Nueva vida (2)

Sigue la historia de mi mujer.

NUEVA VIDA

2º PARTE

Pasaron un par de semanas en las que no dejábamos de hacer el amor, ya no solo en la cama, si no en cualquier parte de la casa, parecíamos recién casados, sobre todo los fines de semana, pues es cuando más tiempo libre hay.

Era jueves, llevaba yo planeando lo que tenia en mente desde hacia unos días, a pesar de que no paraba de tocarla y besarla, había intentado que no se corriera esos días, por lo que ella iba mas que caliente. Así que aquel día le propuse de llamar a Alberto por si se encontraba en la ciudad y quería hacernos una visita. Ella con un suspiro y mirándome fijamente a los ojos, dijo que si era lo que yo quería y estaba seguro, que ella no tenia inconveniente. Lo que ella no sabia era que ya había quedado con Alberto previamente y esa noche estaba en la ciudad y se pasaría por casa a no ser de que yo le dijese lo contrario, cosa que no ocurrió.

Sobre las 9.30 de la noche llegó Alberto, vestido de traje y corbata, muy correcto el hombre, habíamos preparado una cena informal, nos tomamos unas cervezas con algo para picar mientras hablábamos, llegó el momento de romper el hielo y propuse un juego, puesto que sabíamos por lo que estabamos allí no hacia falta irse mucho por las ramas, así que le entregué un antifaz a Alberto y le dije que se lo pusiera a Mari, y que la desnudara despacio. Me sonrió y de pie ante ella, tras ponérselo, privándola de uno de sus sentidos. Comenzó a desnudarla muy despacio, desabrochaba cada botón con lentitud, cuando la hubo dejado en sujetador, se dedicó a pasar las yemas de sus dedos por toda la piel de ella al descubierto, el pecho de ella subía y bajaba con celeridad, estaba muy excitada. Le llegó el turno a los pantalones vaqueros, finalmente quedó en ropa interior, estaba preciosa, tiene un cuerpo muy bonito, muy bien formado, en una palabra, que está muy buena. Le acarició todo el cuerpo, tomándose su tiempo en hacerlo, una exclamación de admiración se le escapó cuando finalmente desabrochó el sujetador y sus tetas quedaron a su merced. Las palpó con gusto, primero por el contorno, luego jugó con los pezones y luego las amasó a manos llenas. Llevó sus labios hasta los pezones, pasándole la lengua y chupándolos alternativamente mientras acariciaba sus tetas. Ella se agitaba con cada caricia. Antes de quitarle la braguita, metió sus dedos por dentro y la estuvo tocando, Marí gemía ya sin reparo alguno, y se mordía el labio inferior, a mí la polla me dolía de la erección que tenia a esas alturas. Por fin, le quito la braga, y desde atrás (se ve que esta postura le gustaba), como había hecho unas semanas atrás empezó a masturbarla lentamente, ella se contoneaba como una gata en celo a la vez que gemía y suspiraba. Decidí cortar la situación antes de que ella tuviera un orgasmo y dije que era el turno de Mari.

Le dije que repitiera la acción con Alberto, ella presta, se quitó el antifaz, se lo puso a él y comenzó a desvestirlo, pero contrariamente a lo que yo pensaba, ni lo hizo despacio ni con parsimonia, así en un tris, estaba solo con el slip, y debajo de este se podía apreciar como Alberto tenia montada la "tienda de campaña". Metió la mano bajo el slip, y se la sacó, no estaba nada mal calzado el hombre, más grande que la mía, eso estaba claro, Mari tras deshacerse por completo del slip, se la agarró con su mano y se la empezó a mover mientras le besaba por el cuello, barbilla y comisura de los labios, entre tanto y para no desentonar, yo también me desnudé exhibiendo mi también erecta polla. Lo estuvo masturbando unos minutos hasta que le quitó el antifaz, quedándose unos instantes los dos mirándose totalmente desnudos y con la polla de él en las manos de ella. Fue ella la que tomó la decisión, y lo llevo empujándolo suavemente hasta el sofá, hizo que se sentara y ella se arrodilló entre sus piernas. Yo me senté cerca de ellos para no perder detalle, y comencé a tocarme la polla.

Mari comenzó a darle besos en la cabeza de la polla de Alberto y a pasarle la lengua por toda ella hasta que de un golpe se la metió en la boca, Alberto dio un gemido de gusto, su cabeza comenzó a subir y bajar tragándosela y sacándosela rítmicamente, en la sala se oían unos chupetones fortísimos cada vez que la polla se la sacaba de la boca. Era un gustazo ver aquella escena, la cara de ella era de autentico placer, pues estaba como una moto. Empezó a hacerlo cada vez más rápido. A los pocos minutos Alberto le dijo, que si seguía así no iba a aguantar, ella paró unos instantes nos miró a los dos y dijo:

Pues no aguantes

No podía creer lo que estaba escuchando, estaba claro que ya estaba lanzada.

Se la cogió con una mano y se la empezó a agitar con una velocidad endiablada, mientras le daba con su lengua en la cabeza, yo no quería tocarme mucho pues no quería correrme, quería que durara eternamente. Ella debió de notar que se corría, pues con la mano izquierda se apartó y recogió el pelo por detrás y casi de inmediato Alberto se puso a jadear agitadamente y de su polla empezó a salir borbotones de semen unos tras otros en todas direcciones, Mari, ralentizó el ritmo, incluso se apartó un poco pero eso no impidió que le salpicara semen por toda la boca, lengua, barbilla y hasta el pecho, me quedé embobado viendo como cuando hubo parado de movérsela, el esperma resbalaba por los nudillos de su mano. Fui al baño un instante a por papel para que ella se limpiase, y a pesar de lo poco que tarde, al volver me encontré el cuadro contrario con el que me había ido, ahora era ella la que estaba sentada y Alberto de rodillas entre sus piernas y con sus manos debajo del culo atrayéndola hacia sí, le lamía el coñito. Me senté junto a ellos y tras limpiarse le di mi polla para que se entretuviese un rato, así me la meneaba según la intensidad de las lamidas que Alberto le daba en su sexo, menos mal que fue rápido, porque yo si que no aguantaba ya mucho, ella empezó a pedirle que no parase y a gemir como una posesa, hasta dejó de masturbarme y la soltó, y así con sus manos agarrando la cabeza de Alberto, comenzó a tener un sonoro y placentero orgasmo que debió llevarla al séptimo cielo pues se quedó como desmayada, con los ojos cerrados. Antes de que pudiera enfriarse la cosa, y viendo que nuestro amigo tenia la polla nuevamente tiesa, pensé que era el momento de cumplir con una de mis grandes fantasías, y con solo una mirada Alberto entendió lo que quería decirle.

Se cogió la polla, se la agitó un poco para terminar de endurecerla, y la colocó en la entrada de la vagina de Mari, comenzó a presionar entrando en ella suavemente, lanzó un gemido de placer a la vez que abría los ojos como platos, él dio un profundo suspiro en cuanto consiguió enterrarse a fondo en ella, empezó a moverse adelante y atrás lentamente, entrando y saliendo despacito, sus manos recorrían sus pechos con total libertad, ella buscaba el su placer, empujando sus caderas hacia delante, pero él no aceleraba, ella comenzó a gemir rápidamente, y tuvo otro fuerte orgasmo. Alberto no la dejó descansar, siguió con su mete saca despacio pero continuo. Yo aprovechaba cuando Alberto le dejaba una teta libre para tocársela yo, a la par que ella me había agarrado la polla y me estaba masturbando enérgicamente. Gracias a que tengo bastante aguante, no me fui allí mismo con lo que estaba viendo y sintiendo. Era lo más excitante que había visto y vivido nunca, y ella disfrutando como una loca. No quería correrme, así que me aparté y me senté en el otro sillón a contemplar como un vulgar voyeur, mi polla no paraba de palpitar, ya que me faltaba casi nada para correrme, pero si lo hacia, se acabaría mi excitación. En cuanto me quité, Alberto empezó a darle cada vez con mas fuerza una y otra vez, ella gemía como hacia tiempo que no lo hacia. De pronto, sacó la polla del todo y cogiendo a mi mujer le dio la vuelta y poniéndola de rodilla con la cabeza en el sofá se acopló rápidamente por detrás y se la volvió a meter hasta el fondo pero de un golpe esta vez. Le daba muy fuerte cada vez más, agarrado a sus caderas le daba unas embestidas tremendas, en el salón solo se oían los rítmicos golpeteos y los gemidos de los dos, cada vez más intensos, palabras como sigue, sigue, así así, no pares por favor...se escapaban de los labios de mi mujer, estaba realmente teniendo una magnifica experiencia. Yo me masturbaba como un mono pero intentando no correrme, aunque era sumamente difícil, pensaba que Alberto no se correría nunca, pues no se cansaba el tio de darle, pero de repente y sin previo aviso, la sacó de golpe y suspirando como si se le fuese la vida empezó a eyacular contra el culo y la parte baja de la espalda de ella, a pesar de lo reciente que había tenido una corrida, soltó bastante semen, dejándola pringada, yo ya si que no podía más y en cuanto él se retiró, me coloqué detrás de ella y de un golpe se la metí hasta el fondo, sentí el mayor gustazo que no sentía desde hacia tiempo, no se las embestidas que le di pero no fueron muchas, sentí que se me nublaba la vista, que todo mi cuerpo se contraía y eyaculé con una fuerza terrible dentro de su vagina, sentí que me vaciaba por completo, a la vez y como hacia tiempo que no ocurría, ella también orgasmo al sentir mi semen dentro de ella.

Quedamos muy satisfechos y le prometimos a Alberto que lo llamaríamos para otra ocasión.