Nuestros comienzos 7
Unas pequeñas vacaciones con nuestros amos.
Nuestros comienzos 7:
Como siempre, recomiendo leer entregas anteriores.
Llegué a mi oficina sudoroso y excitado despues de la sesión que acababa de darme Carmen en el wc de la cafetería, me encerré en mi despacho y saqué del bolso de mi americana el sobre que me había entregado Carmen. Dentro había un foleo en el que se detallaban las instrucciones que debía seguir al pie de la letra.
Debía reservar una suite para cuatro personas de un resort de lujo en el sur de Gran Canaria, más concretamente en Maspalomas, en regimen de todo incluido, vuelos, y alquilar un coche de gama alta.Por otro lado, venían mis instrucciones personales.
Debía comportarme como si fuese el mayordomo, encargarme de los equipajes, facturaciones, y demás temas burocráticos, hacer de chofer, vamos, ser su criado particular.
Las fechas elegidas eran un puente que de cuatro días que había una semana despues, así que rapidamente reservé vuelos, hotel,coche...
Entre todo ello se me fueron unos cuatro mil euros, pero días atras había cerrado la venta de unos terrenos a un cliente, que me dejarían una jugosa comisión, así que no dude en gastarme ese dinero.
Realizar todos los trámites hizo que se me pasase la mañana volando, terminé mi jornada y me dirigí al bar de Carmen, entré, me sente en mi sitio habitual, y ella se me acercó sonriente, susurrandome al oido:
-"Que pronto has vuelto cornudín, se nota que te ha gustado lo de antes, pero, desgraciadamente, tu amo considera que, de momento no mereces más premios".
Aquella mujer me volvía loco, con solo susurrarme al oido hacía que mi polla estuviese a punto de reventar de nuevo, el contacto de aquellas impresionantes tetas en mi espalda estaba a punto de hacer que me corriese sin ni siquiera tocarme. Era indudable, Carmen me tenía completamente dominado.
Tratando de disimular mi excitación, saque del bolso de mi americana el sobre con los comprobantes de las reservas, se lo entregué a Carmen diciendole:
-"Espero que disfrute de un buen fin de semana"
Ella lo abrió, revisó toda la documentación, y, metiendo la mano por debajo de la mesa acarició mi abultada entrepierna, mientras me susurraba al oido:
"No lo dudes cornudín, no lo dudes que lo disfrutaré".
Al llegar a mi casa, me encontré a Lucía con una sonrisa radiante, Carmen le había telefoneado contandole que ella y Enrique habían decidido invitarnos a un fin de semana en Gran Canaria, le había dado la web del lujoso hotel donde nos alojariamos, y mi mujercita se lo había tragado, sin sospechar en ningún momento que el que pagaba la factura era el cornudín de su marido.
La semana pasó rápidamente entre preparativos para el viaje. Carmen se llevó a Lucía de compras unas cuantas veces, y mi mujer llegaba a casa con montones de bolas de ropa. Prendas dignas de la barra del mejor puticlub, minifaldas, mallas, legins, bikinis tipo hilo dental, ligueros, corpiños, vamos, el fondo de armario de toda una puta de lujo.
Llegó el día de partir, habíamos quedado en nuestro portal. Yo tenía instrucciones de vestir traje oscuro, cosa que hago habitualmente, pero cuando vi a mi mujer, mi corazón, mejor dicho, mi polla estuvo a punto de explotar.
Lucía llevaba unas botas de piel negras, de interminable tacon, una malla tipo leguin blanca, casi transparente que dejaba poco a la imaginación, una camiseta de tirantes, del mismo tono, con una Minie Mouse dibujada en la parte delantera, y un escote que dejaba entrever sus preciosos pechos, que gracias a las sesiones de lámpara lucían un moreno espectacular, coronandolo con una chaquetilla de cuero negra . En otro momento de mi vida, me hubiese enfadado que mi mujer saliese a la calle vestida de esa manerna, pero, en ese momento, mi excitción nublaba por completo mi razón.
Llegamos al portal con las maletas, y al poco rato aparecieron Carmen y Enrique. El con sus pintas de macarra de siempre, vaqueros ajustados, camisa negra medio abierta, enseñando la cadena de oro,botas de cowboy, y abrigo de cuero negro. Carmen, como siempre, embutida en un vestido negro, por encima de la rodilla, de interminable escote, medias de rejilla, zapatos de tacón, y un abrigo de piel marrón.
Mientras esperabamos el taxí, Enrique me dijo:
-"Cornudo, hazme una foto de comienzo de vacaciones con mis dos putitas"
Era cierto, con aquellas vestimentas parecían dos putas y su chulo. Eso es lo que debío pensar el taxista nada más llegar. Les abrió la puerta trasera y se sentaron una a cada lado de Enrique, yo acomodaba las maletas en el maletero del monovolumen, el taxista me dijo:
-"Vaya material que se gasta tu jefe, pedazo de putillas que lleva hoy, a la rubia tetuda ya se la conocía, pero el bomboncito que lleva a su derecha hoy, es de morirse, ¿tu crees que me canjeará la carrera por una mamadilla?,jajajajaja."
-" Eso tendrás que preguntarselo a el, yo solo soy un empleado".
El taxista era un tipo de unos 55, gordo, vestia ropa desaliñada, pelo canoso y alborotado, gafas de pasta, y pinta de no haber visto una ducha en días.
Me senté en el asiento del copiloto, y,mientras me abrochaba el cinturón de seguridad, vi como el taxista regulaba el espejo retrovisor para no perderse nada de lo que ocurriese en los asientos traseros.
El trayecto desde casa al aeropuerto era de una media hora, pero un tremendo atasco en la salida de Oviedo ralentizó nuestra marcha. De repente, escuche una especie de gemido, baje el parasol para poder observar por el espejo de donde procedía, y vi como las manos de Enrique se perdían una en cada entrepierna. El vestido de Carmen, y el leguin de Lucia, facilitaban la masturbación que les estaba dando. Ellas completamente abiertas de piernas jadeaban como locas,los dedos de Enrique se perdían dentro de sus coñitos, y ellas se frotaban sus clitoris mientras bufaban y se retorcián de placer.
El orgasmo de Lucía excitó aun más a Carmen que exploto en un mar de jadeos y gritos a los pocos segundos. El taxista, que no se había perdido ni un momento de la escena bufaba como un bufalo, mientras el macarra de Enrique sonreia desde el asiento trasero,
Estabamos llegando al aeropuerto, cuando Enrique se apoyó en el asiento del taxista, y le dijo:
"Si le parece, como vamos con tiempo, podemos parar en ese descampado, y le podemos pagar la carrera, con dinero, con tarjeta, ó si lo prefiere con un servicio de una de mis chicas, que parecen haberle gustado"
Los ojos del taxista parecía que se le iban a salir de las órbitas, dio un volantazo, y dijo:
"No se hable más, pero no se por cual de sus zorras decidirme, que le parecería dejárme a las dos"
Enrique soltó una carcajada,y le dijo:
"No pides tu nada, vamos a hacer una cosa, hoy te las dejó a las dos, a cambio, me darás tu movil y podré llamarte a cualquier hora, cada servicio podrás cobrarlo de la forma que tu quieras, ¿que opinas?"
"Trato hecho", dijo el taxista.
A lo que Enrique le contestó:
"Solo una cosa más, si no te importa, follatelas fuera del coche, sobre el capó delantero, para que mi empleado vaya aprendiendo como trabajan mis putillas, es nuevo en el negocio".
"No se preocupe, le daré un curso completo de como se trata a zorras de categoría como las suyas"
El monovolumen se detuvo en bajo unos árboles que había en el descampado, el taxista se bajó rápidamente, y abriendo la puerta derecha cogió a Lucía del pelo y la saco del monovolumen de un tirón, colocandola delante frente a mi, la hizo arrodillarse, rapidamente mi mujer le abrío la bragueta y saco su polla,llevándosela a la boca comenzó a chuparsela con fuerza. Carmen se acerco al taxista y le besó mientras las manos del hombre amasaban sus enormes tetas, sus lenguas se entrelazaban mientras el se follaba la boca de Lucía.
De repente, el taxista le pegó un empujón a mi mujer haciéndola caer hacia atrás,quedando frente a el medio abierta de piernas, dejando entrever, una enorme mancha de humedad en el leguin.
El taxista,dándose cuenta de ello comenzó a reir,diciendo:
"Niña, tu si que eres una puta profesional, mira como estas empapada, tu naciste para esto, y por ello te voy a reventar el culito aquí mismo, eso sí, no vamos a dejar de lado a tu compañera, y como no tengo tiempo para follaros a las dos, cómele el coñito mientras te reviento el culo"
Carmen se apoyo en el capo del coche, subiendose el vestido, dejándole a mi mujer una buena perspectiva de su humedo coñito diciendo:
"Vamos zorrita, no hagas esperar a nuestro cliente"
Y mientras el taxista le amasaba las tetas,pellizcando sus pezones guió la cabeza de Lucia entre sus piernas, jadeando nada más sentir su lengua en el coño. El taxista rodeo a Lucía por detras y de un golpe le bajó el leguin y el tanga a la altura de las rodillas, y guiando su polla al ojete de mi mujer se la metió de un golpe.
Lucia, arqueo la espalda,con una mueca de dolor, a lo que Carmen respondío sujetándole la cabeza entre sus piernas.
"No dejes de comermelo cerda, aunque te estes derritiendo de gusto mientras te rompene el culo, no dejes de comérmelo"
Yo observaba desde mi asiento como Lucia se corría mientras aquel cerdo la enculaba, podía sus jadeos de placer, con cada golpe de polla, sus gritos aumentaban de volumen, había perdido la cuenta de las veces que mi mujer se había corrido cuando los gritos de Carmen me despertaron de mi sueño.Se retorcía sus negros pezones mientras explotaba en un espectacular orgasmo. En ese momento el taxista sacó la polla del culito de Lucía, y dirigiendose a Carmen le dijo:
"No creas que me he olvidado de ti rubia, esas tetas tienen que tener su premio", y diciendo esto, comenzo a correrse sobre las tetas de Carmen de manera espectacular, chorros, y chorros de semen, regaron tan despamapanantes pechos, para despues agarrar del pelo a Lucía y guiando su cabeza, hacerle recoger con su boca hasta la última gota.
Enrique, que se había mantenido en silencio,encendió un cigarrillo, mientras me decía:
"Va a tener razón el cerdo del Taxista, parece que he encontrado una puta de las buenas,creo que le voy a sacar bastante partido,¿no crees maricona?.
Continuará.