Nueva sorpresa con Lorena
Conozco a Paula sin máscara y hay novedades.
A estas alturas estaba demasiado pillado de Lorena, es verdad que a veces se pasaba un poco con los castigos, pero los aguantaba por ella. Estaba deseando que me volviera a avisar, y más ahora que había conocido a Paula. Me llamó días después y me citó en su casa. Me dijo que estaba Paula en la habitación sin máscara y vestida de chico, que si quería verla, muy nerviosa dije que sí. Apareció y vi que tenía cara aniñada, para ser mayor que yo, parecía prácticamente de mi edad o como mucho un par de años mayor. Se acercó y me dio dos besos, y me dijo: encantada Lucía, yo también tengo mi vida aparte y por ello visto de chico para todo lo demás, aunque me gustaría ser una chica a tiempo completo. Las tres estábamos igual, dentro de esa casa hacíamos lo que nos gustaba, pero fuera éramos chicos corrientes.
Lorena dijo que iba a salir, que nos pusiéramos guapas. Menos mal que estaba Paula para ayudarme a maquillarme, porque yo no tenía ni idea. Me di cuenta que la ropa y los tacones que me había estado poniendo no eran de Lorena, si no de Paula. Lorena estuvo alrededor de una hora fuera de casa (salió de chico). Cuando llegó, se fue a su habitación y se vistió y maquilló. Nosotras estábamos esperándole en el salón, sentadas, cada una en un borde del sofá, esperando a que nos dijera qué hacer.
Apareció de la habitación, con un vestido super ajustado, unas sandalias de tacón que mostraban sus preciosos pies, y una máscara de latex del cual salía una coleta por la parte de arriba. Se sentó en el medio de las dos y dijo: ¡al suelo ya! Obedecimos inmediatamente. Nos dijo que ahora que estábamos sin máscaras, que podríamos besarnos sin miedo a no saber quién es la otra. Nos besamos apasionadamente, me encantaba cómo besaba Paula. Obviamente no nos tocábamos, eso lo ordenaba nuestra ama.
Poco después dijo que siguiéramos así, que iba a la habitación. Llevó dos consoladores que eran de al menos 20 cm, más grande que las pollas de ambas seguro. Puso uno en cada silla y dijo que la primera que se lo introdujera todo, le permitiría follarse a la otra. Las dos estábamos deseando follar, sobre todo yo, que llevaba más de un mes sin utilizar mi polla, que estaba encerrada dentro del dispositivo de castidad. Nos pusimos a ello, pero primero debíamos lubricarlo con la boca, porque no nos dejaba lubricante. Estuve un rato lubricando con saliva, y comencé a metérmelo, no había llegado a la mitad cuando Paula se lo había introducido entero. Estaba claro que estaba mucho más entrenada que yo. Me tocaba recibir a mí, así que siguió permaneciendo mi polla como estaba. Lorena le quitó el dispositivo de castidad a Paula mientras Paula sonreía. Yo estaba deseando follarme a cualquiera de las dos, pero de momento no me tocaba.
Dijo Lorena: haz lo que te apetezca con ella, pero sin pasarte, voy a hacer cosas a mi habitación.
Paula se puso de pie y me dijo: llevo tiempo queriendo probar a dominar a una chica como tú (algo que me sorprendió, porque parecía muy feliz siendo la esclava de Lorena) así que ponte de rodillas ahora mismo. Puso su polla a la altura de mis labios y me dijo que se la chupara, mientras lo hacía la sacó y me dio una bofetada y cuando iba a preguntar por qué, me dio otra más fuerte. Me dijo que chupara con más suavidad y yo lo hice lo mejor que pude. Después me ordenó que le lamiera las botas, y al rato me dijo que me tumbara boca arriba. Puso su culo en mi boca para que lo lamiera y así lo hice. Metía mi lengua lo más profundo que podía y me encantaba, la verdad es que Paula se veía muy femenina vestida como una chica, incluso tenía más cuerpo de chica que de chico.
Se levantó y comenzó a pisarme con sus botas todo mi cuerpo, me hizo lamer sus suelas hasta dejarlas limpias, esto no me gustó demasiado, pero aún así lo hacía porque me sentía bien ahí echada. Luego se sentó encima de mi pecho y me dijo que abriera la boca. Comenzó a escupirme dentro de la boca, hasta que me dijo que podía tragar. Me supo a gloria. En ese momento estaba yo tan cachonda que iba a hacer todo lo que me pidiera. Me hizo levantar y ponerme a cuatro patas en el sofá. Me folló bastante fuerte y debido a que estaría dando muchas voces, apareció Lorena y le dijo a Paula que la sacara de mi culo. Comenzó a pajearle y se corrió por toda mi espalda y le hizo lamer todo hasta que no quedara ni una gota. Le puso el dispositivo de castidad y le dijo que esperara de rodillas.
Lorena me hizo incorporarme y me dijo que quería el consolador de la silla dentro de mi culo, que si tardaba menos de 2 minutos en metérmelo entero, dejaría de ser su esclava. Me esforcé hasta que finalmente entró todo, me dolía bastante, pero le dio igual y me ató a la silla. Estuve allí sentado bastante, alrededor de media hora. Me habían dejado sola allí, y cuando volvieron yo estaba moviendo mi culo entrando y sacando lo que podía ese consolador, estaba disfrutando bastante y Lorena sondrió pícaramente y dijo: ahora sí estás preparada para cualquier polla. Me soltó y me dijo que me pusiera a cuatro patas en el sofá otra vez y comenzó a embestirme de forma muy bruta, pero tenía tan abierto el culo que no me importaba, incluso me encantaba que lo hiciera así.
Después de una buena follada, la sacó y me dijo que se la chupara para correrse, así lo hizo, inundó mi garganta de leche y la tragué toda.
Me dijo que si podía quedarme allí por la noche, que tenía una sorpresa para mí, a lo que dije que sí. Pero Paula se tenía que ir porque tenía que viajar al día siguiente por motivos de trabajo. Me dijo que me duchara y me pondría ropa en la cama. Era el mismo traje de sirvienta que había llevado puesto otro día, unos zapatos de tacón negros, lencería, un collar y una máscara. Me maquilló primero y luego me dijo que me vistiera. Me dijo que fuera a hacer cenar para dos (¿quería cenar conmigo? ¿Para qué era la máscara entonces?).
Dejé la cena en el horno que se fuera haciendo y me dijo que me pusiera la máscara. Esperé en el salón de pie a que llegara de su habitación. Apareció con un vestido corto pero muy elegante, maquillada con colores claros y con unos tacones muy bonitos también. A los minutos sonó la puerta y dijo: ahí viene tu sorpresa, ve a abrir. Apareció detrás de la puerta un hombre, de unos 40 años, bastante alto y por lo que parecía, con muy buen cuerpo. Le dio un beso a Lorena y dijo: ¿esta es la nueva?
Yo no sabía qué hacer, no me imaginaba que tuviera novio o algo así. ¿Qué pasaría esa noche?