Nuestros comienzos 3
Mi mujer y yo ponemos las cartas sobre la mesa
Nuestros comienzos 3
Volví a la fiesta caminando en silencio, con la mirada baja, junto a aquel macarra que acababa de darme toda una lección, además de ganarme mil euros. Encontramos a las chicas, tomándose una copa en la barra. Nada más llegar, Lucía me comentó que estaba muy cansada, y que quería irse a casa, mientras se disponía a recoger su bolso para irnos, Carmen se acercó a mi, y, agarrando mi paquete, me susurró al oido:
"Espero que hayas disfrutado del espectáculo, cornudín".
Nos despedimos de ellos y nos dirigimos a casa. Mientras conducía, con mi mujer dormida a mi lado, venían a mi mente las imágenes de Lucía puesta a cuatro patas con Carmen azotándola mientras la masturbaba. No podía continuar conduciendo en aquel estado, así que, con la escusa de repostar, me detuve en una gasolinera, me metí en el lavabo de caballeros, y me masturbé recordando la escena. Rápidamente me corrí como no recordaba haberlo hecho en mi vida, volví al coche, y me dirigí a casa.
La paja de emergencia que me había hecho en la gasolinera no surtió efecto, y cuando me bajé del coche volvía a estar mas salido que el pitorro de un botijo:En el ascensor, puse mis manos en la cintura de Lucía, y besándola en el cuello, fui subiendo mis manos hacía sus pechos, ella me aparto suavemente, y me dijo:
"Esta noche no Hugo, estoy molida"
Nada más entrar en casa, se metió en el baño, y salió enfundada en un pijama "de los de dormir", con lo que mis posibilidades esa noche eran más bien pocas. Con la excusa de fumarme un cigarrillo, me levante de la cama, y me metí en el pequeño despacho que tenemos en casa. Un cuarto pequeño, con un par de mesas de oficina, dos ordenadores, fax, impresoras, y demás.
Encendí mi portatil, entre en un portal de videos porno, y busque uno donde una madurita rellenita y tetuda sometía a una chica mucho más joven, con lo caliente que estaba no tarde en correrme otras dos veces, me fumé un cigarrillo, y más relajado, volví a la cama, donde Lucía dormía hacía rato.
A la mañana siguiente, a medía mañana me fui al bar de siempre, y, nada más cruzar la puerta, mi polla luchaba por escaparse de mi pantalón. Allí estaba Carmen, llevaba unos pantalones elásticos negros, y una camiseta blanca ceñida, coronada por un espectacular escote, y unos taconazos de escándalo.
Me dirigí a una esquina menos concurrida de la barra, y, como todos los días, pedí un cortado, mientras ojeaba el periódico. Carmen me lo sirvió, como si nada, y se fue a cobrar un grupo de obreros que babeaban al otro lado de la barra.
Tras piropearla un rato, los obreros se fueron, dejándonos solos en el bar. Carmen se sirvió una caña, y se acerco a donde yo estaba, trayendo en la mano un pequeño paquete envuelto en papel de regalo. Apoyando los brazos en la barra, para darme una buena perspectiva de su canalillo me dijo mientras reía:
" Esto es un regalo para tí, bueno, más bien creo, que es algo que Lucía olvidó ayer, y que no creo que vaya a necesitar en una temporada"
"Enrique y yo nos lo pasamos muy bien ayer, Lucía, a mí me parece que también, y, por como estabas cuando nos despedimos, creo que tu también. Eso sí, debes hablarlo con tu mujer de manera clara y sincera. Tened claro que, sí la decisión es seguir adelante con esto no puede haber reproches después. Os someteréis a la voluntad de Enrique, siempre dentro de los límites que marqueis, con una sola condición, en el momento que desobedezcais una de sus ordenes, el juego habrá terminado. Hugo, podría decirte que, si como parece, os excita la idea de ser dominados, vais a gozar como locos, pero te repito, que lo dejéis claro entre vosotros."
Salí del bar con el "regalito" en una bonita bolsa, nada más entrar en el ascensor, lo abrí, y como me imaginaba era el pequeño tanguita que Lucía llevaba la noche anterior, me lo guardé en el bolsillo de mi americana, tire la bolsa, y me metí en el lavabo con la polla a punto de estallar. Tras una relajante paja, tuve suerte, y una movida mañana de trabajo evitó que estuviese comiendome la cabeza pensando como hablar del tema con Lucía.
Salí de trabajar y me dirigí rápidamente a casa, quería llegar antes que Lucía para meditar mi plan. Abrí la puerta y escuche el ruido de la ducha en el cuarto de baño, me había olvidado que ese día mi mujer no trabajaba. Ella había dejado la puerta entreabierta, con lo que podía verla desde el pasillo, sin que ella se diese cuenta.
Me quedé helado al ver a mi mujer, estrujándose los pezones bajo la ducha, mientras con la otra mano sujetaba un calabacín de considerables dimensiones. Lucia, lo frotaba contra sus pechos, lo lamia, para después, sentada en la ducha, tras haberlo embadurnado con crema hidratante, lo colocó entre sus piernas y lo fue introduciendo lentamente en su vagina. Sus jadeos se convirtieron en pequeños gritos, pellizcaba sus pechos, estirando sus pezones, gemía, temblaba como una posesa. En ese momento yo saque mi polla y comencé a pajearme otra vez, mientras veía como mi mujer sacó el calabacín de su coñito, y , entre jadeos lo fue guiando hacia su culito, poco a poco comenzo a meterselo por la parte más delgada, hasta tenerlo casi todo dentro, entonces comenzó a susurrar entre temblores:
"Sii, Carmen, métemelo bien adentro"
"Dale fuerte por el culo a tu perrita"
"He sido una niña mala, castígame"
Frotaba fuertemente su clitoris, mientras aquel calabacín perforaba su ojete, cuando le llegó un escandaloso orgasmo, ahogando sus gritos mientras mordía una toalla, se corrio como una bestia, salpicando con su flujo vaginal el suelo del cuarto de baño, justo en el mismo instante que yo llenaba de semen el pequeño tanguita que había sacado de mi bolsillo.
Me guardé la polla y salí de mi casa en silencio, para volver a entrar haciendo el suficiente ruido como para que Lucía se enterase. Cuando estaba a mitad del pasillo, ella salió del baño con la cara sonrojada,y envuelta en una toalla, me dio un piquito y se dirigió a la habitación. Entré tras ella, tumbandome sobre la cama mientras ella se daba crema hidratante en la piel,y, tras un rato en silencio, le dije:
"Tengo un regalo para tí, no es gran cosa, pero creo que te traerá buenos recuerdos, aunque con el espectáculo que me has dado hace un rato en la ducha, lo he manchado un poquito", y saque el tanguita empapado de mi semen.
Lucía se dio la vuelta, y al ver su tanga, se quedó paralizada...
"Hugo, no se que me pasó, estaba bebida, pero te prometo que no volverá a ocurrir".
Encendí un cigarillo, y le contesté:
"Lucía, acabo de verte perforar tu ojete con un calabacín, mientras, entre gemidos pronunciabas el nombre de Carmen. Pero no te preocupes,a mi tambien me excita el juego que se traen nuestros nuevos amigos, solamente quería que dejásemos claro que esto es solo sexo, y, si los dos estamos de acuerdo, me gustaria continuar explorando estas nuevas sensaciones".
Al oir esto, Lucía se abalanzó sobre mi, me besó, y de rodillas sobre mi, me quito la corbata, atando mis manos al cabecero de la cama con ella, de un tirón abrió mi camisa, arrancando todos los botones,y comenzo a lamer mi cuello, mi pecho, hasta llegar a mis pezones, iba chupando cada vez con más fuerza, mordisqueando mis pezones, lamiendo mi ombligo. Soltó el cinturón, me despojó de los pantalones y los calzoncillos, quedandome con una pinta de lo más ridícula, desnudo, con calcetines y zapatos, atado a la cama con mi corbata.
Lucía cogió mi polla, y comenzo a darle lametones como si fuese un helado. Al segundo lametón mi polla estaba de nuevo en forma, y Lucia se la fue tragando poco a poco, chupando cada vez con más fuerza. Con una de sus manos pellizcaba mis pezones mientras me la chupaba, produciendome una sensación entre el dolor y la excitación que nunca había experimentado. El estar atado, totalmente a su merced, me volvía loco, jadeaba, mientras ella hacía lo que quería de mí.
Una de sus manos, fue bajando hasta colarse entre mis piernas, y uno de sus deditos comenzo a jugar con mi ojete. En ese momento un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, tensando todos mis músculos. Su dedo fue abriendose paso lentamente y yo no podía, ó no quería hacer nada para evitarlo.
Viendo mi estado de excitación, Lucía sacó mi polla de su boca, y sonriendo me dijo:
"Vaya, vaya, parece ser que no soy la única a la que le gusta sentirse dominada, y sin mediar palabra se subío encima de mí clavandose mi polla en su culito de un solo golpe"
Cagabalgaba sobre mí , gimiendo como una loca, arañando mi pecho mientras decía:
"Así que te gustó ver como Carmen me azotaba ehh"
"Pues que sepas que me hizo correrme como tu nunca lo has hecho, me he dado cuenta que te quiero, pero necesito más para sentirme llena"
Yo estaba flipando, mi mujer estaba como poseida, saltando sobre mi polla, mordiendo mis pezones, y yo nunca había sentido una erección semejante, jadeabamos como auténticos animales.
"Pues has de saber Lucía, que, si estamos de acuerdo, Carmen quiere entregarnos a Enrique, para que haga con nosotros lo que le venga en gana".
"Lo se Hugo, y no veas lo caliente que me pone imaginarmelo, Carmen me ha dicho que Enrique tiene un pollón, y que sabe como domar a una zorrita como yo",
" Sentirme así de puta, y verte a tí así de sumiso, hace que se me encharque el coñito"
En ese instante, los dos estallamos en un estruendoso orgasmo, sentí su flujo arrollar por mis piernas, mientras la llenaba con mi semen, gritabamos como locos, Lucía temblaba tumbada sobre mi pecho, sudorosa y jadeante, me besó, y dijo:
"Parece que esta claro que a los dos nos apetece aceptar el juego de nuestros vecinos".
Lucía me desató, me fume un cigarrillo, me di una ducha y, mientras descansaba en el sofá, busque mi móvil y le envie a Carmen un mensaje.
"Hemos hablado y aceptamos vuestras condiciones"
Al poco rato ella me respondió.
"No sabes lo que me alegra Cornudín, Esta tarde a las siete EN PUNTO recogedme en casa, quiero irme de compras con Lucía, y que tu lo veas"
Continuará....
P.D
Al ser nuestros primeros relatos, agradezco cualquier comentario ó sugerencia. Nuestra idea es que esto sea una larga saga, y, cuantas más opiniones deis creo que más mejorarán.
Saludos