Nuestros vibradores conquistan USA
Cristina y yo negociamos la distribución de nuestros productos en los Estados Unidos.
Continuación de “Diseñando una nueva generación de vibradores “ http://todorelatos.com/relato/130260/ y “Diseñando una nueva generación de vibradores” http://todorelatos.com/relato/130284/ Pienso que es mejor leerlos para enterarse bien de que va este ultimo.
Cristina resultó ser una fiera a nivel comercial, era un tema innato. No voy a negar que sin mis diseños no seríamos nada, pero Cristina era el otro 50% del ADN de la empresa, diseño y ventas. Parecía mentira que una chica tan poca cosa en lo físico fuese una autentica killer en el mundo de los negocios, bueno, en los negocios y en otros asuntos, pero estos no conmigo.
Cristina insistió en tomar decisiones que al final resultaron fundamentales. Por ejemplo, en contra de mi opinión patentamos todos los diseños, por lo que en el momento que fuimos copiados nos empezamos a forrar con las demandas que íbamos poniendo a empresas y distribuidores que no respetaban nuestro sistema ya patentado.
El hecho de mantener una relación de sexoamistad con la hija de la afamada periodista también ayudó a darle bombo a cada producto que sacábamos al mercado. A cada producto nuevo yo recibía una invitación para aparecer en su programa, lo que no solo disparaba las ventas sino que tenía repercusión en otros medios extranjeros.
Me quedé mudo el día en cenando con madre e hija, salió el tema de nuestra amistad.
- pues ya me ha dicho mi hija que le encanta cuando probáis los productos que vais sacando en tu empresa – no se si alguna vez os ha pasado en la que una amante le confiese a sus padres que sois follaamigos. Cuando los ves no sabes donde meterte, los padres de ella saben que le metes tu sucia polla en el virginal coño de su hija, y encima sin querer nada con ella. En el caso de esta mujer la cosa era el acabose, no solo le había contado a su madre como la sometía a toda clase de vejaciones sexuales sino que encima la madre sabía que la muy puta tenía novio.
- Mama, o me vas a decir que a ti no te gustan los productos de Andrés.
- Si, he de reconocer que no veo el momento de probar esas pinzas para los pezones que acabáis de sacar.
- No veas Andrés los pezones que tiene mi madre, le encanta que se los muerdan y si estas pinzas funcionan como el resto de las cosas se las va a poner hasta para trabajar – yo no sabía que decir.
Creí que acababa con las dos en la casa de la hija probando las dichosas pinzas, pero a pesar de que me hubiese molado follarme a madre e hija, al final reinó la cordura y acabé con la hija desnuda en su cama.
La verdad es que cada vez que la veía en pelotas me preguntaba que hacía yo en la cama con tamaña foca, pero rápidamente volvía el morbo y me daba cuenta que tenía a mi disposición a la sex symbol de la mayoría de los camioneros españoles entrados en años. Si ellos supiesen lo cerda que era en la cama tendría más admiradores, estoy seguro.
Le chupé los pezones para ponérselos a tono, ella ya tenía el modelo doggy en el coño cuando aplique la primera pinza en uno de sus pezones.
- joder, como aprieta
- espera - le dije yo - no sabes lo que es presión – le puse la segunda pinza.
La chica se retorcía de placer mientras las pinzas poco a poco se iban apretando. La verdad me había costado un montón diseñarlas, ya que por el tamaño y el peso de la batería y mecanismo, la cosa no fue fácil.
La chica gemía a gritos y yo agitaba mi polla preguntándome como iba a acabar los pezones de la chica, los de Cristina tanto con el prototipo como con el modelos final daba pena verlos al acabar, aunque ella acabó babeando de gusto.
La periodista puso los ojos en blanco y se corrió como una bestia. La chica estaba como paralizada intentando recobrar la respiración. Volvió con los vivos cuando notó que acercaba mis manos a su pezones, le debían doler un montón. Con cuidado toqué el interruptor y las pinzas perdieron presión. Ella puso cara de soportar un dolor intenso. Las pinzas estaban diseñadas para no soltarse del todo.
La puse a cuatro patas y sin miramientos se la metí hasta el fondo. La presentadora gritó de placer.
- aggg que ganas de sentir algo en mi ojete.
Me despreocupaba que con el doggy en su interior hubiese poco sitio para mi polla, sencillamente empuje y empuje hasta hacerme sitio. Empecé a darle caña observando como su orondo cuerpo vibraba se movía al compas de mis duran embestidas. Metí mi mano por debajo de nosotros y cogiendo la cadena que unía las pinzas y tiré de ellas arrancándoselas de sus pezones.
- joooooooder que dolor.
- sufre puta – pensé.
- Joder, agárrame de las tetas joder, agárramelas que ahora están muy sensibles.
Solté la cadena y agarré aquellas dos ubres que caían doloridas casi tocando el sofá.
- Apriétalas joder, que gusto – exigió la chica, mandona en la cama como siempre que follábamos.
- ¿te gusta zorra?
- Me vuelve loca. Cuando me folla mi novio me baila dentro, joder que gusto.
Cuando le llené el culo de lefa, le di un tierno beso en su nuca y como de costumbre me desacoplé y dejándola descojonada sobre el sofá, supurando blanca esperma de su dilatado ano.
- cielo, me ha encantado, pero mañana tengo un viaje y me tengo que ir – le dije mientras me retiraba, ella me contestó algo que no supe identificar.
Volví a casa con la polla satisfecha y con el recuerdo de la gorda retorciéndose de placer.
Salimos por la mañana en primera clase rumbo a Los Ángeles. Teníamos una reunión con unos distribuidores que querían tener las distribución en exclusiva para Estados Unidos, Canadá y México. Viendo a Cristina andando por el pasillo del avión, nadie diría que llevaba dentro del coño nuestro prototipo de nuevas bolas chinas, unas bolas chinas hinchables, por supuesto.
Cristina acabó levantándose para ir al baño después de más de media hora de poner caritas intentando disimular sus continuos silenciosos orgasmos.
- joder Andrés, no sabes lo bien que va.
- Ya te he visto la cara.
- Pero no el coño.
- ¿Perdona?
- A lo mejor no te has dado cuanta, pero es la primera vez que pruebo uno de nuestros prototipos sin enseñarte el coño.
- Joder, ni lo había pensado.
- Pues ya ves.
- ¿Te molesta enseñarme el coño?
- Andresito, lo tienes muy visto. Con la pasta que ganamos podríamos contratar a cualquiera para probarlo, incluso a las tres zorras de nuestras ex socias, pero si te soy sincera me encanta probarlo todo la primera.
El viaje hasta California fue largo pero muy cómodo. Cristina me dio el espectáculo un par de veces probando y reprobando las bolas hasta que las dejo sin batería…
- no esta mal, cinco horas de autonomía más o menos.
- Yo diría seis.
- Si, quizás. Son la bomba,
- Ya veo.
Nos recogió una limusina en el aeropuerto internacional de Los Ángeles. Estábamos rotos después de trece horas de vuelo y dos horas para pasar la aduana.
La limusina nos llevó al hotel donde nos fuimos directos a la cama. Cada uno a la suya.
La limusina estaba de vuelta en la puerta del hotel a la hora acordada. Estos vuelos transoceánicos te dejan machado y encima el jet lack te mata. Pegamos poco ojo.
Después de una hora de trayecto entre el tremendo trafico llegamos a unas lujosas oficina.
Traci nos esperaba en la puerta. Según nos dijo jamás de los jamases esperaba a nadie en la calle, pero en su sector éramos ya una institución y el buen trabajo merecía atenciones especiales.
La tía era impresionante, realmente guapa. Una escultural mujer. Nos acompañó al interior donde nos presentó a su madre. Otra belleza de mujer, aunque obviamente con unos cuantos años más. Desde luego no aparentaba la edad que tenía. A continuación nos presentó a su prima Rose, otro bombón.
Parecían gente muy cercana y amable.
A la reunión atendió Carter, un negro de dos por dos que ejercía de director de operaciones. Nos pasamos la mañana oyendo sus planes. La empresa fue fundaba por la madre y su difunto marido, por lo visto ambos se habían dedicado al porno y ya entrados en cierta edad decidieron dejar las cámaras y hacer una vida más normal… si a una vida normal se le llama vender pollas de goma. Desde luego ni Cristina ni yo podíamos decir ni pio de su profesión.
La pareja hizo un gran trabajo y con duro esfuerzo, enseguida empezaron a distribuir productos importados de Europa y Japón por todo el país. Un par de ferias exitosas y una buen canal de distribución hicieron el resto. Tuvieron mucho éxito pues los americanos apreciaban la calidad europea y el diseño japonés, que comparados con los toscos juguetes yankees ellos estaban a años luz.
Traci empezó a trabajar en la empresa cuando su padre Richard falleció, según nos comentó la madre sin ningún rubor, de un ataque al corazón mientras la sodomizaba. Rose se unió a las mujeres dos años después.
La idea de las Lords, que así se apellidaban. Era conseguir la exclusiva de nuestros juguetes para Canadá, Estados Unidos y México,
- no veías la cantidad de juguetes que compran los manitos a pesar de parecer que en general no rompen un plato.
- Si, gran gente los mexicanos. Conocemos a unos cuantos, buenas piezas – dije yo.
- Si, y además comprar muy bien.
La reunión fue larga y extenuante.
De camino al hotel le pedí al chofer que parase en un sex shop. Le di la excusa de querer ver el producto que se ofrecía, pero mi idea era comprar algún DVD de Lori Lords y su difunto marido. Para mi sorpresa no había DVD’s, se ve que internet mató la industria de las distribución de videos.
No perdí el tiempo cuando entre en mi habitación. Tenía tres horas antes de encontrarme con Cristina para salir a cenar. Las empresarias californianas nos iban a invitar. Abrí mi ordenador y busque en youporn.com bajo el epígrafe “Lori Lords”
Cientos de videos de la matriarca aparecían en el menú. Pinche en uno al azar. La típica escena de porno de los 80 donde una mujer con el pelo cardado y vestida de enfermera atendía a un maromo con peinado tipo Lorenzo Lamas y con el pecho totalmente cubierto de pelos rizados.
Tres minutos de absurda conversación llevó a Lori a meterse la polla del maromo en su boca. La mujer no llevaba bragas, en algunas tomas se podía ver un peludo coño debajo de la mini falda. El video era un coñazo, la realización e incluso las escenas eran de lo más anticuado en lo referente a porno que recuerdo. Desde luego, la parte excitante era ver a una señora madura con la que acaba de estar recibiendo polla de aquel musculado de anchas espaldas.
El padre de Traci duchó la cara de su esposa con una cantidad increíble de lefa. Ella lo recibió tocándose los pechos y con la boca abierta. La regaron de lo lindo.
Cenamos con Traci, Rose y Carter, según nos dijo Traci, su madre se disculpaba pues quería estar fresca para el día siguiente.
Los chicos resultaron ser muy interesante fuera del trabajo. Traci nos contó que acababa de finalizar una relación y que en esos momentos se dedicaba en cuerpo y alma a su trabajo.
- además después de probar vuestro modelo classic la falta de hombres se me ha hecho más llevadero.
- Pues cuando pruebes los nuevos modelos no vas a volver a querer uno.
- Espero que hayáis traído todos.
- Si, hemos traído todos, pero mañana os queremos enseñar lo ultimo de lo ultimo, es todavía un prototipo pero va a revolucionarlo todo.
- Me muero por verlo.
- Vais a tener suerte, este aun no lo he probado, y eso que pruebo todo lo sacamos – dijo Cristina
- Pues mira, ya tenemos algo en común. Nosotras probamos absolutamente todo lo que metemos en nuestro catalogó.
- Pues hombre, ya os diferenciáis en algo con vuestra competencia.
- ¿Si?
- Si, por lo visto ellos tienen a un equipo que lo hace por ellos.
- Ah, Sexy Fantasy, esa empresa todos los socios son hombres, en esa y otras cosas se dan nuestra diferencia.
- Me alegra oírlo.
Rose nos comentó que algo tenía por ahí y Carter que era mucho más callado no dijo ni pio. Se notaba a leguas que se ventilaba a Rose cuando le daba la gana. La chica lo miraba a veces con unos ojos que la delataban.
Como cada día que llegábamos con copas a una habitación de hotel en el fondo esperaba que Cristina se volviese loca y apareciese desnuda en mi habitación poco después de cerrar la puerta. Una vez más me la tuve que machacar solo como la una.
La limusina nos recogió puntual a las nueve de la mañana. Otra noche de insomnio.
Nos recibieron en la sala de reuniones muy al estilo americano, esto es con café aguado y una inmensa caja de donuts. Solo yo comí esas maravillas subidas en grasas saturadas, las chicas ni lo miraron, Carter no era mucho de dulce, según nos dijo.
La negociación resultó ser más dura de lo que yo esperaba. Las cifras de ventas garantizadas estaban claras, los rápeles de descuento por ventas estaban claros, pero nosotros queríamos 20 millones de euros por adelantado y los angelinos solo ofrecían 5 millones.
A las ocho de la tarde la cosa no estaba nada clara, desde luego que Lords Toys nos gustaban mucho más Sexy Fantasy, pero la pasta era la pasta y los de Salt Lake City ya nos habían adelantado que ponían los 20 kilos encima de la mesa.
Teníamos que partir hacia Utah al día siguiente a las doce el mediodía. Las mujeres sabían que desde L.A. nos íbamos a ver su competencia, lo cual facilitaba nuestra negociación. Carter sabía que tenernos a bordo sería la diferencia entre el éxito en ventas o un año de fracasos.
- salgamos a cenar, tomémonos una copa y cerramos la negociación con un poco de flexibilidad por ambas partes.
Cenamos en un restaurante de diseño, mal, porque como en España no se come en ningún sitio, pero el local era agradable y desde mi punto de vista estando sentado con semejante hembras para mi era la locura, por mucho que un negro musculado copase a una de ellas. ¿Quién me hubiera visto ahí hacía escasamente dos años?.
No hablamos nada de trabajo hasta que empezaron a caer las copas.
- tenemos suerte chicos, mi madre no suele quedarse jamás a tomarse copas – dijo Traci
- Bueno, el trasnochar no ayuda para mantener la piel tersa.
- Pues es un honor – dijo Cristina
- Si lo es – dije yo.
Nos tomamos como tres rondas antes de levantar la mesa.
En la puerta nos esperaba la limusina. Nos subimos todos al coche esperando volver a la oficina a acabar con aquello.
- esta bien chicos, vamos a hacer una cosa – dijo Lori.
- A ver.
- En vez de volver a la oficina en el estado que estamos os invitamos a casa a la ultima, probamos el nuevo juguete y si es como decís cerramos el trato con vuestras condiciones. Si no nos hemos corrido en 10 minutos aceptáis las nuestras – Cristina y yo nos miramos, nos miramos y sonreímos, nos miramos, sonreímos y aceptamos.
La casa de Lori era preciosa. En plena colina de Hollywood con vistas sobre la iluminada ciudad.
-a ver ese juguete – dijo la matriarca – me meto un segundo en la habitación y os digo – Carter sonreía, quien había sido una pornstar sería siempre una estrella del porno.
bueno Lori, te tengo que explicar como funciona antes de nada. A lo mejor es mejor que lo pruebe Traci o Rose.
mira hijo antes de que tu gateases yo me metía pollas de dos en dos en el coño, no creo que un juguete me vaya a matar por mucho que digas que es revolucionario.
esta bien, esta bien – dije disculpándome.
El juguete consistía de unas pinzas para los pezones, un bala anal de un generoso tamaño y un vibrador de gran formato. Saqué el móvil.
- con esto controlaré el sistema – dije yo.
- ¿Tiene una app?
- Todo lo coordina la app. Deja la puerta abierta para saber como va la apuesta – contesté.
- Hijo te puedes tomar la copa tranquilo, una sabe controlar cuando se corre y cuando no.
La mujer cogió todos los cachivaches y entró en la habitación.
- los tengo dentro y colocados. No veo la diferencia, son agradables al tacto, pero ya – dijo Lori subiendo la voz.
-
Abrí la app y puse el programa 6. Si la tía iba de puta, se iba a enterar lo que ser puta significaba.
Un grito secó se oyó en la habitación.
- jodeeeeer, ¿qué es estoooo?
Traci, Rose, Carter, Cristina y yo mirábamos la pantalla del iphone. El teléfono nos ofrecía estadísticas sobre desde las pulsaciones de la mujer, que no dejaban de subir, hasta cosas como la potencia de cada uno de los elementos del set. Podíamos ver la presión que ejercía la bala en el culo de Traci, o a la presión que las pinzas machaban los pezones de la mujer, a que revoluciones vibraban. La información era igual de completa en lo referente al vibrador.
Ni tres minutos habían pasado cuando oímos a través de la puerta
- 20 millones, joder, 20 millones. Traci ven por favor – se daba por vencida pero pedía ayuda, algo le pasaba.
Salimos todos corriendo. Al entrar en la habitación nos encontramos a Lori arañando el colchón, con los ojos fuera de las orbitas y una cara que dejaban ver clarísimamente que no dejaba de correrse.
- mama, ¿estas bien?
- En la gloria, hija en la gloria – dijo la mujer balbuceando. - Tienes que probarlo.
- Pues quítatelos que los pruebo – dijo la hija bromeando.
- Como los toques te mato – contestó la madre tomándoselo en serio.
Puse el programa 7 y una convulsión cubrió su cuerpo.
- aggggg hostia no dejo de correrme, joder, joder, joder. Me matan los pezones pero me encanta. Estoy completamente llena por culo y coño. Rose, cómeme el coño, cómemelo por favor.
Y Rose se tumbós entre las piernas de su tía y apartando las manos de la mujer empezó ella a manejar el vibrador y a jugar con su lengua sobre la pepitilla de antigua estrella porno.
Cristina y yo estábamos flipando. Bien que prueben las cosas, incluso juntas, pero de ahí a entrelazarse la una con lo otro había años luz.
La verdad es que aquello era mucho más excitante que ver a Cristina probar los juguetes. Lori disfrutaba con desesperación.
- Cristina por favor, acércame uno de vuestro vibradores normales y métemelo en el culo – dijo Rose.
Cristina no lo dudó, me dejo solo en la habitación mientras iba al salón a por uno de nuestros zeppelines. Cuando volvió se acercó a la chica que con el culo en pompa no dejaba de masturbas a su tía, o lo que quedaba de ella.
Cristina le apartó el tanga y viendo la dilatación de la chica introdujo el vibrador en el culo de la sobrina. Cuando le dio al interruptor y empezó a moverlo literalmente la chica empezó a gritar sin poder comer más el coño de su jefa.
- por dios Andrés no te quedes ahí parado y sigue tu, que son 20 kilos – me dijo Cristina.
Aparté la cara de Rose y mientras cogía el classic remote con mis manos metí mi cabeza entre aquellas estilizadas piernas. Le lamía el coño mientras con mi mano metía y sacaba como buena mente podía aquel monstruo crecido en todo el coño
Lori tenía el coño teñido de dorado, lo nunca visto. Había bajado del programa 7 al 1 para no matar a la vieja, pero aun así la mujer no dejaba de correrse una y otra vez. Mi cara estaba empapada de sus flujos.
Carter no se pudo estar quieto, sin pedir permiso rebuscó en nuestra maleta y sacó otro vibrador, cuando volvió a la habitación a pesar de la cara de salida de Traci optó por Cristina. Le subió la falda, le arrancó las bragas y le metió el juguete en el coño. Cris tuvo que explicarle como se encendía. Cuando empezó a sentir la polla de plástico en el coño le empezó a costar satisfacer a la sobrinísima. Su prima Traci, apartó la mano de mi socia y fue ella quien empezó a masturbarla a costa de poner su culo sobre la boca de Cristina. Esta apenas podía sacar su lengua y chuparle tanto el culo como la raja a la rubia que tenía delante.
Habían pasado más de los 10 minutos pactados y era más que obvio que ni madre ni hija ni sobrina daban por finalizadas la sesión.
Noté como unas manos temblorosas sacaban mi polla de mi pantalón. Noté claramente que una boca la cubría justo después de lamer la punta con maestría, miré hacía abajo y vi a Rose que me lamía la polla como una experta. Joder que vida la mía, forrado y encima recibiendo mamadas de bombones como la sobrina de Lori. Bajé la cabeza y volví al pilón de Lori que agradeció mi comida de coño como el mejor regalo de la vida.
Lori pidió que parase, efectivamente sus pulsaciones estaba por 180, muy por encima de lo recomendable para una mujer de su edad. Dejé a la madre y simplemente cogí la cabeza de la sobrina que ya solo mantenía su polla abierta con mi polla dentro, no era capaz de mamar debido al gusto que aquello le estaba provocando.
Me corrí forzando una garganta profunda en la americana. Fui tan brusco que me imagino que le dolería la garganta durante días. La chica no dijo ni mu.
Traci y Cristina disfrutaban como locas. Cristina paró la mano de Carter y mirándole fijamente a los ojos se sacó el pepino que tenía incrustado en el coño. Se puso de rodilla olvidándose de nuestra anfitriona Traci, esta reaccionó rápido y cogiendo el vibrador recién salido del coño de su futura proveedora se lo metió en el suyo sentándose en el suelo apoyando su espalda a los pies de la cama.
Carter seguía vestido, pero su pantalón evidenciaba una tremenda tranca. Cristina estaba como desesperada después de innumerables orgasmos. Se arrodilló enfrente del negro y cuando parecía que se le iba a meter en la boca sencillamente la agarró a modo de tirador mientras se tumbaba abriendo las piernas.
El negro cogió su polla para reventarla viva.
- ni se te ocurra cariño – el negro miró con incredulidad.
- ¿cómo?
- Por el culo. Dame por el culo. Quiero sentir ese ariete partiéndome en dos partes – lo cual parecía increíble viendo su menudo cuerpo. En verdad la podía partir.
Rose se recuperó un poco y cogiéndola desde detrás empezó a tocarle las tetas a su primas Traci. La hija de la dueña parecía no enterarse que quien le tocaba las domingas, el vibrador hacia su trabajo y la trasladaba al mundo de nunca jamás.
Lori se sacó la bala, el vibrador y dando un grito se quitó las pinzas. No dejaba de mirar a su hija correrse y a su sobrina tocarle las tetas. En el otro lado de la habitación Carten hacía gritar de placer a mi socia, la negra polla la estaba matando. Por un momento pensé que la vieja se daría la vuelta y me haría a mi un algo, pero estaba claro que nuestros productos la habían saciado.
Firmamos los contratos aun desnudos cuando ya amanecía. A Cristina parecía que le costaba dejar la trompa de Carter. Si no hubiera empezado a amanecer y no perdiésemos el avión me la imaginaba pasando allí el día reventando al negro y su propio coño.
Solo nos dio tiempo a pasar por el hotel, ducharnos y correr hacía el aeropuerto. Ni paramos en Utah, simplemente cambiamos el billete y cogimos uno hacía Europa. Nos quedamos dormidos nada más sentarnos y no despertamos hasta aterrizar en Paris, donde cogimos un avión de Iberia hacía Madrid.
La vida me sonreía sin duda, pero yo seguía sin follarme a cristina. La había visto de todas las formas y maneras, la había visto correrse seguramente muchas más veces que el mejor de sus amantes, pero sin embargo no había logrado meter mi polla en aquel deseable coño que parecía disponible para todo el mundo menos para mi.
Recibimos los 20 millones de euros una semana antes de enviar el primer envió a las californias, pedido que pagaron inmediatamente.
La ventas crecían con un incremento de un 20% mensual, el dinero inundaba nuestra cuenta bancaria y literalmente no sabíamos que hacer con él.
Fueron dos años muy muy buenos. Vendimos lo que nunca imaginamos e incluso pasamos a ser reconocidos como una de las empresas españolas que más exportábamos, gracias a nuestras cifras la prensa trataba el tema de los juguetes sexuales como algo normal.
La oferta de una grandísima multinacional nos llegó en el momento perfecto. Tanto Cristina como yo estábamos exhaustos de tanto trabajo y la oferta de 17.000 millones de euros, el mismo preció que en su día pagaron por whatsapp nos hizo decidirnos a vender y dedicarnos a otras cosas o e incluso retirarnos.
La firma de la venta fue televisada por televisión. Yo decidí firmar mi contrato de venta en mi antiguo colegio, aquel donde tantas collejas recibí y al que volvía después de tantos años como un triunfador. Me senté en mi antiguo pupitre y antes un notario, representantes de la multinacional y cantidad de cámaras de video y fotógrafos firmé mi parte del contrato. Cristina me acompañó y decidió que era una buena idea por lo que ella me imitó y firmo el suyo en aquel colegio de monjas que tanto odiaba.
Casualmente coincidimos en la oficina recogiendo nuestras cosas. En realidad Cristina y yo no éramos amigos, solo socios. Desde luego que a la firma del contrato nos deseamos lo mejor, pero aquel encuentro sorpresivo a solas nos animó a tomarnos unas cañas juntos.
Nos dieron las tantas rememorando los momentos vividos, era evidente que desde ese momento nos veríamos bastante poco.
- bueno, ¿y te arrepientes de algo? – me preguntó Cristina.
- ¿arrepentirme?, de nada. ¿Y tu?
- Todo lo contraria, estoy orgullosísima de todo.
- Parece increíble ¿verdad?
- Es increíble desde luego – dije yo – hace cuatro años ni nos conocíamos, en ese plazo hemos creado un imperio y encima lo hemos vendido pudriéndonos de dinero.
- Es increíble. ¿Y te hubiese gustado hacer algo que no hiciésemos?
- Follarte.
- ¿Cómo?.
- Si, follarte. Desde el primer día que te vi en pelotas me volví como loco por metértela. Pero nunca se dio la ocasión.
- Si podías follarte a quien quisieses con el dinero que tenias.
- Ya, pero la fruta prohibida siempre es la más deseada, pero ya ves, veo que voy a tener que seguir machándomela a tu salud. – evidentemente si no llega a ser por las muchas cervezas nunca me hubiese atrevido a decírselo.
- Hombre no lo pongas tan así.
- Bueno, lo he hecho mucho.
- ¿Pues sabes lo que te digo?, que no te vas a quedar así. Vamos a mi casa.
- ¿Cómo?
- Pues yo que oyes, vamos a mi casa y vamos a echar un polvo de despedida – no daba crédito, la muy puta iba a ser rara hasta el final.
Pagué lo rápido que pude para evitar que cambiase de opinión. Cuando entramos en su casa me puso una copa y seguimos hablando del pasado reciente. Me moría por follármela pero ella parecía haberla olvidado. Tres copas después Cristina se levantó para ir al baño.
Cuando salió entró en su habitación y poco después desde allí me gritó que fuese.
Cristina estaba desnuda a cuatro patas enseñándome sus ya conocidos por mi culo y coño. Su tetas colgaba mientras ella movía su cadera como llamándome. No hubo mucho, bueno más bien ningún tipo de preliminar. Sin decir nada saqué mi polla de mi pantalón, puse una mano en una de su desnuda cadera y con mi polla en la mano apunté a su ojete y empecé a empujar.
Como había visto mil veces, el esfínter de Cristina no puso demasiada resistencia y mi polla entró hasta que mis huevo tocaron su monte de venus. Cristina dio un largo suspiro y yo empecé a bombear.
No volví a ver a Cristina más que un par de veces en los siguientes cinco o seis años. Yo me quedé en Madrid y monté un fondo de inversión en nuevas empresas, Cristina se fue a vivir a Miami a disfrutar de la vida y básicamente no hacer nada. Me seguí masturbando durante muchos años pensando en ella y en el tremendo polvo que echamos aquella noche ya como exsocios.
Muchas e increíbles mujeres han pasado por mi cama desde aquellos tiempos, pero después de todo lo vivido me quedó con aquella única noche de sexo con Cristina.
DE NUEVO, TODOS LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA SON INVENTADOS, CUALQUIER PARECIDO ES UNA SIMPLE CASUALIDAD.