Nueva historia con la chica del piercing....

Nueva historia con la chica del piercing...

Ya habían pasado varias semanas desde la última vez que supe de ella, aún mi verga estaba estremecida por la espectacular mamada que me había provisto, esa mezcla y suavidad de su lengua con el frío y erizamiento que me producía el contacto de su piercing recorriendo mi falo, me habían hecho durante este tiempo de inactividad sexual, desearla de una forma desesperada.

Desde ahí, todas las chaquetas que me hacía eran en su honor, la mayoría de mis erecciones estaban provocadas por mi deseo de volver a sentirla.

Fue ella la que me encontró a mi, con sutiles mensajes a mi móvil me hizo moverme por toda la ciudad, haciéndome creer que ella estaría allí, en cada uno de los lugares a los que me hizo acudir, desde una cafetería, hasta una biblioteca pública, pasando por una iglesia

Finalmente a la última cita acudió, a través de un rotundo mensaje a mi celular me había citado a las 23.30 horas en uno de los parques de la ciudad.

Cuando ya había transcurrido la hora señalada y cuando yo ya comenzaba a darme por vencido una vez más y jurar y perjurar que no volvería a caer en sus jueguecitos, ella hizo aparición enfundad en una minifalda y unas botas robustas, con una camisilla que apenas asomaba tras su chaqueta.

Al verme sonrió y mi rostro apenas pudo responder esa sonrisa, estaba totalmente concentrando en desnudarla con mi mirada en perderme mientras contoneaba su tatuaje triba en la espalda al ritmo de las embestidas contra mi.

Ella se sentó en el mismo banco en el que yo me encontraba, pero en la otra punto, quedando dos espacios entre nosotros. Una parte de mi era consciente de que de una forma u otra no saldría de ese parque sin cogermela, pero al mismo tiempo sabía que me iba a costar acceder a sus peticiones.

Fue ella la que sin ni siquiera mirarme, se levanto, contoneándose lentamente sobre mi e invitándome que la siguiera a una zona más oscura, al cobijo de unos árboles y unos arbustos. Pese a que el parque estaba desierto, de vez en cuando recibíamos la visita de algún paseante.

En seguida, mi cuerpo fue buscando el suyo y nuestros sexos se rozaron por encima de las vestimentas, mientras ella se quitaba la chaqueta entre gemidos, porque mis dedos ya habían descubierto que no lleva bragas.

Su mano fue buscando mi entrepierna y mientras recorría con mi lengua cada espacio de su cuello, de forma furtiva, dura, ella me desabrochaba el cinto y el pantalón, metiendo su mano por dentro de mis calzoncillos y sintiendo como sus dedos a modo de pinza presionaban mi glande.

Mientras lamía su cuello y mis dedos acariciaban lentamente, otras veces de forma rápida los labios de su vagina, mientras entre mis dedos se asentaba lo húmedo de su coñito, le pedí que me la mamara, que quería sentir su lengua, pero ella no estaba por la labor de que yo lo consiguiera tan fácilmente, continuaba pinzando mi verga y me estaba atormentando, porque yo deseaba que la agarrar firmemente y me pajeara, pero tampoco ella estaba por la labor...

Enfurecido, entre la rabia de que esa joven me dirigiese tan a su merced y lo caliente que me ponía esa joven de aspecto de lolita, de pelo negro, opté por jugar mis cartas y apartarme de ella.

Con mi polla tieso, fui retrocediendo y mirándola de arriba abajo, mientras me pajeaba ante ella...

Ella hizo lo mismo, pero entonces comencé a darme cuenta de que para entonces ,no era yo el único caliente en esa escena, que ella quería tragarse mi polla, bien por la boca o por su coño, así que me limité a sentarme en un banco próximo mientras me hacía una chaqueta. Ya poco me importaba si me podían ver o no...

Por un instante me creí dueño de la situación y estaba convencido de que ella no podría aguantar y así pareció ser, mientras ella se acercaba a mi, tocándose las tetas con una mano, mientras que con la otra sujetaba su camisilla en alto.

Vino hacia mi y fue ella la que retiró mi mano para continuar pajeándome, haciéndome una chaqueta tremenda! Se acercó a mi oído y me susurró que quería tenerle en la boca, que quería que le terminase ahí.

Yo no podía más y entonces fue cuando se detuvo, yo estaba a punto de estallar y me había dejado a medias, estaba como loco, la cogí de la mano y la traje hacía mi ella cayó sobre mi, con sus muslos golpeó mi verga y un leve dolor me hizo soltarla, entonces fue ella la que cogió mi pene con fuerza, apretándolo hasta casi doler y se lo introdujo en su coño, cabalgándome de arriba abajo, haciéndome gemir tan fuerte que me hizo olvidar donde estábamos, contoneándose en círculos, mis gemidos se mezclaban con los suyos, sentir como ella se vino en dos ocasiones, era una delicia sentir sus orgamos, ver como su cuerpo se agitaba violentamente, haciéndome estremecer, yo imaginaba el terminar en su boca, sentir su piercing, pero me dejó con las ganas, tras su segundo orgasmo aceleró el ritmo de sus embestidas de una forma atroz, provocándome un orgamos continuado y tremendo........ continuando con sus sacudidas, vaciándome y haciéndome desearla aún más.

Ella se levantó, tomó su chaqueta del suelo y se marchó... yo me quedé recuperando fuerzas y sosteniendo fuertemente mi móvil, esperando la llamada de la chica del piercing.

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