Nueva vida con mi hijo 7

Mi amo vuelve a casa y adoptamos a una nueva putita.

AVISO: Es aconsejable leer los episodios anteriores para conocer a algunos personajes y ver como ha llegado la trama a este punto. A los nuevos lectores os animo a dejar un comentario y a los antiguos os agradezco los vuestros y esperoseguir recibiendo más. ¡Disfrutad amores!

Por fin llegó el lunes. Estaba como loca por recibir a mi amo, necesitaba urgentemente sentirme dominada y humillada. Mientras me masturbaba en la cama con la imaginación desbocada, se me ocurrió darle una sorpresa a Raúl. Me quedé con la paja a medias, para reservarme y continuar excitada y volví al sex-shop. Me puse un vestidito veraniego que había comprado con mi sueldo extra en el Glory Hole, era verde claro, de tirantes y con una falda con vuelo bastante corta, por supuesto no me puse nada de ropa interior, me había aficionado a notar el aire en mi coño. Era bastante temprano cuando llegué y la tienda estaba vacía. Saludé a Marcos y él medio el saludo con una sonrisa y con ojos de deseo. Paseé entre los estantes mientras recordaba con cariño mi sala de Glory Hole y notaba como mi coñito se iba humedeciendo. Encontré lo que estaba buscando, un collar con su correa para ser la perra que mi hijo se merecía. Elegí un collar rojo con correa negra y fui a pagar. Marcos me aplicó su descuento de empleado, este chico era un encanto, y me dijo si tenía tiempo para pasar un rato con él. Joder, que ganas tenía, pero le dije que hoy volvía mi amo y me estaba reservando enteramente para él. Un poco decepcionado asintió y me apiadé de él. Me acerqué, cogí su mano y la dirigí a mi coño mientras hundía mi lengua en su boca. Marcos acariciaba mi coño, mientras uno de sus dedos entraba y salía de él. Cuando acabó el beso, retiré su mano y acerqué sus dedos a mi boca para lamérselos mientras le miraba a los ojos. Así me despedí de él, dejándolo muy cachondo. Mientras volvía a casa imaginé la tremenda paja que se estaría haciendo.

Cuando se abrió la puerta de casa, yo ya me encontraba desnuda, con mi collar puesto y a cuatro patas en la entrada del salón. Cuando mi  hijo me vio, sonrió y avanzó hacia mi. Cogió la correa y me llevó al sofa. Se sentó y me puso sentada a mi también encima suya y de espaldas a él, con mi culo pegado al bulto de sus pantalones. Me abrió las piernas, y puso una mano en mi coño jugueteando con él y su otra mano acariciando mis tetas. Joder, como deseaba tener aquellas manos en mi cuerpo, estaba ya chorreando solo de notar ese contacto. Tenía unas ganas tremendas de probar su polla, pero allí mandaba mi amo.

- Te he echado de menos, puta.- Me susurró al oido.

- Yo a ti también, amo.- jadeé.

- Quiero que me cuentes con todo detalle como te follaste a esa putita. Toda la historia desde el principio. Y tienes prohibido correrte hasta que te lo permita.

Empecé a contarselo todo. Le conté el anuncio que había puesto y como sólo me llamaban hombres o me llegaban fotos de pollas, hasta que llamó mi ángel. Me estaba poniendo a mil contándole mi experiencia lésbica a mi hijo mientras me masturbaba y pellizcaba mis pezones. Le conté como nos habíamos enseñado los cuerpos en videollamada, describiéndole perfectamente el cuerpo de Mónica. Cuando llegué a lo que sentí y cómo disfruté comiendo su coñito rosado, Raúl haceleró el ritmo de mi paja mientras tiraba de mi pezón con fuerza. Tuve que hacer grandes esfuerzos para no correrme. Le conté como le folle el coño y el culo con mi arnés y el final, cuando me senté encima de la cara de ella hasta que me corrí en su boca. Cuando terminé me empujó al suelo, sujetándome erguida de rodillas mientras me seguía tocando.

- Muy bien puta, ya puedes correrte.- Me dijo al oido, y empezó a clavarme sus dedos en el coño con fuerza mientras mordía mi cuello. Tuve un orgasmo bestial. No paraba de gritar mientras oía mis fujos salpicar el suelo y los dedos de mi hijo provocar chapoteos en mi coño encharcado.

Cuando sacó sus dedos, agarró la correa y de un tirón me puso a cuatro patas. Con su mano agarró mi cabeza y la dirigió al charco que había dejado en el suelo.

- Limpia eso, zorra.- Me ordenó mientras yo sacaba la lengua y me la hacía pasar por mi corrida. Joder, ya estaba otra vez cachonda por volver a ser dominada y humillada después de tanto tiempo.

Cuando el suelo quedó limpio, se agachó a mi lado y empezó a comerme la boca. Se puso de pie y se desnudó completamente. Agarró de nuevo la correa y me llevó a cuatro patas hasta nuestra habitación, él andando de espaldas mientras me hacía seguir su polla. Me levantó y me empujó contra la cama dejando mi cuerpo tumbado boca abajo en ella, con mi culo en el borde, levantó mi culo y sin previo aviso me clavó su polla hasta el fondo. Joder si, me dolió un poco al no esperarlo, pero lo justo para apreciar el dolor y mojarme con él. Mi amo siguió enbistiéndome con fiereza el coño mientras mis piernas temblaban, no sabía cuanto tiempo podrían seguir sujetandome de pie en esa postura. ¿ Cómo era posible que con todos los hombres que me habían follado desde que empezamos nuestro juego de puta y amo, mi hijo era el único que podía llevarme al paraiso del placer? Más pronto de lo que esperaba, empecé a gritar de nuevo volviendo a correrme, mientras oia a mi hijo gemir y notar mi coño llenándose de leche caliente.

Nos tumbamos en la cama, besándonos ansiosamente.

-Puta,¿Porqué no le escribes a Mónica y le dices si quiere pasarse a jugar con nosotros? Eso si, el fin de semana que viene, que estos día eres toda mia. Aunque sea tu amo, no me enfadaré si no te apetece.

- Ahora mismo le escribo amo. Gracias.- Le dije mientras cogía mi móvil.

" Mónica mi novio ya ha vuelto. Acabo de recibir una follada brutal. ¿Quieres unirte a nosotros el finde que viene? Besos, amor"

Le enseñé el mensaje a mi hijo y lo envié. Mientras nos besábamos, recibí la respuesta.

" Me encantaría pasar tres días con vosotros. Ya estoy babeando de pensar en tu coño y la polla de tu novio en la boca"

Empecé a reirme y le enseñé el mensaje a mi hijo. Aquella perra había pensado que me refería a que estuvieramos los tres días del fin de semana juntos. Mi hijo me dijo que por él estaba bien, que sería divertido.

- Muy bien puta, por lo que me has contado, ella no sabe que soy tu amo y voy a serlo también para ella. Llámala con el manos libres y dile estas normas.

- Hola Elena.- Me saludó Mónica cuando descolgó.

- Hola ángel. Calla y escucha atentamente. El otro día no te conté que además de una relación abierta, mi novio y yo tenemos una relación de puta y amo. Si quieres pasar con nosotros el finde serás también su puta, asi que atenta a estas normas: A mi amo no le gusta que sus putas usen ropa interior nunca, no podrás usar nada de ropa interior desde el momento que acabe esta llamada. A mi amo no le gusta que sus putas usen ropa en casa, desde el momento en que cruces la puerta deberás estar desnuda. A mi amo le gusta humillar a sus putas, debes estar preparada a que todo es posible el finde semana. A mi amo le gusta azotar a sus putas, vas a recibir dolor físico pero con moderación, te aseguro que lo disfrutarás. A mi amo le gusta que sus órdenes sean ley, no debes desobedecerle nunca. Y por último mi amo quiere recibir ahora mismo un video tuyo masturbándote. Te esperamos el viernes a las ocho de la tarde. Tú decides. Besos, amor.- Y le colgué el teléfono.

Como unos cinco minutos después recibimos el video. Al darle al play vimos una imagen de la calle mientras ella andaba.

- Vaya, la hemos pillado fuera de casa, escríbele que nos mandé el video en cuanto llegue - Dijo mi hijo un tanto decpecionado.

De repente la imagen cambió a una calle más estrecha sin salida. Mónica apoyó el móvil en algún sitio y se retiró mientras veíamos como miraba a la salida del callejón. Se levantó la camiseta dejándosela sujeta pasándola por su cuello para que veíamos como no llevaba sujetador.

- joder.- Dijo Raúl. - Esta puta es muy obediente. Coge mi polla y empieza a pajearme.

Mónica se iba quitando el pantalón corto que llevaba para quitarse las bragas mientras yo pajeaba a mi hijo. Se acercó al móvil, lo cogió y enseñó que estaba algo oculta por unas cajas de alguna tienda de allí. Sin ponerse los pantalones, mi ángel bajó el móvil para que viéramos su coño y tetitas desde abajo, chupó sus dedos y empezó a masturbarse mientras miraba a la salida del callejón. Joder, que coño tan bonito tenía. La escuchabamos gemir muy bajito, hasta que poco después se mordía el labio mientras veíamos su cuerpo temblar y unas gotas caer sobre el teléfono. Se abrió su coñito con los dedos para mostrarnoslo y el video terminó. Joder, que espectáculo. Mi hijo ya tenía la polla como una roca por el video y mi paja.

- Joder, menuda putita has encontrado. Antes me has contado que te follaste su culito asi que estos dias vamos a tener que ir entrenando el tuyo para que esteis en igualdad de condiciones.- Mi coño vibró de emoción al escuchar aquello. - Además Esteban me llamó durante el viaje y me comentó si era posible follarte por el culo en su próxima visita al hotel y que pagaría el doble por ello.

Mi querido Esteban. Era mi cliente favorito y se notaba que yo le gustaba. Ya estaba deseando mi próximo turno como puta en el hotel.

Raúl me indicó que me diera la vuelta y me pusiera a cuatro patas en mitad de la cama. Salió de la habitación y volvió con uno de los pañuelos que tenía en mi antigua habitación y me ató las manos a la espalda. Me puse un poco nerviosa, era mi primera vez por el culo e iba a ser mi primera sumisión anal. Volvió a salir y volvió con una botellita de aceite de oliva.

- Amo, en mi habitación hay un bote de aceite que compré en el sex-xhop cuando fui a por el arnés.- El tortazo que sentí en mi culo me hizo soltar un grito.

- Te dije que me contaras todo lo que hiciste desde que contactaste con Mónica, puta.- Y volvió a golpearme.

- Ahhhh- gemí. - Lo siento, amo. Como no he llegado a utilizarlo se me había olvidado.

- De acuerdo, te perdonaré esta falta.- Y fue a recoger el aceite.

Cuando volvió, se puso de rodillas delante mia. Ni siquiera tuvo que dar la orden, en cuanto vi aquel pedazo de cipote delante de mi cara, abrí la boca y mi amo empezó a follarme la garganta. Joder, por fin, todas las pollas que chupé en el Glory Hole no eran nada comparadas con comerle la polla a mi propio hijo. Al poco, ya tenía mi boca babeando sin parar y las lágrimas surcaban mis mejillas. Cuando mi hijo salió de mi boca dejé escapar un gemido de tristeza al no recibir su semen.

Mi hijo se colocó detrás mia, me dio un par de azotes y de repente, empecé a notar su lengua en mi culo.

-Mmmm, eso es amo.- Gemía yo. - Disfruta del culo de tu esclava, es todo tuyo.

Mi hijo empezó a darme unas lamidas impresionantes, arrastrando su lengua desde mi coño hasta mi culo. Luego paró y noté como el aceite hacía contacto con la entrada de mi ano. Mi hijo me embadurnó completamente el culo dejándome la entrada bien lubricada y empezó a introducir un dedo y luego dos en mi culito virgen mientras su otra mano acarciiaba mi coño.

-¿ Te gusta, puta? Relájate porque ya mismo voy a follarte el culo como te mereces.

Me dejé llevar por las sensaciones y pronto noté como mi culo se abría recibiendo los dedos de mi amo, cada vez más profundos. Al poco, los sacó y noté el capullo de mi hijo en mi entrada. Noté como caía más aceite y mi hijo empezó a empujar intentando meter aquella polla majestuosa.

- Estas muy estrecha, zorra. Pero tranquila, para el viernes esta polla entrará con tanta facilidad como por tu coño.

Mientras me decía esto, iba empujando cada vez más a la vez que acariciaba mi coño. Las caricias en mi raja ayudaban a desviar mi atención de la incomodidad del desvirgamiento. De repente grité al norta como su cipote había traspasado por fin la entrada de mi culo.

- Ya pasó lo peor, perra.

Me relajé mientras notaba como mi hijo me iba introduciendo su polla poco a poco para no hacerme daño. Finalmente me dijo:

- Ya está, puta. Mi polla está dentro de tu culo. ¿Como te sientes?

- Estoy muy cachonda, amo. Por favor, epieza a follarme- Le dije mientras notaba como mi coño se encharcaba de la emoción de lo que venía.

- Muy bien, puta. Vamos a abrirte ese culo.

Empezó a menear sus caderas, follando mi culito poco a poco para después empezar a acelerar. Yo gritaba de dolor, pero mi amo no tuvo piedad ya de mi y seguía embistiéndome. Al poco, el dolor se tranformó en placer y mis gritos pasaron a ser gemidos.

- Joder, puta, esto es la ostia. Y parece que tu culo ya se ha hecho a mi polla. Preparate, voy a destrozar tu culo de perra.

Se levantó poniendo sus piernas a ambos lados de mis caderas y empezó a follarme brutalmente. Empecé a mover mis manos intentando liberarme de mi atadura pero era inútil, el abuso al que era sometida activó mis institos de puta y empecé a babear y a gemir de placer.

-¡Oh, joder, si amo asi!¡Vamos, reviéntame el culo!¡Abusa del culo de tu puta!- Le gritaba mientras le miraba de reojo, con la cara ya apoyada en la cama. Me fue imposible seguir con la cabeza erguida.

Me escupió en la cara y mientras yo me relamia lo que había caido cerca de mi boca, me puso un pie en la cara. Joder, la escena no podía ser más humillante. A cuatro patas, con un pie de mi hijo en la cara, mis manos atadas y mi culo siendo sodomizado con una brutalidad que no había creido posible. Prontó noté como mis intestinos recibían la lefada de mi hijo, éste salió de mi culo y me clavó su polla en el coño follándome frenéticamente antes de que su polla perdiera potencia por la corrida. Empecé a gemir y a jadear mientras me alcanzaba el orgasmo. Cuando todo terminó, me quedé tumbada boca abajo, con las piernas abiertas. Me escocía el culo, pero sabía que pronto rogaría por volver a sentir aquella polla dentro de él. Noté como mi amo pasaba un dedo por mi ano, lo que me hizo estremecerme, y me lo enseñó.

- Menudo espectáculo ver mi leche chorreando tu culo de puta.- Me dijo.- La próxima vez te lo follaré boca arriba para que lo veas bien.- Y con la mano libre apretó mi cara mientras metía su dedo lleno de semen en mi boca. Después acercó su polla para que lamiera su restos de semen y un poco de sangre de su enorme falo.

- Joder amo, que sabroso.- Le dije mientras lamía su rabo- Me encanta que mi culo haya entrado a tu disposición.

Durante aquella semana, mi amo siguió entrenando mi culo para el finde. Yo compré una cama más grande con mis ahorros de puta para disfrutar de espacio para los tres. Raúl salió un par de veces de casa sin decirme el motivo y me ordenó que sacara toda mi ropa y mis cosas de mi antigua habitación. Puso una cerradura en la puerta y se pasó allí algún tiempo sin que yo supiera que estaría tramando. Cuando salió lo vi cerrar con llave y guardársela.

El viernes, sobre las seis yo estaba ansiosa. Mi hijo no me había follado aquel día y me lo pasé cachonda perdida imaginando escenas de lo que pasaría aquella noche. Mi amo me prohibió correrme durante todo el día y como una buena puta sumisa le obedecí. Mientras miraba el reloj desesperada, Raúl apareció en la puerta del salón.

- Sigueme, puta.- Temblé de emoción al oir aquellas palabras. Para provocarme más, me había ordenado que pasara el día desnuda rozándome las tetas o el coño siempre que podía. Me levanté de inmediato y fui dando saltitos, haciendo que mis tetas botaran. Cuando entré en mi antiguo cuarto, me quedé asombrada. La cama, que era plegable y se guardaba en el armario, estaba bien guardada. En el escritorio vi el consolador negro, mi arnés con mi polla, una bola roja sujeta a una cinta negra, unas pinzas también rojas, una fusta negra y algo que no supe identificar. Al fondo, en la pared, Raúl había colocado unas cadenas a bastante altura que terminaban en unas esposas.

- Como ves, he estado ocupado.- Me dijo colocándose detrás mia sobando mis tetas. - Son las seis y cuarto, asi que tú y yo vamos a prepararnos para mi nueva puta.

Me agarró del brazo y me llevó a las esposas de la pared, me las puso y me dejó allí, alejándose para observarme. Mis brazos quedaban relajados pero sin posibilidad de bajarlos. Cogió la bola roja.

- Abre esa boca de zorra.- Y me colocó la bola, anudando la cinta por detrás de mi cabeza.

Empezó a azotar mis tetas mientras se movía alrededor mía, mirándo como se mecían a cada golpe, mientras yo gemía ahogadamente por la bola. Fue al escritorio y lo ví coger el consolador y el objeto que no había logrado descubrir que hacía.

- Esto te va a encantar puta, ¿sabes lo que es?

Negué con la cabeza mirándolo. Se acercó a mi, dejó el consolador a mis pies y sacó algo más del bolsillo. Era un objeto plateado y pequeño. Se lo metió en la boca y se colocó detras mia. De repente note aquel objeto frio entrado en mi culo y solté un gemido de sorpresa y placer. Volvió a coger el consolador y se puso de pie. Empezó a lamer la bola de mi boca y los labios y fue introduciendo el consolador en mi coño. Cerré los ojos mientras gemía. Joder, aquello era haber perdido el control totalmente. Estaba expuesta a los caprichos de mi amo y mientras me estremecía con la follada que me estaba dando con aquella polla negra supe que íbamos a usar esa habitación mucho más.

Relajó un poco el ritmo de la follada.

- Abre los ojos puta y mira tus tetas. No te pierdas esto.

Acercó aquel objeto alargado a mi teta y cuando la punta roja tocó mi pezón, sentí la descarga eléctrica.

- Mmmmmm- grité sin poder soltar palabra, mientras agitaba mi cuerpo.

- Puta, por ser la primer vez voy a pasarlo, pero como vuelvas a moverte así voy a tener que castigarte.

Asentí mientras notaba mi pecho subir y bajar rápidamente por mi respiración agitada. Vi, aquel aparato acercarse a mi pezón de mi nuevo y me preparé.

-Mmmmm- volví a gritar al notar la descarga, esta  vez sin moverme. Casi sin darme tiempo a recuperarme noté la descarga en el otro pezón. Esta vez, mi amo me dejó un momento. Miré mis tetas y vi mis pezones completamente duros mientras la saliva chorreaba por la comisura de mis labios.

-¿Quieres que siga, puta?.- Me dijo Raúl. Vi en sus ojos que iba aseguir recibiendo decargas sin importar lo que dijera, pero lo cierto es que yo quería mas. Ya tenía el coño empapado del consolador y las descargas eran intensas pero al instante pasaban a ser placenteras. Mi amo siguió dándome con aquel aparato en las tetas, en las nalgas y en el abdomen mientras me follaba con el consolador avisándome de que no me corriera. Después de un rato de tortura, sacó el consolador  y sonriendo fue acercando aquella máquina a mi coño. Empecé a hiperventilar mientras abría los ojos al máximo. El impacto de la descarga me hizo cerrar los ojos, echar la cabeza atrás y gritar todo lo que podía. Joder, menudo placer daba aquella puta máquina. Cuando volví a mirar a mi hijo, estaba guardándola en un cajón.

- Esto es sólo para ti, puta.- Me dijo mientras se desnudaba. El cabrón estaba completamente empalmado de tener a su madre torturada. Cogió la fusta y se acercó a mi, golpeándome con ella. Esta vez me daba flojito, causándome mucho más placer que dolor, sobre todo cuando me daba en los pezones. Se ve que después de la máquina de descargas quería suavizar aquello un poco. Tras unos pocos golpes en mis tetas, coño y nalgas, dejó la fusta en el escritorio y se fue. Me dejó allí sola, totalmente indefensa e inmóvil, con la boca chorreando saliva y mi cuerpo dolorido. No sabía cuánto tiempo había estado torturándome e imaginé que no volvería hasta que llegara Mónica. Me pregunté como mi hijo sabía tanto sobre someter a una mujer. Imagino que se deberá a una mezcla de pornografía y algo que sólo algunos hombres llevan dentro.

Cuando pasaron lo que a mi me parecieron horas, sonó el timbre. Mi ángel había llegado.

Mi respiración ya se había normalizado. Agucé el oido mientras oía algunas palabras y lo que me parecieron besos. Luego escuché pasos y en la puerta apareció mi ángel, completamente desnuda con mi collar de perra en su cuello. Dios, como me ponía ese cuerpecito blanco llenos de tatuajes. Ella se quedó mirándome sonriendo, mientras mi hijo llegó y empezó a chuparle el cuello, mientras con una mano sobaba su coño y con otra su teta con su piercing en el pezón.

Menudos hijos de puta. Estaba muerta de envidia de ver a mi ángel recibiendo los placeres que mi hijo le proporcionaba. La muy puta gemía mientras me sonreía mirándome a los ojos. Estaba segura de que mi hijo le había ordenado que no hablara conmigo para joderme más. Mi hijo le susurró algo al oido y Mónica se arrodilló ante él y empezó a mamar su suculenta polla. Mi hijo me miraba mientras recibía aquella mamada disfrutando de mi humillación, mientras yo intentaba darme placer frotando mis muslos. Después de un rato que se me hizo eterno, agarró la correa del collar y la hizo avanzar a cuatro patas hasta dejarla de frente a mi aunque algo alejada.

- Mira bien a mi puta.- Le ordenó mientras empezaba a perforar aquel coñito rosado desde atrás, mientras Mónica no paraba de gemir mientras me miraba. Menuda follada le estaba metiendo el muy cabrón.

- Menuda puta estás hecha.- Le decía mi hijo mientras la embestía.

- Si, soy tu puta, amo. Destroza mi coñito. Hunde tu polla hasta el fondo.

Raúl empezó a azotarla y la muy puta empezó a gritar sin apartar sus ojos de mi. Al poco, volvió a agarrar su collar y la hizo avanzar más.

- Me parece que mi puta ya ha sufrido bastante. Lame su coño para recompensarla.

Y mi ángel empezó a lamer mi coño con su experta lengua. Cómo había echado de menos ese piercing en mi raja. En eso ganaba a mi hijo. La muy puta era genial comiendo coños. Mientras, mi hijo empezó a presionar el dilatador de mi culo y yo babeaba mientras gemía de placer sin dejar de mirar a Mónica trabajándome el coño. Mi hijo volvió a ponerse detrás de Mónica y fue introduciendo su polla lentamente mientras yo no perdía detalle. Cuando la tuvo dentro, me escupió en la cara y volvió a empezar a embestirla con fuerza. Joder, que sensación notar los gemidos de aquella guarra directamente en mi coño. No pude aguantar más y empecé a correrme en la boquita de mi ángel. Mi hijo siguió follándola hasta que dio un tirón de su correa para que Mónica se pusiera de rodillas y empezó a correrse en su cara. Menuda imagen ver la polla de mi hijo, soltando chorros de leche caliente sobre la cara de su nueva puta. Le ordenó que se quedara quieta y salió de la sala. Desde luego mi ángel era una buena sumisa, se quedó allí quieta esperando el regreso de su amo.

Mi hijo volvió con una silla, cogió el consolador, la fusta y dos pinzas negras. Me colocó las pinzas negras en los pezones mientras yo gemía y le dio la fusta y el consolador a Mónica. Se sentó en la silla y empezó a masajear su polla.

- Dame un buen espectáculo, zorra.- Le dijo.

Mónica se puso de pie sonriendome . Dio una vuelta por delante de mi y de repente, alzó la mano de la fusta y me soltó un latigazo en mi nalga. Joder, era una vista increible, aquella niña con carita de ángel, su cuerpo blanco lleno de tatuajes, azotándome como una experta. Yo jadeaba mientras la miraba a los ojos, se puso de nuevo delante de mi y emepzó a darme pequeños azotes en mi coño que me hicieron llegar al cielo. Tras darme unos cuantos seguidos me dio uno con más fuerza en mi raja que me hizo gritar y cruzar las piernas. Mi hijo se levantó de golpe, me soltó un bofetón en la mejilla y me agarró del pelo con fuerza.

- No vuelvas a cruzar las piernas, puta. ¡Abrelas ahora mismo! - Abrí las piernas todo lo que pude mientras mi hijo me observaba y cuando estuvo satisfecho siguió con su paja en la silla. Mónica me miraba mordiéndose el labio con los ojos muy abiertos, seguro que preguntándose cuando recibiría ella aquel trato. Acercó el consolador y empezó a follar mi coño dolorido con él mientras lamía mis tetas. Cada vez que rozaba las pinzas y se movían en mis pezones hinchados recibía una descarga de placer. Pronto me corrí por segunda vez. Mónica me desabrochó la cinta de la bola. En cuanto la sacó empecé a escupir saliva sobre mis tetas mientras relajaba un poco la mandíbula. Mi ángel me sujetó por el cuello haciéndome levantar la cabeza y empezó a follar mi garganta con el consolador lleno de mis flujos mientras me escupía en la cara.

- Eso es puta, trágate esta polla. ¿Te gusta notar el sabor de tu coño, verdad perra?- Joder, que rápido aprendía.

- Ponle tu collar, descuélgala y ponla de rodillas.- Ordenó nuestro amo.

No hizo falta, en cuanto me liberó, caí de rodillas sin fuerzas. Raúl se levantó y se aproximó a nosotras.

- Ahora utiliza mi polla en lugar del consolador.

Abrí la boca mientras Mónica me agarraba la cabeza dirigiendola a aquella maravillosa polla y empezó a movermela adelante y atrás mientras aquel trozo de carne entraba y salía de mi garganta. A veces, Raúl la sacaba de mi boca y hacía que Mónica se la mamara para que luego me escupiera más abundantemente en la cara mientras yo luchaba por no atragantarme con la polla de mi hijo. Pronto noté los chorros de semen caer por mi garganta.

- Muy bien Mónica, ya sabes como nos gusta follar. Si quieres puedes irte, si te quedas ya no podrás salir hasta el domingo.- Le dijo Raúl.

- Mi deseo es complacerte,  amo.- Le dijo mi ángel.

- Buena chica.- le dijo para después besarla.

Mi hijo me cogió en brazos y me llevó al sofá del salón. Yo no paraba de temblar del placer al que había sido sometida. Mi hijo fue a la puerta de casa y oimos como la cerraba con llave.

- Esto va a ser muy confuso. A partir de ahora tú seras putita.- Dijo señalando a Mónica. - Así que putita, ve a hacernos la cena. Puedes hacer lo que quieras con lo que hay, pero procura que no me enfade.

Mientras Mónica trasteaba en la cocina, Raúl se sentó conmigo abrazándome.

- ¿Cómo va la tarde, amor?.- Casi lloro con la ternura con la que mi hijo me trataba.

- Va genial, cariño. Estoy deseando ver que sigue.

Estuvo besándome y acariciándome hasta que mi ángel volvió con la cena. Había hecho un plato de pasta muy rico, asi que no hubo problema. Cuando terminamos, mi hijo nos ordenó que fueramos a la habitación.

Yo seguía con el dilatador en mi culo, no sabía si a mi hijo se le había olvidado pero no me atreví a quitármelo sin permiso. Mi hijo se tumbó en nuestra cama y empezó a pajearse tras ordenarnos que nos quedáramos allí de pie enrollándonos. Uf, como echaba de menos la boca de mi ángel, era una pasada saborear su lengua mientras nos sobábamos todo el cuerpo. Después de un rato, nuestro amo nos ordenó acercarnos y empezar a mamar su polla.

Sujeté la polla de mi hijo para mi ángel y empezó a tragársela con deleite. Íbamos alternándonos entre su polla y sus huevos, y de vez en cuando una de nosotras lo masturbaba mientras nos besábamos con pasión deleitándonos cada una con el sabor a polla en la boca de la otra. Después de  un rato, mi hijo abrió las piernas levantándolas ligeramente para que chupáramos su culo. Yo fui la primera, empecé a chupar y lamer su culo mientras mi hijo sujetaba la cabeza de Mónica, follándole la boca para que sus babas cayeran sobre mi mientras lamía su agujero. Luego nos cambiamos, aguanté toda la saliva que pude en mi boca y cuando mi amo me liberó la dejé caer toda directamente en la lengua de Mónica mientras su punta acariciaba el culo de mi hijo.

- Joder, putas menudo vicio teneis coño. Puta,- Ese era mi nombre. - Sácate el dilatador del culo y metete mi polla.- El muy cabrón era muy cosciente de que aún lo llevaba, mi amo nunca tenía un descuido. Me lo saqué y me puse como me indicó, de espaldas a él con mis manos en su pecho inclinada hacia atrás y mis piernas abiertas a sus costados.

Mi culo empezó a engullir su polla mientras yo jadeaba y empecé a cabalgarlo lentamente.

-Putita, empieza a lamer su coño.- Pronto sentí el contacto del acero de su piercing en mi raja.

Joder, que maravilla. Mi amo nos manejaba a su antojo y desde luego sabía muy bien lo que se hacía.

- Puta empieza a acelerar el ritmo o me enfadaré, pero no te corras. Tú, acercate.

Yo empecé a cabalgar a mi amo más rápido. Después de aquella semana, mi culo estaba completamente abierto y más después de horas con el dilatador, por lo que estaba gozando el anal como una perfecta puta. Vi como Mónica salía de la habitación, estaba pensando que iría a orinar o algo así, cuando la vi aparecer en la puerta con mi arnés puesto. Me quedé embobada mirando a mi ángel, con su carita de zorra y aquella polla entre las piernas. Mi desconcentración me costó un tirón de pelo y un guantazo brutal en mi teta por parte de mi amo. Volví a cabalgar su polla con mi culo mientras miraba a Mónica.

- Putita, ya puedes pasar.- Mi ángel se apróximo sonriendome agarró su polla y la dirigió a mi coño. Un segundo después tenía dos pollas entrando en mis orificios. Esta vez me quedé quieta mientas mi hijo me suspendía en el aire y me follaba el culo y mi ángel hacía lo propio con mi coño. Joder, menuda pasada, notaba como las dos pollas chocaban a través de la fina tela de carne que separaba mi coño de mi culo.

- Ooooh, si. Cabrones, me estáis reventando- Grité descontrolada- Vamos, folladme bien, joder destrozadme entera.

Mónica empezó a darme un tortazo tras otro en la cara mientras entre los dos me estaban reventando. No podía más con aquello. Empecé a gritar y a correrme mientras clavaba las uñas en el pecho de mi amo.

- Joder, puta, que bien lo has aguantado. Tengo los huevos llenos de tu corrida. Putita dale el arnes a mi puta, lameme mis huevos y ocupa su lugar.

Me coloqué el arnes mientras mónica limpiaba mi corrida de los huevos de mi hijo y se subía a ocupar mi lugar. Vi perfectamente como su culito adolescente se tragaba aquella enorme polla mientras yo seguía de pie esperando el permiso de mi amo. Mi turno no tardó en llegar. Volví a introducir mi polla en aquel coñito rosado después de una semana y empecé a follarme a aquella puta.

- Ohhh joder, esto es la ostia.- gritaba Mónica. - Seguid cabrones, folladme lo más fuerte que podáis.

- Joder con mi nueva puta.- Dijo mi hijo. - Es una perra cachonda. Puta dale unos azotes en esas tetitas tan bonitas, y no pares hasta que estén bien rojas.

Empecé a azotar a mi ángel en sus tetas mientras perforaba su coño.

- Vamos puta madura. ¡Dame más fuerte!

Comencé a estampar mi mano contra aquellas tetas con violencia. Mi coño, empezó a mojarse de nuevo detrás de mi polla mientras veía como las tetas se le iban poniendo cada vez más rojas.

- ¡Oooh si, hijos de puta!.- Gritó Mónica antes de empezar a convulsionar y correrse gritando como una perra en celo. Cuando mi hijo la levantó vi como caía su semen del interior de su culo.

- Limpiadme, putas.

Nos lanzamos a su polla y sus huevos a saborear el semen que había salido del culo de mi ángel y comenzamos a besarnos pasándonos el semen de una boca a otra. Luego nos acostamos los tres abrazados, con nuestro amo en medio y nos dormimos presa del cansancio del día.

A la mañana siguienté desperté al escuchar unos ruidos. Me di la vuelta y vi a Mónica cabalgando a mi hijo como una fiera mientras éste le azotaba en su carita, tenía ya la mejilla enrojecida pero la muy puta gemía pidiendo más. Se que ella nunca había sido tratada así, ni por chicos ni chicas, pero ese fin de semana estaba descubriendo una mundo nuevo.

- Amo.- dije yo- Por favor, ¿puedo masturbarme mientras os miro?

-Tienes mi permiso, puta.- Me respondió mientras pasaba a pellizcar los pezones de Mónica.

Poco después, ella empezó a gritar al recibir su orgasmo, mi hijo empezó a bufar llenando su coño de leche y mis piernas empezaron a temblar, después de acelerar mi paja para correrme con ellos.

Mónica se levantó sin decir nada, abrió un cajón y se puso unos de mis tangas. Yo me quedé muda. Acababa de romper una norma de mi hijo, ¿en qué estaba pensando? Un segundo después me di cuenta, la muy puta quería provocarlo desde que me vió recibir la bofetada de mi hijo por cruzar las piernas mientras estaba atada a la pared.

De repente mi hijo saltó de la cama detrás de ella, la agarró por el cuello y la estampó contra la pared. Vi como Mónica se ponía roja mientras mi hijo le gritaba lo puta desobediente que era, la tiró al suelo a cuatro patas y mientras mi ángel tosia, jadeando y buscando aire, cogió el tanga y lo destrozó. Abrió el armario, sacó un cinturón doblado en su mano y empezó a soltarle latigazos en el culo. Yo volví a pedir permiso para machacar mi coño con mis dedos con la escena, mientras me pajeaba veía a mi hijo castigando a Mónica.

- Por favor amo.- gritaba entre lágrimas - Lo siento.- La muy zorra no había pedido clemencia hasta recibir un castigo durísimo.

Mi hijo soltó el cinturón, estaba completamente empalmado de ver a su putita allí tirada sollozando,se puso delante suya, le soltó una bofetada en el rostro y empezó a violarle la boca como sólo él sabía. Poco después gimió llenado su boca de semen, le ordenó que lo tragara y que no se moviera. Me acerqué a Mónica y vi el estado de su culo, me mordí el labio, estaba muy rojo y unos verrugones aparecieron en él. Empecé a besar su carita para consolarla mientras mi hijo volvía con un frasco de crema hidratante para calmarle el dolor.

-Un descanso del juego, chicas.- Nos dijo. Lo veía un poco preocupado. - Creo que se me ha ido un poco la mano. ¿Estás bien, Mónica?

Mónica giró la cabeza, con sus lágrimas resbalando por sus dulces mejillas sonriéndole.

- Claro que si, Raúl. Quería recibir un buen castigo cuando me puse el tanga.- Besó a mi hijo. - Y me lo has dado con creces, amor.

Poco después volvimos a nuestros papeles de putas y amo y pasamos un sábado delicioso. Nos fuimos a dormir completamente satisfechos y cerré los ojos pensando que tendría pensado mi hijo para el último día de Mónica con nosotros. Después de no haber un usado más la nueva sala de mi hijo, cerré los ojos sonriendo, imaginando lo que nos esperaba.

Continuará...

Muchas gracias por los comentarios chic@s. Me motivan para seguir escribiendo e ir aumentando el sado al saber que os pone cachond@s. besos.