Nuestros comienzos 6

Carmen me domina en solitario.

Nuestros comienzos 6.

Recomiendo leer capítulos anteriores.

A la mañana siguiente, tras nuestra primera "sesion" con nuestros nuevos amos, salí de mi trabajo a tomarme el café de media mañana con la imagen de Enrique sodomizando salvajemente a Lucia.

Abrí la puerta de la cafetería y allí estaba Carmen, aquella mujer, entrada en años, y con algún kilito de más me estaba volviendo loco. Llevaba unos leginns negros con una camisa blanca, y una especie de cinturón ancho que resaltaba su cintura y sus grandes pechos. No había cruzado la puerta y mi polla comenzaba a endurecerse.

Dándole los buenos días, me dirigí a mi sitio habitual en la esquina de la barra, me miró, y sonriendome se puso a preparar mi café. Al traérmelo se inclino de manera exagerada, dándome una enorme perspectiva de su canalillo.

Yo estaba fuera de mí, no podía separar mi mirada de aquel escote, mi corazón estaba a mil latidos por minuto, y el bulto en mi bragueta se hacía dificil de disimular.

"Buenos días Hugo, hermosa noche la de ayer, ¿no crees?, una pena que Enrique no quisiera darte tu premio, yo pienso que te lo habías ganado,jajjjaja. A lo mejor deberías ir al baño,tal vez me acerque y te alivie un poco....."

Aquellas palabras terminaron de poner mi rabo a punto de explotar, tenía que correrme si ó si, así que me caminé rápidamente hasta el lavabo de caballeros. No había nadie dentro, me metí en una de las cabinas jadeando de excitación. Al cabo de un rato, vi que la manilla giraba lentamente, y la puerta se abría. Ante mí apareció Carmen, se había desabrochado un botón más de la blusa y sus enormes pechos parecían querer reventar aquel sujetador blanco.

Se quedó mirándome, desafiante, y yo, tembloroso, saque una de mis manos posándola en uno de sus enormes y morenos pechos. Su reacción no se hizo esperar, su mano se dirigió a mi cara dándome un sonoro bofetón.

"Cornudín, no te he dado permiso para tocarte, no creas que soy una de esas putitas pijas a las que te has follado antes, aquí, mando yo"

Diciendo esto, giro mi cuerpo poniendome de cara a la pared, y metio sus manos por detras, soltando rápidamente mi cinturon, desabrochando el boton de mi pantalón, que rápidamente cayó al suelo.

Cuando se pego a mi espalda, sentí esos enormes pechos aplastándose contra mi cuerpo, creí que me correría al instante, pero logré resistirme.

Carmen metio sus manos bajo mi camisa, llegando rápidamente a mis pezones, que empezó a retorcer con fuerza. La mezcla de dolor y excitación era indescriptible, sobre todo cuando comenzó a susurrarme al oido:

"Muy bien cornudín, muy bien, obedece y tal vez te permita correrte"

Estuvo pellizcándo mis pezones, y mordiqueando mi cuello y mis orejas hasta que se cansó, el sentir su cuerpo pegado al mio mitigaba cualquier dolor, aquella mujer era puro morbo para mi.

Me sentía fuera de mi, jadeaba, mientras ella fue bajando mi boxer, llevando una de sus manos a mi polla que estaba a reventar....

Apretándola con fuerza me susurraba al oido:

"Como quieres que tu putita estuviese contenta con semejante miniatura, Enrique la tiene más grande en reposo que tu a punto de reventar"

Senti algo abriendose paso entre mis nalgas, y eso hice que mi espalda se tensará, pero ya era demasiado tarde, Carmen llevaba en su mano un consolador de tamaño mediano, que metío en mi ojete de un solo golpe.

"Vaya, vaya, parece que al perrito no le gusta que jueguen con su agujerito, pues tendrás que acostumbrarte"

Sentía aquel juguete vibrando en mi culo, en ese momento Carmen comenzó a masturbarme confuerza, mientras susurraba a mi oido:

"¿Te gusta perrito?, ¿ verdad que si?...

Mis jadeos hacían que me fuese dificil negarlo:

"Si, Carmen, me gusta ser tu perrito, fóllame el culo, por favor no pares"

El dolor habia dejado paso al placer, aquella cincuentona tetuda estaba follándome el culo con una mano, pajeándome con la otra, y yo me derretía como un helado en verano.

De repente, sentí como una descarga eléctrica y mi polla empezó a escupir chorros de semen como nunca en mi vida, sin duda el orgasmo más salvaje que nunca hubiese tenido.

"Ves perrito, ves como te gusta que tu ama te folle el culito"

Carmen acercó su mano llena de semen a mi cara y me dijo:

"Vamos cornudin limpia la mano de tu ama"

Obedecí al instante, recogiendo con mi lengua hasta la última gota de mi semen, una vez hube terminado, Carmen se bajó los leguins, y poniendose en pompa sobre el water, aparto su tanga con una mano y me ordenó:

"Creo que debes pagarme el favor, ayer me di cuenta que tu rabo es ridículo, pero tu lengua es de las mejores que mi culito ha probado"

Diciendo esto metío mi cabeza entre sus nalgas y mi legua comenzó a trabajarle el ojete a marchas forzadas. Carmen gemía, bramaba, estrujándose los pechos mientras me decía:

"que bien lo haces cornudín, esto vamos a tener que probarlo mientras la putita de tu mujer te parte el culo con una polla de latex"

En ese momento, Carmen se corrio entre bramidas, gritando como una posesa, despues, se levantó, se vistió rápidamente, y me dijo:

"Cornudín, creo que hoy te tomarás el cafe frio"

Me vestí, y al salir del baño vi que Carmen había colgado de la puerta el típico cartel de vuelvo en diez minutos.

Ella me esperaba con un sobre en la mano, me lo entregó diciéndome:

"Enrique piensa que podíamos irnos los cuatro unos días de vacaciones. Para unos pijos como vosotros no resultara demasiado caro invitarnos. En este sobre tienes el hotel que ha elegido, y las fechas que debes reservar......"

Continuará.