Nueva vida (3)

Final de la historia (por ahora)

NUEVA VIDA

3º PARTE

Lo que hasta hacia muy poco tiempo habían sido fantasías, ya eran realidades, los encuentros con Alberto se repitieron de vez en cuando, pero mi mujer para entonces ya había despertado de su letargo y quería más. Me contaba con lujo de detalles sus fantasías y como quería ponerlas en practica, yo la verdad, encantado de la vida, pero todo a su tiempo.

Un día me pidió que quería hacerlo con Alberto, pero que yo no estuviese en el dormitorio con ella, pues le excitaba la idea de que yo estuviese cerca, decidimos ponerlo en practica con mi total aprobación, ya que me excitaba mucho la idea.

Quedamos una noche y al llegar Alberto, ella ya lo estaba esperando con el salto de cama solamente como vestimenta. Lo cogió de la mano y se lo llevó al dormitorio. Desde el salón y a pesar de que tenían la puerta cerrada, se escuchaban perfectamente los gemidos y pequeños gritos de ella. Mi cabeza no paraba de imaginar la escena, era una situación de lo más morbosa y excitante. Me desnudé y empecé a tocarme la polla, con una peli porno de fondo en la tele, aunque no me hacia falta, pues la mente la tenia puesta en el dormitorio. Al rato los sonoros gemidos de ella y el rítmico crujir de la cama, delataban lo que estaban haciendo. Yo estaba como loco de la excitación que me provocaba la situación. La oí chillar cuando tuvo un orgasmo dos veces. Llevaban como media hora dale que te pego, si que tenia aguante Alberto. Pero todo tiene un fin y lo escuche como gemía al correrse, parando por completo el rítmico golpear de la cama. Casi de inmediato, oí la puerta abrirse y los pasos de ella viniendo hacia mí, al verla me produjo mas excitación si eso era posible, tenia toda el vientre y el pubis de brillante semen, me miró con una sonrisa y en un santiamén se sentó sobre mi polla metiéndosela hasta el fondo, la noté muy caliente, húmeda y dilatada, empezó a cabalgarme muy despacio, haciéndome sufrir. Al poco rato entró Alberto, que se sentó al lado y mientras con una mano se tocaba la polla con la otra le tocaba las tetas a Mari. Me encantaba verla así con una cara de golfa impresionante, el pelo revuelto y venga a subir y bajar, mientras no paraba de gemir, el semen de Alberto le resbalaba hacia abajo, mezclándose con mi polla, cada vez se movía con mas rapidez, se iba a correr, yo también y Alberto por su forma de masturbarse, también. Ella fue la primera con unos fuertes movimientos de pelvis, orgasmo como una loca contra mí, dejándome a las puertas del paraíso, pero se zafó de mi polla y empezó a masturbarme como una posesa, en menos de un minuto, empecé a correrme contra su ombligo, mezclando los restos que le quedaban de Alberto con los míos. Acto seguido y sin dejar tiempo para nada, se colocó entre las piernas de Alberto y se llevó su polla a la boca, chupándosela y meneándosela con una mano como si en ello se le fuera la vida. Alberto tampoco duró mucho, empezó a gemir y suspirar mientras Mari se lo hacia, hasta que empezó a dar fuertes y roncos gemidos y supe que se estaba corriendo, pero de la boca de ella no salió ni el mínimo resto, pues cuando lo dejó libre su polla estaba totalmente limpia, se había tragado toda la corrida. Ella fue a asearse, nosotros nos vestimos y Alberto se fue quedando en vernos otro día. Se veía que el chico estaba ya enganchado a estas sesiones de sexo a tres. Esa noche lo volvimos a hacer mientras ella me contaba con lujo de detalles como se la había follado Alberto mientras yo los escuchaba y lo muchisimo que se había excitado de hacerlo así.

Empezamos a realizarlo de esta manera un par de veces por semana, primero follaba con Alberto y o bien yo me unía a ellos en la cama o ella terminaba conmigo después.

Durante esos días, ella me empezó a comentar que había un comercial que visitaba su empresa que llevaba tiempo tirándole los tejos a base de piropos y tal, y aunque ella nunca le había seguido la corriente, que en el fondo le gustaba sentirse atendida por otra persona, y que ya le había propuesto mas de una vez el quedar fuera del trabajo para tomar unos vinos o una cervezas.

Yo le dije que hiciera lo que a ella le apeteciese, siempre y cuando me lo contara, que de eso se trataba. Ella me dijo que aunque le atraia la idea, no lo tenia del todo claro. Finalmente un día, que llevábamos casi una semana sin ver a Alberto, me dijo a l llegar a casa al mediodía que esa noche había quedado con el comercial para tomarse algo, si a mi no me importaba, y estaba de acuerdo, pero que para nada tenia pensado hacer nada fuera de lo común, pues no quería que la tratasen ni de que se pensasen de algo que no era. Le di mi consentimiento. Esa noche se arregló bastante, iba que cuando la vi, por poco le prohibo salir, estaba para comérsela cruda. Se fue, repitiéndome una y otra vez, que estuviera tranquilo, que no iba hacer nada, que solo era un amigo. A pesar de lo cual, yo no las tenia conmigo, así que a pesar de haberme sacado una buena película para aprovechar y verla solo, mi mente no paraba de darle vueltas al asunto. Sobre las 11 de la noche, recibí un sms que decía "cielo, este tío va a por todas y yo estoy a cien, ¿tengo tu permiso?" Mi respuesta fue un simple "sí". A los pocos minutos, su respuesta: "ok, no me esperes levantado"

Ya mi mente y mi polla no paraban de trabajar, así que me masturbé imaginando lo que ella podría estar haciendo, finalmente me adormecí ya más relajado, ansioso de su vuelta. No sé la hora que era pero me despertó cuando llegó abrió la puerta de casa, entró en el dormitorio y la oí desnudarse rápidamente y meterse en la cama, se fue directa a mi polla, y me la empezó a chupar con energía, a pesar de estar medio adormilado, no tarde en ponerme a tono, ya que mi mente no había parado de pensar en lo que ella me contaría a continuación y la excitación se apoderaba de mi por momentos. Pensé que lo que quería era hacerme una buena mamada y que me corriese en su boca, pues por el ritmo que llevaba, lo iba a conseguir, pero no, se subió sobre mí y de un golpe se la metió hasta el fondo, quedándose pegada a mi. No es que estuviese húmeda o mojada, es que estaba encharcada. Pegada a mi oído, me dijo:

¿Lo notas, mi amor? ¿lo sientes? , pues es la corrida de otro, que me ha dejado el coño lleno de su leche.

Sus palabras susurradas en mi oído, me estaban volviendo loco de excitación, me agarré a sus caderas y empecé a moverme y a empujar como un salvaje.

Todas las veces que lo habíamos hecho con Alberto, nunca le había dejado correrse dentro de ella, si no llevaba puesto un preservativo, a pesar de lo mucho que yo le había insistido ya que era una fantasía mía, pero su coño nunca antes había recibido otro esperma que no fuese el mío.

No paraba de decirme cosas al oído.

Es que tenias que haber visto el pedazo de polla que tiene, me llenaba por completo, me ha hecho tocar el cielo, por eso le he dejado que se corriese, para llegar con el coño caliente de leche y que tú lo vieras.

Sus palabras, y mi excitación hicieron efecto y con mis dedos clavándoselos en su piel, comencé a eyacular dentro de ella. Quedé muerto, pero muy satisfecho. Ella se acurrucó junto a mí, y de esta forma amanecimos.

Ahora, esta es nuestra vida, de vez en cuando ella queda con su amigo para follar y otras, según le apetezca nos la follamos entre Alberto y yo. Todo es perfecto, y somos muy felices. Ya solo me falta saber que será lo siguiente que ocurra.