Nuestro primer trio III (final)

La última noche de nuestro descubrimiento del sexo a tres, no podía defraudar, esta vez, yo tomaba el mando

Dormía profundamente cuando sentí algo repetido en mi cara, eran los pies de mi mujer, me despertaba dulcemente, abrí los ojos y le di un beso a uno de los pies. Me hizo un gesto para levantarnos, teníamos que hacer varias gestiones. Nos duchamos y nos fuimos dejando a Sandra dormir dulcemente.

Volvimos sobre la una de la tarde, Sandra totalmente desnuda tomaba el sol en una tumbona, se levanto con una inmensa sonrisa en su cara. " Hola chicos, que bien que ya estéis de vuelta" y se acerco sin pudor a darnos un beso a cada uno. "Prepárate que vamos a comer fuera y luego iremos a la playa." "Si ya estoy lista !! os estaba esperando" y en 3 segundos se enfundó un vestido de verano como si fuese un camisón, sin ropa interior. Le eché a mi mujer una mirada, ella sabía de qué iba, siempre me prometía salir sin ropa interior pero nunca lo acaba de cumplir. Me miro con cara de circunstancias.

Después de comer nos fuimos a un playa nudista, nunca íbamos así que aproveché el libertinaje del fin de semana para ir. Era principios de junio y estaba casi vacía. Nos quedamos desnudos y pasé un buen rato extendiendo la crema solar en mis dos chicas.

Mi mujer se durmió enseguida la correspondiente siesta. Me quedé acariciando el cuerpo de Sandra mientras hablábamos. Obviamente estaba empalmado. Sandra se untó crema en las manos y empezó a extenderlo por toda mi zona genital, me dejé magrear primero y masturbar después. Sandra reía con su cara angelical. Mi mujer se despertó justo antes de que me corriese. "No podéis esperar?". Nos metimos en el agua. Es una sensación diferente meterse en el mar totalmente desnudo, se lo aconsejo a todo aquel que no la hay hecho.

Ya en casa y limpios abrimos una botella de vino blanco y unos aperitivos. Esta noche mi mujer no quería salir y acabar a las tantas, por lo que decidimos quedarnos en la casa y empezar nuestro juego con toda la energía. Esta vez la cosa iba a ir de forma diferente. Sacamos nuestros juguetes sexuales entre los que se encuentran los cuerdas de seda. Iba a atar a Sandra y hacerla sufrir, en el buen sentido de la palabra.

Las cuatro cuerdas estaban atadas en la cabecera dos sujetando sus muñecas, Sandra tumbada boca arriba,  las otras dos cuerdas sujetaban las piernas de Sandra por los muslos a la altura de las rodillas de tal forma que solo podía realizar el movimiento de las piernas hacia su pecho, de esta manera quedaban ambos agujeros a nuestra merced sin ningún tipo de obstáculo.

Solo atarla le había excitado, ofreciendo tal panorama mi mujer se agachó y empezó a besar los muslos y toda la zona pélvica, mientras que yo me dediqué a besarle los pechos, el cuello y cada rincón de su cara. Su excitación iba en aumento y mi mujer empezó a chupar y a juguetear con su coño. Se notaba que estaba cada vez mas cachonda , los dedos de mi mujer ya hacían ruido de chapoteo cuando entraban y salían. "Cambio" dije, me senté en el suelo y mi vista daba justo al rosado ojete de Sandra, empecé primero a besarlo casi rozando, la posición de sus piernas hacía que estuviera muy accesible. Mi mujer se sentó a horcajadas encima de Sandra y en posición de 69 empezó a lamer también de manera muy suave su clítoris. Sandra se derretía  de placer. Aumentamos la presión de nuestras chupadas y Sandra daba respingos de placer, cuando empezaba a tensarse paraba y me ponía de pie, mi mujer también paraba y nos besamos un rato, como recién enamorados. Noté la frustración de Sandra, ese era el plan, hacerle sufrir. Volvimos a nuestras respectivas faenas pero esta vez ayudándonos de los dedos. Y esta vez la dejamos gozar mucho más tiempo y cuando pegó un par de espasmos paramos de nuevo, el orgasmo de Sandra se quedó a pocos segundos. Pero esta vez nos levantamos ambos, mi mujer se tumbó en la posición del perro apoyando sus manos justo al lado de Sandra uno a la altura del culo y otra a la altura de su hombro, quedando su cabeza encima de los pechos de Sandra. Yo deslicé la cabeza debajo del coño de mi mujer e inicié el festín, lamía, chupaba, mordisqueaba, mientras que mis dos manos cogían con fuerza las dos nalgas del culo y los dedos meñiques tonteaban con el ojete. Mi mujer gemía, Sandra suspiraba de impaciencia. Las fuerzas de mi mujer flaqueaban y se dejo caer en los pechos de Sandra mientras seguía con la faena. No tardó en correrse, gimiendo de placer cara con cara con Sandra, está estaba loca de necesidad.

Volvimos a nuestros puestos, el coño de Sandra estaba más dilatado que antes si cabe. Enseguida volvió a pillar el ritmo del placer y de los gemidos, aunque intentaba ahogarlos para que no advirtiéramos la llegada de su orgasmo, era inútil. Su cuerpo se descontrolaba. Y cuando de nuevo se arqueaba para explotar de placer paramos de nuevo. Me puse de pie y dejé que mi mujer me chupara un rato, que placer. Me subí a la cama y de rodillas le ofrecí mi miembro a Sandra, esta alargo el cuello para llegar, empecé a juguetear con sus labios y su boca. Mi mujer se unió al jueguecito de besos, miembro y escondite.

Estuvimos evitando el orgasmo de Sandra más de una hora, al final se quejaba ya en serio, que quería correrse, le enfriábamos la zona chupando hielos primero y luego directamente con el hielo. Antes de darle el merecido premio decidí que primero me tocaba a mí. Podía elegir que agujero utilizar de los dilatados que estaban ambos. Así que fui alternando, yo cada vez mas lleno y Sandra no acaba de concentrarse ante los continuos cambios. Al final cuando ya no pude mas avisé a mi mujer. Y sacándola del ano de Sandra, me pajeó un par de veces y a la tercera salió disparado un chorro que llegó hasta las mejillas de Sandra. Los demás chorros se depositaron en su vientre. " Cariño dame un poco" Sandra tendría que esperar un poco mas ya que mi mujer quería sentirme dentro de ella. " Otra vez nooo", suplicaba Sandra mientras mi dopado miembro satisfacía las necesidades de mi mujer, ante mi sorpresa se corrió bastante rápido, normalmente no solía llegar al orgasmo con la penetración.

Volvimos nuestra atención a la pobre Sandra, dejé que fuese mi mujer la que tuviese el honor, por lo que inició de nuevo el festín. Alternaba agujeros mientras Sandra gemía, yo un tanto cansado me dediqué a adorar y comerme sus adorables pies. Succionaba cada uno de sus deditos, de vez en cuando sin control por el placer que mi mujer le proporcionaba recibía golpes de sus maravillosos y frenéticos pies. Como era de esperar, se corrió bastante pronto, lo necesitaba.

Pero allí no acababa la cosa, ahora le tocaba lo contrario. Saqué de la bolsa de los juguetes un suave y agradable masajeador de clítoris. Empecé a juguetear con él, ella rápidamente respondió al estímulo, llevaba mucho goce en su interior que necesitaba liberar. No tardo en tener otro orgasmo, ya empezaba a sentirse satisfecha, le di un minuto de descanso mientras saqué esta vez un bonito vibrador de silicona. Mi mujer se tumbo al lado de Sandra, y a dos manos empecé a darles placer de nuevo. Me concentraba mas en mi mujer y el vibrador, mientras besaba esta a Sandra, a esta última me limité a posar el masajeador sobre el clítoris, empezaba a pedir el fin.

Sus gemidos se confundían con sus quejidos y mientras mi mujer cada vez estaba mas húmeda, el vibrador entraba con suma facilidad. Sandra no aguantó más, y con espasmos descontrolados y fuertes gritos de placer? se corrió de nuevo. Le dejé descansar mientras me puse a chupar a mi mujer mientras seguía penetrándola con el juguetito, obviamente se derritió enseguida en un mar de suspiros, gemidos y un gran estallido de placer. Sandra aun gemía. Empecé a penetrarla con el juguete, "no, mas no" imploró. Pero haciendo oídos sordos seguí con mi juego, al cabo de un rato inicié el juego con su ano, me tenía fascinado, como se dilataba de placer y como se cerraba. Le hice una señal a mi mujer para que se ocupase ella del juguete. Y entonces me puse de pie y empecé a buscar el camino del ano con mi aún respetable miembro, que por cierto empezaba a doler lo suyo. Sandra, gemía, ya no pedía clemencia, era entre placer extremo y resignación. Finalmente encontré el camino, el ano de Sandra cedió a mis pequeña insinuaciones y sus siguientes embestidas. Sentía el vibrador que mi mujer seguía metiendo en el coño, era un placer inmenso, para ambos, sentía como mi miembro también vibraba e intentaba buscar ese vibrador a través del ano, Sandra ya pasó del estado de resignación al de excitación. Ya no sé si tarde 5 o 10 minutos en correrme, pues saboreaba cada penetración con gran deleite. Lo que sí sé es que Sandra se corrió abundantemente antes que yo, sus gritos de gozo, agonía y lujuria aún los recuerdo a día de hoy, y al recordarlo se me pone bien tiesa. La cuestión es que yo tardé bien bien 3 minutos más en correrme, esos tres minutos eran continuas suplicas de clemencia y gozo a la vez por parte de Sandra ,     " para, para ya" intentaba decir entre gemidos mezclados de placer y clemencia. Su ano apretaba con fuerza, pero tras dos minutos volví a sentir cierta fluidez, eso significaba que se estaba dilatando de nuevo, mi mujer llevaba un minuto con el masajeado de clítoris de nuevo. Sandra gemía, gritaba, gozaba, "mas no, mas no". El clímax era total no pude mas y me corrí dentro de Sandra, no sé si poco o mucho pero el placer fue inmenso. Mi mujer seguía mortificando de placer a Sandra, saque mi miembro del ano de Sandra pero casi de inmediato inserté el vibrador, con gran sorpresa de Sandra que pego un nuevo chillido no sé si de sorpresa, hastío o dolor. Seguimos mi mujer así durante un rato, Sandra sin parar de sollozar de placer ? de dolor? yo jugueteando  con su ano y mi mujer con su clítoris. Llegó de nuevo el orgasmo !!! acompañado de grandes espasmos y abundantes chillidos de placer.

Desatamos a Sandra, uno por cada lado, y así la abrazamos y la acariciamos, ella agotaba se dejaba hacer, "no más" decía mientras se recuperaba. Y así los tres nos quedamos dormidos en la que sería nuestra última noche juntos.