Nueva casa
Como dos pintores consiguieron de mi lo que quisieron. El problema es que vuelven en tres días y no se si dejarles repetir.
No puedo evitarlo, cuando tengo hombres trabajando cerca de mí me excita. No sé por qué pero me excitan los obreros, quizás con la excepción de los albañiles. Sé que es algo irracional pero si hay alguien trabajando, fontaneros, electricistas, pintores... en una casa no puedo evitar calentarme. En alguna ocasión teniendo en casa pintores no pude evitar coger a mi marido, meterlo en una habitación y tirármelo allí mismo. Me da morbo.
Ahora nos cambiamos de casa y nos la están arreglando y acabo de cometer una de las mayores torpezas de mi vida. Resistí hasta hoy. Precisamente hoy me están pintando la casa. Son dos, uno joven y otro tiene sobre 45 años. Uno de ellos primero bordea las paredes, es decir que pinta las esquinas y luego viene el otro para hacerlo entre los dos. Me levanté temprano para poder ducharme antes de que llegaran pero estaba en la ducha cuando picaron al timbre. Me envolví en una toalla y salí a abrir.
Noté como me miraban, sobre todo el chico. Perdonad que no use sus nombres pero es que ni siquiera se como se llaman. Uno de ellos se puso a trabajar en mi habitación y otro en la cocina. Salí del baño envuelta en el albornoz. Lo primero fui a mi habitación y cogí la ropa que había usado para llevarla a la lavadora pero cuando fui a la cocina el chico estaba subido a un andamio delante de la lavadora, así que tuve que dejarla por allí. Volví a la habitación y cogí ropa interior, una camiseta y un pantalón de chándal. La verdad es que ese día no estaba especialmente excitada, cosa que me sorprendía un poquito, quizá es que con los pintores no había notado ninguna mirada extraña o mejor dicho lujuriosa. Me fui al baño y me vestí. Me dispuse a preparar mi desayuno y les ofrecí café.
Me dieron cortésmente las gracias y me dijeron que quizá más tarde. Mientras preparaba la cafetera me pareció que mi ropa no estaba en la misma posición en que la había dejado pero no le di mayor importancia. El chico me dijo que era mejor que desayunase en otra habitación porque podía mancharme pero le dije que no se preocupase que tardaba poco y la ropa no era nada del otro mundo. Mientras desayunaba estuve hablando un poco con el joven, era bastante agradable. Ahí si he de reconocer que me calenté un poco, cuando movía las caderas encima del andamio para pintar, mientras estaba hablando con él no podía evitar mirarle el paquete. Parecía que estaba bastante bien dotado. Fui a ver al mayor a ver si me calmaba un poco y cuando volví después de un rato estaba segura que había tocado mi ropa. El tanga lo había dejado debajo de todo y ahora estaba encima.
Había estado tocándola, quizás oliéndola. Decidí ir a comprar la comida del día y así marcharme de allí. Me cambié y me fui. Todo el rato fui imaginándome el tío oliendo mis bragas y eso me puso realmente cachonda así que tarde un buen rato en volver, no quise hacerlo hasta no estar totalmente tranquila. Cuando llegue a casa me volví a cambiar de ropa, esta vez me puse la camiseta de antes y una bata. Quizá fue mi subconsciente el que me hizo no poner pantalones, no lo sé. Me senté a charlar con ellos un rato mientras tomábamos una cerveza.
Ambos se comportaban correctamente pero la conversación giró a anécdotas que les habían pasado en casas, desde que un gay les había intentado conquistar hasta que en una ocasión se lió uno de ellos con una chica de un internado donde habían estado trabajando. La verdad eran cosas graciosas. Me fui a limpiar un poco una habitación donde ya habían acabado. La estaba fregando de rodillas cuando entró el joven. Llevaba un trapo en la mano (más tarde supe que era mi tanga pero de momento no me di cuenta) y se quedo hablando un rato conmigo.
¿Puedo preguntarte algo personal?
Puedes preguntar lo que quieras, otra cosa será que te conteste.
¿Siempre llevas tanga?
No siempre, solo cuando llega el buen tiempo.
A mí me vuelven loco las chicas con tanga.
En ese momento fue cuando abrió la mano y vi que era mi tanga.
¿Lo quieres? Puedes quedártelo. Te lo regalo.
Le di la espalda y seguí fregando. Estuvo un rato mirándome y me preguntó si ahora llevaba tanga, le dije que eso tendría que imaginárselo, quizá sí, quizá no. Le estaba viendo de reojo, se llevo el tanga a la cara mientras que no apartaba la mirada de mi trasero, entonces ocurrió. No puedo echarle la culpa de nada, yo podía haberle parado o incluso no haberle seguido la corriente en la conversación y no lo hice. Se acercó a mí y me puso la mano en mi culo. Yo paré de fregar y me volví con cara de pocos amigos pero no me levanté del suelo.
¿Lo llevas? Enséñamelo.
¿Estas loco? Déjame en paz.
Si lo llevas. Las mujeres con tanga me parecen unas calentorras. ¿Eres calentorra?
Mientras decía eso su mano recorría mi culo por encima de la bata pero por lo visto le pareció poco. Empezó a levantarme la bata y entonces me puse de pie. El se arrimó a mí y yo retrocedí.
Anda cachonda enséñamelo.
Que no, estate quieto.
Enséñamelo que no va a pasar nada, te juro que no te toco.
Déjame en paz, tu no estas bien de la cabeza.
Esta conversación era poco más que un susurro, en principio era una puta locura lo que estaba pasando y no quería que se enterase su compañero, yo tampoco aunque estuve considerando el gritar para que me dejase. Fui retrocediendo hasta llegar a la pared y él pegó su cuerpo al mío. Sus manos me volvieron a coger por el culo, esta vez me agarro las nalgas con las dos manos y me las estrujó mientras me clavaba su paquete contra mí. Me empezó a lamer el cuello y yo la verdad es que me quede quieta. Me levantó la bata y me sobó las nalgas a placer. Me estaba volviendo loca, le estaba dejando hacer y me estaba gustando.
Abrió la bata y sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo, me saco los pechos por encima del sujetador y sin quitar su peso de encima de mi cuerpo me pegó un tirón del tanga que me rompió una parte, me quedó colgando de un muslo. Al llevar su mano a mi entrepierna se enardeció al notar que iba depilada. Me dio la vuelta y sin más preámbulos se sacó la polla y me la metió. Empezó a bombear dentro de mí. Yo me estaba volviendo loca de placer, notaba como entraba y salía de mí y parecía una polla interminable mientras me sobaba los pechos. Justo cuando me estaba corriendo me di cuenta que no estaba usando preservativo y como ya era tarde no me importó.
Al sentir las contracciones de mi coño el también se corrió, lo hizo dentro mientras me apretaba con fuerza las tetas, tanto que me hizo un poco de daño. Siguió moviéndose un rato más hasta que salió casi de forma natural. Sin mediar palabra salió de la habitación y me dejo allí. Yo después de un rato en el que estuve pensando que estaba totalmente loca me fui al baño a ducharme.
Cuando estaba en la ducha se abrió la puerta del baño, yo en principio creí que me equivocaba porque había cerrado con pestillo pero usó un destornillador para abrir. Se abrió la mampara cuando estaba aclarándome y allí estaba él. Sin mediar palabra me cogió por el cuello y me obligó a salir. Me arrodilló en la alfombra y dirigió su polla a mi boca. Me golpeó con ella un par de veces en los labios porque yo no los abría pero apretó con su mano en mis mandíbulas y me obligó a abrirla. La metió en mi boca y empezó a moverse. Pronto era yo la que le estaba chupando y masturbándole a la vez. En esto sentí unas manos que me cogían por detrás.
Quise volverme pero el joven me cogió por la cabeza y me la inmovilizó volviendo él a ser quien se movía. Entraba tan dentro en mi boca que en un par de ocasiones me dieron arcadas. Mientras el otro me levantó del suelo y poniendo una de mis piernas sobre el lavabo empezó a follarme. Tuve otro orgasmo enseguida. El hombre mayor me follaba con fuerza, sentía como sus pelotas me golpeaban las nalgas y a la vez sus dedos me masajeaban el clítoris. Sentí dentro el calor de su semen y me volví a correr. Me giraron y ahora le estaba chupando al mayor un pene bastante normalito y flácido mientras el joven me tocaba con los dedos. Me puso un chorro de gel en las nalgas y comprendí lo que pretendía.
Le dije que no tres o cuatro veces pero empujó con la polla y se coló dentro de mi culo. El dolor era considerable aunque el placer me seguía viniendo a oleadas.
El espectáculo hizo que el mayor se pusiese de nuevo en forma dentro de mi boca. Me llevaron hacia la taza del vater y mientras estaba clavada analmente en el joven me abrieron las piernas y el mayor intentó entrar por mi vagina pero no pudo porque la posición no era posible así que me masturbó con una mano y metió dos de sus dedos dentro de mí mientras volvía a usarme por la boca. Se corrieron los dos casi a la vez y note como mi esfínter expulsaba la polla ya flácida del joven. Se subieron los pantalones y me dijeron que ya habían acabado y allí me dejaron medio destrozada, con el culo dolorido y el coño hinchado.
Me dijeron que me vendrían a dar la factura a los dos o tres días y que quizá podíamos ajustar un poco más el precio, que podíamos seguir discutiéndolo y reanudar la conversación que ahora quedaba en suspenso. La verdad es que no sé que hacer cuando vuelvan, si usar mi propio placer para abaratar el precio lo cual me pondría a nivel de puta, si decirles que hablaran con mi marido y abonarles la factura como si nada hubiera pasado, ya veremos.