Nueva situación

Ya no serás mi subordinado, serás mi esclavo y podré usarte para lo que me apetezca, me obedecerás en todo por muy raro o desagradable que te parezca.

Me llamo Oscar, tengo 26 años y estoy casado con una mujer maravillosa de 33 años. Mi vida sexual había sido plenamente satisfactoria desde mi matrimonio pero en los últimos dos años mi mujer parecía haber perdido el apetito sexual hacia mí. Siempre que la buscaba en la cama ponía cualquier excusa para esquivarme o lo hacía de mala gana. Yo interiormente sentía que debía hacer algo para recobrar su interés y pensé que obteniendo dinero para poder hacerle grandes regalos la recuperaría. Es por eso que desde hace un tiempo vengo robando dinero en la caja de la empresa para la que trabajo. Comencé con pequeños hurtos pero últimamente he llegado a sustraer grandes cantidades de dinero. Os cuento esto para poneros en antecedentes de cómo pudo suceder esto que os voy a relatar. Sucedió hace aproximadamente un mes. Estando en mi mesa de trabajo atareado con mis quehaceres sonó el interfono de mi mesa y la voz de mi jefe: -Oscar ven a mi despacho, tenemos que hablar. Como en otras ocasiones dejé lo que estaba haciendo y me dirigí a su despacho. Una vez dentro, mi jefe estaba sentado en un sofá manejando el mando a distancia del reproductor de DVD. - Mira, quiero que veas unas grabaciones de la cámara de seguridad que te interesan. Me quedé un poco cortado, ni siquiera sabía que en la empresa teníamos cámaras de seguridad. Mi jefe puso en marcha la grabación y en la pantalla aparecieron imágenes de una cámara de seguridad en las que se me veía a mi cogiendo y ocultando dinero de la caja de la empresa. No sabía qué hacer ni qué decir, me habían cazado en plena faena. Me quedé perplejo y boquiabierto. Mi jefe rompió la situación gritándome: - Eres un miserable ladrón, después de haber depositado mi confianza en ti a sí me respondes. Yo continuaba sin poder decir nada, no me atrevía ni a mirarlo. Entonces él continuó. - Si no quieres que muestre estas grabaciones a la policía y a los propietarios de la empresa van a tener que cambiar muchas cosas de aquí en adelante. - Desde luego –respondí. -Devolveré el dinero poco a poco. - No me estás entendiendo –aseveró- no quiero que devuelvas el dinero, lo que pretendo es que a partir de ahora seas mío, que me obedezcas en todo lo que te mande. - No comprendo –balbuceé. - Es muy sencillo, si no quieres que te delate, a partir de hoy serás mi esclavo, serás de mi propiedad y tendrás que obedecerme en todo, absolutamente todo lo que te ordene. No estaba entendiendo muy bien la situación, me sentía muy asustado y confuso. Solo acerté a asentir con la cabeza, mientras él continuaba: - Ya no serás mi subordinado, serás mi esclavo y podré usarte para lo que me apetezca, me obedecerás en todo por muy raro o desagradable que te parezca. Temeroso respondí: - De acuerdo le obedeceré en todo pero por favor no me delate. Él prosiguió: - Muy bien, a partir de hoy te dirigirás a mí llamándome "amo Rodrigo" y para comenzar vas a arrodillarte ante mí y besarás mis zapatos. O mejor lámelos con tu lengua. Perplejo todavía por la situación me arrodillé lentamente agaché mi cabeza y acerqué mi boca a sus pies. Saqué mi lengua y comencé a lamer los zapatos de aquel hombre que en ese momento se había convertido en mi amo y señor. Mientras lamía una extraña sensación parecida a la excitación comenzó a embargarme. Estaba arrodillado ante mi jefe lamiendo sus zapatos y la situación lejos de desagradarme comenzaba a gustarme en cierto modo. Mientras me encontraba en esa situación mi jefe comenzó a explicarme: - Creo que debes saber también algunas cosas más sobre tu situación actual. –Entonces hizo sonar su interfono y dijo –puedes pasar cariño. La puerta se abrió, y por ella apareció para mi asombro mi esposa. Al verla me sentí avergonzado y humillado de que me viera en aquella posición. Me encontraba arrodillado ante un hombre al que delante de ella había criticado e insultado en multitud de ocasiones. - No te sorprendas esclavo –continuó mi jefe - ¿Cómo crees que supe de tus robos y por ello coloqué las cámaras? Tu mujer me lo contó todo. Hace un par de años que somos amantes me cuenta tus miserias mientras follamos. Los dos ideamos este plan para conseguir esclavizarte –explicaba mientras mi mujer se acercaba a él y lo besaba en un húmedo y cálido beso. Miré a mi mujer sintiéndome humillado y ofendido y ella se limitó a decirme: -Ya ves putito, tú tratando de contentarme y yo mientras follando con un hombre de verdad –decía mientras acariciaba el paquete de mi jefe. - Como ves la situación es así –continuó mi jefe-amo- no solamente serás mi esclavo también lo serás de tu mujer, a la que a partir de ahora llamarás "ama Elisa". Así que para que asimiles tu nuevo papel vamos a comenzar a enseñarte tus nuevos quehaceres. Tengo ganas de follar con ella así que desnúdate que nos servirás. Comencé a desnudarme medio avergonzado y medio humillado pero con un puntito de excitación. Mientras ellos se desnudaban el uno al otro mientras se besaban apasionadamente. - Ven aquí perrito –ordenó mi jefe- para comenzar vas a hacerme una buena mamada para poner a punto mi polla para que pueda follar bien a tu mujer. Obedeciéndole me acerqué a su enorme polla que se encontraba flácida, la agarré con mis manos y la introduje en mi boca, comenzando a hacer la primera mamada de mi vida. Entonces mi mujer estalló en una sonora carcajada mientras se burlaba: -Mira el putito que bien sabe comer polla, incluso come mejor esa tranca que mi coño. Sus palabras retumbaban en mi mente mientras comía aquella polla que comenzaba a crecer en mi boca. De reojo podía ver como ella estaba masturbándose viendo la escena. Mi jefe mandaba: - Que bien la mamas putito, eres un buen esclavo, lame también mis huevos, vamos, ensalívame bien todo. Mientras obedecía sus ordenes mi mujer con una fusta que había sacado de un cajón comenzó a azotar mis nalgas que comenzaban a sonrojarse. - Vamos puto prepárame bien esa polla para que me folle –gritaba. Me sentía extrañamente excitado, lamiendo aquella polla enorme, aspirando los aromas a macho de sus huevos bien peludos y recibiendo azotes de mi nueva ama. Entonces mi amo me separó un poco de su polla, me levantó la cara para que mirara hacia arriba y me ordenó: - Abre la boca cerdo Obedecí y él soltó un gran salivazo en el interior de mi boca. Mi ama se acercó e imitó lo que acababa de hacer mi amo. En mi boca se mezclaban los dos salivazos mientras el pollón entraba de nuevo en mi boca y mi mujer urgaba en mi ojete con un dedo. La situación comenzaba gustarme extrañamente, me sentía humillado pero a la vez excitado. Ser esclavo de mi mujer y de aquel hombre no iba a ser tan desagradable. En un momento dado, mi amo sacó su miembro de mi boca y dijo: - Bueno creo que es hora de que follemos nosotros, vamos cariño ven aquí que te folle mientras este cerdo te lame a ti tu ojete y a mí los huevos. Comprendí que aquella explicación era una orden, mi ama se colocó a horcajadas sobre mi amo que estaba sentado en el sillón, introduciéndose el pollón en su coño. Sin levantarme del suelo me coloqué debajo de ambos y como me ordenaron mientras veía como su polla entraba y salía de aquel chorreante coño mi lengua lamía sus enormes huevos, luego el ojete de ella y volvía a pasar a los huevos sin parar. Permanecimos así un buen rato, con ellos en un polvo salvaje y yo lamiendo huevos y culo sin parar. El flujo de mi ama resbalaba por los huevos y era recogido por mi lengua para hacerme saborear la mezcla de mi amo y mi ama. Cuando mi ama notó que mi amo estaba a punto de correrse se separó, se agachó y comenzó a meneársela mientras me ordenaba: - Vamos, ven aquí y lame esta polla que vas a tragarte un buen polvazo. Al instante obedecí acerqué mi boca a aquella polla mientras se la meneaba y acariciaba sus huevos. Mi amo no tardó en comenzar a soltar grandes chorros de caliente y espesa leche de macho sobre mi boca. Eran grandes chorros de esperma que inundaban mi boca, tragaba todo lo que podía tal y como me había ordenado pero era tanta la cantidad que algo rebosaba de mi boca resbalando por mi barbilla. Mi ama con su boca iba recogiendo de mi barbilla lo que caía. Creo que fueron por lo menos doce o trece lleretazos de semen espeso lo que soltó mi amo por aquella polla. Había tragado cuanto pude y me encontraba altamente excitado. Me encantaba ser esclavo de mis amos. Mi ama acariciándome la cabeza se congratulaba: - Te dije que mi maridito podría ser nuestro putito particular, será un buen esclavo, sin dudas nos dará muchas horas de placer. Se merece que lo desahogue. Entonces comenzó a acariciar mi polla que ya se encontraba erguida y dura y me dedicó una paja lenta y sabrosa. Su mano subía y bajaba por mi polla muy despacio y apretandola firmemente. Mientras mi amo se levantó y se acercó para soltar un buen salivazo en mi cara y con la mano extenderlo por mi cara y meterlo en mi boca con los dedos. - Chupa mi dedo como una polla –ordenó. Obedecí, mamando de su dedo mientras mi ama seguía meneandomela hasta que llegué a sentir uno de los mejores orgasmos de mi vida. Mi polla comenzó a soltar lechazos en cantidad, manchando la mano de mi ama. Una vez terminé de correrme quedé tendido en el suelo, rendido, mi ama puso su mano delante de mi boca y yo limpié mi propio semen con mi boca. Había sido una sesión inolvidable, me había convertido en esclavo de mi mujer y mi jefe y había disfrutado ampliamente de ello. Desde entonces esta es mi nueva situación y he vivido muchas más sesiones, pero eso ya lo contaré en otro momento.