Nueva Vida 10

Un nuevo encuentro y la preparacion de una visita

Paco y yo continuabamos en nuestra luna de miel permanente, aunque a decir verdad y echando la vista para atrás creo que aún hoy seguimos manteniendo esa sensación de pasión. Logicamente hemos bajado el nivel. De los tres polvos diarios que echabamos en los primeros meses, hemos pasado a tres o cuatro semanales, no incluyo otros encuentros esporádicos a base de mamaditas o tocamientos. Es normal. Como en cualquier pareja, como cualquier recien casado, incluso más que algunos matrimonios tradicionales que caen en la desidia y pasan del todo al nada sin punto intermedio.

Paco y yo teníamos nuestro mundo montado. No sé por qué utilizo el pasado. Tenemos nuestro mundo creado en el interior de nuestra casa, donde somos una pareja que se quiere, se ama, se respeta y se apasiona el uno con el otro. Ese mundo es infranqueable. Hasta ahora nadie lo ha perturbado, al menos no lo suficiente como para resquebrajar su solidez. Fuera de casa, somos una madre viuda con su hijo.

Nos acoplamos perfectamente a la diversificación de roles. Aunque pudiera parecer otra cosa, no nos costó nada. Paco, como ya os he contado, lo tenía cristalino desde el primer momento. Yo lo fui asimilando poco a poco, pero tampoco me resultó un esfuerzo añadido.

Si venían visitas a casa a Paco le molestaba un tanto. No quería que nadie se inmiscuyera en su terreno, en un terreno marcado por él, donde se sentía el rey, el dueño y señor. Tenía  entonces que variar su papel, y dejar de ser Paco por el tiempo que estuviera la visita, con los privilegios (muchos) que ser Paco a secas conllevaba. Por eso no le hacía especial gracia que viniera la gente a casa. No soliamos recibir, bien es cierto, a mucha gente. En alguna que otra ocasión, Patricia se pasaba para hablar un ratito, o cotillear, como a ella le gustaba decir, y algun familiar mas o menos allegado.

A Paco las visitas de Patricia, aun incomodandole, le disgustaban menos. Se llevaba bien con ella, se sigue llevando a las mil maravillas. Patricia a veces asume una pose de adolescente traviesa y juguetona que yo creo que le acerca más a Paco. En muchas ocasiones se ponían a jugar juntos a la videoconsola o se peleaban en la alfombra, en el medio del salón. Yo los solía mirar sentada desde el sofá, algunas veces, muchas, me preguntaba como un crío que disfrutaba tanto jugando a la videoconsola o se esforzaba por vencer a mi amiga, tirada en la alfombra, en otros momentos fuera todo un hombre que sabía dar tanto placer, mucho más que la mayoría de hombres que le triplicaban la edad.

Mi niño-hombre sabía trabajarme a la perfección. Sin ser egoista, cosa que es muy de agradecer. Interponía mi placer al suyo en innumerables ocasiones y me hacía la mujer mas feliz y satisfecha de todo el planeta. Por eso, resultaba frustrante que no pudiera gritar a los cuatro vientos lo bien que follaba mi niño, lo bien que se le daba hacer que una mujer, en este caso su madre, llegara a alcanzar unos orgasmos tan fuertes y desproporcionados como nunca jamas los había conseguido. Era frustrante, pero estrictamente necesario.

En una ocasión llamó mi madre por telefono para anunciarnos que vendría a pasar unos días con nosotros. Mi madre vivía en un pueblo de la provincia de Ciudad Real. La veíamos de tarde en tarde, normalmente en verano pasabamos en su casa algunos días, pocos la verdad, y coincidiendo con las fiestas de allí. El motivo del viaje de mi madre, y, por tanto, el motivo por el que venía a Madrid, era la boda de un familiar, sobrino de ella, o hijo de una prima hermana, no me acuerdo bien. El caso es que se quedaría en casa tres días. Cuando le dí la noticia a Paco, que fue mientras comiamos, le sentó a cuerno quemado.

–                    y por qué se tiene que quedar aquí y no se va a casa de la tía Elena?

A Paco le salía el ramalazo juvenil, acompañado de un poquito de mala leche y rabia.

–                    por varias razones: la primera, porque la tia Elena no tiene sitio en su casa para que se quede la abuela, la segunda porque sabes que no se lleva muy bien con ella y la tercera porque ha decidido venir aquí y como tú comprenderás no le voy a decir a mi madre que no venga.

–                    ya... pero, jo, tres días...

–                    y los que fueran necesarios, Paco

–                    tendré que dormir en mi cama, no?

–                    hombre, si te parece nada más entrar le digo: mira, mama, que Paco duerme conmigo porque así nos resulta mas facil follar, pero tu tranquila que no pasa nada.... no me jodas, Paco...

–                    que si, Marta, que lo entiendo pero me jode un monton

–                    solo serán tres días, veras que pronto se pasan

La noche antes de que llegara mi madre, estuvimos follando desesperadamente. Fue un polvo con repetición. No es que follaramos dos veces, es que follamos doblemente. No sé si me explico. Cuando terminamos, y nos recuperamos un poco, volvimos a empezar. Era como si intentaramos mutuamente saciar nuestros cuerpos de tal manera, que no tuvieramos deseos, o no muchos, durante esos tres días.

Esa noche fue significativa para Paco y para mi. Consiguió ponerme mas caliente de lo que normalmente lo hacía y no era tarea facil, creedme. Pero esa noche me puso a tres mil revoluciones, o mas. Habiamos estado jugando desnudos en la cama, nos habiamos tocado, besado, magreado, lamido y chupado hasta la saciedad. Finalmente yo me habia puesto a cuatro patas para que Paco introdujera su polla desde atrás. Lo habia hecho, me daba pequeños tirones de pelo y algun azote que no hacia otra cosa mas que aumentar mi placer. Pasaba su mano hasta mi boca y yo lamía sus dedos como si de una polla se tratara. Me estaba volviendo loca, me estaba desesperando tanto placer, el gusto que sentía era infinito.

Según salía y entraba de mi chocho, su polla emitia un sonido caracteristico al golpear mi carne y la suya, junto con los jugos que emanaban de mi coño. Entonces fue cuando Paco me dijo

–                    Marta, alguna vez te han dado por culo?

–                    qué dices, Paco?

–                    que si alguien te ha follado el culo

–                    yo solo he follado con tu padre

–                    pues vale, te follo el culo?

–                    no

–                    yo quiero

–                    pero Paco, mi vida...

–                    quiero hacerlo

Paro en seco su vaiven, esperando. Sabia que estaba decidido que en ese momento lo quería y lo iba a tener porque yo no se lo impediria. Heche mano de un frasco de crema hidrante que había en el tocador, le embadurne bien su miembro y me eché un poquito yo tambien

–                    hazlo despacio, no quiero que me hagas daño

–                    tranquila...

Note su cipote en la entrada de mi culo, note como empujaba y ayudado por la crema iba resbalando hacia dentreo. Me dolía.

–                    hostias, Paco, que me duele mucho

Paró un momento, me agacho para besarme la espalda, despues del beso suave paso su lengua por la espalda en un zigzagueo que volvió a causarme escalofríos de gusto. Me relajé. Paco comenzo la maniobra sobre mi culo de nuevo, hasta que consiguió introducir buena parte de su rabo, lo suficiente como para empezar un bombeo ritmico. Me dolía. Lanzaba ayes de dolor.

–                    te la saco?, me dijo Paco que creo se comenzaba a asustar

–                    no, sigue un poquito a ver....

Mientras Paco me daba por el culo, yo pase mi mano por mi raja para tocarme el clítoris. Ya no me dolía tanto, incluso diré que empezaba a sentir cierta sensación de gusto. Mi mano rozandome mi clitoris ayudaba a ello.

–                    mejor?

–                    si, un poquito mejor (le dije)

El bombeo de Paco se hizo mas acelerado, jadeaba y lo hacia agachandose y cerca de mi oreja, lo que a mi me proporcionaba una tremenda sensación de felicidad.

–                    no te puedes hacer una idea lo que me gusta follarte el culo, Marta

El dolor había desaparecido. Ya era un placer continuo, no se si proveniente del culo mismo o del clitoris, pero estaba cachonda perdida y vislumbraba que el orgasmo iba a ser apoteosico. Como siempre, ya os he dicho, cuando mi calentura es soberana, empecé a hablarle de forma obscena

–                    te gusta romperme el culo?

–                    mucho

–                    creo que a mi me esta empezando a gustar tambien

–                    ya no te duele?

–                    no, no me duele; lo que ahora quiero es toda tu polla dentro, cabron, que me partas y me llenes el culo con tu lefa....quiero tu lefa espesa en mi culo....desbordame

Estaba a punto de correrme. Paco aceleró sus movimientos. Empezó a gruñir, sintoma de que su corrida tambien estaba proxima

–                    vamos, macho mio, correte en mi culo

–                    como me pones, Marta, como me gusta que seas asi de zorra

–                    soy tu puta, cabron, lo he sido desde el primer día y me gusta serlo.... solo tu puta

Dio dos fuertes embestidas y un chillido de gusto y de repente noté mi culo inundado de un caliente liquido. Mi hijo me habia echado todo su poder de macho en mi culo. Mi mano seguía sobando mi clitoris ya a velocidad de vertigo, y un tremendo orgasmo sacudió todo mi ser. Que placer tan fabuloso y asi se lo dije

–                    qué gusto, Paco, por Dios... qué gozada

–                    ha estado bien?

–                    joder, ha estado de pelicula

–                    ha costado

–                    un poquito, pero a merecido la pena

Cuando nos recuperamos me quedó un sensación extraña en mi agujerito, pero no me incomodaba. Luego, como os he dicho, tras repornernos convenientemente volvimos a follar, de una manera, digamoslo así, mas tradicional. De igual forma volvimos a corrernos los dos, en esta ocasión a la vez. Y volvio a echar su engrudo en mí, esta vez dentro de mi coño. Luego nos quedamos dormidos. Al despertar me escocía el coño y seguia teniendo una sensación rara en el culo. Pero era feliz. Tremendamente feliz. Me duche y preparé las cosas, para cuando llegara mi madre. Ibamos a estar tres días en secano. O no?

CONTINUARA