de tu coño, jajaja.

Podía verlo, calvo,  con su calzoncillo y sus chancletas, la manguera en la mano, regando el césped junto a la piscina.

John se acerco al cristal, y con los nudillos dio unos golpecitos, que llamaron la atención de Miguel dirigiendo su mirada hacia nosotros, y viendo mi posición, frente al cristal.

John le saludó con la mano, sonriéndole, y tras eso, colocándose tras de mí y abriendo su pantalón, dejo salir un pene muy oscuro, no excesivamente largo, pero muy grueso. Lo situó en la entrada de mi coño, rozándome.

-          Mistetas, os doy oficialmente la bienvenida a nuestro hogar, a partir de ahora….sois nuestros!!!

Tras decir eso, su polla penetró de un golpe en mi reseco coño. Meses de no haber sido follada, la primera polla que entraba en mi  exceptuando a Miguel, mientras el pobre miraba desde el jardín con la manguera en la mano y veía como  dos lagrimas caían por mi mejilla.