Nueva vida (1)

Hace unos años decidí darle un cambio rotundo a mi vida. Ya no aguantaba más el estrés de siempre, de trabajar duro para solo poder pagar mi día a día. Me di cuenta que necesitaba algo distinto e intenté probar suerte en otro país. Así, podía empezar mi vida desde cero y ser una nueva YO.

Hace unos años decidí darle un cambio rotundo a mi vida. Ya no aguantaba más el estrés de siempre, de trabajar duro para solo poder pagar mi día a día. Me di cuenta que necesitaba algo distinto e intenté probar suerte en otro país. Así, podía empezar mi vida desde cero y ser una nueva YO.

Al principio fue difícil, extrañaba mucho la calidez de los lugares que solía visitar y conocer de punta a punta, pero poco a poco me hice un rincón en este nuevo lugar. Consegui un trabajo espectacular, en el que debía trabajar duro por unas horas, pero me dejaba mucho tiempo libre y más del doble de dinero que conseguía en mi país. Pasaron varios meses, en los que todo era siempre igual: de mañana trabajaba en la oficina, salía al mediodía, almorzaba en el bar de la esquina o me pedía algo para llevar a casa y después improvisaba mi día.

Me gustaba mucho almorzar en ese bar, ya que siempre mi horario coincidía con el de ese chico que me gustaba tanto. Es que era muy apuesto! Tendría unos treinta y algo, alto, de piel blanca y cabello oscuro, con cuerpo de gimnasio (o al menos era lo que podía distinguir sobre el traje que siempre llevaba puesto).

Yo creo que se daba cuenta de mi interés en el, aunque nunca intente demostrarlo. De vez en cuando cruzábamos miradas, hasta que un día directamente se acercó y me preguntó si le podía prestar la lapicera que vio que tenía en mi bolsillo. Lo único que atiné ese día fue a ponerme coloradisima y a simplemente entregarsela sin decir una palabra. Él sonrió y se fue a su mesa.

Al día siguiente tuve que quedarme unas horas más en la oficina, por lo que tuve que omitir mi hora de almuerzo. Me molestó, ya que no podía ver al chico del bar y en lo único que podía pensar era en él. Pero dio la casualidad de que al salir de la oficina, me lo cruzo a él entrando para dejar unos papeles que su jefe le pidió entregar. Me saludó y me dijo que lo perdonara que no me había devuelto la lapicera el día anterior y que tampoco había ido al bar, ya que tuvo trabajo extra. Yo le dije que no se preocupara porque yo no había podido ir tampoco, a lo que me respondió con una pregunta, para saber si estaba sin almorzar al igual que él. Obvio que le dije que no había comido nada aún, así que me pidió que lo espere unos segundos, que podríamos ir a almorzar juntos.

Al volver de dentro de la empresa, fuimos caminando juntos hasta el bar y ahí nos pasamos horas charlando. Teníamos mucha química y nos reímos muchísimo. Ya eran casi las 5 de la tarde y ninguno de los dos quería dejar al otro. Me dijo que quería volver a verme y lo primero que se me ocurrió fue invitarlo a cenar a mi departamento. Al escucharme, se le dibujó una hermosa sonrisa en su cara y aceptó rápidamente. Le di mi dirección y acordamos que el iría a las 9 aproximadamente.

Lo primero que hice al llegar al depto fue preparar la cena, así podía bañarme y depilarme por completo, ya que tenía pensado ponerme mi tan preciado vestido negro que hacía relucir mis piernas y cola de gimnasio, y ponerme mi perfume dulce, para dejar de lado cualquier olor a comida que pueda tener.

9 en punto de la noche, me llega un mensaje de Ramiro (sí, él!) Avisandome que estaba abajo. Le abrí por el portero eléctrico y lo esperé en la puerta. Me saludó con un beso en la mejilla, como si nos conociéramos de siempre, lo invité a entrar y nos sentamos en el sillón unos minutos hasta que la comida esté lista. Me causó demasiada ternura, ya que notaba como le costaba no mirarme las piernas y los labios, pero intentaba disimular lo más que podía, ya que no quería parecer demasiado evidente ni atrevido. Charlamos un poco más y entre medio me dice:

  • Tengo que confesarte algo. Desde la primera vez que te vi en el bar, no pude dejar de pensar en vos y desde ese momento, fui todos los días que podía a la misma hora, solo para verte. Yo veía que me mirabas a veces, pero no me atrevía a hablarte porque pensé que no querrías. Hasta que invente la excusa de la lapicera y vi como te sonrojaste. Ahi me di cuenta que...-

-yo me sonroje?-

-no me vas a decir que no, si ni siquiera pudiste decirme una palabra.

Y el timbre del horno me salvó! Me paré para sacar la cena del horno y aproveché para pasearme lo más que pude por delante de él. Cenamos en el balcón, ya que la noche estaba perfecta y tomamos unas cervezas juntos. Terminamos de cenar, seguimos charlando unas horas y nos reimos juntos. Aprovechamos cada oportunidad para rozarnos piel con piel. Se nos ocurrió poner un poco de música movida para pasar el rato y bailamos mientras seguíamos con nuestras cervezas bien frías. Aproveche el momento para juguetear un poco con él apoyándole la botella fría en los brazos y él para vengarse me dio un beso corto en el hombro para que sienta sus labios fríos.

Fui a buscar una botellita más para cada uno y cuando volvi, aproveché que estaba de espaldas y me enfríe bien la lengua, así al pasar por atrás de él se la podía pasar por su cuello. Él me miró, sonrió y cuando pase por al lado suyo me agarró de la mano. Muy suavemente me llevó bien cerca de él, dejando nuestras bocas a milímetros de distancia, pasó su mano por mi cuello y comenzó a besarme. En segundos dejé todo lo que tenía en las manos y las puse alrededor de su cuello. No podía dejar de acariciarle el cuello y el pelo, mientras él acariciaba desde mi cuello, hasta mi espalda y  mi cintura.

Con cuidado y sin dejar de mirarme se sentó en el sillón. Yo me arrime hasta él y segui besandolo mientras me sentaba encima suyo. El no dejaba de recorrer mi cuerpo con sus manos y mientras le besaba el cuello, podía sentir como se estaba excitando. Ya mi conchita estaba húmeda y caliente y palpitaba a mil por hora. Muy suavemente iba moviendo mi cintura presionando cada vez más para sentir como se le iba poniendo cada vez mas dura. Me levantó el vestido ajustado y me apretó toda la cola, que le rebasaba de las manos. Poco a poco comenzó a presionar mi cintura para abajo, llevándola de adelante para atrás, mientras seguíamos besándonos ya jadeando de las ganas que teníamos. Me bajo el escote del vestido y me agarró mi pecho con su mano, mientras lo admiraba con hambre. Lo apretó y pasó primero su lengua por todo el pezon, para después comérselo todo entero. No pude evitar gemir, ya que amo que me coman las tetas. Mientras me succionaba las tetas cada vez más fuerte, bajé la mano y se la agarré por arriba del pantalón. La tenía más que dura, parecía que le iba a explotar el pantalón.

Le saqué la camisa y empecé a besarle el pecho tan hermoso y fornido que tenía. Fui bajando de a poco, sin sacarle los ojos de su mirada, le desabroche el pantalón y con ayuda de mis dos manos le pude sacar su miembro del bóxer. Yo ya tenía la boca llena de baba al igual que mi conchita. Lo miré a los ojos y empecé a darle besos en el glande, después de a poco la lamía y llenaba de baba que se me caía sola de la boca. La metia de a poco en mi boca y sacaba succionando cada vez más fuerte. Hasta que de golpe no me aguante más y me la meto hasta el fondo de la garganta. Eso hacía que me moje cada vez más y sentía como me corría por la pierna mis jugos. Aparte de mi boca, solo escuchaba como se quedaba sin aire cuando me la metía hasta la garganta. Se la chupe tanto que gemía de placer y eso me hacía poner más loca aún.

-para! Para! Que no quiero acabar todavía, quiero disfrutarte lo más que pueda- me dijo.

Así como terminó de decirme eso, se paró, me hizo parar a mi también, me sacó el vestido y me dejó solo en tanga, ya que no llevaba puesto mi bra. Me agarró de los brazos y me corrió hasta dejarme boca arriba en el sillón. Me besó de nuevo y bajó a mis tetas. Se quedó un rato ahí succionandomelas, apretandomelas con una mano y con la otra me tocaba mi conchita toda mojada sobre la tela de mi tanga. Me la corrió y metió un dedo tan rapido que no pude evitar gemir del gusto. Saco el dedo, se lo chupo y mientras bajaba, me sacaba la tanga. Abrió mis piernas y comenzó a pasar su lengua por todos lados. Metia y sacaba los dedos y al mismo tiempo me hacía círculos en el clitoris con su lengua. Yo no paraba de gemir, ya no aguantaba más, hasta que empecé a sentir ese calorcito hermoso por todo mi cuerpo. Sentia cosquillas cada vez más fuertes en mi panochita, le apreté la cabeza contra mi, empezó a pasar su lengua más rapido y más fuerte hasta que me dio el orgasmo más fuerte y placentero de mi vida. Freno unos segundos y siguió hasta hacerme acabar dos veces mas.

Sin darme cuenta, el ya se había sacado el pantalón, estábamos los dos completamente desnudos. Me paré, lo tomé de la mano y me lo llevé caminando a la cama. Me recosté sobre ella, el se acostó sobre mi y comenzó a besarme de nuevo. Fui abriendo de a poco las piernas hasta que sentí como su miembro estaba duro y parado, apoyándose sobre mi panocha. De a poco la acercó hasta tenerla a punto de entrar. Yo sentía como empujaba el glande ya humedo de a poco, haciendo presión pero sin meterla y eso me desesperaba cada vez más. Lo disfruté hasta que no aguante más y le pedí que me la meta.

-estas segura que querés que te la meta?-

  • si!!! Necesito que me la metas!!! Ya no aguanto más!!-

  • mira que si te la meto, no te voy a dejar de cojer nunca más, eh!-

  • no me importa, la quiero adentro mío ya!-

Me miró a los ojos y muy despacito empezó a meterla. Yo sentía cada milímetro de su verga, parecía que sentía hasta las venas que estaban por explotar! La metió toda y despacito la sacó.

-te gusto sentirla toda adentro tuyo?-

  • si! Pero quiero más!!! Por favor!!!!

Y de un empujón me la metió hasta el fondo. Me la dejo unos segundos haciendo presión, tratando de llegar hasta el fondo y la sacaba. Volvió a meterla así y con cada embestida, se me escapaba un grito de placer. Empezó a cojerme como nadie en mi vida, cada vez más rápido y de vez en cuando la sacaba para respirar profundo, unos segundos y volvía a meterla y sacarla como loco. Me tuvo así casi por 10 minutos. Me puso en 4 y siguió enloquecido metiendola y sacándola. Mientras me apretaba las tetas, me apretaba el cuello, me cacheteaba el culo y seguía cojiendome duro y parejo. Lo podía escuchar gemir al igual que yo. Estábamos los dos más que calientes. Yo sentía que iba a acabar de nuevo. El se dio cuenta al escucharme gemir cada vez más rápido, se dejó llevar y me acabó toda al mismo tiempo que acababa yo. Podía sentir como me latía la verga dentro mío. Me volvía loca.

Se recostó encima mío, aún con su verga dentro de mi conchita y cuando la sacó ya dormida, sentí como escurría por mi pierna todo su semen mezclado con mis fluidos. Nos acostamos juntos, nos besamos unos minutos más, el me abrazó por detrás y nos quedamos dormidos al instante.

Al otro día, me desperté un ratito antes que él para prender la ducha caliente. Lo desperté con un beso y le dije que lo esperaba en la ducha. Yo empecé a bañarme con la puerta abierta, mientras él me veía desde la cama. Se levantó y se acercó a mí mientras yo me puse de espaldas a él. Entró a la ducha junto a mi, me abrazó y yo ya podía sentirsela como estaba dura y parada...